lunes, 20 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 14: No dejaré que te lleven… II parte.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir este fic, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

Este fic va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago esta historia porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

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Al día siguiente…

Comenzaba una nueva semana, para algunos de mucho trabajo y para otros de mucho estudio.

         Me alegra verlo tan recuperado don Solomon.

         Muchas gracias Shādī, bien dice el dicho: Hierba mala nunca muere.

         No diga eso don Solomon, mire que nos dio un buen susto.

         Era una broma Shādī, no hablaba en serio. Al menos el susto sirvió para que ustedes dejaran de pelear.

         Yūgi, y yo llegamos a un acuerdo.

         Y puedo saber cuál es ese acuerdo.

         Le prometí que ya no me metería en su vida y que íbamos a procurar a no discutir enfrente de usted. – Medio le sonrió.

         Shādī, siempre has sido un buen muchacho y cuando se trata de ayudar a alguien no te importa salir perdiendo.

         ¿Qué me quiere decir?

         Harás a un lado la misión que te encomendó mi padre solamente por mi bienestar.

         Don Solomon… Yo…

         No me digas nada por ahora, tarde o temprano mi nieto tendrá que darse cuenta que tú estabas para protegerlo.

         No sé qué decirle.

         Sólo di gracias. – Le sonrió con sinceridad.

         Muchas gracias don Solomon.

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Un joven de cabellos negros estaba llegando a su mansión, lo primero que hizo fue ir a la cocina a buscar algo de comer, pero no se esperaba encontrarse con…

         ¿Qué haces aquí?

         Iba hacerte la misma pregunta.

         Bueno… Yo… Traigo mucha hambre y pensé en comer un bocadillo antes de la comida.

         Últimamente he notado que estas comiendo más de la cuenta y ni siquiera has subido de peso.

         Que tonterías estas diciendo Yami. – Sonreía algo nervioso.

         ¿Hay algo que me quieras decir?

         ¿Yo? No para nada, como crees.

         Mokuba, la cocinera me comentó que en estas últimas semanas ha estado faltando mucha comida, yo le pedí de favor que no se lo comentara a tu hermano, pero estoy seguro que él no tardará en darse cuenta.

         Esto era lo único que me faltaba, ahora me prohibirán que coma. – Fingía estar molesto. – Mira primo, ya bastante tengo con que mi hermano me vigile todo el tiempo, como para que ahora tu vigiles todo lo que yo coma.

         No te enfades por favor.

         Mejor ya me voy, gracias a ti ya no tengo hambre.

         Espera Mokuba.

         ¿Qué quieres?

         Solamente recordarte que mi oferta sigue en pie.

El joven no dijo nada y salió de la cocina.

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         Yūgi, espérame.

         Date prisa Rebecca.

         ¿Por qué tienes tanta prisa en salir?

         Quiero alcanzar el tren.

         ¿Para qué?

         Para visitar la Biblioteca y el Museo de Tokio.

         ¿Otra vez te ibas a ir sin mí? – Le pagaba con su bolso.

         Cálmate Rebecca, no te había dicho porque me dijiste que tenías una clase.

         Sí, pero lo tuyo es más importante, la clase la puedo reponer después.

         De acuerdo, de acuerdo, ya deja de golpearme, acompáñame entonces.

         Así está mejor.

         Mujeres, ¿quién las entiende? – Murmuró entre dientes.

         Dijiste algo.

         Nada, no dije nada.

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En una mesa del comedor se encontraban tres personas almorzando en un sepulcral silencio, cada uno de ellos estaba metido en sus propios pensamientos.

         “Por culpa de Yami, no pude irle a dejar algo de comida a Joey, y eso me preocupa ya que no ha comido nada desde la mañana. Como odio que se metan en mi vida”. – Una voz lo sacó de sus pensamientos.

         Mokuba, ya ratos te estoy hablando.

         ¿Qué sucede Seto?

         Te estaba preguntando, ¿cómo te va en la escuela?

         Bien. – Respondió algo molesto.

         No te gustaría pasar este curso.

         No me interesa si lo paso o no… “Lo único que me interesa por ahora es irle a dar de comer a Joey”.

         ¿Cómo puedes decir eso? Nunca has reprobado el año, no creo que…

         Siempre hay una primera vez para todo hermano, y si no te importa me voy a mi celda, quiero decir a mi habitación.

         ¿Qué tanto haces en tu alcoba? Te pasas todas las tardes metido ahí dentro.

         Te recuerdo mí querido hermano que tú me confinaste al encierro. – Contestó con cinismo.

