miércoles, 30 de enero de 2019

LOS OJOS… SON EL REFLEJO DEL ALMA...





Capítulo 40: Los errores de la vida se pagan con intereses… II Parte.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…


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Buenas noches señor Wheeler. – Saludó en voz baja.

Buenas noches señorita Aime. – Le contestó el saludo de igual manera. – Le agradezco tanto que haya venido.

No es necesario que me lo agradezca, me disculpo por haber venido tan noche.

No se preocupe, lo importante es que ya está aquí.

No me diga que volvió a insistir en querer acercársele a su hijo.

El hombre suspiró profundamente, bajó un poco la mirada y luego empezó a hablar.

No voy a mentirle, si lo volví a intentar y ni siquiera sirvo para eso. Por más que lo traté no pude tocar el corazón de mi hijo, a pesar que le dije que nunca he dejado de quererlo. – Sin poderlo evitar, gruesas lagrimas salían de sus hermosos ojos mieles.

Señor Wheeler, cálmese por favor.

Hay señorita Aime… Snif, snif, snif, snif, snif… El me odia, no quiere verme ni tampoco escucharme, para él, todo lo que le dije no era más que puras mentiras… Snif, snif, snif, snif, snif…

Trate de tranquilizarse, su hijo no lo odia, debe comprender que para él, todo esto es nuevo, no ha de ser nada fácil ver un padre que lucha por cambiar, un padre que lo único que busca es ganarse el perdón, afecto y cariño de su hijo.

¿De verdad, usted lo cree?

Claro que sí, recuerde que en estos momentos su hijo se siente bastante confundido, usted mismo me ha dicho que nunca fue capaz de decirle un te quiero o de abrazarlo y él durante todos estos años se ha sentido solo y menospreciado por ustedes. Por eso es que considero que es normal que el actué de ese modo, debe darle su espacio y tiempo para que él vaya asimilando todo su cambio y algún día le dará la oportunidad que usted tanto ansía.

Muchas gracias por sus palabras señorita Aime, sin usted hace tiempo que me hubiera dado por vencido.

No diga eso señor Wheeler.

En ese momento, se escuchó un ruido en la parte de arriba como si algo hubiese caído al suelo.

¿Su hijo está despierto? – Preguntó la mujer un tanto sorprendida.

Claro que no, a esta hora él ya está dormido.

Me pareció escuchar un ruido.

Espere aquí por favor, iré a ver.

Claro, vaya.

El hombre se retiró del lugar para ir a las escaleras, miró hacia arriba y empezó a subir, en el camino, no supo por qué sintió un gran escalofrío recorrerle por todo su cuerpo. Caminó en dirección a donde estaba el cuarto de su hijo, abría la puerta lentamente sin hacer mucho ruido para no despertarlo según él. Echó un vistazo dentro pero todo estaba oscuro, no se veía nada.

Joey, ¿aún sigues despierto? – Al preguntar no obtuvo respuesta, por lo que decidió encender la luz y su sorpresa mayor fue encontrar a su hijo tirado en el suelo. – No puede ser, Joey ¿Qué has hecho? Por favor reacciona, Joey. – Lo movía un poco de un lado para el otro para ver si lograba despertarlo, pero todo era en vano. – Por favor, no me hagas esto pequeño. – En su desesperación, comenzó a gritar a todo pulmón. – SEÑORITA AIME, VENGA RÁPIDO POR FAVOR, SEÑORITA AIME, AYÚDEME POR LO QUE MÁS QUIERA, SEÑORITA AIMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

La mujer se alarmó al escuchar los alaridos que pegaba el hombre, por lo que subió las escaleras rápidamente para llegar al lugar.

¿Qué fue lo que pasó?

Snif, snif, snif, snif, snif… No lo sé, lo encontré tirado en el suelo, no reacciona, sus manos están heladas.

Señor Wheeler, por favor no pierda la calma, necesito que vaya abajo y llame una ambulancia.

Pero… – El hombre estaba en shock, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar.

