martes, 28 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 22: No eres el único que está sufriendo… III parte.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

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Ciudad de china, Hangzhou…

Un hombre se encontraba en su habitación, no dejaba de pensar en todas las cosas que le había dicho su esposo y eso en cierta manera le dolía mucho.

            No puedo hacer esta misión sin ti, Shada mi amor perdóname. – Susurró para sí mismo, en ese momento se escuchó una voz cerca de la puerta.

            Mahādo.

El aludido volteó a ver enseguida, se limpió las lágrimas y se levantó de la cama para ir con él.

            Shada, amor.

            No me toques. – Lo detuvo de golpe. – Estuve pensando en todo lo que me has dicho, y déjame decirte que no te odio.

            Shada, yo…

            Déjame continuar. – La otra persona asintió con la cabeza. – Bien sabes que no me gusta que estemos peleados, y que además de eso odio las mentiras, y tú por alguna razón te atreviste a hacerlo. Es por eso que decidí darte la oportunidad para que me digas del por qué mandaste a nuestros hijos a esa escuela especial sin mi consentimiento. Y esta vez, espero que seas sincero conmigo.

            Gracias amor por darme la oportunidad de escucharme, ven, será mejor que nos sentemos en la cama. – Le agarró su mano para conducirlo como si se tratara de un niño pequeño.

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Después de que su primo lo había curado, ambos habían ido a ver como estaba el dragón, una vez que el mayor terminó de vendarle sus heridas decidió dejarlo solo con Mokuba.

            Los dejaré solos para que puedan platicar tranquilos.

            Muchas gracias Yami.

            Recuerda que me prometiste no quedarte mucho tiempo aquí, los dos necesitan descansar, en especial Joey que se encuentra mal herido.

            No te preocupes, te prometo que no tardaré.

            En ese caso me voy.

            Yami.

            ¿Qué sucede?

            Gracias por todo.

El mayor se le acercó y lo abrazó con mucho cariño.

            Me asusté mucho cuando te vi que sangrabas en el suelo, creí que te había perdido. Y estoy seguro que esta misma sensación la sintió tu hermano.

            Perdóname por haberte preocupado, al menos sé que le importo a alguien. – Hacia lo posible por no llorar.

            No digas eso, Seto también te quiere mucho.

            No quisiera hablar de él por ahora, lo que acaba de hacer es algo imperdonable.

            Está bien, eso lo hablaremos luego.

            Si.

El tricolor mayor le dio un beso en su frente, y luego se fue del lugar.

            Joey, perdóname por favor. – Comenzaba a llorar.

            No… Llores por favor.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Por mi culpa mi hermano te hizo mucho daño, yo ocasioné todo esto.

            Nada de esto es tu culpa. – Hacia lo posible de no quejarse mucho para no angustiar más a su amigo.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…  Joey. – Le acariciaba la cabeza como si se tratara de una mascota. – ¿Por qué no me dejas decirle a mi hermano de que tú eres un niño? Tal vez si le decimos tu secreto, el recapacite y te saque de esta jaula, y pueda pedirte perdón.

            No Mokuba, no quiero que me pida perdón solamente porque crea que soy un ser humano. – Contestó tristemente.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Pero Joey, sería la única manera de sacarte de aquí, esto no puede seguir así, no entiendo por qué no quieres hacerme caso.

            Olvídalo.

            ¿Por qué? – Se limpiaba sus lágrimas con una mano.

            Porque no, y mejor vete, déjame solo. – Intentó moverse un poco, pero al hacerlo se quejó del dolor.

            De ninguna manera te dejaré solo, y menos en estas condiciones, entiende que trato de ayudarte, pero al parecer tú no confías en mí. – Se puso de pie para irse del lugar, en eso su amigo lo detuvo.

            De acuerdo te lo voy a decir.

            Te escucho.