         Bien sabes por qué lo hice, y no creo que sea bueno que pases todo el día en tu cuarto.

         POR UN DEMONIO, ¿QUIÉN TE ENTIENDE? PRIMERO TE MOLESTABAS PORQUE SALÍA TODOS LOS DÍAS Y AHORA TE ENFADAS PORQUE PASO ENCERRADO EN MI RECÁMARA. DE PLANO QUE NO PUEDO QUEDAR BIEN CONTIGO.

         ¿A dónde crees que vas? No he terminado de hablar contigo.

         Pues yo contigo sí.

         Grrr… Ese niño, a veces pienso que lo hace para fastidiarme.

         Tienes que ser paciente con él.

         Si Mokuba no fuera mi hermano, créeme que ya lo hubiera metido a una escuela militar.

         Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

         No te burles porque no es gracioso.

         Lo siento.

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         Y ya tienes una pista de lo que iremos a buscar en esos lugares.

         Creo que sí.

         Cuéntame, déjame escuchar tu idea.

         La idea que se me ocurrió fue que empezaré por estudiar historias antiguas, todo lo relacionado de lo que sucedió antes de llegar a nuestra época.

         ¿Y eso cómo para qué o qué?

         Lo poco que recuerdo de las historias que me contaba mi bisabuelo, es que en una de ellas me habló sobre el origen de las culturas, y que cada cultura tenía sus misterios, había de todo. Tenían sus propios ingenieros, médicos, artesanos, brujos, etc.

         ¿Y?

         Pongámonos a pensar… Supongamos que las siete familias no eran personas.

         Aja.

         Digamos que surgieron nuevas culturas a través de culturas anteriores.

         Al grano Yūgi.

         Lo que quiero decir es que tal vez las siete familias sean objetos protegidos por los antepasados. De los cuales decidieron separarlos para que nadie los pudiera encontrar.

         No crees que tu teoría es un poco descabellada.

         Es posible.

         Estás loco, pero puede que tengas razón.

         Gracias.

         Hay un pequeño detalle.

         ¿Cuál?

         ¿Por dónde comenzarás a buscar?

         Por las civilizaciones más antiguas y las más importantes del mundo.

         Hasta que finalmente usas la cabeza.

         Ja, ja, ja, muy graciosa Rebecca, de haber sabido que te ibas a burlar de mí, mejor no te hubiera dicho nada.

         No te enojes Yūgi, estoy bromeando contigo, y descuida, te ayudaré en todo lo que pueda.

         Te lo agradezco Rebecca.

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Horas más tarde…

         Joey, Joey – Lo llamaba en voz baja. – Joey, ya estoy aquí. – Caminaba en lo más profundo de la cueva, el pelinegro alumbraba con la lámpara que traía, finalmente llegó al lugar donde lo había dejado. – Joey, no puedo creer que no te hayas comido la cena que te traje anoche, ni siquiera la tocaste. Joey, qué sucede, por qué no te levantas. – El joven se le acercó más y al tocarlo… – No puede ser, Joey por qué no me dijiste que tenías fiebre. Joey, despierta. – Lo movía un poco para ver si lograba despertarlo. – Joey, no me hagas esto, por favor despierta.

         Mo… Mokuba… – Le contestó débilmente. – Lo… Lo siento.

         No hables, no te preocupes amigo iré a buscar ayuda.

         No… No me dejes… Por… Por favor.

         Te prometo que no tardaré. – Hacia lo posible por no llorar enfrente de él. – Si no voy por ayuda podría ser demasiado tarde, entiéndelo por favor.

         Esta… Está bien. – Cerró nuevamente sus ojos.

El joven salió corriendo del lugar en busca de ayuda, en el camino pensaba quien le podría ayudar. En cuanto entró a la mansión, le preguntó a uno de los empleados por…

         ¿Ha visto a Roland?

         Lo siento joven, salió junto con su hermano.

         No puede ser, y ahora qué voy hacer. – Comenzaba a llorar.

         Señorito, ¿se encuentra bien? ¿Quiere que le llame a su hermano?

         No, no es nada, estoy bien, en serio.

         En ese caso, me retiro.

         Si, de acuerdo. “Que voy hacer, que voy hacer”. – Pensaba mientras caminaba de un lado a otro. – “Si no consigo ayuda rápido su condición podría empeorar”. – Gruesas lágrimas mojaban sus mejillas, tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de quien había llegado.

         ¿Mokuba, qué sucede? ¿Por qué lloras de esa manera?

         ¡Yami! Yo…

         Tranquilo, puedes decirme lo que sea.

