domingo, 26 de febrero de 2023

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 68: No tenía idea que usted también supiera divertirse… II parte.

 

 


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

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Horas más tarde…

 

Cierto joven, se encontraba en una biblioteca de una hermosa mansión, trataba de poner atención a la clase que estaba recibiendo, pero su mente no lo dejaba concentrarse…

 

         Como recordarás, la semana pasada vimos lo que eran los átomos, su importancia, las partes y estructura. Una vez aprendido este tema, pasaremos a ver lo que son las nomenclaturas, y el tipo de nomenclaturas que hay…

 

         “Esta clase es muy aburrida”. – Pensaba para sí mismo. – “Como me gustaría poder salir un rato al jardín, estirarme un poco y respirar aire puro”. – Dio un fuerte suspiro. – “Mokuba me dijo una vez que la escuela puede ser divertida en algunas ocasiones, en el trayecto de la jornada les daban 15 minutos de receso y todos los estudiantes podían hacer lo que quisieran. Podían reunirse con sus amigos, comer deliciosas golosinas, y jugar. También me dijo que la escuela no se trata sólo de estudiar, si no que además suelen haber diferentes actividades como viajes al campo. Aaaahhhh, desearía poder hacer un viaje de esos. Pero creo que eso va ser imposible. Ya llevo una semana recibiendo clases y no es para nada divertida, lo único que recibo son más tareas y aprenderme un montón de cosas para unos estúpidos exámenes que él me hace. ¿Valdrá la pena estudiar tanto? ¿Será que este hombre nunca se ha divertido en su vida? ¿Hasta cuándo va durar mi castigo? No me deja hacer casi nada y me vigila todo el tiempo. Como me gustaría estar con Mokuba y con Noah en el centro comercial en estos momentos”. – Tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el hombre llevaba ratos llamándolo.

 

         ¿Me estas escuchando perro? ¡Oye! Llevo ratos hablándote y tú, ni caso me haces.

 

         Eh… Lo siento mucho, ¿qué me decía?

 

         Por lo visto no me estas prestando atención.

 

         Yo…


         Por distraerte en mi clase te dejaré más tareas.

 

         Pero…

 

         Nada de peros y esta vez espero que pongas atención.

 

         Está bien. – Respondió con la mirada en el suelo.

 

El hombre estaba por continuar la clase cuando en eso entra uno de los empleados de la mansión.

 

         Disculpe, señor Kaiba.

 

         Más vale que sea importante.

 

         Ssi, si lo es señor.

 

         Hable ya, dígame qué se le ofrece.

 

         Tiene una llamada muy importante por la línea de su despacho.

 

         De acuerdo, voy enseguida.

 

         Sí señor, con su permiso. – Al salir la mujer…

 

         Quiero que te quedes aquí y repases todas las clases que vimos la semana pasada.

 

         ¿Queeeeeeeeeeeeé? ¿Por qué no mejor me deja descansar un ratito?

 

         No seas estúpido, solamente los holgazanes y los mediocres pueden descansar. Además, no quiero que pierdas el tiempo en tonterías y mejor ponte a estudiar.

 

         Pero…

 

         OBEDECE PERRO. – Le gritó furioso. – Y por tu bien, espero que no te metas en problemas. ¿Has entendido?

 

         Ssi… – Contestó con un nudo en la garganta.

 

         En ese caso saldré por un momento y al regresar te haré un pequeño examen a ver cuánto has aprendido.

 

         Y después del examen, ¿podré ver a Mokuba?

 

         Por supuesto que no.

 

         Pero…

 

         Deja de poner tantos peros y ponte a estudiar. – Lo reprendía seriamente.

 

         De acuerdo.

