Capítulo 46: ¿Cómo puedo creerte?… II parte.
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!,
“No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra
cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se
diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
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En alguna parte del mundo...
Un
joven de cabellos negros, ojos azules entraba a un área de aislamiento, al
entrar se acercaba a una cama que había ahí.
Hola, ¿cómo te sientes? – No obtuvo
respuesta. – Joey… – Lo miraba todo preocupado. – Ni siquiera has tocado el
desayuno que te traje. ¿Joey? – Volvía a insistir en llamarlo.
¿Cuándo podré salir de aquí? – Se
atrevió a mirarlo a los ojos.
No lo sé. – Bajó un poco su mirada. – Acabo
de hablar con mi hermano y me dijo que en cuanto te sientas mejor podrás salir
de aquí. – En lo que conversaba observaba como su amigo se sentaba en la orilla
de la cama. – ¿Qué haces? – Le preguntó angustiado.
No quiero estar aquí. – Intentó ponerse
de pie pero sus piernas no lo sostuvieron e inmediatamente cayó al suelo.
¡JOEY! – Exclamó abatido en lo que lo
ayudaba a ponerse de pie.
Déjame, quiero que te vayas.
No, de ninguna manera me iré.
¿A qué has venido? – Lo miraba entre
enojado y triste al mismo tiempo.
Yo…
De seguro vienes a burlarte de mí,
¿verdad?
No, claro que no.
NO TE CREO. – Gritó acongojado y sus
ojos empezaban a humedecerse.
¿Por qué piensas que vengo a burlarme
de ti?
¡SÓLO MÍRAME! SI ANTES TE PARECÍA UN
MONSTRUO, AHORA YA PAREZCO UN SER REPULSIVO. – Lloraba amargamente. – ODIO
ESTAR DE ESTA FORMA, NO ME GUSTA TENER ESTA APARIENCIA TAN ASQUEROSA Y
DESAGRADABLE.
La
otra persona lo miraba de pies a cabeza, su amigo se miraba totalmente
diferente, y es ahí que comenzaba a darse cuenta que por alguna extraña razón
no lograba transformase por completo. Su apariencia era mitad animal y mitad
humano, sus pies se le miraban como las patas de un dragón al igual que sus
manos, su rostro era diferente y ni qué decir de sus alas que resaltaban a
simple vista detrás de su espalda al igual que su cola. Ya nada era como antes,
y se preguntaba mentalmente del por qué su trasformación no era completa.
Joey…
ALÉJATE DE MÍ, NI TE ME ACERQUES. – Gruñó enojado y sus ojos mieles cambiaron a
un color rojizo. – FINALMENTE
LOGRASTE TU PROPÓSITO DE ENTREGARME A TU HERMANO PARA QUE EXPERIMENTARA CONMIGO
EN UNO DE SUS LABORATORIOS.
Joey… – Tragó saliva en seco. – Eso no
es cierto, yo no te entregué a mi hermano y te pido perdón por todas las cosas
que te dije en aquella ocasión. – Sus palabras sonaban muy sinceras. – Tú no
eres ningún monstruo para mí.
MIENTES. – Gritó adolorido.
Te estoy diciendo la verdad, y no me
importa tu apariencia, no me importa cómo te vez ahora, porque lo único que me
interesa es que tu estés bien.
¿Por qué me dices todo eso? – Seguía
llorando.
Porque te hablo con la verdad, porque
me duele ver cómo estas sufriendo y lo que más me duele es que no puedo hacer
nada para ayudarte. – Comenzaba a llorar.
¿Cómo puedo creerte?
No lo sé, y estas en todo tu derecho de
desconfiar de mí y no te culpo que lo hagas, porque estoy consciente que yo
mismo propicié a que no confíes en mí. Pero déjame decirte una cosa. – Lo
miraba directamente a los ojos.
¿Qué?
No sé cómo, pero haré todo lo posible
para volverme a ganar tu confianza.
¿Lo dices en serio?
Si.
¿Por qué?
Porque eres mi amigo. – Le sonrió con
ternura.
Yo… No sé qué decir.
No me digas nada, únicamente te pido
que me permitas estar a tu lado.
¿Para qué?
Quiero cuidar de ti, ya verás que poco
a poco te irás recuperando.
Ya es muy tarde.
¿Por qué dices eso?
