lunes, 27 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 21: No eres el único que está sufriendo… II parte.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


ADVERTENCIA: Este capítulo no es apto para las personas que no soporten el maltrato animal, quiero aclarar que estoy totalmente en contra del maltrato hacia los animales, detesto, por no decir que odio a las personas que se atrevan hacer algo tan inhumano. Por lo demás ya están advertidos, y como dice el refrán: Soldado avisado no muere en guerra. Leer bajo su propio riesgo.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

Horas más tarde…

Todos se encontraban cenando en un sepulcral silencio, nadie decía nada, solamente se podía escuchar el sonido de los tenedores, o de algún plato cuando era puesto sobre la mesa. Cada quien estaba metido en sus propios pensamientos, hasta que un ruido fuerte comenzaba a escucharse desde afuera de la mansión, luego de un rato, uno de los dueños dio un fuerte puñetazo en la mesa, asustando a los demás presentes.

            Maldito animal, ya me tiene arto, todas las noches siempre hace lo mismo.

            Cálmate Seto, él no tiene la culpa.

            No me pidas que me calme Yami, llevo soportándolo una semana, no deja dormir a nadie.

            De seguro se siente solo, o tal vez le duela algo.

            Si no se calla le daré un verdadero motivo para que llore.

            Iré a ver qué es lo que le pasa Yami. – Comentó el pelinegro, y antes de levantarse fue detenido por alguien más.

            ¿Quién te ha dado permiso de levantarte de la mesa?

            Si no quieres seguirlo escuchando, déjame ir a ver qué es lo que le pasa.

            Eso no fue lo que te pregunté. – Manifestó molesto.

            Nadie. – Respondió enfadado y a la vez lo fulminaba con la mirada.

            Pues entonces siéntate y termina tu cena.

El menor bufó molesto y se sentó a comer.

            Será mejor que yo vaya a ver qué es lo que le pasa. – Intervino el tricolor.

            Nadie irá a verlo, tarde o temprano se aburrirá y se callará.

            Vamos primo, nada te cuesta en dejarme ir a ver.

            Dije que no.

            Sabes qué hermano, tú crees que todo el tiempo puedes mandar a las personas para que hagan tu voluntad, pero te equivocas si crees que todos te van a obedecer.

            Suficiente Mokuba, será mejor que te calles.

            No, esta vez voy a decir todo lo que pienso y siento en estos momentos. – Se levantó de la silla de golpe. – Estoy harto de que todo el tiempo te la pases ordenándome, Mokuba has esto, Mokuba has aquello, Mokuba has lo otro, Mokuba aquí, Mokuba allá, Mokuba, Mokuba, Mokuba… ¿Hasta cuándo podré pensar y tomar mis propias decisiones?

Ambos hombres estaban sorprendidos por la manera en que el menor se estaba revelando, era la primera vez que se comportaba de esa manera.

            Preguntas, ¿hasta cuándo tomarás tus propias decisiones? – El menor asintió con la cabeza sin despegarle la mirada. – De acuerdo te lo voy a decir, hasta que cumplas la mayoría la edad, y me demuestres que dejaste de ser un chiquillo mimado y malcriado que no anda por ahí haciendo cada locura que se le cruza por su mente. Entonces es ahí que yo empezaré a tomar tus propias decisiones.

            Si crees que me voy a convertir en una persona déspota, fría, orgulloso, altanero, egoísta y mezquino que sólo vela por sus propios intereses, estas muy equivocado hermano. Yo no seré así.

            Suficiente, no permitiré que me faltes el respeto, me oíste.

            Si no quieres que te lo falte, comienza por ganártelo.

El tricolor mayor estaba boquiabierto, nunca se imaginó que su primito se atrevería a hablarle así a su propio hermano. En cambio el ojiazul, estaba más que furioso, y el llanto de aquel animal lo enervaba cada vez más.

            ¿Quieres que me lo gane? Pues bien, ahora mismo te enseñaré como es que se gana el respeto. – Se levantó de golpe de la silla para caminar en dirección hacia la salida.

            Seto, ¿a dónde vas? – Le preguntaba el pelinegro mientras lo seguía. – Seto, espera qué vas hacer.

            Mokuba, espera no te vayas. – Lo seguía la otra persona.

El primero en salir había sido el castaño, ordenó a uno de los soldados para que le dieran un látigo de tres puntas. Era un látigo que tenía una bolita de metal en cada punta.

            QUIERO QUE SUJETEN FUERTEMENTE CON LAS CADENAS A ESE ANIMAL. – Gritó con voz de mando.

            A la orden señor.

            NO LO HAGAS SETO. – Gritó el pelinegro, trató de detenerlo pero dejó de caminar al escuchar otra orden de su hermano.

