domingo, 26 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 20: No eres el único que está sufriendo…


Notas del capítulo: Los seres humanos solemos tener muchas clases de sentimientos, algunos se pueden ver, reflejar, sentir, percibir, pero hay otras clases de sentimientos que les cuesta a las personas poderlas expresar, demostrar, aceptar, reflejar, percibirlas, etc.

Cuando esto ocurre, los terceros no se dan cuenta, o no captan que la otra persona está sufriendo, o percibe el dolor ajeno. Y es ahí que no valoramos los buenos sentimientos, y nos ensañamos en lastimar a las demás personas.

Tener compasión hacia los demás no hace débil a la persona, llorar por un ser querido, no te hace menos hombre, perdonar a quien tanto te ha lastimado, no es de cobardes, amar a una persona sin ser querido, no te hace un tonto, y ayudar a quien más lo necesita, no te hace ver menos persona. Las cosas sencillas de la vida, pueden darte el mayor regalo que te puedas imaginar, y ese regalo se llama… Felicidad….    


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

En algún lugar de Ciudad Domino…

            Yūgi, Yūgi, aquí Yūgi llamando a la tierra…

            ¿Eh?

            ¿Qué pasa contigo? Últimamente has estado muy distraído.

            Discúlpame Rebecca. – Respondió algo desganado.

            ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? – Ponía su mano en la frente de su amigo. – No tienes fiebre.

            Estoy bien.

            Pues no te creo, hace días he notado que te estas comportando muy extraño, eso sin mencionar las ojeras que tienes, ¿acaso no puedes conciliar el sueño por las noches? Mira que si sigues así te podrías enfermar.

            No me pasa nada, en serio estoy bien. – Se levantó de la banca donde estaba sentado.

            ¿A dónde vas?

            A mi siguiente clase.

            Está bien, pero nos vemos aquí más tarde.

            De acuerdo. – En cuanto contestó, se fue del lugar.

            ¿Qué le habrá ocurrido? Es la primera vez que lo veo desganado, y algo pálido. Algo muy raro está pasando aquí y lo voy a averiguar. – Se decía así misma.

******************************

Ciudad de china, Hangzhou…

            Buenos días amor. – No obtuvo respuesta. – Shada, no me gusta que estemos peleados, por favor háblame. – Seguía sin obtener respuesta. – Sé que hice mal en engañarte haciéndote creer que nuestros hijos estudiaban en escuelas normales. Pero…

            ¿Ya terminaste? – Preguntó molesto.

            ¿Qué?

            Dije que si ya terminaste, porque si ya terminaste me retiro.

            No te vayas por favor, no sabes cuánto he extrañado dormir contigo.

            Adiós Mahādo. – Se levantó de golpe de la silla en donde estaba sentado, pero su pareja logró sostenerlo del brazo.

            Perdóname por favor, dime que puedo hacer para que me perdones.

            Ya es demasiado tarde, no hay nada que puedas hacer. – Se soltó del agarre, posteriormente lo fulminó con la mirada. – Una cosa más, he decidido irme de esta casa.

            ¿Qué, no puedes estar hablando en serio? Yo te amo.

            Si de verdad me amaras, no me hubieras mentido durante todos estos años, preferiste actuar a mis espaldas sin darle importancia a lo que yo pensaba u opinaba.

            Shada, no te vayas por favor, yo…

            Lo siento mucho Mahādo, creo que será lo mejor para los dos, así tu tendrás el camino libre de hacer lo que quieras. – Comenzó a alejarse de su pareja.

            Shada, por favor, no te vayas amor.

            Déjame en paz, ya no quiero escuchar más de tus mentiras.

            Shada. – Caminaba detrás de él, logró adelantársele un poco para arrodillarse enfrente de su pareja. – No puedes dejarme mi amor, sabes que te necesito, no podría vivir sin ti.

