Capítulo 40: Los errores de la vida se
pagan con intereses… II Parte.
Declaimer: Como siempre…
Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me
pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra
cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se
diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
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Buenas
noches señor Wheeler. – Saludó en voz baja.
Buenas
noches señorita Aime. – Le contestó el saludo de igual manera. – Le agradezco
tanto que haya venido.
No
es necesario que me lo agradezca, me disculpo por haber venido tan noche.
No
se preocupe, lo importante es que ya está aquí.
No
me diga que volvió a insistir en querer acercársele a su hijo.
El
hombre suspiró profundamente, bajó un poco la mirada y luego empezó a hablar.
No
voy a mentirle, si lo volví a intentar y ni siquiera sirvo para eso. Por más
que lo traté no pude tocar el corazón de mi hijo, a pesar que le dije que nunca
he dejado de quererlo. – Sin poderlo evitar, gruesas lagrimas salían de sus
hermosos ojos mieles.
Señor
Wheeler, cálmese por favor.
Hay
señorita Aime… Snif, snif, snif, snif, snif… El me odia, no quiere verme ni
tampoco escucharme, para él, todo lo que le dije no era más que puras mentiras…
Snif, snif, snif, snif, snif…
Trate
de tranquilizarse, su hijo no lo odia, debe comprender que para él, todo esto
es nuevo, no ha de ser nada fácil ver un padre que lucha por cambiar, un padre
que lo único que busca es ganarse el perdón, afecto y cariño de su hijo.
¿De
verdad, usted lo cree?
Claro
que sí, recuerde que en estos momentos su hijo se siente bastante confundido,
usted mismo me ha dicho que nunca fue capaz de decirle un te quiero o de
abrazarlo y él durante todos estos años se ha sentido solo y menospreciado por
ustedes. Por eso es que considero que es normal que el actué de ese modo, debe
darle su espacio y tiempo para que él vaya asimilando todo su cambio y algún
día le dará la oportunidad que usted tanto ansía.
Muchas
gracias por sus palabras señorita Aime, sin usted hace tiempo que me hubiera
dado por vencido.
No
diga eso señor Wheeler.
En
ese momento, se escuchó un ruido en la parte de arriba como si algo hubiese
caído al suelo.
¿Su
hijo está despierto? – Preguntó la mujer un tanto sorprendida.
Claro
que no, a esta hora él ya está dormido.
Me
pareció escuchar un ruido.
Espere
aquí por favor, iré a ver.
Claro,
vaya.
El
hombre se retiró del lugar para ir a las escaleras, miró hacia arriba y empezó
a subir, en el camino, no supo por qué sintió un gran escalofrío recorrerle por
todo su cuerpo. Caminó en dirección a donde estaba el cuarto de su hijo, abría
la puerta lentamente sin hacer mucho ruido para no despertarlo según él. Echó
un vistazo dentro pero todo estaba oscuro, no se veía nada.
Joey,
¿aún sigues despierto? – Al preguntar no obtuvo respuesta, por lo que decidió
encender la luz y su sorpresa mayor fue encontrar a su hijo tirado en el suelo.
– No puede ser, Joey ¿Qué has hecho? Por favor reacciona, Joey. – Lo movía un
poco de un lado para el otro para ver si lograba despertarlo, pero todo era en
vano. – Por favor, no me hagas esto pequeño. – En su desesperación, comenzó a
gritar a todo pulmón. – SEÑORITA AIME, VENGA RÁPIDO POR FAVOR, SEÑORITA AIME,
AYÚDEME POR LO QUE MÁS QUIERA, SEÑORITA
AIMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.
La
mujer se alarmó al escuchar los alaridos que pegaba el hombre, por lo que subió
las escaleras rápidamente para llegar al lugar.
¿Qué
fue lo que pasó?
Snif,
snif, snif, snif, snif… No lo sé, lo encontré tirado en el suelo, no reacciona,
sus manos están heladas.
Señor
Wheeler, por favor no pierda la calma, necesito que vaya abajo y llame una
ambulancia.
Pero…
– El hombre estaba en shock, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar.