            Aquel que se mueva, quiero que disparen a quema ropa.

            Sí señor. – Todos los soldados apuntaron en dirección a donde estaba el pelinegro, y al poco tiempo llegaba otra persona.

            Yami… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… – Lloraba al ver como su hermano azotaba con fuerza al dragón. – Detenlo Yami, por lo que más quieras… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            YA BASTA SETO, DÉJALO TRANQUILO, ÉL NO TIENE LA CULPA DE NADA. – Le gritaba su primo.

El castaño no escuchaba de razones, se empeñaba en azotar con más fuerza al animal.

            Esto te enseñará a que debes guardar silencio maldito animal, ya me tienes arto que me estés desvelando todas las noches.

El dragón gemía de dolor, y debido a las cadenas que tenía en su hocico no era capaz de gritar, medio volteó a ver a su amigo y se dio cuenta que él, de alguna manera estaba sintiendo su dolor, y también se percató que su primo lo abrazaba con todas sus fuerzas. Cerró levemente sus ojos, y gruesas lágrimas salían de ellos.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Ya no lo resisto más, debo de detenerlo. – Trató de separarse de su primo, pero este lo detuvo de inmediato al ver como uno de los soldados no iba a vacilar en disparar.

            No vayas Mokuba, es muy peligroso.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Déjame Yami, yo ocasioné todo esto, es mi culpa por provocar a mi hermano, por mi culpa Joey está pagando los platos rotos… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Fui un tonto el decirle todas esas cosas a Seto… Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif…

            Cálmate Mokuba, nada de esto es tu culpa. – Le limpiaba las lágrimas con su mano.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Tal vez tengas razón, pero soy el único que puede detener a Seto. – Se logró separar de su primo, y corrió con todas sus fuerzas hacia donde estaba su hermano.

            MOKUBAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. – Gritó el tricolor.

******************************

Casa de la familia Mutō…

Unos jóvenes estaban llegando a una casa, hablaban de muchas cosas, llegaron a la sala para poner sus mochilas.

            Aún sigo creyendo que no es necesario contarle sobre mi sueño.

            Yūgi, ya lo habíamos hablado, y quedamos en decirle toda la verdad.

            Pero Rebecca.

            Pero nada, o prefieres que yo lo haga.

            No, eso no va ser necesario.

            Vamos Yūgi, no te enfades conmigo, todo esto lo hago por tu bien.

            Lo sé, es sólo que…

            No te preocupes, te prometo que no te dejaré solo.

            Muchas gracias Rebecca.

            No me lo agradezcas, mejor ve si él está en casa.

            Está bien, iré a buscarlo a su cuarto, por la hora él ya debe de estar ahí.

            Ve a buscarlo, yo te espero aquí.

            Sí, no me tardo.

******************************

El tricolor mayor golpeaba a los soldados para proteger a su primo, mientras que el menor trataba de esquivar los disparos en lo que corría.

            MOKUBA REGRESA, ES MUY PELIGROSO. – Le gritaba su primo, en lo que seguía golpeando a cada soldado que veía para evitar que le hicieran daño. En cuanto el castaño volteó a ver lo que estaba pasando, dejó de azotar a la bestia y gritó:

            NO DISPAREN, CESEN EL FUEGO, NO DISPAREN.

Un grito fuerte se escuchó, una de las personas había caído al suelo quejándose de dolor.

            ¡MOKUBAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!. – Exclamó el tricolor mayor, y fue el primero en llegar hasta donde él se encontraba. – Déjame revisarte.

            Mokuba. – El castaño llegó todo asustado.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… DÉJAME, NO ME TOQUES. – Lloraba en lo que se sostenía el brazo, una de las balas lo había rozado.

            Déjame ver tu herida, tengo que llevarte adentro de la mansión para curarte.

            Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… QUE PARTE NO ENTENDISTE CUANDO TE DIJE QUE ME DEJARAS EN PAZ.

            Deja de ser tan necio, sólo déjame ayudarte, fuiste muy imprudente al hacer semejante tontería.

Ese comentario hizo enojar al pelinegro.

