Capítulo 18: La libertad no
tiene precio…
Notas del capítulo:
Del
lat. Libertas, -ātis.
1.
f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de
no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2.
f. Estado o condición de quien no es esclavo.
3.
f. Estado de quien no está preso.
4.
f. Falta de sujeción y subordinación. A los jóvenes los pierde la libertad.
5.
f. En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre
determinación de las personas.
Más
de alguna vez habremos escuchado esta frase que dice: La libertad no tiene precio… Y muchos lo han sabido interpretar de
diferentes maneras. ¿Qué significa realmente? ¿Será cierto que la libertad no
tiene precio? Si comenzara a escribir algunos factores y les pondría algunos
ejemplos, considero que no acabaría nunca de hablar sobre esta pequeña frase. Así
que únicamente me centraré en decirles a como yo lo entiendo… Quien haya
inventado esta frase, lo ha de haber hecho pensando en una sola razón, y es que
todos tenemos derechos a ser libres, tanto mentalmente, físicamente, como
espiritualmente. Ahora bien, yo les pregunto: ¿Si llegara X persona a ponerle
precio a su libertad, en cuánto la vendería? ¿Seríamos capaces de ponerle
precio a algo en el cual tenemos derecho?
Aclaración:
Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para
escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi
Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son
muy útiles para mí.
A la vez, también se lo dedico a: Gelen Colmenarez,
fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!,
“No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor,
abra cadabra, solamente hago esta historia porque me encanta escribir, y que ustedes
se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
******************************
Días después…
Un
joven se encontraba descansando en su habitación, su mente no dejaba de pensar
en todo lo que había pasado esa noche.
“No sé cómo puedo convencer a mi
hermano para que lo deje en libertad, no se me ocurre nada. Si tan sólo hubiera
una manera, y si le enseño a mi hermano de que él no es una bestia, sino más
bien que es un niño, quizás lograría cambiar su forma de pensar. Pobre Joey, de
seguro ha de estar muy asustado”. – Recordaba el suceso de ese día.
FLASH BACK
MOKUBA KAIBA, VUELVE AQUÍ ENSEGUIDA. –
El castaño se sorprendió aún más cuando vio que su primo apoyaba a su hermano.
– ¿Qué crees qué haces? ¿Acaso te has vuelto loco?
No Seto, esta vez apoyaré a mi primito,
no puedes confinar a este pobre animal a una vida de mucho dolor y sufrimiento.
¿Qué diablos pasa contigo? Eras tú quien
se moría por conocerlo, y estudiarlo y ahora…
Tú no lo entiendes.
¿Qué debo entender?
Tienes que dejarlo ir.
Ya escuché bastantes tonterías, será
mejor que se aparten y que no interfieran en esto.
Por favor Seto, déjalo ir, te lo
suplico.
DIJE QUE NO.
Seto, por favor escucha a tu hermano.
Si no se apartan los tendré que quitar
por la fuerza.
No me importa lo que hagas, no pienso
moverme de aquí, él me necesita.
¿Por qué te importa tanto ese animal?
Porque a diferencia de ti, yo si cumplo
mis promesas.
Que estupideces estas diciendo.
No es ninguna estupidez, le prometí a
Joey que no iba a dejar que se lo llevaran.
Seto, sólo quiero decirte que si peleas,
estaré dispuesto a defenderme. – Ambos se miraban a los ojos de manera
intimidante.
Hermano, por favor, por favor no te lo
lleves.
Dame una buena razón para no hacer tal
cosa.
Pues… Yo… – Recordaba la promesa que le
hizo a su amigo. – No vez que es un pobre animal indefenso, ¿por qué te empeñas
tanto en capturarlo?
Será porque es un Dragón, una bestia
que no se ha visto en más de veinte mil años. – Respondió con sarcasmo.
Por favor, no te lo lleves.
Es suficiente Mokuba, llevaré este
animal para que lo estudien y descubran todos sus misterios, tal vez en él esté
la cura para sanar un montón de enfermedades.
ÉL NO ES NINGÚN CONEJILLO DE INDIAS. –
Gritó a todo pulmón.
Seto, te propongo algo, déjalo aquí un
par de días hasta que se recupere, después de eso podrás llevártelo.
El
pelinegro volteó a ver a su primo molesto, sintió como si lo estaba
traicionando.
¿Por qué he de dejarlo aquí?