No hay tiempo que perder, haga lo que le digo.

Está bien.

En cuanto el hombre se fue, la mujer se quedó con el joven, se aseguró si todavía respiraba, pudo tranquilizarse al sentir que aún lo hacía, estiró un poco la mano para alcanzar la sábana que estaba en la cama ya que ella se encontraba sentada en el suelo junto con el joven y cuando finalmente logró alcanzar la sábana cubrió su cuerpo con ella.

Vamos Joey, debes resistir, la ayuda viene en camino. – Acariciaba suavemente su frente y su mejilla. – No te des por vencido Joey, tú siempre has sido un joven muy valiente y fuerte, siempre has luchado por salir adelante. – La mujer se preocupó al darse cuenta que el joven había dejado de respirar. – Vamos Joey, no me hagas esto, resiste. – Rápidamente comenzó a hacerle RCP[1], en ese momento el hombre había llegado.

Oiga, que le está haciendo a mi hijo.

Trato de reanimarlo, mientras tanto reúna todos los medicamentos que pueda y échelos en una bolsa, después vaya a esperar la ambulancia afuera.

Por un instante el hombre no le gustó que esa mujer le estuviera dando órdenes, pero al ver que su primogénito empezaba a reaccionar con lo que le estaba haciendo la psicóloga, decidió confiar más en ella y dejarla hacer su trabajo. La ambulancia no tardó en llegar y se llevaron al joven rápidamente hacia un hospital.

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En algún lugar de Ciudad Domino, sonaba un teléfono constantemente dentro de una habitación, el ruido que hacia dicho aparato empezaba a sentirse incomodo, un joven que dormía cómodamente comenzaba a despertar un tanto molesto por el sonido de su celular, prendió la luz de una lámpara de noche que había sobre una mesita a la par de la cama, miró el reloj que marcaban las 2:00 A.M. gruñó al agarrar su celular que había dejado de sonar, se sorprendió al ver tantas llamadas perdidas de un número desconocido, estaba a punto de volver a marcar dicho número cuando en eso el celular volvía a sonar.

Habla Kaiba. – Contestó de muy mala manera.

Señor Kaiba, disculpe que lo moleste a esta hora.

El castaño logró reconocer la voz e inmediatamente no supo por qué pero tuvo un mal presentimiento.

¿Es usted señor Wheeler?

Sí, soy yo.

¿Sucedió algo?

Snif, snif, snif, snif, snif… Le llamaba para decirle que me encuentro en el hospital. – El hombre lloraba a mares. – Snif, snif, snif, snif, snif… Señor Kaiba, snif, snif, snif, snif, snif… Mi hijo…

Le pasó algo a Joey, dígame que fue lo que sucedió.

Mi hijo esta… Snif, snif, snif, snif, snif… Mi hijo se está muriendo. – Dijo finalmente, dejando al CEO estupefacto por lo que acababa de escuchar.

No puede ser. – Sin quererlo sus ojos empezaron a humedecerse.

Señor Kaiba, ¿sigue ahí?

Si, por favor dígame en que hospital se encuentra. – Tardó un poco en reaccionar pero finalmente pudo hacerlo, debía de conservar la calma e irse inmediatamente para allá.

En cuanto el hombre le dijo en que hospital se encontraba, el ojiazul se fue rápidamente.

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Parecía un león enjaulado moviéndose de un lado a otro, no podía creer lo que estaba pasando, todo tenía que ser una horrible pesadilla, la culpa lo comía lentamente por dentro. Se sentía culpable por lo ocurrido, pensaba en muchas cosas, y por mucho que trataba de calmarse no lograba conseguirlo, hasta que una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.

Señor Wheeler. – Manifestó la mujer con tristeza. – Le he traído una taza de café para que pueda tranquilizarse.

No quiero tomar nada. – Su voz se escuchaba entre cortada.

Señor Wheeler, lo que pasó no fue su culpa.