 

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Un hombre, se encontraba sentado en una de las mesas de uno de los restaurantes del centro comercial, en lo que esperaba a que le trajeran la comida leía el libro que tenía sobre la mesa…

 

         Al parecer es una lengua muy antigua, no me extrañaría que a mi maestra se le dificultara tanto traducirlo. Hay muchos símbolos y números que cuesta trabajo descifrar cada uno de ellos. – Se decía así mismo en lo que hojeaba el libro. Posteriormente miró el reloj que tenía en la muñeca de su mano izquierda. – Ya se tardó, Mokuba ya debería de haber llegado. A veces no logro entenderlo, me pregunto, ¿para qué me habrá citado en este lugar?

 

No muy lejos de ahí, había otra persona observándolo desde lejos…

 

         Esta vez tendré que ser muy cuidadoso, nunca me imaginé que me lo iba a encontrar en este lugar. Creo que debo agradecerle a mi amiga por haberme convencido en venir a comer a este restaurante. – Medio sonrió cuando una idea se le cruzó por su cabeza. – Si todo sale como lo he planeado, finalmente podré tener ese libro en mis manos. – Decidió caminar para efectuar su plan. – Hoy es mi día de suerte, creo que no fue tan mala la idea de decirle a Rebecca que terminara con sus compras mientras que yo la esperaría en este restaurante. Nunca pensé que me encontraría con ese maldito idiota… Por fin me desquitaré de todos sus insultos y burlas que me ha hecho.

 

Un mesero se acercaba a la mesa del hombre y antes de comenzar a poner los platos sobre la mesa, un joven pasó apresuradamente para empujar dicho mesero y así lograr que la comida le cayera encima a la otra persona.

 

         ¡POR UN DEMONIO! ¡ESTO ESTÁ CALIENTE! – Gritó en lo que se ponía de pie.

 

         Discúlpeme por favor, no fue mi intención derramarle la comida sobre su ropa. Alguien me empujó.

 

         ¿QUIÉN FUE EL IMBÉCIL QUE LO HIZO?

 

         YO… – Gritó el joven que estaba detrás del mesero. – TE LO TIENES BIEN MERECIDO MALDITO IDIOTA.

 

         Tú… Maldito renacuajo. – Rechinaba los dientes de lo molesto que estaba.

 

         Espero que con esto aprendas a no meterte con las persona que son de baja estatura.

 

         Me las vas a pagar, maldito insolente. – Se le tiró encima para poder agarrarlo, sin embargo, la otra persona logró hacerse para atrás y a la vez le dijo…

 

         Piensa rápido, maldito infeliz. – Le tiró en la cara otro plato de comida.

 

         AAAAAAAAHHHHHH... – Gritaba del coraje y al mismo tiempo se limpiaba la cara, cuando finalmente pudo ver, se dio cuenta que el libro ya no estaba en la mesa. – ¿DÓNDE ESTÁ? ¿A DÓNDE SE FUE ESE MALDITO ENANO?

 

         Salió corriendo rápidamente de aquí, señor. – Le respondió el mesero.

 

         ¿QUÉ? – Decidió correr hacia la salida para ver si lo alcanzaba. Al salir del lugar, buscaba por los alrededores para ver si lograba mirarlo, pero no lo vio por ninguna parte. – Esto no se quedará así, ese estúpido enano me las va pagar, se va arrepentir de haberse metido con Yami Atem Kaiba. – Regresaba a su mesa todo molesto.

 

******************************

 

Estaba llegando a la biblioteca todo disgustado, la llamada que recibió era de uno de sus empleados diciéndole que el nuevo cargamento se había retrasado. Le molestaba que algo tan sencillo no podían resolver por su cuenta. En cuanto entró al lugar…

 

         Por un demonio, ¿dónde se habrá metido? Le dije claramente que no se moviera de aquí. – Se acercó a la mesa donde estaban unos libros y al hojearlos se dio cuenta que ni siquiera los había tocado. – Este perro me va oír. – Salió de la biblioteca para irlo a buscar a su habitación. Una vez que llegó decidió entrar sin previo aviso. – No te dije que te quedaras estudiando. – Su voz sonaba que estaba molesto. – Oye, te estoy hablando.