Así como esta no creo que resista ser
trasladado a ninguna parte.
Mmm… Supongo que tienes razón. De
acuerdo, lo mantendré aquí por un par de días hasta que se haya recuperado del
todo. Pero nadie podrá acercársele. ¿Ha quedado claro? – Los miraba seriamente
a los ojos.
Si hermano. – Respondió cabizbajo.
FIN DEL FLASHBACK
El
sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos…
Adelante, pase.
******************************
Un
hombre se encontraba en su oficina, estaba molesto por la conversación que
había tenido con su primo.
FLASH BACK
¿Por qué de pronto perdiste el interés
por ese animal?
Porque al conocerlo supe que había algo
especial en él.
Estás loco, lo sabías.
Claro que no, ¿por qué dices eso?
Que no te das cuenta que es el Dragón
negro que tanto has estado buscando, siempre te decía que perdías el tiempo en
tus investigaciones, y cuando lo vi por primera vez, supe que yo estaba
equivocado. Tú mismo me dijiste que es un demonio sumamente poderoso, que según
lo que has descubierto, ese animal fue capaz de destruir civilizaciones enteras,
sin dejar rastro alguno.
Eso lo sé muy bien, es sólo que…
Oh vamos Yami, apóyame en esto, y no
te arrepentirás, juntos podemos descubrir sus misterios y sus secretos.
Créeme que por esta ocasión no puedo.
¿Por qué?
Es algo que no puedo decírtelo.
Si esto tiene algo que ver con Mokuba,
desde ya te digo que no debes de preocuparte por él, tarde o temprano lo tendrá
que entender algún día.
Escucha primo, si hubiera visto ese
Dragón antes de conocerlo, créeme que yo mismo lo hubiera capturado, pero ahora
todo es diferente.
No veo cual podría ser la diferencia.
Mejor platica con tu hermano, yo no
puedo decirte nada.
Como quieras, si no quieres participar
por mí, está bien, después no te vayas a arrepentir.
No Seto, aquí el único que podría
arrepentirse eres tú.
Tonterías, son puras tonterías.
No he venido a discutir contigo,
solamente vine a pedirte un favor.
¿Qué quieres?
Permítele a tu hermano que pase un
tiempo con ese Dragón, al menos para que puedan despedirse.
¡Ja! Tú lo que pretendes es que caiga
en el juego de Mokuba, pues no, no dejaré que él se le acerque a ese animal.
Si hay algo de bondad en ese trozo de
hielo que tienes de corazón, deberías de hacerme caso, así podrías reparar un
poco el daño que le has causado a tu hermano por haberle mentido, ya que
gracias a ti, el también salió lastimado.
Mejor lárgate, no quiero escuchar más
de tus tonterías.
Te dejaré solo para que pienses bien lo
que te he dicho.
FIN DEL FLASHBACK
Maldito idiota, no es más que un dolor
de cabeza.
******************************
Vine a ver como seguías.
Bien. – Respondió desganado.
Mokuba, no me gusta verte así, ni
siquiera has tocado la comida que te traje.
No tengo hambre.
El
mayor se le acercó para sentarse en la orilla de la cama.
Acabo de hablar con tu hermano, le pedí
que te dejara estar con tu amigo, al menos para que se despidan.
Te lo agradezco Yami, pero conociendo a
mi hermano de seguro te dijo que no.
Hubo
un enorme silencio en toda la habitación, hasta que uno de ellos rompió con la
incomodidad.
Estaba pensando… ¿Por qué no le dices
la verdad a tu hermano? Dile quién es Joey en realidad.
Sabes que no puedo hacer eso, en todo
caso es Joey quien tiene que decidir si le dice la verdad o no a mi hermano.
Lo se Mokuba, pero como están las cosas,
ya no queda otra alternativa, tu hermano tiene que saberlo.
No Yami, si Seto se da cuenta de lo que
es capaz de hacer ese Dragón, se empeñará más en llevarlo a su estúpido
laboratorio únicamente para estudiarlo personalmente.
Me doy cuenta que ya no confías en tu
hermano.
No tienes idea de lo decepcionado que
estoy de él, a veces siento que lo odio. – Unas finas lágrimas comenzaban a salir de
sus ojos azules.
No digas eso, el todavía sigue siendo
tu hermano.
Podrá seguir siendo mi hermano, pero
eso no le da derecho de lastimarme.