Claro que fue mi culpa, se suponía que tenía que estar más al pendiente de él, se suponía que tenía que seguir todas sus indicaciones al pie de la letra y nada de eso hice. Y ahora, estoy a punto de perder lo que más quiero en la vida, por un simple error que cometí.

No sea tan duro con usted mismo, por favor trate de calmarse.

Es que acaso no se da cuenta, mi obligación era asegurarme que él se tomara sus medicamentos, jamás me imaginé que el los escondería.

Señor Wheeler…

No tiene caso señorita Aime, tal parece que nunca podré hacer algo bueno en la vida. He fracasado señorita Aime, fracasé como esposo y como padre. – Se dejó caer en una de las sillas que habían en el lugar.

YA BASTA. – Gritó la mujer. – Ya fue suficiente de que se esté auto compadeciéndose, nada gana con ponerse de esa manera.

Y que sugiere usted que yo haga.

Lo primero que debe de hacer es, deje de estarse lamentando todo el tiempo de los errores que comete, segundo, en vez de llorar como un niño pequeño debe de afrontar esta situación como todo un hombre y tercero, usted no es sabio para predecir que su hijo intentaría quitarse la vida. Si usted renuncia hoy, significa que no merece tener un hijo como Joey. Y a mí no me quedará otra opción que tomar una dura decisión por el bienestar de su hijo. Ahora yo le pregunto… ¿Qué decide hacer? Tomará al toro por los cuernos o arrojará la toalla como un vil cobarde.

El hombre se sorprendió al escucharla, nunca se imaginó que tuviera agallas para hablarle de esa manera tan dura.

Señorita Aime… – No terminó de responderle ya que alguien más decidió intervenir en la conversación.

Baia, nunca pensé decir esto pero… La felicito, usted si sabe cómo tratar a sus pacientes.

Ambos voltearon a ver a la persona que acababa de llegar.

Señor Kaiba, que bueno que llega. – La mujer fue la primera en reaccionar. – Creo que será mejor dejarlos solos por un momento. Pero antes de que la mujer se fuera, un médico estaba entrando finalmente a la sala.

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Horas más tarde…

Hoy hace una hermosa mañana.

Se puede saber porque vienes tan contenta Tea.

Ve, era lo que me faltaba, es que acaso una no puede venir feliz a la escuela.

Ya, ya, ya no peleen chicos.

Descuida Yūgi, no permitiré que nada ni nadie me amargue el día.

Buenos días amigos. – Saludó un joven que acababa de llegar al lugar.

Por lo visto este día estará llena de sorpresas. – Comentó uno de ellos.

¿Por qué lo dices Tristán? – Preguntó el recién llegado.

Porque ya se te estaba haciendo costumbre que llegaras a tiempo a la escuela y hoy vienes temprano.

Lo siento mucho.

No le hagas caso a Tristán, no más te está molestando Ryou.

Pero él tiene razón Yūgi, últimamente he estado llegando algo tarde a la escuela.

Bueno ya, aprovecharé el momento ya que estamos todos.

¿Qué sucede Tristán?

Verán, no me lo van a creer, pero ayer en la tarde que estuve con Duke, me pidió de favor que lo dejáramos ver a Joey.

¿Qué? – Preguntaron todos al mismo tiempo muy sorprendidos.

Y él desde cuándo se ha interesado en nuestro amigo.

Todos se quedaron boquiabiertos al escuchar hablar a su amiga de esa manera.

¿Y a ti que mosca te picó? – Preguntó el castaño y a la vez ponía su mano en su frente. – Pues no, tal parece que no tienes fiebre.

Ya déjame Tristán. – Expresó molesta y le quitaba la mano de forma brusca. – No veo nada de malo decir la verdad.

No te enojes Tea, es que nosotros creíamos que te caía mal Joey.

No entiendo porque piensan eso de mí, el hecho de que algunas veces opine diferente no significa que me caiga mal. Además, él es nuestro amigo.

Todos se voltearon a ver unos a otros con cara de… Y a esta ¿Qué le pasa?