            ¿Qué haces? Levántate del suelo, no seas estúpido. – Lo agarró del brazo con fuerza para levantarlo del suelo.

            Tienes razón.

            ¿En qué? En que eres estúpido.

            Si, bueno no, lo que quiero decir es que…  – Tenía la mirada en el suelo. – Sé que con pedirte perdón no solucionaré nada, también sé que hice mal en mentirte todos estos años, soy un estúpido por no haber tomado en cuenta tu opinión. – No se atrevía a levantar la cara, no quería que su esposo lo viera llorar. – Si quieres irte, hazlo, solamente te pido que no me odies por haber involucrado a nuestra familia.

El hombre se dio la media vuelta para irse del lugar, al llegar a la puerta se detuvo por un segundo creyendo que su pareja lo iba a detener, y al no escuchar nada, terminó por salirse de ahí.

******************************

Un hombre de estatura alta, piel morena, y ojos azules, se encontraba en su habitación dando vueltas de un lugar a otro en el mismo lugar.

            No entiendo que le habrá pasado, esa noche cuando lo vi, lo noté muy asustado, tenía la misma expresión en su rostro de cuando se separó de su bisabuelo, hacía años que no lo veía tan temeroso, y hacía años que no nos abrazábamos fraternalmente. Me pregunto, ¿qué habrá soñado? – Se decía así mismo. – Yūgi, por qué no me dejas ayudarte, por qué no me cuentas que fue lo que soñaste, ¿qué puedo hacer para ganarme su confianza? Desde que tuvo esa maldita pesadilla, casi no duerme por las noches, es como si tuviera miedo de quedarse dormido, y tener de nuevo ese mal sueño, si sigue así podría enfermar. No sé qué hacer, no puedo decirle nada todavía a don Solomon hasta no estar seguro de lo que le está pasando, no quiero preocuparlo de gusto. Y sobre lo ocurrido de aquella noche, ya ha pasado una semana. Ni hablar, esta tarde que llegue de la universidad hablaré con él, espero que esta vez me permita ayudarlo.

******************************

Horas más tarde…

            Sabes muy bien que no te dejaré en paz hasta que me digas del por qué actúas tan raro.

            Yo no estoy actuando raro.

            ¿En serio? Mira Yūgi, tú a mí no me engañas, algo te has de traer en las manos, y no me quieres decir.

            Está bien, está bien, te lo voy a decir, pero con una condición.

            Déjate de rodeos y habla de una vez.

            Lo que voy a decirte es algo difícil de creer, pero todo lo que te diga va ser la pura verdad.

            Adelante, te escucho.

            Hace una semana, tuve un sueño muy extraño.

******************************

En algún lugar de Japón…

            ¿Hasta cuándo piensas dirigirme la palabra? – Trataba de no enojarse. – Llevas una semana sin hablarme, no creo que sigas con esta locura toda tu vida.

Una de las personas que se encontraban en el lugar, se levantó de su silla, volteó a ver a su primo para luego decir:

            Con permiso Yami, me retiro. – Comenzó a caminar sin prestarle atención a su hermano.

            No me dejes hablando solo.

El joven siguió caminando sin ni siquiera voltear a ver a su hermano mayor.

            Como odio que me haga eso. – Dio un puñetazo a la mesa del comedor.

            Cálmate Seto, en vez de actuar de manera impulsiva deberías tratar de comprenderlo.

            ¿Comprenderlo? ¿Y quién me comprende a mí?

            Yo te comprendo aunque sea un poco.

            Si eso fuera verdad, estarías de parte mía y no de parte de ese bendito animal.

            Es que no se me hace justo que lo tengas metido en esa jaula.

            Pues que se vaya acostumbrando, porque es ahí donde pasará el resto de su vida.

            Nada te cuesta dejarlo ir.

            ESTÁS LOCO. – Gritó molesto.

            No me grites que no estoy sordo.

            Lo siento, es que todo este asunto me tiene muy estresado.