            Todas las personas cuando me ven, salen corriendo gritando que hay un monstruo, temen cuando me miran, me atacan, y buscan la manera de cazarme. Nadie acepta lo que soy, nadie entiende como me siento, nadie es capaz de tenderme una mano, todos me consideran como un fenómeno. – Comenzó a llorar. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Hasta mi padre me obliga a permanecer transformado como un Dragón, me ha enseñado a no confiar en las personas… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Dice que no debo mostrar mi forma humana, porque aunque lo dé a conocer, nada va a cambiar y las personas me seguirán viendo con desprecio y me temerán más al ser diferente a ellos... Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Estoy harto de que siempre es lo mismo, estoy harto de ser perseguido, cuando me escapé, lo hice pensando en que tal vez mi padre estaba equivocado en todas las cosas que me decía y me enseñaba, cuando estaba con él, permanecía encerrado en una habitación oscura, me obligaba hacer cosas que yo no quería, me forzaba a duros entrenamientos, a tal grado que quedara exhausto, nunca había visto la luz del sol, hasta ahora... Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            Puedo entender cómo te sientes, pero tienes que hacer una excepción, si no lo haces, mi hermano piensa llevarte mañana a un laboratorio. ¿Es eso lo que quieres?

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Ya no importa, si tu hermano me quiere llevar a un laboratorio, yo no me opondré, que haga conmigo lo que quiera… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Por eso es que te pido que no reveles mi secreto, como humano soy más vulnerable y tengo menos probabilidad de defenderme… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            ¿Por qué decidiste transformarte enfrente de mí?

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Porque fuiste la única persona que no me tuvo miedo, fuiste la tercera persona que me trató como un humano sin conocerme. Y estoy muy agradecido por eso, gracias por demostrarme que pueden haber personas buenas en este mundo y que mi padre se equivocó... Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

El pelinegro le secaba sus lágrimas, le dolía tanto verlo tan devastado.

            Voy a respetar tu decisión Joey, te prometo que no revelaré tu secreto.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Gracias Mokuba, gracias por haber arriesgado tu vida con tal de detener a tu hermano, y te pido perdón, ya que por mi culpa ese hombre te lastimó.

            No Joey, no tengo nada que perdonarte.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Será mejor que te vayas antes de que alguien venga y nos encuentre conversando.

            Está bien, me voy pero volveré mañana.

            Espera por favor.

            ¿Qué sucede?

            ¿Podrías quedarte al menos hasta que me duerma?

            Por supuesto que si amigo. – Se recostó a un lado de él, lo acariciaba suavemente y se le ocurrió cantarle una canción para tranquilizarlo un poco.

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Todas las personas se habían quedado callados, llevaban un buen rato así, nadie se atrevía a decir ni una palabra, y cada quien estaba metido en sus propios pensamientos. Hasta que uno de ellos decidió romper con aquel mutismo.

            ¿Qué piensas de todo lo que te he dicho?

            Seré honesto contigo, es muy difícil de creer todo lo que me has contado.

            Lo sabía, estaba seguro de que no me ibas a creer ni media palabra. – Empezaba a enojarse.

            No te enojes Yūgi, tienes que comprender que todo esto es absurdo, y que además no tiene ninguna lógica, a lo mejor y fue un mal sueño que tuviste.

            Quizás tengas razón, solamente fue una pesadilla que tuve, y nada de lo que sucedió es real.

            Yūgi. – Habló su amiga.

            Está bien Rebecca, no importa, al menos lo intenté.

            Aguarda Yūgi, no te vayas.

            Ya no tiene caso seguir hablando Shādī, discúlpame por haberte quitado tu tiempo.

Antes de que se fuera, el hombre siguió hablando.

            Dije que era algo difícil de creer, en ningún momento manifesté que no te creía.

            ¿Entonces si me crees? – Lo volteó a ver directamente a los ojos.

            Claro que te creo, sería un tonto si no lo hiciera.

El joven medio sonrió, y decidió volverse a sentar en el mismo lugar donde estaba anteriormente.

            ¿Y ahora qué haremos? – Se atrevió a preguntar la rubia.

            No nos quedará de otra que seguir el consejo de ese hombre.

            Pero Shādī, ni siquiera sé a qué se refería cuando me dijo que buscara al ser que posee ojos de rubí.

Nuevamente volvieron a quedarse callados.

            El ser que posee ojos de rubí. – Murmuraba el moreno.

            ¿Y qué tal si se trata de una persona? – Cuestionó la rubia.

            Te refieres a una persona que tenga los ojos rojos.

            Si, precisamente a eso me refiero.

            Eso sí que va estar bien difícil.

            ¿Por qué Shādī?

            Todos sabemos que hay ojos de color cafés, verdes, azules, pero nunca he oído de alguien que tenga los ojos rojos.

