jueves, 30 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 24: He decidido dejarte en libertad… II parte.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

En alguna parte del mundo…

Un grupo de personas estaban llegando a su destino, en cuanto uno de ellos abrió la puerta de una habitación, el menor se apresuró en entrar.

            Joey. – Corrió rápidamente hacia donde estaba el animal, y cuando vio su estado sus ojos comenzaron a humedecerse. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Joey. – Volvía a llamarlo mientras acariciaba su rostro. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Joey, abre tus ojos por favor, soy yo, soy Mokuba. – Apoyaba su rostro sobre el animal. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Por favor Joey. – Después de un rato comenzaba a moverse lentamente, y a duras penas abría sus ojos. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Tranquilo amigo, aquí estoy. – Lo miraba a los ojos, y éste se movió un poco para poderle lamer su cara. – Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Todo estará bien, te lo prometo. – Se limpió las lágrimas con su mano y volteó a ver a su hermano. – ¿Qué significa esto?

            Mokuba, cálmate.

            ¿Calmarme? ¿Cómo me pides calmarme ante lo que ven mis ojos? – Estaba furioso. – ¿Cómo fuiste capaz de lastimarlo de esta manera Seto?

            Esta vez no le he hecho nada a ese animal.

            ERES UN MENTIROSO, NO TE CREO NADA. – Gritó enfadado en lo que se ponía de pie.

            Mokuba, tienes que calmarte. – Intervenía la otra persona.

            Ya pueden estar satisfechos, tal parece que lograron su objetivo, si querían hacer sufrir tanto a un pobre animal indefenso, pues los felicito, muchas felicidades por haber cumplido su cometido. – Apretaba sus manos con fuerza haciéndolas puño.

            Te estas precipitando al decirnos esas cosas Mokuba. – Le respondió el tricolor mayor.

******************************

            Y dime Yūgi, ya pensaste a qué otro lugar iremos para reanudar tu misión.

            Estaba pensado ir a Japón.

            ¡A Japón! – Exclamó toda ilusionada.

            ¿Por qué te pones así?

            ¿Cómo que por qué? Siempre he soñado con ir ahí.

            Ya veo.

            ¿Cuándo partimos?

            Aun no lo sé, todavía me falta juntar el dinero para poder viajar.

            No necesitas dinero Yūgi, basta con que hagamos el viaje de un día.

            Lo sé, pero he pensado irme por algunos días, así no estaré viajando a cada rato y gastaría menos.

            Bueno, en eso si tienes razón. ¿Me dejarías acompañarte?

            Pues… Yo…

            Anda, di que sí.

            No lo sé.

            ¿Cómo que no lo sabes?

            La verdad es que he decidido recorrer todo Japón, buscar información en sus bibliotecas, y museos, y creo que eso me tomará algo de tiempo.

            Eso no importa, tú sabes que estoy dispuesta a acompañarte a dónde sea.

            Gracias Rebecca.

            Es más, podríamos irnos el próximo fin de semana.

            No como crees, ya te dije que primero necesito juntar el dinero.

            Por eso no te preocupes, yo puedo correr con todos los gatos.

            Eso sí que no, de ninguna manera.

            Tranquilo, no es para que te enojes.

            Discúlpame, es que bien sabes que me da pena que hagas eso.

            Pues que no te dé pena, te recuerdo que somos amigos, y además te prometí que te acompañaría a todos tus viajes.

            Tienes razón. – Se quedó un poco pensativo. – Te propongo algo.

            ¿Qué?

            Dame un par de días para ver cuánto puedo juntar, y luego tú me puedes ayudar con lo que me haga falta. Así no me dará tanta pena de andar sólo de arrimado.

            De acuerdo, para que veas que no soy tan manipuladora, acepto. – Medio le sonrió.

            Muchas gracias Rebecca.

******************************

No muy lejos de ahí…

Unos hombres extraños vigilaban a un par de jóvenes que se encontraban almorzando en una cafetería de una pequeña plaza, llevaban ratos siguiéndolos sin que se dieran cuenta.

            ¿Estás seguro de que es él?