No
hay tiempo que perder, haga lo que le digo.
Está
bien.
En
cuanto el hombre se fue, la mujer se quedó con el joven, se aseguró si todavía
respiraba, pudo tranquilizarse al sentir que aún lo hacía, estiró un poco la
mano para alcanzar la sábana que estaba en la cama ya que ella se encontraba
sentada en el suelo junto con el joven y cuando finalmente logró alcanzar la sábana
cubrió su cuerpo con ella.
Vamos
Joey, debes resistir, la ayuda viene en camino. – Acariciaba suavemente su
frente y su mejilla. – No te des por vencido Joey, tú siempre has sido un joven
muy valiente y fuerte, siempre has luchado por salir adelante. – La mujer se
preocupó al darse cuenta que el joven había dejado de respirar. – Vamos Joey,
no me hagas esto, resiste. – Rápidamente comenzó a hacerle RCP[1],
en ese momento el hombre había llegado.
Oiga,
que le está haciendo a mi hijo.
Trato
de reanimarlo, mientras tanto reúna todos los medicamentos que pueda y échelos
en una bolsa, después vaya a esperar la ambulancia afuera.
Por
un instante el hombre no le gustó que esa mujer le estuviera dando órdenes,
pero al ver que su primogénito empezaba a reaccionar con lo que le estaba
haciendo la psicóloga, decidió confiar más en ella y dejarla hacer su trabajo.
La ambulancia no tardó en llegar y se llevaron al joven rápidamente hacia un
hospital.
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En
algún lugar de Ciudad Domino, sonaba un teléfono constantemente dentro de una
habitación, el ruido que hacia dicho aparato empezaba a sentirse incomodo, un
joven que dormía cómodamente comenzaba a despertar un tanto molesto por el
sonido de su celular, prendió la luz de una lámpara de noche que había sobre
una mesita a la par de la cama, miró el reloj que marcaban las 2:00 A.M. gruñó
al agarrar su celular que había dejado de sonar, se sorprendió al ver tantas
llamadas perdidas de un número desconocido, estaba a punto de volver a marcar
dicho número cuando en eso el celular volvía a sonar.
Habla
Kaiba. – Contestó de muy mala manera.
Señor
Kaiba, disculpe que lo moleste a esta hora.
El
castaño logró reconocer la voz e inmediatamente no supo por qué pero tuvo un
mal presentimiento.
¿Es
usted señor Wheeler?
Sí,
soy yo.
¿Sucedió
algo?
Snif,
snif, snif, snif, snif… Le llamaba para decirle que me encuentro en el
hospital. – El hombre lloraba a mares. – Snif, snif, snif, snif, snif… Señor
Kaiba, snif, snif, snif, snif, snif… Mi hijo…
Le
pasó algo a Joey, dígame que fue lo que sucedió.
Mi
hijo esta… Snif, snif, snif, snif, snif… Mi hijo se está muriendo. – Dijo
finalmente, dejando al CEO estupefacto por lo que acababa de escuchar.
No
puede ser. – Sin quererlo sus ojos empezaron a humedecerse.
Señor
Kaiba, ¿sigue ahí?
Si,
por favor dígame en que hospital se encuentra. – Tardó un poco en reaccionar
pero finalmente pudo hacerlo, debía de conservar la calma e irse inmediatamente
para allá.
En
cuanto el hombre le dijo en que hospital se encontraba, el ojiazul se fue
rápidamente.
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Parecía
un león enjaulado moviéndose de un lado a otro, no podía creer lo que estaba
pasando, todo tenía que ser una horrible pesadilla, la culpa lo comía
lentamente por dentro. Se sentía culpable por lo ocurrido, pensaba en muchas
cosas, y por mucho que trataba de calmarse no lograba conseguirlo, hasta que
una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.
Señor
Wheeler. – Manifestó la mujer con tristeza. – Le he traído una taza de café
para que pueda tranquilizarse.
No
quiero tomar nada. – Su voz se escuchaba entre cortada.
Señor
Wheeler, lo que pasó no fue su culpa.