Entonces dime, ¿qué puedo hacer para
que me perdones?
Ambos
voltearon a ver, abrieron los ojos como platos al ver al castaño parado en
medio de la habitación.
¿Hace cuánto que estás ahí? – Preguntó
el tricolor.
Lo suficiente para escuchar a Mokuba decir
que está decepcionado de mí, y que me odia.
Yo…
No digas nada, todo lo que has dicho es
la verdad.
Seto, perdóname, no quise decir eso.
No es necesario que te disculpes
Mokuba, sé que me he portado muy mal contigo, y te pido perdón.
¿Lo dices en serio?
Si, y estoy dispuesto a hacer lo que
sea para ganarme tu perdón y tu confianza.
Quiero que liberes a Joey, es lo único
que te pido.
Pídeme otra cosa, menos eso.
Eso es lo único que quiero. – Lo miraba
con suma tristeza.
De acuerdo, con una condición.
¿Cuál?
¿Quiero que me digas quién es ese tal
Joey?
Ya te lo dije, Joey es el Dragón.
¿Por qué le pusiste ese nombre?
Yo no se lo puse, bueno en realidad se
llama Joseph, pero yo le digo Joey.
¿Esperas que te crea semejante
estupidez?
Si. – Medio le sonrió.
¿Y tú no piensas decir nada?
Yo le creo a mi primo.
El
castaño se llevó una mano a su rostro.
¿Cómo sé que no es peligroso?
Tienes que creerme, él es incapaz de
lastimarme.
De acuerdo, dejaré que lo veas.
Muchas gracias hermano.
******************************
No he dejado de pensar en aquella
conversación que tuve hace varios días con don Solomon. ¿Qué habrá querido
decir con que es imposible reunir las siete familias? Si eso fuera verdad, creo
que nunca le hubiera pedido algo así a su bisnieto. ¿Quiénes serán las siete
familias? ¿Se tratará de reunir algunos objetos? ¿Qué tiene de especial ese
medallón? Por más que trato de buscar una simple respuesta, me salen más interrogantes,
lo más probable es que ese medallón sea la clave de todo. Lo malo es que no sé
cómo activarlo, y no creo que a Yūgi le interese. Vamos Shādī, piensa un poco,
¿por qué el comandante le entregó ese medallón a su bisnieto? ¿A qué se refería
con reunir las siete familias? ¿Acaso ese medallón encerrará un poder oculto? –
Se paseaba de un lugar a otro dentro de su habitación. – Y si… A lo mejor la
clave esté en sus historias, pero la pregunta del millón sería: ¿En cuál de
tantas historias podrá estar ese secreto? ¿Por qué le encomendó algo tan
peligroso a su bisnieto? Aaaaaaaaaaahhhhhhh, rayos, todo esto me produce un
inmenso dolor de cabeza.
******************************
Oh Joey, mira no más en qué condiciones
estas. – Manifestaba un joven de pelo negro y ojos azules, quien veía a la
bestia enjaulada, todo encadenado, y en el mero sol. – No te preocupes, buscaré
la manera de sacarte de aquí, pero prométeme que resistirás amigo. – Metió una
mano a la jaula para tratar de tocarlo, haciendo que la bestia se alejara un
poco de él. – No tengas miedo, no te haré daño, soy yo, soy Mokuba. – Su voz se
le quebraba al verlo que estaba sufriendo. – ¿Por qué lo tienen encadenado de
esa manera?
Es por precaución, yo no sé de lo que
es capaz de hacer.
Exijo que le quites esas cadenas, no
vez cómo está sufriendo, de seguro ni agua le has dado, ha estado en esa jaula
por tres días.
Te traje para que lo vieras, y si le
quito la mordaza no dudará en atacar, y no quiero correr ese riesgo.
Si no lo alimentas él podría morir.
Deja de tratarlo como si fuera un ser
humano, ya te dije que…
Es un ser vivo Seto, por lo tanto tiene
derecho a que por lo menos le den agua y comida.
Bien, ¿quieres que lo alimente? Pues
entonces lo alimentaré. – Hizo señales a uno de los hombres que se encontraban
custodiando la jaula. – Tráiganme un recipiente grande con agua y otro con
comida. Y también quiero que me traigan el otro asunto.
Si señor Kaiba.
¿Qué vas hacer Seto?