            No me cabe la menor duda, tiene que ser él, mira. – Le muestra la fotografía.

            Esta vez el jefe quedará muy complacido con nosotros, finalmente lo hemos encontrado.

            Si, puede que hasta nos premie por nuestro trabajo.

            Je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je. – Reían ambos con maldad.

            ¿Y ahora qué debemos de hacer?

            Lo primero será seguirlo vigilando, tenemos que saber lo que hace, estudia, trabaja, vive, con quienes se relacionan, etc. Hay que prepararnos para cualquier pregunta que nos haga nuestro jefe.

            Me parece una excelente idea, ese tonto nos facilitó algo el trabajo al subir esas imágenes en el internet.

            Es verdad, fue un grandísimo idiota subir el medallón y mostrar su estúpida cara.

            Je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je.

            Una vez que sepamos todo de él, lo obligaremos a intercambiar su medallón por algo más valioso que eso.

            ¿Por qué no nos ocupamos primero de esa mujer? Podría ser su novia.

            Sí que eres idiota, ya te he dicho que analices la situación, no vez que todo el rato que llevan juntos nunca se han dado un beso en la boca o se han abrazado como suelen hacer los novios.

            Baia, me doy cuenta que sabes fijarte hasta en el más mínimo detalle.

            Obvio, años de experiencia.

            Está decidido, esta noche le hablaremos a nuestro jefe para informarle de todo.

            Así es, lo malo es que no veo el medallón por ninguna parte.

            De seguro lo ha de tener escondido, o lo dejó en casa.

            Pues espero que lo saque pronto, para mientras le tomaré una foto como evidencia.

            Tú sí que sabes pensar en todo amigo.

            Mejor cállate que me desconcentras. Listo, ya se la tomé.

            ¿Lo seguimos vigilando?

            ¿Tú qué crees? – Lo fulminó con la mirada.

******************************

Había un silencio sepulcral, el menor se había logrado tranquilizar un poco para poder conversar, y a la vez saber la verdad de lo ocurrido. Uno de los presentes decidió romper con aquel maldito mutismo tan incómodo.

            Eran las tres de la mañana y ese bendito animal no se callaba, trataba la manera de poder dormir, pero por más que lo intentaba no lo lograba.

            Y decidiste irle a dar otra paliza, ¿no es así?

            Claro que no, bueno, no te voy a mentir, estaba molesto porque no se callaba, y fui a ver qué era lo que le pasaba, y mi sorpresa fue que vi como algunos soldados se divertían con él, lo maltrataban, lo puyaban con varas, uno lo torturaba dándole descargas eléctricas, y otros le arrancaban las vendas que tenía en sus heridas, disfrutaban ver como el animal sufría.

El menor no podía creer todo lo que su hermano le contaba, nuevas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos azules.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Sólo falta que me digas que te les uniste a la fiesta. – Miraba a su hermano con cierto desprecio.

            No juzgues a tu hermano, Mokuba. – Intervino en la conversación la otra persona.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… De seguro tú también tuviste que ver en todo esto.

            Si tuve que ver, pero no de la manera como te lo imaginas.

            ¿Qué es lo que debo de imaginarme?

            Tu hermano ayudó al dragón.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… MENTIRAS. – Gritó adolorido.

            Mokuba, escúchame.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Ya no quiero oír más mentiras.

            Si quieres saber la verdad tendrás que escucharme.

            Hazle caso a Seto. – Se le acercó para secarle sus lágrimas con su pañuelo.

            Está bien.

            Créeme que quedé indignado con lo que le hacían esos hombres, ellos no esperaban a que yo llegara en ese momento, y al ver al animal severamente lastimado, le pedí ayuda a Yami para traerlo aquí adentro. Tuve que llamar al Veterinario para que lo examinara, y gracias a este incidente, fue que me di cuenta que tú estabas ardiendo en fiebre, y también le llamé al Doctor para que viniera a examinarte.

            ¿Y ahora qué piensas hacer?

            Que pienso hacer de qué.

            ¿Qué harás cuando el dragón se recupere?

            He decidido dejarlo en libertad.