Claro
que fue mi culpa, se suponía que tenía que estar más al pendiente de él, se
suponía que tenía que seguir todas sus indicaciones al pie de la letra y nada
de eso hice. Y ahora, estoy a punto de perder lo que más quiero en la vida, por
un simple error que cometí.
No
sea tan duro con usted mismo, por favor trate de calmarse.
Es
que acaso no se da cuenta, mi obligación era asegurarme que él se tomara sus
medicamentos, jamás me imaginé que el los escondería.
Señor
Wheeler…
No
tiene caso señorita Aime, tal parece que nunca podré hacer algo bueno en la
vida. He fracasado señorita Aime, fracasé como esposo y como padre. – Se dejó
caer en una de las sillas que habían en el lugar.
YA
BASTA. – Gritó la mujer. – Ya fue suficiente de que se esté auto
compadeciéndose, nada gana con ponerse de esa manera.
Y
que sugiere usted que yo haga.
Lo
primero que debe de hacer es, deje de estarse lamentando todo el tiempo de los
errores que comete, segundo, en vez de llorar como un niño pequeño debe de
afrontar esta situación como todo un hombre y tercero, usted no es sabio para
predecir que su hijo intentaría quitarse la vida. Si usted renuncia hoy, significa
que no merece tener un hijo como Joey. Y a mí no me quedará otra opción que
tomar una dura decisión por el bienestar de su hijo. Ahora yo le pregunto… ¿Qué
decide hacer? Tomará al toro por los cuernos o arrojará la toalla como un vil
cobarde.
El
hombre se sorprendió al escucharla, nunca se imaginó que tuviera agallas para
hablarle de esa manera tan dura.
Señorita
Aime… – No terminó de responderle ya que alguien más decidió intervenir en la
conversación.
Baia,
nunca pensé decir esto pero… La felicito, usted si sabe cómo tratar a sus
pacientes.
Ambos
voltearon a ver a la persona que acababa de llegar.
Señor
Kaiba, que bueno que llega. – La mujer fue la primera en reaccionar. – Creo que
será mejor dejarlos solos por un momento. Pero antes de que la mujer se fuera,
un médico estaba entrando finalmente a la sala.
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Horas más tarde…
Hoy
hace una hermosa mañana.
Se
puede saber porque vienes tan contenta Tea.
Ve,
era lo que me faltaba, es que acaso una no puede venir feliz a la escuela.
Ya,
ya, ya no peleen chicos.
Descuida
Yūgi, no permitiré que nada ni nadie me amargue el día.
Buenos
días amigos. – Saludó un joven que acababa de llegar al lugar.
Por
lo visto este día estará llena de sorpresas. – Comentó uno de ellos.
¿Por
qué lo dices Tristán? – Preguntó el recién llegado.
Porque
ya se te estaba haciendo costumbre que llegaras a tiempo a la escuela y hoy
vienes temprano.
Lo
siento mucho.
No
le hagas caso a Tristán, no más te está molestando Ryou.
Pero
él tiene razón Yūgi, últimamente he estado llegando algo tarde a la escuela.
Bueno
ya, aprovecharé el momento ya que estamos todos.
¿Qué
sucede Tristán?
Verán,
no me lo van a creer, pero ayer en la tarde que estuve con Duke, me pidió de
favor que lo dejáramos ver a Joey.
¿Qué?
– Preguntaron todos al mismo tiempo muy sorprendidos.
Y
él desde cuándo se ha interesado en nuestro amigo.
Todos
se quedaron boquiabiertos al escuchar hablar a su amiga de esa manera.
¿Y
a ti que mosca te picó? – Preguntó el castaño y a la vez ponía su mano en su
frente. – Pues no, tal parece que no tienes fiebre.
Ya
déjame Tristán. – Expresó molesta y le quitaba la mano de forma brusca. – No
veo nada de malo decir la verdad.
No
te enojes Tea, es que nosotros creíamos que te caía mal Joey.
No
entiendo porque piensan eso de mí, el hecho de que algunas veces opine
diferente no significa que me caiga mal. Además, él es nuestro amigo.