 

         Lo siento mucho. – Se limpiaba las lágrimas con disimulo.

 

         ¿No me digas que estas llorando?

 

         Yo…

 

         Perro estúpido, deja de hacerme perder el tiempo y volvamos a tus clases.

 

         Si, ya voy.

 

Ambos caminaban en pleno silencio hasta llegar nuevamente a la biblioteca. Las clases volvieron a comenzar, al cabo de diez minutos el hombre se percató de la gran tristeza que reflejaba el rubio en su cara y por más que lo regañara sabía de ante mano que nunca le iba a prestar atención.

 

         Basta ya, dime por qué razón estás tan triste.

 

         No es nada. – Volvió agachar la cabeza.

 

El hombre se acercó un poco hacia donde él estaba y agarrándolo del mentón le dijo…

 

         Con esa actitud nunca aprenderás.

 

         No me interesa aprender nada. – Respondió con enfado.

 

         ¿Por qué?

 

         Porque toda mi vida he hecho cosas que los demás quieren que haga. – Lo miró con algo de resentimiento. – He pasado toda mi vida aprendiendo muchas cosas, he pasado toda mi vida encerrado en un cuarto oscuro sin poder ver la luz del sol recibiendo únicamente un estricto entrenamiento… Y la verdad es que ya me estaba cansando de llevar esa vida. Por esa razón es que decidí escaparme, creí que por fin iba ser libre. – Bajó nuevamente la mirada. – Pero me equivoqué... Sigo estando encerrado, con la única diferencia es que al menos aquí no esta tan oscuro y ni aguanto frío, ni hambre. Sin embargo siguen siendo las mismas cuatro paredes.

 

         Entiendo… – Se quedó pensando por un momento. – Así que eso es lo que te molesta.

 

         ¿Volverá a castigarme por decirle la verdad?

 

         Claro que no. – Medio le sonrió haciendo que el rubio lo mirara preocupado.

 

         ¿Por qué me ve de esa forma? – Se atrevió a cuestionarlo.

 

         Dime algo.

 

         ¿Qué?

 

         ¿Te gusta vivir aquí?

 

         Yo… La verdad es que…

 

         Solamente quiero que me contestes.

 

         Ssi… Si me gusta vivir aquí… Pero…


         No te quedes callado y termina de hablar.

 

         Me gustaba más cuando salía con Mokuba y pasaba tiempo con él todas las tardes. Pero ahora, casi no lo veo y usted no hace otra cosa que vigilarme. Y eso no me gusta.

 

         ¿Por qué?

 

         Porque se está pareciendo a mi padre. – Desvió un poco su mirada al decir eso último.

 

         ¿A tu padre? Baia, llevas mucho tiempo viviendo aquí y nunca lo has mencionado hasta ahora.

 

         No me gusta hablar de él.

 

         ¿Por qué? – No obtuvo respuesta. – ¿No piensas decirme nada? – Volvió a obtener la misma respuesta. – Al menos dime en qué me le estoy pareciendo.

 

         Acabo de decírselo, usted se la pasa vigilándome todo el tiempo y eso me hace sentir incómodo.

 

         ¿Te sientes incómodo conmigo, y con mi hermano no?

 

         Así es, quizás sea porque se me hace fácil poder hablar con él y con su amigo.

 

         Ya veo… – Se quedó callado por un segundo. – ¿Cuál fue la verdadera razón del por qué huiste de tu casa?

 

         ¿Por qué quiere saberlo?

 

         Solamente contesta mi pregunta.

 

         La verdad es que quería conocer cómo era la vida de afuera, quería saber cómo eran realmente las personas y a la vez deseaba divertirme. – Bajó su mirada al suelo. – Hubo una ocasión en que mi padre me llevó a una especie de un parque y ahí pude ver como varios niños se divertían y jugaban unos con otros. Fue en ese momento que quise experimentar como se siente jugar con personas de tu edad, pero en el fondo sabía que eso era algo imposible para mí.