Bueno, pero síguenos contando Tristán. – Insistió la castaña.

Ah sí, como les decía, Duke quiere ver a Joey para pedirle disculpas, también me dijo que estaba arrepentido por haberlo tratado tan mal en la escuela.

¡Ja! Y como no estarlo si él era una de las personas que se burlaba de Joey todo el tiempo.

No es por nada Tea, pero tú también te burlabas en ocasiones.

¿Qué? ¿Es eso cierto Tea? – Preguntó el albino.

¡TRISTÁN!

Ups, olvidé que Ryou había entrado años después a la escuela.

Bueno ya, lo mejor será que olvidemos el pasado. – Comentó el tricolor.

Pero Yūgi, no puedo creer que Tea se haya atrevido a molestar a Joey.

No te preocupes por eso Ryou, como lo acaba de decir Yūgi, eso ya quedó en el pasado.

Mira Ryou, en ese entonces no era tan amiga de Joey que digamos, empezaba a tratarlo y aceptarlo como mi amigo.

Ah, entiendo.

Ya no salimos de tema, todavía no me han contestado sobre lo que les conté de Duke.

Yo no veo nada de malo que quiera visitarlo. El único problema es que no sabemos si su padre lo dejará verlo.

Yūgi ¿Y si hablamos con la psicóloga?

Esa me parece una excelente idea Ryou.

Es verdad, a ti se te hace más fácil poderte comunicar con ella.

Entonces está decidido, vamos a esperar la respuesta de Ryou, dependiendo de lo que nos diga, sabremos si Duke nos podrá acompañar la próxima vez que visitemos a Joey.

Está bien, chicos.

Ryou, habla con tu hermano esta misma tarde, recuerda que mañana es sábado y podemos aprovechar el fin de semana para visitarlo.

De acuerdo Yūgi, esta tarde hablaré con mi hermano y luego les llamo por teléfono.

Bien, así quedamos entonces.

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No muy lejos de ahí, pero en la misma escuela…

Buenos días Mokuba.

¡Eh! Buenos días Noah.

Oye, ¿qué te pasa? ¿Por qué traes esa cara?

Es que… Hoy en la madrugada escuché el carro de mi hermano irse a toda velocidad.

De seguro se le olvidó algo en su oficina, recuerda que tú mismo me dijiste que hoy va llegar Yami por la tarde.

No lo sé Noah, creo que algo pasó.

¿Por qué crees eso?

Me quedé despierto para ver si llegaba luego, pasaron las horas y mi hermano no regresó desde que se fue en la madrugada.

Ya no pienses en cosas malas, mejor piensa en que se le olvidó terminar algún pendiente, acuérdate que tu hermano le gusta que todo quede perfecto.

Sí, creo que tienes razón, a lo mejor me estoy preocupando demasiado.

Me gusta verte cuando sonríes.

Gracias por animarme Noah.

De nada.

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Hola Yami, ¿Qué tal?

Hola Bakura. – Contestó algo cansado.

Oye, ¿estás bien? Traes una cara amigo…

Si, tranquilo estoy bien, es sólo que no pude dormir anoche. – Respondió mientras que bostezaba.

De seguro te quedaste pensando durante la noche en todas tus obligaciones que vas a tener a partir de esta tarde.

La verdad no es eso. – Bajó un poco la mirada.

Yami, ¿acaso me estas ocultando algo?

No como crees. – Medio sonrió.

Bueno, entonces dime porque vienes tan cansado.

Olvídalo quieres.

Ahora, ¿qué fue lo que hiciste?

Nada, que te hace pensar que hice algo.

Porque te conozco muy bien, y si te has desvelado fue por alguna razón.

Me desvelé estudiando eso es todo.

¡Aja! ¿Y tú crees que yo soy idiota o qué? – Se cruzaba de brazos, mientras que lo miraba seriamente.

Hay bueno ya, te lo voy a decir, solamente te pido que no me vayas a sermonear.