            Pues por lo mismo tanto, tal vez nuestra búsqueda no sea tan larga.

            Explícate por favor Rebecca.

            Solamente nos vamos a limitar a buscar a las personas que posean esa característica, y ya que no es muy común, podríamos dar más rápido con nuestro objetivo.

            Tiene lógica tu argumento, pero…

            ¿Ahora qué Yūgi?

            Y si Shādī tiene razón, y si no hay nadie que tenga los ojos de ese color.

            Yo les propongo que lo discutamos mañana, es un poco tarde y todos estamos cansados, tal vez mañana se nos ocurra algo mejor.

            Supongo que tienes razón Shādī, hay que ir a descansar.

            De acuerdo, vamos. – Comentó la rubia.

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            Cuando nació nuestro segundo hijo, fui llamado por el concejo de magos, ellos me dijeron que mis hijos estaban destinados para salvar al mundo, por esa razón es que me ordenaron ponerlos a estudiar en la escuela de magos, pero antes debían de pasar el examen de admisión. Al principio solamente lo pasó nuestra hija mayor, eso entristeció mucho a su hermano.

            Ahora lo entiendo, fue por eso que me dijiste que no lo habían aceptado en la escuela, y que quería intentarlo el próximo año.

            Si. – Bajó un poco la mirada. – Créeme que yo estaba seguro que nuestros hijos no iban a pasar ese estúpido examen de admisión, incluso a mí me costó mucho trabajo poder graduarme de la escuela, siempre solía tener problemas al hacer conjuros y usar mi propia magia. Para ello debía de practicar más, incluso me quedaba en las vacaciones de verano.

            No me saldrás diciendo ahora con que nuestros hijos salieron superdotados.

            Si, hasta el propio mago superior se atrevió en hacerles un examen muy difícil el cual lograron pasar con honores.

            No lo puedo creer, y yo siempre creía que sus calificaciones eran de escuelas normales, me alegraba cuando ellos me contaban que sus maestros lo felicitaban. Sin saber que todo eso no era más que una vil mentira creada por ti. – Eso último lo manifestó con decepción.

            Como te dije antes, sé que con pedirte perdón no solucionaré nada, pero entiéndeme por favor, mis hijos estaban tan contentos de asistir a la escuela de magos que temí en decírtelo, creí que te enfadarías en aquel entonces, y que ibas a tomar la decisión de sacarlos de ahí. Eso hubiera sido algo devastador para ellos.

Hubo un gran silencio, ninguno se atrevía a hablar, hasta que uno de ellos se levantó de la cama y comenzó a caminar en círculos con las manos hacia atrás de la espalda.

            Me duele que me hayas mentido todo este tiempo, pero creo que tienes razón, si yo lo hubiera sabido en aquel entonces, tal vez me hubiera negado a que nuestros hijos asistieran a esa escuela. Y no hubieran tenido la oportunidad de conocer parte de su descendencia.

            Shada.

            Admito que suelo ser un cabeza dura en algunas ocasiones, pero no puedo negarles a mis hijos que conozcan sus orígenes, que sepan quién es su padre, y aunque yo no tenga poderes especiales, sabes muy bien que los amo y que daría mi vida por ustedes.

            Amor, sabes que te amo, y aunque no tengas poderes sobrenaturales, tu eres alguien muy especial para mí.

            Lo sé, y también sé que no puedo enojarme contigo, perdóname por haber actuado de manera tan egoísta.

            Yo no tengo nada que perdonarte mi amor.

            Te amo Mahādo.

            Eso quiere decir que ya no estás enojado conmigo.

            Tal vez un poquito, pero eso lo podemos arreglar. – Medio le sonrió lascivamente.

            Sabes muy bien que yo por ti haría cualquier cosa.

            Lo sé, no tienes que decírmelo.

            ¿Cómo lo podemos arreglar?

            Lo sabrás mañana, por ahora hay que irnos a dormir, mañana te espera un largo día. – Volvió a sonreírle.

            ¿Dormirás conmigo esta noche? – Preguntó apenado.

            No, será tu castigo por mentirme.

            Pero…

La otra persona se le acercó, lo abrazó con todas sus fuerzas, luego le susurró algo en el oído haciendo que su pareja se sonrojara a más no poder.

            ¡Shada! – Exclamó avergonzado.