 

         Ahora lo entiendo…

 

         ¿Qué es lo que entiende?

 

         Ahora entiendo por qué te has llevado tan bien con mi hermano.

 

         Desearía seguir experimentando como es la vida, me gustaría seguir conociendo más lugares y tener amigos. No quiero regresar al lado de mi padre, porque si lo hago no volveré a tener otra oportunidad como esta. – Su voz se le comenzaba a cortar debido a su llanto.

 

         Tranquilo, no llores. – Acariciaba su mejilla suavemente para consolarlo. – Sabes qué…

 

         ¿Qué? – Se atrevió a mirarlo a los ojos.

 

         Dejemos las clases por el momento y acompáñame.

 

         ¿Qué lo acompañe? – Lo miraba algo incrédulo.

 

         Así es, nos vamos de aquí.

 

         ¿A dónde?

 

         No preguntes y vámonos.

 

         De acuerdo. – Intentó sonreírle un poco.

 

******************************

 

         ¿Qué fue lo que te pasó?

 

         HASTA QUE FINALMENTE LLEGAN. – Comentó enojado.

 

         Discúlpame por favor, es que Noah tuvo que hacer algunas compras y todas las tiendas están repletísimas de muchas personas comprando.

 

         Discúlpame tú a mí por gritarte.

 

         No hay problema Yami. – Se le quedaba viendo de pies a cabeza. – ¿Qué fue lo que te pasó? – Se atrevió hacerle la misma pregunta.

 

         Un estúpido me tiró la comida encima de mi ropa y para colmo se robó un libro que estaba leyendo.

 

         ¿Te tiró la comida sólo para robarte?

 

         Si.

 

         Baia, eso sí que es extraño. ¿Para que querría robarte el libro? ¿Acaso vale mucho dinero?

 

         Para un coleccionista, lo más probable es que valga mucho dinero. Pero para mí, es de sumo interés que lo vuelva a tener en mis manos.

 

         ¿Por qué?

 

         Ese libro podría ayudarme con mi nueva investigación.

 

         Ay primo, ¿cómo piensas recuperarlo?

 

         No te preocupes, algo se me va ocurrir para poder recuperarlo.

 

         Estoy seguro que lograrás recuperar tu libro.

 

         Gracias primo. Pero dejemos eso a un lado y mejor dime para qué me citaste aquí.

 

         Noah y yo, queremos pedirte un favor.

 

         Díganme de qué se trata.

 

         Queremos que le quites el castigo a Joey y convenzas a mi hermano para que él pueda celebrar la navidad con nosotros.

 

         Lo lamento mucho Mokuba, yo no puedo quitarle el castigo a Joey.

 

         ¿Qué? ¿Por qué?

 

         Esa decisión le corresponde a Seto.

 

         ¡Ay no! No me digas eso primo. Y nosotros que creíamos que tú nos podías ayudar.

 

         En lo que sí, les puedo ayudar, es en hablar con Seto para que le quite el castigo a Joey y tratar de convencerlo para que él celebre la navidad con nosotros.

 

         ¡Eso sería grandioso!

 

         Oigan… – Habló la otra persona.

 

         Que ibas a decir, Noah.

 

         ¿Creen que yo también me puedo quedar con ustedes a celebrar la navidad?

 

         Claro que sí, Noah. – Le respondió el pelinegro.

 

         Discúlpame por la pregunta que voy a hacerte, ¿no vas a celebrar la navidad con tus padres?

 

         Este año ellos no podrán venir y no me gustaría tener que pasarla solo. – Contestó melancólico.

 

         Noah…

 

         No te preocupes muchacho, te puedo asegurar que no la pasarás solo.

 

         Muchas gracias. – Sonrió de felicidad al escuchar esas palabras.