         Necesito que me ayudes en algo.

         Bueno dime de qué se trata.

         El problema es que…

         Mokuba, si no me lo dices no podré ayudarte.

         Te acuerdas de aquella promesa que me hiciste.

         Claro que la recuerdo, pero no entiendo que tiene que ver con lo que te está pasando.

         Está bien, te lo voy a decir, pero no aquí.

         Vamos a dónde tú quieras para que me cuentes.

         Pero antes, prométeme que no le dirás nada a mi hermano. Prométemelo por favor.

         Sé que voy a arrepentirme por esto, tienes mi palabra que no le diré nada a tu hermano.

         Voy a confiar en ti, ahora sígueme.

         Yo te sigo, vamos.

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En un vehículo, viajaba un hombre de cabellos castaños y ojos azules, en lo que su chofer conducía, él trabajaba en su laptop, aunque no lograba conseguirlo al cien por ciento y eso de alguna manera le molestaba.

         “Rayos, como me gustaría que Mokuba pusiera de su parte para pasar el año escolar. Pero esta tarde me dio a demostrar todo lo contrario. No entiendo por qué decidiste descuidar tus estudios si tú, todo el tiempo eras muy aplicado, odiabas reprobar materias y te gustaba sobre salir en clases. Solamente espero que valores este sacrificio que hago por ti Mokuba, y la verdad es que últimamente me ha dolido tu indiferencia hacia mí, estos días casi no nos hemos dirigido la palabra, y casi no te veo. Por esa razón es que he decidido dar el primer paso, y tratar de arreglar nuestras diferencias”.

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         ¿Qué hacemos aquí?

         Joey, necesita ver un médico.

         ¿Quién es Joey?

         Un amigo.

         ¿Y por qué lo tienes metido en esta cueva?

         Porque mi hermano lo está buscando.

El mayor no entendía nada de lo que su primo le decía.

         Podrías ser más específico, no te estoy entendiendo nada.

         Lo entenderás una vez que lo veas.

         Está bien.

Al poco tiempo llegaron al lugar.

         Joey, he traído a mi primo para que me ayude a sacarte de aquí.

         Espera un segundo Mokuba.

         ¿Qué sucede?

         Me trajiste aquí para sacar a un niño.

         Si.

         Pero en qué demonios estabas pensando, ¿cómo se te ocurre traer a un niño a vivir en esta cueva tan oscura y húmeda?

         Ya te dije que mi hermano lo está buscando.

         ¡Estás loco! Lo que Seto anda buscando es a un animal salvaje y peligroso, no creo que también esté buscando a un niño inocente.

         Yami, créeme lo que te estoy diciendo, ese niño es el que mi hermano anda buscando.

         No tiene ningún sentido lo que me estás diciendo, más bien considero que lo escondiste aquí para que tu hermano no te regañara, ¿verdad?

         Claro que no.

         Eres un inconsciente, y un irresponsable, ¿cómo se te ocurre ocultar a un niño aquí? Si querías que te visitaran, bastaba que se lo dijeras a Seto.

         Yami, escúchame por favor, te estoy diciendo la verdad, Joey es la bestia al que todos buscan.

         No te creo nada, y sabes qué, romperé mi promesa y ahora mismo le llamaré a tu hermano para que sepa lo que has hecho.

         Yami, por favor, si me ayudas a sacarlo de aquí, te prometo que lo entenderás todo.

         ¿Y si no es así?

         En ese caso, yo personalmente le llamaré a mi hermano y le contaré toda la verdad.

El mayor dio un fuerte suspiro, para luego decir.

         Está bien, confiaré en tu palabra.

         Gracias.

         Déjame revisarlo.

         Si.

         Tiene mucha fiebre, debemos sacarlo de aquí para que lo vea un médico.

         Gracias por ayudarme.

         Todavía no me lo agradezcas.


Continuará…



N/A: ¿Yami podrá creerle a Mokuba? ¿Qué planes tendrá el ojiazul? ¿Resultará la idea que tiene Yūgi? ¿Podrán llevar a Joey a que lo revise un médico sin que se dé cuenta el neko? ¿Los hermanos Kaiba harán las paces? Todas estas interrogantes lo irán descubriendo más adelante. No se pierdan la continuación de esta interesante historia.

Me despido de ustedes con mucho cariño, les mando besos y abrazos virtuales desde la distancia…

Atte.:

           KAT.



P.D.: Agradecerles que me hayan acompañado hasta este día, y a la vez decirles que faltan diez días para dar por finalizada la segunda fase, mil gracias por todo su apoyo.



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