Todos
se voltearon a ver unos a otros con cara de… Y a esta ¿Qué le pasa?
Bueno,
pero síguenos contando Tristán. – Insistió la castaña.
Ah
sí, como les decía, Duke quiere ver a Joey para pedirle disculpas, también me
dijo que estaba arrepentido por haberlo tratado tan mal en la escuela.
¡Ja!
Y como no estarlo si él era una de las personas que se burlaba de Joey todo el
tiempo.
No
es por nada Tea, pero tú también te burlabas en ocasiones.
¿Qué?
¿Es eso cierto Tea? – Preguntó el albino.
¡TRISTÁN!
Ups,
olvidé que Ryou había entrado años después a la escuela.
Bueno
ya, lo mejor será que olvidemos el pasado. – Comentó el tricolor.
Pero
Yūgi, no puedo creer que Tea se haya atrevido a molestar a Joey.
No
te preocupes por eso Ryou, como lo acaba de decir Yūgi, eso ya quedó en el
pasado.
Mira
Ryou, en ese entonces no era tan amiga de Joey que digamos, empezaba a tratarlo
y aceptarlo como mi amigo.
Ah,
entiendo.
Ya
no salimos de tema, todavía no me han contestado sobre lo que les conté de
Duke.
Yo
no veo nada de malo que quiera visitarlo. El único problema es que no sabemos
si su padre lo dejará verlo.
Yūgi
¿Y si hablamos con la psicóloga?
Esa
me parece una excelente idea Ryou.
Es
verdad, a ti se te hace más fácil poderte comunicar con ella.
Entonces
está decidido, vamos a esperar la respuesta de Ryou, dependiendo de lo que nos
diga, sabremos si Duke nos podrá acompañar la próxima vez que visitemos a Joey.
Está
bien, chicos.
Ryou,
habla con tu hermano esta misma tarde, recuerda que mañana es sábado y podemos
aprovechar el fin de semana para visitarlo.
De
acuerdo Yūgi, esta tarde hablaré con mi hermano y luego les llamo por teléfono.
Bien,
así quedamos entonces.
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No muy lejos de ahí, pero en la misma
escuela…
Buenos
días Mokuba.
¡Eh!
Buenos días Noah.
Oye,
¿qué te pasa? ¿Por qué traes esa cara?
Es
que… Hoy en la madrugada escuché el carro de mi hermano irse a toda velocidad.
De
seguro se le olvidó algo en su oficina, recuerda que tú mismo me dijiste que
hoy va llegar Yami por la tarde.
No
lo sé Noah, creo que algo pasó.
¿Por
qué crees eso?
Me
quedé despierto para ver si llegaba luego, pasaron las horas y mi hermano no
regresó desde que se fue en la madrugada.
Ya
no pienses en cosas malas, mejor piensa en que se le olvidó terminar algún
pendiente, acuérdate que tu hermano le gusta que todo quede perfecto.
Sí,
creo que tienes razón, a lo mejor me estoy preocupando demasiado.
Me
gusta verte cuando sonríes.
Gracias
por animarme Noah.
De
nada.
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Hola
Yami, ¿Qué tal?
Hola
Bakura. – Contestó algo cansado.
Oye,
¿estás bien? Traes una cara amigo…
Si,
tranquilo estoy bien, es sólo que no pude dormir anoche. – Respondió mientras
que bostezaba.
De
seguro te quedaste pensando durante la noche en todas tus obligaciones que vas
a tener a partir de esta tarde.
La
verdad no es eso. – Bajó un poco la mirada.
Yami,
¿acaso me estas ocultando algo?
No
como crees. – Medio sonrió.
Bueno,
entonces dime porque vienes tan cansado.
Olvídalo
quieres.
Ahora,
¿qué fue lo que hiciste?
Nada,
que te hace pensar que hice algo.
Porque
te conozco muy bien, y si te has desvelado fue por alguna razón.
Me
desvelé estudiando eso es todo.
¡Aja!
¿Y tú crees que yo soy idiota o qué? – Se cruzaba de brazos, mientras que lo
miraba seriamente.