            Buenas noches amor, nos veremos mañana. – Se despidió de él de manera seductora.

            Buenas noches amor. – Podía sentir sus mejillas arder al rojo vivo.

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Horas más tarde…

Eran las tres de la mañana, el animal aún seguía enjaulado, Mokuba se había encargado de curarlo, con la ayuda de su primo, sus heridas se miraban fatales, y las pocas fuerzas que había logrado recuperar, ya casi no le quedaba nada. Parecía extraño que la bestia no intentara escapar en la semana que estuvo metido en la jaula, pero nadie le dio importancia debido a que todavía lo tenían bien custodiado por muchos soldados, aparte de que si intentaba algo, le sería imposible poder escapar. Todas las noches Mokuba se quedaba con él para hacerle algo de compañía, pero mientras más pasara el tiempo, el menor se iba ir encariñando cada vez más con ese animal, y debido a eso es que la relación con su hermano iba de mal en peor, a tal punto que decidió aplicarle la ley de hielo. Cada noche, cuando Mokuba lo dejaba solo el Dragón solía llorar, su llanto se escuchaba por toda la mansión, y esto provocaba que las personas no pudieran dormir, incluyendo al dueño de la mansión. En algunas ocasiones, el dueño del lugar se acercaba a la ventana para poder verlo desde ahí, y observaba como inclinaba un poco su cabeza hacia atrás rugiendo con suma tristeza, realmente el pobre animal daba mucha lastima, se veía tan miserable encerrado en esa jaula, pero había algo que le llamaba la atención, y es que cuando su hermano se quedaba con él, parecía como si de verdad estuviera platicando con esa bestia, como si le pudiera entender todo lo que le decía su hermano, al principio le pareció una locura, luego se olvidó de ese asunto ya que habían personas que solían conversar con sus mascotas.

            ¿Otra vez piensa llorar toda la noche? – Se preguntaba así mismo mientras se levantaba de la cama. – Maldito animal, debería callarse de una vez por todas. – Se paró frente a la ventana para poder verlo desde ahí. – No hace otra cosa más que llorar, es como si no le bastó el castigo que le di, quizás lo mejor sea llevármelo de aquí, y comenzar de una vez con las investigaciones. Si, tal vez eso sea lo mejor, así ya no tendré que estar soportando su estúpido llanto. – Decidió volver a la cama para tratar de dormir aunque sea un poco.

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No muy lejos de ahí, pero en otra habitación…

            Otra vez está llorando, de seguro ha de estar asustado, si no es para menos todo lo que sufrió esta noche, mi hermano se pasó esta vez al golpearlo de esa manera, no debió de azotarlo con todas sus fuerzas. Si tan sólo pudiera llevármelo lejos de aquí, pero a dónde, ¿dónde podría ocultarlo? Con esas heridas no llegaríamos lejos. – Sin poderlo evitar sus ojos comenzaban a humedecerse. – Joey, ¿cómo puedo ayudarte? ¿De qué manera te podría sacar de aquí? – Oía el llanto de aquel animal cada vez más lastimero. – No me gustaría perderte, mucho menos que te lleven a un laboratorio, eso sería muy cruel para ti. ¿Por qué Seto? ¿Por qué te empeñas tanto en él? ¿Por qué no lo dejas en libertad? – Se levantó de la cama para acercarse a la ventana, desde ahí lo podía ver. – No llores Joey, no quiero que mi hermano se despierte furioso. – Todo esto se lo decía así mismo.


Continuará…

N/A: ¿Por qué llorará tanto el dragón por las noches? ¿Quiénes serán los hijos de Mahādo y Shada? ¿Quiénes habrán sido las otras dos personas que intentaron ayudar a Joey? ¿Podrá Yūgi realizar su segunda misión? ¿Se habrán arreglado las cosas entre Yūgi y Shādī? ¿Se enterara el abuelo de Yūgi de todo lo que hablaron? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos, acompáñeme a esta nueva aventura, les prometo que pondré de mi parte para hacerla interesante. Cualquier duda, o sugerencias que tengan, no olviden dejarme un comentario y yo con mucho les responderé. Muchas gracias por todo el apoyo que me están brindando. Nos leeremos mañana.

Me despido de ustedes cordialmente, y les mando muchos besos virtuales.

Atte.:

            KAT.



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