No me dijiste que le diera agua y
comida.
Sí, pero…
Al
poco tiempo había llegado el hombre con todas las cosas que le ordenaron traer.
Aquí tiene señor.
Avísenles a los demás que abran la
jaula cuando yo lo diga.
Sí señor.
El
pelinegro observaba con atención a su hermano, y se sorprendió bastante al ver
lo que sacaba de un estuche de madera.
¿Qué piensas hacer con eso?
Domaré a la bestia, le enseñaré quien
es el que manda.
NO PUEDES HACER ESO. – Gritó enojado.
Tu querías que lo alimentara no es así.
Sí, pero…
Lo voy a hacer a mi manera, únicamente
le daré unas cuantas descargas eléctricas en su costado para enseñarle que él
no tiene que atacar al momento de quitarle la mordaza de su hocico. Esto será
muy sencillo, va ser como entrenar a un perro.
NO PUEDES HACERLE ESO.
Te recuerdo Mokuba que no es una
mascota que te le puedes acercar para alimentarla, es un animal salvaje, y esta
es la única manera de subyugar a la bestia.
Déjame intentarlo a mí, por favor.
¡Te has vuelto loco! Ni siquiera dejó
que lo tocaras.
Está asustado, pero si le hablo estoy
seguro que me reconocerá y no me lastimará.
Lo que me pides es muy peligroso, no te
pondré en riesgo.
Confía en mi Seto, por favor, por
favor. – Lo miraba de forma suplicante.
De acuerdo, pero entraré contigo y al
menor movimiento que haga lo noquearé con el domador de bestia. – Le mostraba
la vara que sostenía en sus manos.
Ya verás que eso no va ser necesario.
Se
acercaron a la jaula, en cuanto abrieron la puerta el primero en entrar fue el
pelinegro, seguido de su hermano mayor.
Tranquilo Joey, no tengas miedo. – Se
puso algo nervioso cuando escuchó un gruñido por parte del Dragón. – Déjame
alimentarte y darte un poco de agua, apuesto que estás sediento. – Le puso una
mano, y nuevamente se movió para que no lo tocaran y le volvía a gruñir. – Joey,
nadie te lastimará, sólo quiero que me dejes quitarte esa mordaza que tienes,
por favor amigo, ayúdame para que te ayude. – Lo miraba con infinita tristeza.
– Te prometo que mi hermano no te hará daño, pero tienes que ser buen chico, y
portarte bien. – Intentó poner su mano para acariciarlo, tratando de
tranquilizarlo, esta vez estaba logrando su objetivo. – Eso es amigo, relájate,
no pasará nada, quédate quieto por favor, no vayas hacer ningún movimiento
brusco. – En lo que lo acariciaba, le hizo señas a su hermano para que
comenzara a quitarle la mordaza, cuando el Dragón vio que se lo estaban
quitando, gruñó con fuerza y se movió rudamente, el castaño al ver tal acción,
activó la vara y estaba a punto de usarla con el animal.
No Seto, no lo lastimes. – Le agarró su
mano para impedir que lo hiriera. – Yo le quitaré la mordaza.
Hazlo con cuidado.
Sí. – Poco a poco le estaba quitando
algo tan pesado, se asustó al ver como tenía algunas cortadas, y quemaduras que
el metal le había hecho en la piel de su hocico. – Tranquilo, no tengas miedo,
yo cuidaré de ti. – Hacia lo posible por no llorar.
El
mayor al ver la escena, frunció el ceño, agarró las cadenas que sujetaban el
hocico del animal y dio la media vuelta.
¿A dónde vas hermano?
Una vez más me has demostrado que tú
tenías razón, esa bestia no te va a lastimar, así que te dejaré a solas con él,
cuando termine de comer y de beber agua, podrás curarlo.
Gracias hermano.
La
otra persona no dijo nada y salió de la jaula.
Continuará…
N/A: Quiero
agradecerle por tomarse su tiempo en leer esta historia. Créanme que estoy
poniendo de mi parte para hacerla más interesante. ¿Tendrá algunos poderes
ocultos el medallón de Yūgi? ¿Logrará Mokuba liberar a su amigo? ¿Seto,
descubrirá el secreto de Joey? No se deben de perder los próximos capítulos, y
no olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.
Me
despido de ustedes de manera especial, cuídense mucho y hasta pronto.
Atte.:
KAT.
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