Hay
bueno ya, te lo voy a decir, solamente te pido que no me vayas a sermonear.
Deja
que sea yo quien decida eso.
Pues
bien, ayer que pasé con Yūgi, le comenté que esta tarde iba a entrar a trabajar
de nuevo.
¿Y
luego?
Pues
él me pidió un favor.
¿Qué
clase de favor?
Si
te lo digo, prometes no decirle nada a mi madre.
El
albino levantó una ceja, se le hizo raro que su amigo se estuviera comportando
como un joven bachiller, ya que él nunca había actuado de esa manera.
Bueno
está bien, te lo prometo con la condición de que me cuentes con lujos y
detalles que fue lo que hiciste.
Bien,
en ese caso vamos al auditórium para que podamos hablar a solas.
De
acuerdo, vamos.
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Un
hombre estaba llegando a su casa, se sentía completamente devastado, no tenía
ánimos de nada, miró a su alrededor, se dio cuenta lo vacía y triste que se
sentía la casa. No había dejado de llorar desde que llegó, decidió subir las
escaleras para entrar en una habitación, al llegar al lugar, caminó en
dirección hacia la cama y ahí se desplomó por completo.
“Joey,
perdóname hijo, perdóname por no haber estado contigo cuando tu más me
necesitaste”. – Hablaba casi en un susurro, acariciaba parte de la cama que
estaba vacía. – “Todavía recuerdo tu llanto, aun te recuerdo como solías esperarme
con los brazos abiertos cuando yo llegaba de trabajar, de cómo me sonreías y te
acercabas a mí para que pudiera ayudarte con las tareas de la escuela. Recuerdo
tu dulce mirada cuando querías jugar conmigo, y las veces en que me llamabas
papito… Snif, snif, snif, snif, snif… Lo
que más deseo es retroceder el tiempo para poderte tener en mis brazos una vez más…
Snif, snif, snif, snif, snif… Hay algo que nunca he tenido el valor de decirte
y es que cuando tú naciste fui el hombre más feliz del mundo, me acuerdo que
una vez te me enfermaste y me tocó cuidarte toda la noche hasta que la fiebre
te bajara, eras tan chiquito que cabías en la palma de mi mano. Pero ahora…
Snif, snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif,
snif, snif… ¿Qué me queda? Nada, ni siquiera pude abrirte mi corazón por mucho
que lo intenté, no fui capaz de acercarme a ti, de alguna manera creo que te
presioné demasiado para ganarme tu perdón, no debí de insistirte tanto, ni
siquiera tuve el valor suficiente de
decirte que no soy más que un maldito miserable, que logró su objetivo de
convertir tu vida en un infierno. No soy más que un viejo estúpido que
descargaba toda mi ira en ti. Snif, snif, snif, snif, snif… No soy más que un
pedazo de animal que no pudo demostrarte el verdadero cariño de un padre hacia
su hijo. Snif, snif, snif, snif, snif… JOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY”.
– Gritó a todo pulmón. El hombre veía esa habitación toda tétrica y sola, se levantó
de la cama y con la mirada exploraba el lugar, aun podía sentir la presencia de
su hijo, aun podía oler su fragancia y aun solía verlo acostado en su cama. Y
no resistiéndolo más, se dejó caer de rodillas al piso para abrazarse a sí
mismo y llorar como nunca en su vida lo había hecho…
Continuará…
N/A: Es la primera
vez que escribo dos capítulos tristes continuo, últimamente es así como me he
sentido y aproveché mis emociones para escribir. Les agradezco a todos por
tomarse su tiempo en leerme. Y les pido disculpas por dejarlos en suspenso…
¿Qué creen que haya pasado con mi lindo cachorro? ¿Habrá fallecido? ¿O el padre
conseguirá lo que tanto está buscando? Acepto sugerencias de toda clase, no
olviden dejar sus comentarios en mi blog y también lo pueden hacer en mi
Facebook o a mi correo. Para los que no saben mi correo, les dejo el link
abajo.
Ahora
sí, me despido de ustedes muy cariñosamente y nos vemos en el siguiente
capítulo.
Atte.:
KAT.