            Si quieres solucionar este problema deja ir al Dragón, se ve que está bastante recuperado gracias a los cuidados que Mokuba y yo le hemos dado.

            Hablando de eso, tomé la decisión de llevarme a esa bestia mañana.

            ¿Qué?

            Ya me oíste, mañana cuando Mokuba se vaya a la escuela, ese animal se irá al laboratorio para comenzar con su investigación.

            Dime que no estás hablando en serio.

            Hablo muy en serio Yami, ya le di una semana para que pueda recuperarse, y ahora que lo veo que está sano, pues me lo llevaré de aquí.

            Si haces eso Mokuba va a odiarte toda su vida. ¿Es eso lo que quieres?

            Claro que no, pero ya es tiempo que Mokuba madure, debe comprender que hay cosas en la vida que debes de sacrificar por el bien de la ciencia.

            Discúlpame con lo que voy a decirte… No estoy de acuerdo contigo con esa filosofía tan egoísta y mezquina que tienes.

            No me importa si estás de acuerdo o no conmigo, sea como sea llevaré a cabo mi plan.

            Si haces eso, me iré de tu casa antes de que te lleves al animal, no quiero ser partícipe de algo tan malvado.

            Como quieras, allá tú si te quieres ir.

Se levantó de la silla para irse del lugar, dejando solo a la otra persona.

            Seto, espero que te des cuenta del error que estas a punto de cometer, no sólo arruinarás tu vida, sino que además perderás lo más valioso que tienes en la vida. – Murmuró para sí mismo.

******************************

            Lo que me has contado es bien difícil de creer.

            Lo sé, y tú eres la primera persona en saberlo.

            Baia, sólo el hecho de recordar cada palabra que me has dicho se me pone la carne de gallina[1].

            Ahora imagínate como me sentía yo en ese momento.

            No quiero ni imaginármelo. Pero, ¿qué harás al respecto?

            No lo sé. – Bajó un poco la mirada.

            Todo esto es muy extraño, y lo que más me llama la atención es en la parte que te dice que debes buscar al ser que posee ojos de rubí. ¿Qué habrá querido decirte con eso?

            No tengo la menor idea. – Hubo un pequeño silencio, hasta que se escuchó un grito. – RAYOS, NO HE TERMINADO DE CUMPLIR LA PRIMERA TAREA CUANDO YA ME ESTÁN ASIGNANDO OTRA. – Con sus manos se revolvía sus cabellos.

            Cálmate Yūgi, no ganas nada con ponerte así.

            Si, tienes razón, discúlpame.

            No te preocupes.

            Sabes algo.

            Si dime.

            Una cosa sí es seguro, si de verdad quiero saber lo que le pasó a mi bisabuelo debo encontrar ese ser extraño.

            ¿Dónde piensas buscar?

            Aun no lo sé.

            Sabes lo que pienso.

            ¿Qué?

            Tienes que contarle todo esto a Shādī.

            ¿Qué, por qué? Él no tiene vela en este entierro.

            Te guste o no, tendrás que decirle todo lo que te sucedió en ese sueño.

            No le veo el caso contarle.

            Sí que eres tonto Yūgi.

            ¡Oye!

            Cállate y escúchame.

            Está bien.

            ¿No te has puesto a pensar que tal vez ese hombre quiera hacerte daño? ¿Qué harás si aparece de nuevo? ¿Cómo le podrías hacerle frente?

            No sé, y no creo que Shādī pueda hacer mayor cosa.

            Pues te recuerdo, que fue tu bisabuelo quien le encomendó la tarea a Shādī de cuidarte y protegerte. ¿Qué tal si te pasa algo? No crees que Shādī se sentiría mal por defraudar a tu bisabuelo. Piénsalo un poco Yūgi, y deja de actuar de manera tan egoísta, porque no sabemos a qué nos estamos enfrentando.