El joven no podía creer lo que escuchaba, pensaba en muchas cosas, creía que tal vez se trataba de algún truco de su hermano.

            ¿Piensas que te voy a creer?

            Entiendo que actúes así, una vez te mentí y te pido perdón. Pero ahora es diferente.

            ¿Por qué?

            Tú estabas muy mal Mokuba, la bala que rozó tu brazo estaba envenenada, y no me percaté de eso, el veneno había recorrido gran parte de tu cuerpo, por eso te dije anteriormente que gracias al incidente, pude escuchar tus gemidos, el Doctor me dijo que el antídoto no iba hacer efecto, que ya era demasiado tarde. Yami al escuchar al médico, te cargó en sus brazos y te llevó ante el dragón, le suplicó que te salvara, yo enloquecí con lo que él estaba haciendo, porque claramente el galeno indicó que no debiéramos de moverte, y antes de detenerlo, vi como ese pobre animal a pesar de lo grave que estaba, pudo lamerte la cara. Después de eso, Yami le dio las gracias y te fue acostar a tu cama.

            ¿De verdad pasó todo eso? – Preguntaba incrédulo, su mente no recordaba nada.

            Es verdad Mokuba, estuviste a punto de morir. – Le respondió el tricolor mayor.

            ¿Por esa razón es que lo dejarás libre?

            Así es, estoy endeuda con ese animal, y pienso saldar esa cuenta dejándolo libre una vez que se haya recuperado.

            “No puedo creer que todo eso haya pasado”. – Tan metido estaba en sus pensamientos que sintió un fuerte abrazo por parte de su hermano.

            Perdóname por favor, estuve a punto de perderte, y todo por mi culpa, si algo te hubiera pasado jamás me lo perdonaría. – La voz del castaño sonaba triste.

            Está bien Seto, te perdono. – Correspondía el abrazo.

            Quiero que sepas que tú eres muy valioso para mí, y eres lo único que me queda en la vida. Sé que no suelo decírtelo muy seguido pero te quiero. Te quiero mucho Mokuba.

            Yo también te quiero mucho hermano. – Una vez que se separaron del abrazo, el menor se atrevió hacer una pregunta. – ¿Qué le pasará a esos soldados que torturaron a Joey?

            Puedo asegurarte que tendrán su merecido.

El pelinegro no dijo nada, se limitó en dar una media sonrisa.

            Seto.

            Si dime.

            Quiero quedarme con Joey, el me necesita.

            Lo siento mucho.

            Pero…

            Tú tienes que descansar, no quiero que sufras una recaída, en cuanto estés totalmente fuera de peligro, entonces podrás venir a cuidarlo.

            No es justo. – Hizo un puchero de niño infantil.

            Nada de reproches y vuelve a la cama.

            ¿Qué pasará con Joey?

            Te doy mi palabra que estaré al pendiente de tu dragón.

            ¿Me lo prometes?

            Te lo prometo sólo y cuando tu prometas no salir de la cama.

            Está bien, únicamente déjame despedirme de él.

            De acuerdo, ve.

            Gracias. – Se acercó a donde estaba su amigo, le acarició suavemente su rostro para luego decirle: – Gracias por salvar mi vida Joey, te prometo que me recuperaré rápido para poder estar contigo, por ahora se buen niño y pórtate bien con mi hermano, aprovecha esta oportunidad para que puedan hacer las paces. – El dragón medio abría sus ojos, en cuanto vio a su amigo le volvió a lamer su cara, posteriormente volvió a cerrar sus ojos porque aún se sentía débil. – Todo estará bien Joey, animo amigo, tienes que recuperarte para que seas libre de nuevo. – Fue lo último que le dijo antes de irse y dejarlo descansar.


Continuará…



N/A: ¿Quiénes serán esos hombres misteriosos? ¿Yūgi estará en problemas? ¿Cumplirá Seto su palabra en dejar libre a Joey? ¿Qué otros misterios tendrá el dragón? ¿Podrá Yūgi y compañía irse a Japón? Todo esto y más lo descubriremos en los siguientes capítulos. Muchísimas gracias por leerme, y por apoyarme en este proyecto.

Me despido cariñosamente de ustedes, y les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo de oso virtual.

Atte.:

         KAT.



P.D.: Hasta aquí finalizamos con el mes de lectura, agradecerles infinitamente por haberme acompañado durante este tiempo, mañana subiré un nuevo capítulo de esta historia, dejen sus comentarios cuál prefieren que siga actualizando.



miércoles, 29 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 23: He decidido dejarte en libertad.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

Horas más tarde…

            Buenos días. – Saludó un hombre de avanzada edad.

            Abuelito, llegas a tiempo para desayunar.

            Baia, lo veo y no lo creo, es la primera vez que los veo juntos cocinando.

            Eso es porque… – No sabía que decirle, hasta que alguien más intervino.

            Debería de agradecérselo a Rebecca, ella nos insistió en que habláramos anoche.

            ¿Y dónde está?

            Fue a la tienda a comprar pan.

            Bueno, pues déjenme felicitarlos, me da gusto ver que se lleven bien.

            No es para tanto abuelito.

El hombre estaba por decir algo, hasta que fue interrumpido por alguien más.

            Ya estoy aquí, espero que no me haya tardado demasiado.

            Claro que no Rebecca, llegas justo a tiempo.

            Qué bueno Shādī. Oh, buenos días don Solomon, discúlpeme no lo había visto.

            Buenos días Rebecca, quiero agradecerle por lo que hizo anoche.

            ¿Eh? ¿Exactamente qué fue lo que hice anoche?

            Tuvimos que decirle a don Solomon que tú nos obligaste a que Yūgi, y yo conversáramos anoche. – Contestó uno de los presente evitando que no metiera la pata.

            Ah, es verdad.

            Será mejor que desayunemos antes de que se enfríe.

            Muchas gracias Yūgi. – Respondieron al unísono y se sentaban en la mesa para comenzar a comer.

******************************

En alguna parte del mundo…

            Buenos días amor, ven siéntate, te he preparado lo que a ti más te gusta.

            Gracias amor. – Respondió algo preocupado.

            ¿Mahādo, qué ocurre?

            Cuando estábamos enojados, me pasó algo. – Tenía la mirada en el suelo.

            Siéntate por favor, estás algo pálido.

            Gracias.

            ¿Puedes contarme qué es eso que te ocurrió?

            Shada, algo le pasó a mi amigo.

            ¡No puede ser! – Exclamó sorprendido. – ¿Estás seguro?

            Si. – Sintió un gran nudo en su garganta al contestar.

            ¿Tienes alguna idea de lo que le ocurrió?

            No.

            Entonces, cómo es que estás seguro que algo malo le sucedió.

            El medallón tiene un nuevo portador.

La otra persona se quedó boquiabierto por lo que le contaba su pareja.

            Dime que no es cierto lo que me estás diciendo.

            Por desgracia… – Lo miró directamente a los ojos. – Por desgracia sí.

            Pero tú mismo sabes lo que eso significa. – Hacia lo posible para no alterarse.

******************************

Horas más tarde…

Un joven de cabellos negros y ojos azules, comenzaba a abrir sus ojos, por alguna extraña razón se sentía algo confundido, sentía que todo le daba vueltas, intentó levantarse pero una voz lo detuvo.

            No debes levantarte, el doctor dijo que tenías que quedarte en cama.

            ¿Qué fue lo que pasó?

            Tu hermano te escuchó en la madrugada que te quejabas mucho, y cuando vino a verte a tu cuarto tenías mucha fiebre.

            ¿Seto, estuvo aquí?

            Si, entre él y yo nos turnábamos para cuidarte y bajarte la fiebre.

            ¿Dónde está Joey? – No obtuvo respuesta. – Contéstame Yami, ¿dónde está?

            Por ahora tienes que descansar.

            No, de ninguna manera pienso quedarme aquí. – Se levantaba de la cama como podía.

            Hazme caso Mokuba, no debes de levantarte, es por tu bien.

            Déjame Yami, iré afuera para saber qué le pasó a Joey.

            Mira que si tu hermano te ve fuera de la cama, podría… – No terminó de hablar ya que su primito se había levantado para salir de la habitación. – Este niño, por qué demonios nunca me escucha. – Dio un fuerte suspiro y decidió ir detrás del joven.

El pelinegro llegó al lugar donde se encontraba la jaula, pero al llegar…

            ¿Qué significa esto? – Preguntó un tanto temeroso.

            ¡Mokuba, qué haces fuera de la cama!

            ¿Dónde está Joey? – Sus ojos comenzaron a humedecerse, en ese momento su primo estaba llegando.

            ¿No se suponía que lo estabas cuidando? – Lo cuestionó molesto el castaño.

            Ya lo conoces como es, el nunca escucha a nadie.

            Que alguien me conteste por favor, ¿dónde está Joey?

            Mokuba, eres un inconsciente, toda la mañana has tenido fiebre, tu no deberías de estar aquí.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Al diablo mi salud hermano, necesito saber qué le hiciste al dragón.

            Cálmate quieres. – Intentó acercársele.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… No me toques, y contesta mi pregunta.

            Ese animal ya no está aquí, tú mismo lograste ver que se estaban llevando la jaula.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… ¿Dónde está?

            Mokuba. – Intervino la otra persona. – Escucha por favor.

El menor lloraba más imaginándose lo que su primo estaba a punto de decirle.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… No… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… No, no, no, no… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            Cálmate pequeño. – Lo abrazó con todas sus fuerzas. – Mokuba.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Déjame, no quiero saber lo que me vas a decir, de seguro es mentira… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            Cálmate por favor, y escúchame.

            Ya dile de una vez en dónde está ese animal Yami. – Se metió en la conversación el ojiazul.

            No vez cómo está tu hermano. – Le respondió molesto.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… ¿Él está bien? – Los miraba tristemente.

El mayor dio un fuerte suspiro, se acercó un poco a su hermano para poder hablar con él.

            Acompáñame. – Fue lo único que le pudo decir.

******************************

            ¿Por qué estás tan callada?

            Eh…

            ¿Qué pasa contigo Rebecca?

            Discúlpame Yūgi, qué me decías.

            Has estado callada toda la mañana y quiero saber la razón.

            Estaba pensando…

            ¿En qué?

            Pensaba en ese extraño sueño que tuviste.

            No entiendo qué tiene que ver.

            Parecerá una locura esto que voy a decirte, pero recuerdas el lugar donde te encontrabas.

            La verdad es que era un lugar extraño, era obscuro, sombrío, no se miraba nada.

            Me acuerdo que me contaste que lograste tocar el suelo, me puedes describir como lo sentiste.

            No lo sé, no puedo recordar muy bien, además en ese momento estaba todo mojado, y asustado.

            Ya veo.

            ¿Por qué me preguntas todo eso?

            Pensé que tal vez ahí podíamos encontrar una pista.

            Lamento decepcionarte pero…

            Anda Yūgi, dilo.

            Esa persona no dejó nada a la imaginación, sabía muy bien lo que estaba haciendo.

            ¿Qué quieres decir?

            Se aseguró en no dejar ni una pista, y en mantener su identidad bien oculta.

            Entiendo… Lo que significa que…

            Nuevamente estoy solo para realizar mi siguiente tarea. – Desvió un poco la mirada.

            Hey, te recuerdo que no estás solo, me tienes a mí, y yo te voy a ayudar.

            Muchas gracias Rebecca, eso era justo lo que quería escuchar de ti.

            No tienes nada que agradecerme. Por cierto…

            Si dime.

            Volverás hacer las paces de nuevo con Shādī.

            Aun no lo sé.

            ¿Por qué?

            Son muchas cosas, que tú no entenderías.

            Yūgi, deja de tratarme como un bebé, y dímelo de una vez.

            Te prometo que un día te lo contaré todo, pero por el momento no quiero hablar de eso.

            Está bien, pero conste que me diste tu palabra.

            Si.

******************************

Casa de la familia Mutō.

            Shādī.

            Se le ofrece algo don Solomon.

            ¿Podemos hablar?

            Por supuesto que sí.

            Vamos a mi habitación.

            Si.