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿Podrá Yami recuperar el libro? ¿Creen que el gato pulgoso le quite el castigo a su lindo cachorro? ¿Quieren saber quién es el padre de Joey? Esta última pregunta se las dejo abierta para que puedan elegir quien quiere que sea el padre de Joey. Elijan el personaje dejando sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes y a la vez agradecerles por tomarse su tiempo en leer mis historias. Qini mil gracias por el apoyo que me brindan y tenerme paciencia para actualizar la continuación de esta interesante historia. Les dejo muchos besos virtuales y un súper abrazo desde la distancia, cuídense mucho y pórtense bien.

 

Atte.:

 

            KAT.

 

 


P.D.: En vista que me he tardado mucho tiempo en actualizar, he subido dos nuevos capítulos por haberlos hecho esperar. Discúlpenme por favor, pero créanme que estoy haciendo todo lo posible por actualizar esta historia. Les pido por favor que me tengan en sus oraciones, recen por mí para que pueda concebir un hijo. De ante mano les agradezco su comprensión, su apoyo y la paciencia de esperar a que actualice nuevos capítulos.

 

 

 


LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 67: No tenía idea que usted también supiera divertirse…

 

 


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

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Una semana después…

 

         ¿Hasta cuándo estaremos haciendo esto?

 

         Ay, ¿no me digas que ya estas aburrido?

 

         Pues sí, si ya estoy aburrido.

 

         No puedo creerlo, es el colmo que te aburras rápido.

 

         ¿Qué? Soy yo el que no puede creer lo que me estás diciendo. Cómo no me voy aburrir si hemos estamos haciendo esto durante todo el día y toda la semana.

 

         Bueno ya, si quieres iremos a descansar un poco.

 

         ¿Por qué no nos vamos a casa?

 

         No me digas eso Yūgi, además prometiste que me acompañarías.

 

         Está bien, está bien, descansemos un poco para luego seguir comprando.

 

         Gracias Yūgi, eres un amor. – Le apretó ambas mejillas como muestra de cariño.

 

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En algún lugar de Ciudad de Tokio…

 

Unos jóvenes caminaban en un centro comercial, en lo que lo hacían conversaban de muchas cosas.

 

         Mokuba…

 

         Dime. – Lo volteó a ver.

 

         Me estaba preguntando…

 

         ¿Qué ocurre Noah?

 

         ¿Tú sabes hasta cuándo va durar el castigo de Joey?

 

         No lo sé, esta vez Yami fue muy duro con él. – Respondió con tristeza.

 

         Es una lástima que ya no salga con nosotros como antes.

 

         Lo sé.

 

         Sabes…

 

         ¿Qué?

 

         ¿Hace cuánto que conociste a Joey?

 

         En pocos meses cumplirá dos años de estar con nosotros.

 

         Ya veo… – Se quedó pensando por un momento. – Dime una cosa.

 

         ¿Qué?

 

         ¿Él ha celebrado la navidad con ustedes?

 

         No, acuérdate que el año que lo conocí, mi hermano se quería deshacer de él. Y este año con lo que pasó, no creo que la vaya a celebrar de nuevo.

 

         Pobre Joey. – Bajó un poco su cabeza. – No quiero imaginarme como se ha de sentir al no tener con quien celebrar la navidad.

 

         Noah, ¿no me digas que por esa razón has estado triste estos últimos días?

 

         Que te puedo decir. – Contestó con un nudo en la garganta.

 

         Pero Noah…

 

         TÚ NO LO ENTIENDES, MOKUBA… – Alzó la voz sin pensarlo.


         Cálmate por favor.

 

         Discúlpame por gritarte.

 

         No te preocupes. – Antes de continuar hablando fue interrumpido.