El joven prestaba atención a todo lo que su amiga le decía, y por un momento se molestó con ella al darse cuenta de que podría tener razón.

            De acuerdo, tú ganas, esta noche pienso hablar con él, pero con una condición.

            ¿Cuál?

            Quiero que estés presente a la hora de hacerlo, y que mi abuelo no se entere nada de esto.

            Serían dos condiciones, pero igual acepto.

            Muchas gracias Rebecca.

******************************

            Hola, ¿puedo pasar?

            Adelante primo, pasa. – Respondió melancólico.

            Odio verte deprimido Mokuba, si estuviera en mis manos para hacerte sentir bien créeme que haría lo que fuera por ti.

            Lo sé, y te lo agradezco.

            Acabo de hablar con tu hermano.

            No quiero saber nada de él.

            Escúchame por favor, esta noche tienes que convencer a Joey para que se transforme enfrente de tu hermano.

            Yami, él no quiere hacerlo, y la verdad es que le doy toda la razón.

            Si pero, esta vez no se trata de razones, sino más bien de…

            ¿Qué sucede Yami? ¿Por qué te quedas callado?

            Antes que nada, necesito que te tranquilices con lo que voy a decirte.

            Yami, me estas preocupando.

            Tu hermano, se llevará a Joey mañana después de que tú te vayas a la escuela.

            ¿QUÉ? ¿ESTÁS SEGURO DE LO QUE ME DICES? – Se sorprendió mucho por lo que le contaba su primo.

            Por desgracia sí.

            No puede ser. – Comenzaba a llorar. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif… No entiendo por qué mi hermano se comporta de esa manera, por qué se ha empeñado tanto en Joey, por qué no lo deja en paz… Snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            Cálmate Mokuba, no llores por favor.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif… No es justo, no se me hace justo lo que mi hermano le quiere hacer a Joey, él no es malo, y no ha hecho nada malo para que lo traten de esa manera.

            Por eso te pido que hables con él está noche, convéncelo para que recapacite, dile que su vida está en peligro.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif… Está bien, trataré de persuadirlo para que se presente ante mi hermano como un niño.

            Espero y puedas lograrlo, porque si Seto no desiste de su plan, yo… – Sintió un gran nudo en su garganta.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif… ¿Tu qué primo?

            Perdóname Mokuba, pero le dije a Seto que si seguía con esa locura, me iré de esta casa.

El pelinegro abrió los ojos como platos, luego se le tiró a su primo para abrazarlo con todas sus fuerzas.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif… No Yami, por favor no te vayas, y si decides irte, llévame contigo por favor… Snif, snif, snif, snif, snif, snif… Llévame lejos a donde tú quieras, te prometo que no te ocasionaré problemas… Snif, snif, snif, snif, snif, snif… 

            Ya, ya, ya no llores por favor. – Lo abrazaba fuertemente y con una mano acariciaba suavemente sus cabellos.


Continuará…



N/A: ¿Qué pensará Shādī sobre el sueño que tuvo Yūgi? ¿Shada terminará por perdonar a su esposo? ¿Seto perderá a su hermano? ¿Se irá Mokuba con su primo? ¿Qué le sucederá al dragón? Todo esto y más lo sabrán en los siguientes capítulos, muchas gracias por leer esta historia, no olviden dejar sus comentarios, estos me ayudan a ir mejorando poco a poco, nos vemos mañana en el próximo episodio.

Me despido cordialmente de ustedes dejándoles muchos besos, y un fuerte abrazo virtual.

Atte.:

          KAT.



P.D.: Faltan cuatro días para que finalice la segunda etapa, ahora quiero preguntarles, ¿qué historia quieren que continúe? Les gustaría la que se llama: Sin cachorro… No hay navidad, o prefieren esta. Háganmelo saber en sus comentarios.





[1] Es una expresión que suele usarse cuando nos referimos a tener miedo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario