miércoles, 30 de mayo de 2018

LOS OJOS… SON EL REFLEJO DEL ALMA...






Capítulo 6: La decisión de los padres… No siempre es la correcta…


Aclaraciones del Capítulo:


Niño: Oye disculpa…

Kat: ¿Eh?... ¿Es a mí?

Niño: Sip es a ti… Quiero preguntarte… Si cierto castaño ¿Va a salir en este fic?…

Kat: ¡¡¡Aaaawwww!!!… Pero si es mi precioso niño dorado… Hola, ¿Qué tal Joey?

Joey: Hola Kat, pues más o menos, queriendo saber si va a salir cierto pulgoso vanidoso en esta historia.

Kat: Hay pero no te me pongas triste mi amorcito, a mí no me gusta verte triste… Pero te diré algo… Te prometo que haré todo lo posible para que ese saco de pulgas pueda participar… Pero…

Joey: Pero…

Kat: Aquí entre nos… Dependerá de ti que lo puedas enamorar…

Joey: ¡¡¡Yupi!!! Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, no te preocupes que yo me encargaré de eso.

Kat: Jajajajajajaja, así me gusta mi tesoro, verte muy feliz.

Y ahora a comenzar con la historia….


Declaimer: Los personajes de YU – GI – OH!, “No son míos”… Snif, shif, snif,  son propiedad de su respectivo autor, sólo hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras…. Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…


RESUMEN: He escuchado infinidad de veces decir que una pareja cuando son novios, se tratan bien, demuestran lo mucho que se aman, el hombre por lo general se porta como todo un “caballero”, abriéndole la puerta del carro a su novia, si trae cosas pesadas le ayuda, etc, etc, etc… Pero cuando se casan… Como que todo cambia ¿No?...  Hasta la fecha me sigo haciendo la misma pregunta… ¿Por qué la pareja al casarse cambian? Siguen siendo los mismos de antes de cuando eran novios...  ¿A dónde quedó todo ese amor que se decían tener? ¿No se supone que un matrimonio es para toda la vida?... La decisión de los padres… No siempre es la correcta... Lamentablemente son los inocentes que tienen que pagar un precio muy alto por las equivocaciones de los adultos…

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A la mañana siguiente…

            Buenos días señora, dígame ¿Qué se le ofrece? – Preguntaba un joven de unos 16 años de edad, piel morena, su pelo albino era largo hasta la cintura, se encontraba en el área de docentes.

            Me puede explicar ¿Qué significa esto? – Fingió estar molesta, al mismo tiempo que le enseñaba las manos de su hijo, que aún las tenía un poco lastimadas.

            ¡Ja!... No me diga que ha venido hasta aquí sólo para reclamarme… Y ahora me dirá que yo no tengo derecho en corregir a estos mediocres cuando no cumplen con su tarea. – Respondió un poco molesto.

            Usted en verdad se equivoca, yo no he venido precisamente a reclamarle, si no que todo lo contrario. – Contestó la mujer de lo más calmada posible.

            Si no ha venido a reclamarme, entonces… ¿A qué demonios ha venido?

            Precisamente he venido a felicitarlo personalmente por su excelente labor que esta haciendo en educar a estos mediocres, como usted los llama y castigarlos como se merecen. – Hablaba con rabia la mujer. – Aunque pensándolo bien, creo que usted está siendo un poquito suave con ellos, no cree que debería de imponerles… ¿Un castigo más severo? En especial a este bueno para nada que no cumple con una simple Tarea. – Señalaba a su hijo.

El docente se sorprendió un poco sin que la otra persona lo notara, a la vez se dio cuenta que realmente estaba fascinada con el castigo que le había dado a su hijo y por decirle que lo sometiera a castigos más fuertes.

            Señora Wheeler, con todo respeto… No sé qué está tramando al explicarme esas cosas, pero… Usted no tiene ningún derecho a venirme a decir como tengo que hacer mi función de docente. – La miró desafiante a los ojos. Pero se sorprendió aún más cuando la mujer no se dejó intimidar con su mirada.

            Solamente estoy tratando de hacerle entender que todos los docentes deberían de ser como usted y de una vez le digo que tiene toda mi autorización para que pueda castigar y corregir a este animal que tengo como hijo.

A todo esto, el pequeño estaba nervioso al estar enfrente de su profesor Bakura, pero se sentía peor al escuchar las palabras de su madre, no podía entender por qué ella le estaba diciendo todo eso a su docente.

            Me sorprende que no me ha preguntado el motivo del por qué lo castigué. – Expresó el albino con sarcasmo.

            La verdad no me importan sus motivos, lo único que me importa es que cualquier método que utilice para disciplinarlo, por mi está bien, le aseguro que no tendrá ninguna queja por parte mía o por parte de mi esposo. – Finalizó la señora con un toque de maldad en sus palabras.

            Déjeme ver si le entendí… Me está indicando, que si castigo injustamente a su hijo, ¿a usted le dará igual?

            ¡Baia! Hasta que por fin nos entendemos.

El joven medio sonrió con cierta maldad en sus ojos, el niño al ver esa expresión se atemorizó mucho, en ese momento se abstenía las ganas de llorar. Y también de suplicarle a su madre, si era preciso de rodillas que no le diera tal autorización a su profesor. Pero prefirió  quedarse callado para no complicar más las cosas.

            Bien, en ese caso, le tomaré la palabra.

            Bueno, eso es todo a lo que venia, ahora con su permiso me retiro. – Al decir esto último, la mujer salió de la oficina, dejando al niño dentro de ella. Ni siquiera se despidió de su hijo.

            Ya oíste a tu madre Joseph Wheeler, y por tu bien espero que no me des problemas… Ahora retírate. – Ordenó el ladrón de tumbas.

Sin más que decir el niño se fue a su respectivo salón de clases.

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En un salón de clases…

            ¡Oye, Atemu! ¿Nos podemos ver en el recreo? Hay algo que te gustaría saber. – Le susurraba un chico albino.

            Está bien Bakura, nos veremos en la cafetería de siempre. – Fue la respuesta del faraón.
Las clases continuaron, sin pasar nada fuera de lo normal. Cierto niño estaba deseoso a que llegara el primer recreo y juntarse con sus nuevos amigos, mientras que otro joven le inquietaba saber qué le diría su amigo a la hora del recreo…

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Primer recreo…

¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme Bakura?

Pues verás Yami… Esta mañana muy temprano, llegó a verme una señora a la sala de docentes y era la madre de Joseph Wheeler.

¿Y?

Me dijo lo siguiente….

Empezó a relatarle a su amigo lo que esa señora había venido a hablar con él….

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No muy lejos de ahí, pero en la misma escuela…

      ¡¡¡Date prisa Joey!!! Ven. – Le gritaba un niño de cabellera tricolor.

             Ya voy Yūgi. – Respondió el ojimiel, que salía muy alegre del salón de clases.

             Quiero presentarte a dos de mis amigos… Joey te presento a Tea Gardner y a Tristán Taylor. – La primera era una niña de cabello castaño, ojos azules, piel algo clara, con bonito cuerpo, un poco delgada, y el segundo era de piel morena, pelo castaño y ojos marrones.

Ambos chicos se presentaron, saludándose y dándose las manos.

             Que les parece si vamos a sentarnos en aquellas bancas. – Propuso el tricolor menor.

             Si, vamos. – Respondió animado el ojimiel mientras se adelantaba, en eso Tristán y Tea aprovecharon para hablar un momento a solas con su amigo.

            ¿Qué sucede? Tris, Tea.

            Yūgi, no lo vayas a tomar a mal, pero… ¿Quieres que nosotros seamos amigos de él? – Dijeron al mismo tiempo y a la vez voltearon a ver a dónde se encontraba el rubio.

Pero… ¿Qué les pasa? ¿Por qué se expresan de esa manera?

Yūgi cálmate. – Habló el castaño. – No te pongas así, ese chico no tiene muy buena reputación en la escuela que digamos, sólo míralo, es muy raro y ni siquiera trae su uniforme limpio ni planchado, al parecer nadie de su familia se ocupa de él.

Eso y sin mencionar todas las marcas que se le ven en su cuerpo, se ve tan repulsivo, apuesto a que ni siquiera se baña, sólo mira sus zapatos, están desgastados y viejos, todo él es un desastre.

¿Y?...

Mira Yūgi. – Intervino uno de ellos. – Lo que Tea trata de decirte es que todos nuestros compañeros se burlan de él, y la verdad no queremos problemas.

El pequeño se quedó atónito a lo que sus amigos le estaban diciendo.

Como pueden juzgarlo de esa manera si ni siquiera lo conocen – Expresó molesto.

El otro al ver que sus “amigos” tardaban, decidió acercarse a ellos y averiguar que tanto estaban hablando.

            Chicos, ¿sucede algo? – Preguntó con inocencia.

            Bueno… Verás Joey, es que…. – El tricolor menor no encontraba palabra alguna para poderle explicar la situación, en eso alguien intervino.

            Nada Joey, no sucede nada... Una pequeña discusión sin importancia, verdad, Tea

            ¿Eh? Ah sí, es una tontería… Ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Se rio hipócritamente.

            Bueno en ese caso, vamos. – Contestó muy feliz y se dio la vuelta para seguir caminando.

            ¿Por qué lo hiciste? – Preguntó el tricolor un tanto confundido.

            Sencillo, es por lo que nos acabas de decir, debemos de conocerlo primero antes de juzgarlo, no es así Tea

            Si Tristán, lo que tú digas. – Alegó la chica no muy convencida de la decisión de todos. Y así se fueron a sentar a unas bancas que había en el corredor para poder seguir platicando….

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Así que eso fue lo que te dijo.

            Si, fue todo lo que me contó Yami.

            Y me lo dices tan tranquilo Bakura.

            Mira Atemu, tú y yo no podemos hacer nada ante una situación como ésta. Además desde el momento en que nosotros aceptamos en dar clases… Tú para cubrir tus horas sociales debido a tu “beca completa” y yo por un simple capricho que mi padre me concedió por ser el “dueño” y el “director” de esta escuelucha, también debemos de tomar decisiones duras como docentes. ¿No crees? – Hacia señales de las comillas con los dedos de las manos.

            Sí, creo que tienes razón, pero no sabes el coraje que me da como alguien tan despreciable le haga eso a su propio hijo.

En verdad el faraón estaba molesto, pero odiaba más cuando su amigo tenía la razón.

            Yami, aunque te molestes no cambiarás las cosas. Tú como siempre eres muy tolerante, en cambio yo…

No es necesario que lo digas Bakura, a veces creo que disfrutas más haciendo sufrir a los más pequeños que en dar las clases. – Bromeaba un poco.

Ja, ja, ja, muy gracioso. – Su voz se escuchó sarcástica.

El recreo terminó y todos volvieron a sus respectivas aulas.

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Las clases nuevamente comenzaron con la segunda jornada de la mañana, este día a Yami y a Bakura no les tocaba dar clases en todo el día… Un docente se dirigió a sus alumnos cuando entró al salón.

            Jóvenes, quiero que hagan grupo de 4 para que contesten este cuestionario que les voy a repartir a cada grupo. Las respuestas las encontraran en las Págs. 25 al 30 de su libro de Ciencias Naturales. El tema de hoy será “Los Minerales”.

Todos rápidamente formaron los grupos de 4… Y nadie, absolutamente nadie había escogido al rubio. Éste solamente se quedó sentado en su pupitre para ver si alguien lo escogía. El tricolor menor iba a llamarlo, en eso, otro niño de cabellera negra con una pequeña coleta, ojos de color esmeralda, un poco alto, se acercó a ellos diciéndoles que si se les podía unir al grupo. Pero le contestaron que no lo aceptaban ya que su grupo estaba completo. La otra persona se extrañó por la respuesta que le dieron, ya que solamente había tres personas ahí.

            Ven Joey, que esperas, date prisa y únetenos a nosotros. – Gritó el de los pelos puntiagudos.

El niño sonrió, se levantó con todo y pupitre y se dirigió a donde estaban sus amigos. Pero en ese momento, todos los compañeros empezaron a reírse de ellos por haberlo aceptado.

            Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, oye Taylor que bajo has caído, por aceptar a un don nadie como ése. – Se burlaban algunos compañeros.

            Si es verdad, estoy de acuerdo con ustedes, como es posible que la señorita Gardner permita que se les una el rarito en su grupo. ¿No creen que mejor hubieran aceptado a Devlin?

El recién llegado se limitó en agachar la cabeza, estaba a punto de retirarse, ya que no quería que molestaran a sus nuevos amigos. Pero cuando se iba a levantar alguien lo detuvo…

            Oye Rex, porque no te metes en tus asuntos, es mi problema si lo acepto o no, además estoy seguro que él nos ayudará en el trabajo mucho más que Devlin.

¡Ja! Como quieras Taylor al fin y al cabo yo no seré quien pierda mi popularidad en la escuela. – Le contestó en una forma muy sarcástica.

            ¡¡¡Suficiente!!! – Exclamó el de ojos marrones poniéndose de pie para empezar una pelea.

Pero… El docente advirtió:

            Oigan ustedes dos, si tienen algún problema les sugiero que lo vayan a resolver allá afuera. – Expresó molesto.

            Tristán, cálmate o te sacarán. – Le aconsejaba su amiga.

            Tea tiene razón Tris ya después arreglaras cuentas con él. – Apoyó el de pelos puntiagudos.

            ¡Ja! Tienen razón, no perderé mi tiempo con esas ratas.

            Gracias Taylor por defenderme.

            ¡Oye! Para eso están los amigos. Y a propósito Joey, puedes llamarme Tristán. – Le sonrió con sinceridad.

De acuerdo Tristán, así lo haré. – Le devolvió la sonrisa.

Y sin más interrupciones se pusieron a trabajar en la guía que anteriormente había entregado el docente.

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Segundo recreo…

Al sonar nuevamente la campana, un niño rubio se apresuró a salir de su aula de clases llevando consigo un cuaderno y un lápiz en las manos. Pero uno de sus amigos lo detuvo.

            Joey ¿A dónde vas con tanta prisa?

            Este… Yo… Vuelvo en seguida Yūgi, adelántense ustedes tengo algo que hacer, luego nos vemos.

            Está bien Joey, no te tardes.

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            Hola. – Saludó el ojimiel a su profesor.

            Hola Joey, que te trae por acá. – Le sonrió.

            Pues… Yo…  – Le daba un poquito de pena hablar con su docente y más cuando se trataba de pedirle un pequeño favor.

            Ja, ja, ja, ja, vamos puedes decírmelo sin problemas. – Reía divertido al verlo tan nervioso.

            Profesor Yami, podría explicarme unos de los ejercicios que usted nos dejó ayer.

            Pero por supuesto Joey, vamos al área de docentes para explicarte mejor.

            Si.

Al llegar al lugar, empezó a revisar el ejercicio... Después se dirigió al pequeño.

            Baia… Al parecer aún tienes problemas en las divisiones con decimales.

            Si. – Contestó algo apenado.

            Mira te enseñaré como se resuelve y verás que es muy sencillo.

Digamos que la división era más o menos así: 234/2.5

Listo, el resultado es: 93.60. – Le comentó después que le había explicado cómo se hacia el ejercicio.
El niño se asombró al ver que no era tan difícil.

Yami, eres un genio para las matemáticas. – Decía mientras se llevaba una mano detrás de su cabeza de lo apenado que estaba.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Comenzó a reírse por su inocencia. – Joey, créeme lo que te voy a decir… Yo no soy un genio, ese puesto nadie se lo puede quitar. – Esto último lo dijo con un poquito de tristeza. Pero el otro lo miró muy confundido, no le había entendido a que se refería su docente y decidió preguntarle.

¿Nadie? ¿A qué se refiere?

No es a ¿Qué?... Si no a ¿Quién?

Ahora sí que estaba más confundido y antes de que preguntara… El joven se le adelantó al ver que realmente estaba desconcertado.

Mira Joey, yo no soy un genio, es sólo que me gustan las matemáticas, y lo anterior me refería a un viejo amigo de la infancia… Él sí que es un verdadero “genio”. – Le hizo señales con ambas manos de entre comillas.

¡Oooohhhh! Y…  ¿Cómo se llama? ¿A dónde está?  ¿Estudia aquí?

Hey alto, no me hagas tantas preguntas a la vez… Te parece si te contesto una por una.

Si. – Expresó muy contento y a la vez lo miraba muy interesado de lo que le iba a decir.

Bien, la primera ¿Cuál era? Ah si ya lo recuerdo. – Hablaba en forma graciosa. – Mi amigo se llama Seto Kaiba, la segunda pregunta pues exactamente no lo sé, y la última pregunta es que él no estudia aquí.

¿Qué? – Se quedó atónito por las respuestas de las dos últimas preguntas. – Pero ¿Por qué?

El joven docente suspiró, lo miró y solamente le explicó:

            Es una larga historia Joey, pero como te dije anteriormente él es un viejo amigo de la infancia. Recuerda que te dije que yo soy adoptado.

            Si lo recuerdo.

            Pues él y yo éramos amigos en el orfanato, sólo que él fue adoptado por otra familia y se lo llevaron a vivir muy lejos de Ciudad Domino. Y es por eso que no sé casi nada de él.

El rubio se sintió un mal al ver a su amigo triste. Pero el faraón notó la tristeza del niño y se rio un poco para animarlo diciéndole…

            No te sientas mal por eso Joey, estoy seguro que muy pronto lo volveré a ver. Bien, será mejor que vayas a disfrutar de lo que queda del recreo.

            Si. – Después de darle las gracias salió de ahí para juntarse con sus amigos.

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Las clases terminaron y un pequeño niño de cabello tricolor y ojos color violeta, estaba llegando a su casa…

Abuelito, ya llegué.

Hola Yūgi, ¿cómo te fue en la escuela?

Muy bien abuelito, hoy Tea y Tristán conocieron a Joey, te acuerdas del chico que te hable ayer.

Claro Yūgi que me acuerdo. Y cómo reaccionaron ellos al conocerlo. – Le contestó un señor de avanzada edad, baja de estatura y pelo canoso con una pañueleta amarrada en la cabeza.

El menor suspiró y luego comenzó a explicarle:

            Verás abuelito al principio como que no les agradó del todo pero después terminaron por aceptarlo.

            Y supongo que fue gracias a ti.

            Pues digamos que sí, hasta hizo con nosotros un pequeño trabajo escolar que nos dejó el profesor de Ciencias Naturales, pero los otros chicos lo empezaron a molestar y….

            ¿Y?

            Pues que Tristán lo defendió. – Sonrió al decir esto último.

            Baia, quien diría que el joven Taylor haría tal cosa. – Bromeó con su nieto.

Mientras que conversaban amenamente, Yūgi terminaba su almuerzo que su abuelo le había preparado. Luego se fue a su habitación a hacer sus tareas escolares.

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Una semana después…

Al finalizar las clases, se fue directamente a su casa, le dio un poquito de pena el no poderse quedar más tiempo con sus amigos, pero no podía hacer nada, ya que sabía que su madre lo castigaría de nuevo si volvía a llegar tarde. Cuando llegó se llevó una desagradable sorpresa…

            PERO ¿CÓMO TE ATREVES A DECIRME ESO? ¿CON QUÉ DERECHO TE INDIGNAS A RECLAMARME?

            ¡¡¡YA CÁLLATE!!! ME TIENES ARTO… NO QUIERO VOLVERTE A ESCUCHAR EN TODA MI VIDA LÁRGATE DE UNA BUENA VEZ.

            ERES UN MALDITO MISERABLE. PERO NO ME IRÉ SOLA TEN LO POR SEGURO.

            NO ME IMPORTA, CON TAL DE QUE TE LARGUES Y ME DEJES TRANQUILO ES MÁS QUE SUFICIENTE PARA MÍ.

            Mamá, Papá… ¿Qué sucede? – Preguntaba un niño de apenas 10 años de edad al ver como sus padres discutían fuertemente.

            TÚ CÁLLATE, NO TE METAS Y VETE A TU HABITACIÓN ¡¡¡AHORA!!! – Gritaron los dos al mismo tiempo.

El pequeño salió corriendo a encerrarse a su habitación, pero antes de meterse escuchó un pequeño sollozo que provenía de la habitación de su hermana.

¿Serenity? Abre la puerta soy yo… Tu hermano. – Le decía a su hermana para que le abriera la puerta de su cuarto.

¡¡¡Joey!!! Shif, snif, snif. – En cuanto abrió la puerta se le tiro a sus brazos.

Shhhh… Tranquila Serenity no llores, entremos a tu cuarto y dime ¿Qué está sucediendo?

Nuestros… Snif, snif, snif, padres… Snif, snif, snif. – Trataba de explicar la pelirroja. – Se van a divorciar. – Pudo terminar al fin.

En ese momento, el niño se quedó en Shock por las palabras de su hermana. Mientras que ella aún seguía llorando.

Pero… ¿Por qué? – Fue lo único que se le ocurrió preguntar y a la vez abrazaba a su hermana para calmarla un poco.

Mamá fue a traerme al Colegio muy temprano, y nuestro padre pidió permiso en el trabajo para que él fuera por mí, pero no me encontró ya que nuestra madre se le había adelantado y cuando llegó a casa empezaron a discutir y logré escuchar que se iban a divorciar y eso no es todo... – Nuevas lágrimas le empezaron a salir de sus ojitos mieles iguales a los de su hermano.

Por favor continúa… – Habló, tratando de no llorar también.

Joey, nuestra madre quiere llevarme a vivir con ella y yo… Snif, snif, snif… NO QUIERO… Snif, snif, snif… NO QUIERO, snif, snif, snif, por favor, no dejes que me lleve. – Al niño se le empezaron a salir unas lágrimas de sus ojitos mieles, no podía creer lo que estaba escuchando, parecía una pesadilla, era cierto que ellos a veces se peleaban pero era su rutina el discutir muy a menudo, pero ahora… ¿El quererse separar?

Hermana yo… – Sentía un gran nudo en su garganta, sintiendo como su corazoncito era partido en dos, que podía hacer él si tan sólo tenía 10 años. Y no quería separarse de su hermana ya que sentía que era la única persona en esa casa que lo quería mucho. – No te preocupes hermana, sé muy bien que nuestro padre no lo va a permitir, él te quiere mucho y hará hasta lo imposible para que nuestra madre no te lleve muy lejos de aquí. – Trataba de darle ánimos y al mismo tiempo convencerse de sus propias palabras.

¿En verdad lo crees hermano? – Le preguntaba mientras que lo miraba al mismo tiempo.

Si hermana, tranquila… Todo va a salir muy bien. – Le sonrió a su pequeña hermana y ella le correspondió de igual manera.

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            Oigan chicos, se dieron cuenta en la manera como Joey salió corriendo rápidamente después que terminaron las clases. – Hablaba una niña de pelo castaño y ojos azules.

            Ahora que lo mencionas Tea es verdad. – Respondió uno de los presentes.

            Les dije que era muy raro. – Continúo diciendo la ojiazul.

            Chicos ya es suficiente, no lo critiquen demasiado, algún motivo tuvo que tener para irse corriendo de esa manera.

            No entiendo por qué lo defiendes tanto Yūgi. – Hablaron los dos al mismo tiempo.

            Tú más que nadie deberías de estar molesto porque te rechazó la invitación de venirnos para tu casa. – Manifestó el niño de ojos marrones.

            Mmmm… Es verdad, pero no veo que sea para tanto, además él se disculpó, y nos dijo que lo dejáramos para la próxima vez. – Respondió el tricolor.

            Contigo a veces no se puede hablar. – Expresó la castaña algo molesta.

            Ya, mejor hablemos de otra cosa.

            Hasta que al fin dices algo inteligente Tristán. – Bromeó el de pelos puntiagudos.

Su amigo lo ve un poco molesto. Después se dedicaron a hacer juntos las tareas escolares y a pasarla bien…

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Joey… ¿Te acuerdas que hace un año tú me compraste una baraja de duelo de monstruos?

¿Eh?... Claro que me acuerdo Serenity pero a qué se debe tú pregunta.

Hermano, también te acuerdas que me dijiste que tenía mucha suerte cuando abrí el mazo y la primera carta que me salió fue el Dragón Negro de Ojos Rojos.

Serenity, sigo sin entenderte ¿Qué me tratas de decir?

Toma, te la regalo, quiero que la conserves y quiero que me prometas que nunca te olvidarás de mí, y que pase lo que pase siempre estaremos juntos. – Le decía la pelirroja mientras le daba la carta.

El ojimiel agachó la cabeza y no pudiéndolo resistir más lloró abrazando fuertemente a su hermana.

            Serenity, yo… – Trataba de no desmoronarse, aunque sabía que esa era la despedida.

            ¿Qué sucede hermano? Sé muy bien que esta carta ha sido siempre tu favorita y sé que la cuidarás muy bien. – Trató de sonreírle la pelirroja.

            No puedo aceptarla Serenity, snif, snif, snif, es tuya… También es tu favorita. – Le contestó con tristeza. – Pero que te parece si también te doy una de mis cartas favoritas para que tú no te olvides de mí… ¿De acuerdo? – Le sonrió.

El niño se metió una mano en la bolsa del pantalón del uniforme y sacó su baraja, finalmente le daba una carta a su hermana.

            Joey, esa carta es la más fuerte de tu baraja. – Expresaba la niña al ver la carta que le estaba ofreciendo.

No importa Serenity, de ahora en adelante el Espadachín de Llamas te pertenece.

Ambos se intercambiaron las cartas, haciéndose una promesa que de alguna manera ellos estarían siempre unidos apoyándose uno al otro.

            Nunca me olvides hermano. – Lo abrazó con fuerza.

En eso, la puerta se abrió estrepitosamente dejando ver a la persona que había entrado en ese momento…

            Vámonos Serenity. – Ordenó la madre de los niños.

Joey al ver que su madre se llevaba a su hermana salió corriendo detrás de ellos, llorando como nunca en su vida, mientras le suplicaba a su madre:

            Mamá… Snif, snif, snif, por favor, no te lleves a mi hermana, ¿por qué no me llevas a mí también?





            Ya cállate maldito engendro, ni que estuviera loca… Jamás te llevaría conmigo. Además tú te quedarás con tu padre, ya que él así lo quiso. – La mujer le gritaba a su hijo, mientras salía de la casa.

            Hermanooooooooooo…. – Gritó la pelirroja.





            Noooooooooo Serenity, snif, snif, snif, vuelve, snif, snif, snif, vuelve, por favor, por favor.  – El niño cayó al suelo al ver como su madre se subía a un taxi y partía llevándose a su querida hermana.

            Ya cállate maldito mocoso, haces tanto escándalo para nada. – Se le acercó su padre para darle una fuerte patada en el estómago.

Aaaaaaahhhhhh, papá, por favor, por favor detente, me… Snif, snif, snif, duele… Snif, snif, snif.

Tal vez así te callas de una maldita vez, lloras como una niña. – Le decía su padre mientras lo seguía pateando y golpeándolo.

Aaaaaaaaaaahhhhhhhh, padre, por favor, detente, por favor no me golpees, me… Snif, snif, snif, duele… Snif, snif, snif, ya no por favor, papá ya no, basta. – Suplicaba el pequeño, pero su padre no se detenía. Lo agarró fuertemente del pelo y lo tiró con violencia al suelo. Para después patearlo con brutalidad. Ese pequeño había dejado de llorar, debido a que perdió el conocimiento. Su padre al verlo de esa manera, dejó de golpearlo y salió de la casa dejando a un niño tirado en el suelo con algunas heridas en su rostro, y su cuerpo muy maltratado.


Continuará…





N/A: Les agradezco por tomarse su tiempo en pasar por mi blog y leerme y como dije anteriormente, quiero hacer de esta historia algo especial y única, y eso únicamente lo podré lograr con su ayuda…. Cualquier sugerencia que tengan pueden hacerlo dejándome sus comentarios.

 Adiós, hasta pronto y cuídenseme mucho.


Atte.:

            KAT.


P.D.: Para los que quieran escribirme o agregarme en mi Face, aquí les dejo los link, sólo una pequeña recomendación, y es que únicamente acepto personas que amen el Yaoi tanto como yo… Por lo demás sean todos bienvenidos.


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