 

         Cuando era más pequeño, mis padres no me dejaban jugar, no me dejaban salir, y todo el tiempo tenía que estar encerrado en la mansión. – En lo que hablaba, unas finas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. – Debido a sus trabajos, ellos viajaban mucho y únicamente los veía en días festivos, y cada vez que quería ir alguna excursión por parte de la escuela, mis padres me negaban el permiso debido a mi enfermedad. No podía asistir ni a bailes, ni a excursiones, no podía hacer deportes, ni jugar con mis amigos, y siempre que llegaba a la mansión después de la escuela, los empleados pasaban tan ocupados en sus quehaceres que no podían dedicarme tiempo. Y cuando mis padres no podían celebrar la navidad conmigo me sentía muy triste y solo. Por esa razón es que puedo comprender a Joey de como se ha de sentir en estos días festivos.

 

         Noah, no tenía idea de todas las cosas que tuviste que pasar tu solo. – Le levantó la cara para verlo a los ojos.

 

         No quiero que Joey pase esta navidad solo, quiero que vea y sienta que ya tiene amigos con quien pasarla. Acuérdate lo feliz que se puso cuando salió con nosotros la primera vez.

 

         Tienes razón, estaba tan contento que parecía un pequeño sol en todo su esplendor.

 

         Debemos de pensar algo para que le puedan quitar su castigo.

 

         Se me ocurre una idea.

 

         ¿Cuál?

 

         Porque no le llamo a mi primo para que venga al centro comercial y así nosotros tratamos de convencerlo para que le quite el castigo a Joey.

 

         ¿Crees que tu primo nos va hacer caso?

 

         No perdemos nada con intentarlo. Además, creo que hay más posibilidades si lo hacemos juntos.

 

         Está bien, intentémoslo.

 

         En ese caso, le llamaré a su celular.

 

         Muchas gracias Mokuba.


         ¿Por qué me agradeces?

 

         Por haberme escuchado y por ayudar a Joey.

 

         Soy yo quien debería de darte las gracias.

 

         ¿Por qué?

 

         Por contarme una parte de tu vida. – Le sonrió con cariño. – Quiero que sepas que tú tampoco estás solo, me tienes a mí y a Joey.

 

         He sido muy afortunado de haberlo conocido y gracias a él, puedo tener una vida normal.

 

         Es cierto, él es una persona muy especial.

 

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Mansión de la familia Kaiba…

 

Un joven alto, piel de color gris perla, cabellos rubios, ojos mieles, estaba parado frente a una ventana de su habitación viendo hacia el exterior. En lo que lo hacía, recordaba las palabras de su amigo Yami…

 

 

FLASH BACK

 

         Si ya estas mejor, Yami tiene que decirte algo importante.

 

La otra persona volteó a ver a su primo muy molesto, dándole a entender que se esperara un poco más.

 

         No me veas así, y ya díselo de una vez.

 

         ¿Decirme qué? – Los miraba confundido.

 

         Cof, cof, cof… – Carraspeó un poco su garganta. – Joey…

 

         ¿Qué pasa Yami?

 

         Tienes que entender que lo que hiciste no estuvo bien.

 

         ¿Qué fue lo que hice? – Cuestionaba con inocencia.

 

         No te hagas perro, bien sabes lo que hiciste.

 

         Basta Seto, déjame manejar este asunto a mi manera.

 

         Como quieras Yami.

 

         Como te estaba diciendo, lo que hiciste no estuvo bien.

 

         ¿Qué fue lo que hice? – Volvió hacer la misma pregunta.

 

         Primeramente, no obedeciste a Seto en quedarte en su oficina.

 

         Lo siento mucho, es que él…

 

         Cállate perro, y pon atención lo que mi primo trata de decirte. – Lo miraba más que molesto.

 

         Lo siento. – Bajó la cabeza.

 

         Joey, escúchame…  – Lo agarró del mentón para que lo viera a los ojos. – Lo que hiciste, no estuvo bien, no debiste de entrar a ese lugar sin el permiso de Seto y no tenías por qué abrir el mini bar y tomarte todas las botellas que habían ahí.