            NO TIENES IDEA DE CUÁNTO TE ODIO HERMANO, Y SI CREES QUE LO MÍO FUE UNA TONTERÍA, PUES DÉJAME DECIRTE QUE LO QUE HICISTE NO TIENE NOMBRE. COMO SIEMPRE DEMOSTRASTE TU SUPERIORIDAD, Y AUTORIDAD ANTE UN POBRE ANIMAL INDEFENSO. NO TENÍAS NINGÚN DERECHO DE AZOTARLO TAN INHUMANAMENTE, EN VEZ DE PEGARLE A ÉL, DEBISTE DE PEGARME A MÍ, ¿POR QUÉ NO DESQUITAS TU FURIA CONMIGO? FUI YO QUIEN TE HIZO ENOJAR Y FUI YO QUIEN TE DESAFIÓ, ADELANTE SETO, PÉGAME COMO LE PEGASTE A JOEY, ATRÉVETE SI ES QUE TE ATREVES. Y TE DIRÉ LA RAZÓN DEL POR QUÉ NO LO HACES, Y ESO ES PORQUE NO TIENES LOS PANTALONES PARA HACERLO, PORQUE SABES QUE YO SI ME VOY A DEFENDER DE TUS AGRESIONES.

            ¡YA BASTA MOKUBA! – Estaba a punto de golpearlo, pero fue detenido por alguien más.

            Ni se te ocurra ponerle una mano encima primo. – Lo miraba amenazante.

            DÉJALO QUE LO HAGA YAMI, DEJA QUE SE DESAHOGUE TODO LO QUE QUIERA, SOLAMENTE ASÍ SE SENTIRÁ MÁS HOMBRE. – Por primera vez en la vida miraba a su hermano con odio y desprecio.

El ojiazul no dijo nada, únicamente se levantó del suelo, miró sus manos manchadas de sangre, y al alzar sus ojos veía todo el caos que el mismo había provocado. Y sin más que decir, caminó en dirección hacia la mansión.

            Ven Mokuba, necesito curarte esa herida.

            Gracias Yami, pero me gustaría ver cómo está Joey.

            Primero te curaré y luego veremos a nuestro amigo.

            Pero…

            Nada de peros, y acompáñame a mi cuarto, y dependiendo de cómo esté tu herida, entonces decidiré si puedes ver a Joey o no.

            Yami, estoy bien en serio. – Trataba de no quejarse mucho.

            De todas maneras necesitas que te cure esa herida, así que levántate y vámonos de aquí.

            Está bien.

******************************

            La verdad me sorprendió de que me fueras a buscar a mi cuarto, pero quedé más extrañado cuando me dijiste que tú y tu amiga querían hablar conmigo.

            Así es, Rebecca me convenció de que lo hiciera.

            ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué siento que los dos están actuando tan raros?

            Shādī, antes de comenzar a platicar contigo, tienes que prometerme que todo lo que te diga esta noche no se lo dirás a mi abuelo.

            Te doy mi palabra Yūgi.

            Muchas gracias.

            Ahora me dirás lo que está pasando.

            Si, y pienso contarte todo desde el principio.

            De acuerdo.

            Últimamente he estado faltando mucho a clases, y la razón es que he viajado mucho, mi amiga Rebecca me ha acompañado en algunos lugares.

            ¿Por qué has hecho eso?

            Déjame terminar por favor.

            Discúlpame, continúa por favor.

            Como te decía, he ido a varios lugares para poder investigar un poco más sobre la misión que me encomendó mi bisabuelo. – La otra persona abrió los ojos como platos al escuchar todo lo que el joven le decía. – He ido a varias bibliotecas, Rebecca también me ha ayudado con la investigación, esta última vez fuimos a Tokio, revisé todos los libros que tratan de historias antiguas y hasta la fecha no hemos podido encontrar nada. Hubo una ocasión en que mi medallón emitió un gran destello, cuando se lo conté a mi amiga, no me creyó nada. 

            Eso es cierto. – Interrumpió la mujer.

            ¿Y luego, que más ha pasado?

            Te acuerdas que hace una semana entraste a mi cuarto porque me escuchaste gritar.

            Aja.

            Pues… Resulta que…

            Adelante Yūgi, puedes hacerlo. – Lo animaba su amiga.

            Esa noche tuve un sueño muy extraño.

            ¿Qué clase de sueño? – Preguntó con sumo interés.


Continuará…



N/A: ¿Qué pensará Shādī de todo esto? ¿Le creerá a Yūgi de todo lo que le está contando? ¿Hizo mal Mokuba en retar a su hermano? ¿El comportamiento de Seto fue correcto? ¿Estuvo bien desquitarse su enojo contra un ser indefenso? ¿Logrará Mokuba perdonar a su hermano? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes episodios, no se pierdan la continuación de esta interesante historia. Muchísimas gracias por todo el apoyo que me están dando, no olviden dejarme sus comentarios, eso me ayuda para ir creciendo, e ir mejorando poco a poco.

Me despido cariñosamente de todos ustedes, les mando un fuerte abrazo y muchos besos virtuales.

Atte.:

           KAT.


No hay comentarios:

Publicar un comentario