Creo que jamás me recuperaré, sólo mira
mis alas, están maltratadas, decaídas, débiles, no soy capaz de poderlas mover,
no soy capaz de regresar a mi forma original. No sé qué es lo que me han hecho.
– Cayó de rodillas llorando desconsoladamente, el pelinegro podía sentir como
su corazón se le desgarraba al ver a su amigo tan devastado.
Perdóname, perdóname por favor, la
verdad es que no sé qué decirte.
Yo si lo sé. – Interrumpió otra persona
que acababa de llegar.
¡Hermano! – Se dio la media vuelta para
abrazarlo. – ¿Tu si sabes lo que le pasa a Joey?
Lo único que puedo decirte es que él,
necesita descansar, y no debería de estar fuera de la cama. – Se acercaba al
rubio con sumo cuidado para luego cargarlo en sus brazos y acostarlo nuevamente
en la cama.
¿Eso quiere decir que él va estar bien?
– Preguntaba todo ilusionado.
Sí, pero deberá guardar reposo
absoluto, no esforzarse demasiado en querer regresar a su verdadera forma y
alimentarse adecuadamente. – Cubría su cuerpo con una manta.
Oíste eso Joey. – Se limpiaba sus
lágrimas con una de sus manos.
¿Podré volar de nuevo? – Preguntó algo
temeroso en saber la respuesta.
Si sigues todas las indicaciones,
podrás volar en poco tiempo.
Gracias. – Con la manta se limpiaba las
lágrimas que seguían cayendo de sus ojos.
Me estoy dando cuenta que no has comido
en todo el día y eso no es bueno para tu salud.
Con lo que me acaba de decir le prometo
que empezaré a comer todos los días.
Más te vale que cumplas con tu promesa,
perro tonto. – Manifestó con seriedad.
No soy ningún perro. – Le contestó en
forma de reproche.
Pues con esa apariencia que tienes,
pareces un perro.
NO ES CIERTO. – Gritó sin darse cuenta.
Si tienes fuerzas para gritar entonces
utilízala para comer. – Le acercaba la bandeja con comida. A todo esto el
pelinegro estaba boquiabierto al ver el comportamiento de su hermano.
Creo que mejor los dejo solos. –
Manifestaba con una sonrisa en sus labios.
Ah no, eso sí que no, este perro es tu
responsabilidad, no te irás hasta que se haya comido toda la comida.
Pero…
Nada de peros, yo debo volver a mis
quehaceres.
Está bien hermano, y gracias por venir
hasta aquí.
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Horas más tarde…
La
noche finalmente se había hecho presente cubriendo una gran ciudad con su manto
negro repleto de estrellas y una hermosa luna llena. Dentro de una casa se
encontraba un hombre de avanzada edad en la cocina y al poco tiempo llegaba
otra persona.
Buenas noches, don Solomon.
Buenas noches, Shādī.
¿Dónde está Yūgi?
Le pedí que fuera a cenar a casa de su
amiga.
Y puedo preguntar, ¿por qué?
Lo hice con el propósito de conversar
contigo.
¿Conmigo?
Así es y comenzaré por disculparme
contigo.
¿Qué?... – Exclamó boquiabierto. – ¿Qué
fue lo que dijo?
Quiero disculparme por mi
comportamiento de la vez anterior.
No es necesario que se disculpe, soy yo
quien tiene que disculparse con usted. Creo que tenía razón al decirme que…
No muchacho, tu tenías razón al decirme
que yo ocultaba cosas.
A qué se debe este cambio tan
repentino.
¿Te parece bien si cenamos primero, y
luego hablamos?
De acuerdo. Le ayudaré a poner la mesa.
Muchas gracias.
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Hola, ¿puedo pasar?
¿Qué haces aquí?
Solamente vine a darte las gracias por
lo que hiciste con Joey.
No sé de qué estás hablando. –
Respondió molesto y ni siquiera se molestó en verlo a los ojos.
Oh vamos, tú sabes muy bien de lo que
estoy hablando.
Mejor lárgate Yami, tengo mucho trabajo
por hacer.
Si quieres que me vaya tendrás que
decirme cómo se te ocurrió crear un nuevo antídoto.
Mokuba, es quien me dio la idea, lo
único que hice fue probar algo que se me vino a la mente.
Me alegra que lo hayas hecho, eso ayudó
a que le salvaras la vida a Joey.
Sí que eres idiota. – Lo miró
directamente a los ojos.