 

         Yo… Yo solamente buscaba algo para beber, y al ver tantas botellas ahí, creí que eran refrescos de distintos sabores. – Lo miraba tiernamente a los ojos.

 

         No puedo hacer esto. – Volteó a ver a su primo.

 

         O lo haces tú, o lo hago yo. – Su voz sonaba seria.

 

         ¿Hacer qué? – Preguntaba algo nervioso.

 

         Lo lamento tanto Joey, pero lo que hiciste no estuvo bien. Y por ende… – Se armaba de valor para poder decírselo. – Tendré que castigarte por la travesura que has hecho.

 

El joven enmudeció al escuchar las palabras de su amigo y sin poderlo evitar sus ojos comenzaron a humedecerse…

 

         No… Por… Favor… No… Me castigues… – Suplicaba con la voz entre cortada.

 

         Tengo que hacerlo por tu bien.

 

         Y para que no vuelvas a cometer otra estupidez. – Intervino el castaño.

 

         ¡SETO! – Lo reprendió su primo.

 

         Por favor Yami… No me castigue. – Su cuerpo empezaba a temblar al pensar en los múltiples castigos que iba a recibir.

 

         No llores por favor, debes entender que lo que hiciste no estuvo bien, te expusiste tanto que casi te descubren y Seto tuvo que hacer todo lo posible para ocultarte y que no salieras de la corporación Kaiba.

 

         Silencio Yami, no es necesario que le des tantas explicaciones.

 

         ¿De verdad él hizo eso por mí?

 

         Si, si es verdad.

 

El joven se limpiaba sus lágrimas y trataba de tranquilizarse para luego decir…

 

         ¿Con qué clase de objeto piensa castigarme? – Preguntó temeroso, dejando a los hombres un tanto sorprendidos.

 

         No entiendo tu pregunta. ¿A qué te refieres?

 

         Pues… ¿Qué objeto piensa usar para pegarme? Sea cual sea el que vaya a usar, solamente le pido que no use el Cinturón de Sujeción. Todo menos eso… – Comenzaba a arrodillarse enfrente del tricolor mayor, y  a la vez se desvestía. – Azóteme todo lo que quiera… – Lloraba con mucho dolor.

 

         ¿Qué haces perro? Levántate ya. – Lo sujetó del brazo con fuerza para levantarlo del suelo, posteriormente le arreglaba la ropa.

 

         ¿No van a pegarme? – Se atrevió a preguntar.

 

         Claro que no Joey. – Le levantaba la cara para que lo viera a los ojos.

 

         Perro estúpido, ¿creíste que te íbamos hacer daño?

 

         Yo…

 

         Tranquilízate Joey, nosotros no te vamos a lastimar.

 

         Entonces… ¿Cuál será mi castigo?

 

         Tu castigo va ser que ya no podrás salir con Mokuba, ni con Noah los fines de semana.


         ¿Qué? No… Por favor Yami… No me prohíba salir con ellos. – Lloraba de nueva cuenta.

 

         Lo siento mucho Joey, ese va ser tu castigo.

 

         Pero…

 

         Nada de peros, te quedarás aquí y comenzarás a estudiar. – Intervino el castaño.

 

         ¿A estudiar?

 

         Creo que llegó el momento de que aproveches el tiempo en estudiar.

 

         ¿Iré a una escuela? ¿Podré estar con Mokuba y con Noah todos los días? – Preguntaba todo ilusionado.

 

         No seas estúpido perro, tú no puedes ir a una escuela como un adolescente normal, por esa razón es que yo te daré clases todas las tardes aquí en la mansión. Y más te vale que cumplas con todas las tareas que te vaya dejando.

 

         Pero… Yo no quiero que usted me de clases. – Al decir esto último se escuchó una pequeña risa.

 

         ¿De qué demonios te ríes?

 

         Discúlpame Seto, me pareció algo gracioso que Joey te rechazara.