Deja que sea yo quien decida eso.

Pues bien, ayer que pasé con Yūgi, le comenté que esta tarde iba a entrar a trabajar de nuevo.

¿Y luego?

Pues él me pidió un favor.

¿Qué clase de favor?

Si te lo digo, prometes no decirle nada a mi madre.

El albino levantó una ceja, se le hizo raro que su amigo se estuviera comportando como un joven bachiller, ya que él nunca había actuado de esa manera.

Bueno está bien, te lo prometo con la condición de que me cuentes con lujos y detalles que fue lo que hiciste.

Bien, en ese caso vamos al auditórium para que podamos hablar a solas.

De acuerdo, vamos.

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Un hombre estaba llegando a su casa, se sentía completamente devastado, no tenía ánimos de nada, miró a su alrededor, se dio cuenta lo vacía y triste que se sentía la casa. No había dejado de llorar desde que llegó, decidió subir las escaleras para entrar en una habitación, al llegar al lugar, caminó en dirección hacia la cama y ahí se desplomó por completo.

“Joey, perdóname hijo, perdóname por no haber estado contigo cuando tu más me necesitaste”. – Hablaba casi en un susurro, acariciaba parte de la cama que estaba vacía. – “Todavía recuerdo tu llanto, aun te recuerdo como solías esperarme con los brazos abiertos cuando yo llegaba de trabajar, de cómo me sonreías y te acercabas a mí para que pudiera ayudarte con las tareas de la escuela. Recuerdo tu dulce mirada cuando querías jugar conmigo, y las veces en que me llamabas papito… Snif, snif, snif, snif, snif…  Lo que más deseo es retroceder el tiempo para poderte tener en mis brazos una vez más… Snif, snif, snif, snif, snif… Hay algo que nunca he tenido el valor de decirte y es que cuando tú naciste fui el hombre más feliz del mundo, me acuerdo que una vez te me enfermaste y me tocó cuidarte toda la noche hasta que la fiebre te bajara, eras tan chiquito que cabías en la palma de mi mano. Pero ahora… Snif, snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif, snif, snif… ¿Qué me queda? Nada, ni siquiera pude abrirte mi corazón por mucho que lo intenté, no fui capaz de acercarme a ti, de alguna manera creo que te presioné demasiado para ganarme tu perdón, no debí de insistirte tanto, ni siquiera  tuve el valor suficiente de decirte que no soy más que un maldito miserable, que logró su objetivo de convertir tu vida en un infierno. No soy más que un viejo estúpido que descargaba toda mi ira en ti. Snif, snif, snif, snif, snif… No soy más que un pedazo de animal que no pudo demostrarte el verdadero cariño de un padre hacia su hijo. Snif, snif, snif, snif, snif… JOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY”. – Gritó a todo pulmón. El hombre veía esa habitación toda tétrica y sola, se levantó de la cama y con la mirada exploraba el lugar, aun podía sentir la presencia de su hijo, aun podía oler su fragancia y aun solía verlo acostado en su cama. Y no resistiéndolo más, se dejó caer de rodillas al piso para abrazarse a sí mismo y llorar como nunca en su vida lo había hecho…


Continuará…


N/A: Es la primera vez que escribo dos capítulos tristes continuo, últimamente es así como me he sentido y aproveché mis emociones para escribir. Les agradezco a todos por tomarse su tiempo en leerme. Y les pido disculpas por dejarlos en suspenso… ¿Qué creen que haya pasado con mi lindo cachorro? ¿Habrá fallecido? ¿O el padre conseguirá lo que tanto está buscando? Acepto sugerencias de toda clase, no olviden dejar sus comentarios en mi blog y también lo pueden hacer en mi Facebook o a mi correo. Para los que no saben mi correo, les dejo el link abajo.


Ahora sí, me despido de ustedes muy cariñosamente y nos vemos en el siguiente capítulo.


Atte.:

             KAT.




[1] Reanimación Cardiopulmonar.