¿Por qué me ofendes?
Porque cabía la posibilidad de que el
nuevo antídoto no resultara y se corría el riesgo de acelerar más su proceso de
destrucción.
Pero no fue así, afortunadamente todo
salió bien.
En todo caso no quiero que le digas ni
una sola palabra a Mokuba.
No te preocupes Seto, tu secreto está a
salvo conmigo.
Idiota. – Expresó molesto.
A todo esto, ¿crees que Joey estará
bien?
Te preocupas demasiado por ese estúpido
animal.
La verdad si, esta tarde me encontré
con Mokuba y me dijo que está bastante decaído y débil.
¿Cómo te sentirías tú si destruyeran tu
sistema inmunológico?
Quizás me sentiría igual o peor que
Joey.
Entonces no tienes por qué preocuparte
por ese animal.
Pero…
Para que estés tranquilo, te recuerdo
que él tiene la capacidad de auto regenerarse.
Si pero… Mokuba me dijo que su
regeneración es lenta.
Vez como te digo que te preocupas
demasiado.
¿A qué te refieres?
El nuevo antídoto le ayudará a
regenerarse un poco más rápido.
No cabe duda que tienes un gran
corazón.
Mejor cállate, no quiero seguir
escuchando más estupideces de tu parte.
Cambiando de tema…
¿Qué quieres esta vez?
¿Qué harás con Joey una vez que se haya
recuperado del todo?
No lo sé, quizás lo mejor sea que
vuelva al lugar donde pertenece.
Y si por alguna razón, el no quisiera
regresar…
Le guste o no tendrá que hacerlo.
Pero…
Eso sería lo mejor, es preferible eso a
estar viviendo en un lugar que no es adecuado para él.
Supongo que tienes razón. Joey
necesitará vivir en un lugar donde nadie lo moleste.
Me alegra saber que pensamos igual en
ese sentido.
Es una lástima que Mokuba no piense
igual que nosotros.
Yo me encargaré de hablar con Mokuba y
tú te encargarás de hablar con esa criatura.
De acuerdo, así lo haré.
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No puedo creer todo lo que me ha
contado.
Pues créelo, porque todo lo que te he
dicho es la verdad.
Lo que no entiendo es por qué no le ha
dicho nada a su nieto.
Tu sabes que al principio fue porque
esa bestia era solamente un mito. Pero al ver las noticias…
Eso significa que yo tenía razón. – Lo
interrumpió de golpe.
Así es Shādī, la criatura que vimos en
las noticias, es la misma que está dibujada en mi libro.
¿Por qué decidió en decirle la verdad a
Yūgi?
Hace poco hablé con un amigo y fue él
quien me convenció de hacerlo.
Ya veo…
¿En qué piensas?
Dudo mucho que Yūgi vaya a entender
todo esto.
Tendrá que hacerlo si realmente quiere
cumplir la misión de mi padre.
¿Cuándo piensa hablar con él?
Este fin de semana.
¿No cree que es demasiado pronto?
No lo creo.
Se me ocurre una idea.
¿Cuál?
No le diga nada todavía.
Y puedo saber, ¿por qué?
Solamente quiero comprobar si Yūgi es
apto para realizar esta tarea.
Mmm… ¿Lo quieres poner a prueba?
Si, únicamente para ver cómo reacciona.
Creo que no está nada mal tu idea. En
ese caso no le diré nada a mi nieto. Sin embargo, mi amigo insiste en que
vayamos a conocer a esa criatura.
Iremos en su debido momento, pero sin
decirle nada a Yūgi.
De acuerdo, lo haremos a tu modo.
Se lo agradezco mucho, don Solomon.
Continuará…
N/A: ¿Regresará
el rubio con su padre? ¿Mokuba estará de acuerdo con la decisión de su hermano
mayor? ¿Funcionará el plan de Shādī? ¿Cuál va ser la reacción de Yūgi al
enterarse de todo? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes
capítulos. Los invito para que el próximo viernes no se pierdan la continuación
de esta interesante historia. No olviden dejar sus comentarios que yo con mucho
gusto les responderé.
Les
mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia, cuídense
mucho, pórtense bien y no salgan sin su mascarilla. Muchas gracias por tomarse
su tiempo en leer mis historias, y por apoyarme en ente proyecto. Los quiero
muchísimo.
Atte.:
KAT.