Una vez que llegaron al lugar…

            Siéntate en la orilla de la cama por favor.

            De acuerdo. – Hubo un breve silencio, hasta que el moreno decidió reanudar la conversación. – Disculpe, sobre qué quería hablar conmigo.

            Antes de decírtelo, debes prometerme que no le dirás nada a Yūgi.

            Y puedo saber la razón.

            Te prometo que lograrás entenderlo una vez que nuestra conversación finalice.

            En ese caso, le doy mi palabra.

            Gracias. Déjame decirte que anoche sin querer pude escuchar la plática que se tenían entre ustedes.

            ¿Qué?

            Por favor, no me digas nada por ahora y permíteme continuar. – La otra persona asintió con la cabeza. – Como te iba diciendo, anoche escuché toda la conversación, incluso supe el sueño que tuvo mi nieto y sobre su segunda misión.

            Disculpe que lo interrumpa pero… – Se quedó callado por un segundo. – ¿Que piensa al respecto con todo lo que le ha pasado a Yūgi?

            A ese punto quiero llegar.

            Por favor continúe.

            Quiero que le digas a mi nieto que desista de esa búsqueda tan absurda en buscar al ser que posee ojos de rubí. – Manifestaba seriamente el hombre, dejando al otro con la boca abierta.

            ¿Perdón, cómo dijo?

            Sé que suena una locura, pero lo estoy haciendo por el bien de mi nieto.

            Con todo respeto señor, si no me aclara las cosas no podré entenderle, y no cumpliré su petición.

            Shādī, escúchame por favor, lo que ustedes quieren hacer es algo imposible.

            ¿Por qué?

            Olvídense de esa tarea, olvídense de todo.

            ¿Por qué don Solomon?

            No es más que una fantasía, y lo que conseguirán es perder su tiempo.

            No lo sé, siento que hay algo más y usted me lo está ocultando.

            Por un demonio Shādī, hazme caso lo que te estoy diciendo.

            Lo haría con gusto si tan sólo me dijera la verdad, no puede llegar así nada más y decirme que desistamos de una búsqueda.

            Será una búsqueda sin sentido.

            ¿Por qué piensa eso? Dígamelo por favor don Solomon.

El hombre dio un fuerte suspiro, se dio la media vuelta para caminar en dirección hacia un baúl viejo que tenía en su habitación, en cuanto llegó lo abrió, y ahí sacó un extraño libro. Pasó su mano sobre el libro para desempolvarlo, caminó nuevamente hacia donde estaba el moreno, y ahí le mostró algo.

            ¿Qué significa esto? – Preguntaba incrédulo.


Continuará…



N/A: ¿Qué le habrá ocurrido al dragón? ¿Qué significará de que el medallón tenga un nuevo portador? ¿El sueño de Yūgi tendrá relevancia con lo que ha estado buscando? ¿Podrá Yūgi hacer las paces con Shādī? ¿Por qué no quiere Solomon que continúen con la segunda búsqueda? ¿Qué le habrá enseñado Solomon a Shādī? ¿Qué decisión tomará Shādī después de ver aquello? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos. Muchas gracias por apoyarme en esta historia, no olviden dejar sus comentarios, y sugerencias que serán bien recibidas y con mucho gusto les responderé.

Me despido de ustedes con mucho cariño, les mando un fuerte abrazo virtual, y muchos besos virtuales. Un pequeño recordatorio: No olviden lavarse las manos con agua y jabón y usar siempre mascarillas y guantes, pero sobre todo… QUÉDENSE EN CASA. Ahora sí, me despido.

Atte.:

             KAT.




P.D.: Agradecerles infinitamente por haberme acompañado durante todo el mes de abril, espero que todos los capítulos que han leído hayan sido de su agrado. Mañana daré por finalizada la segunda fase, y el primero de mayo les subiré un nuevo capítulo de esta historia. Luego de eso, quiero que me digan… ¿Qué historia les gustaría que continuara? Prefieren la que se titula: Sin cachorro… No hay navidad, o prefieren esta que se titula: La leyenda del monstruo de ojos rojos. Les aseguro que complaceré todas sus sugerencias que me hagan.