 

         Yo no le veo la gracia. En cuanto a ti perro… – Lo miró seriamente a los ojos. – Más te vale que pongas atención y no me hagas perder mi tiempo. ¿Has entendido?

 

         Ssi…

 

FIN DEL FLASHBACK

 

         Ha pasado una semana desde que ese hombre comenzó a darme clases, todos los días nos vamos a la biblioteca a estudiar, y cuando quiero ver a Mokuba, él no me deja. – Suspiró por enésima vez. – Como me gustaría poder verlo y salir a jugar como antes… ¿Hasta cuándo va a durar mi castigo? Únicamente puedo ver a Mokuba en cada tiempo de comida. No es justo… – Se decía así mismo, en ese instante alguien entraba a su habitación.

 

         Ya es hora, recoge tus libros y sígueme.

 

         Si. – Respondió melancólico.

 

******************************

 

En algún lugar de Ciudad de Tokio…

 

         Hola, de nuevo.

 

         ¿Todavía sigues en la ciudad? Pensé que ya habías regresado a tu país.

 

         Aun no, tuve que hacer una visita antes de irme.

 

         ¿No crees que te estas arriesgando demasiado?

 

         Lo sé, pero no podía regresar sin antes poder verlo.

 

         Te expones demasiado, eso sin mencionar que has quebrantado las reglas de tu tribu.

 

         No tienes que decírmelo, eso lo sé muy bien. Y también…

 

         ¿Qué?

 

         Mi tribu deberá de entender que lo estoy haciendo para tratar de cambiar un poco la tragedia que se avecina.

 

         Por más que lo intentes, bien sabes que eso no pasará. Y que tarde o temprano, las siete familias tendrán que cooperar esta vez. De lo contrario…

 

         Ya basta, no es necesario que lo digas. – Bajó un poco la mirada.

 

         Discúlpame por favor, únicamente te quería hacer ver las consecuencias.

 

         Lo sé. – Intentó sonreírle un poco.

 

         Dime… ¿Lograste verlo?

 

         Si.

 

         ¿Y?... ¿Qué piensas?

 

         Pude percibir que está feliz, le gusta vivir en ese lugar.

 

         Era de esperarse. – Medio le sonrió. – Por cierto, ya que estas aquí voy aprovechar para preguntarte algo.

 

         ¿Qué cosa?

 

         ¿Tú tienes algo que ver con el libro que apareció recientemente?

 

         ¿Cómo sabes lo del libro?

 

         Porque un hombre lo trajo para que lo ayudáramos a traducirlo.

 

         Entiendo…

 

         ¿Entonces si tienes algo que ver con que ese libro apareciera?

 

         Yo…

 

         ¿Qué has hecho?

 

         Únicamente lo puse en uno de los estantes de la biblioteca para que la persona indicada lo pudiera encontrar.

 

         Tuviste mucha suerte de que cayera en las manos indicadas.

 

         No fue suerte, estaba preparado por si caía en manos equivocadas.

 

         Lo que no entiendo es por qué lo trajiste.

 

         Para que conozcan un poco la historia de lo que pasó hace años.

 

         ¿Y tú crees que de resultado?

 

         Considero que no perderé nada con haberlo intentado.

 

         En eso te equivocas, tienes mucho que perder y lo sabes.

 

         Tienes razón, pero todo lo estoy haciendo con un objetivo y propósito.

 

         Podrás tener todas las mejores intenciones del mundo, pero tu tribu no lo verá de esa manera.

 

         Algún día, mi tribu tendrá que dejar de ser tan estrictos.

 

         Y yo, solamente deseo que ellos no sean tan estrictos contigo.

 

         Gracias por preocuparte por mí.


         No tienes nada que agradecer, mi querido amigo. – Le dio un fuerte abrazo como muestra de cariño.

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿Logrará Mokuba a que su primo le quite el castigo a Joey? ¿Quiénes serán esas personas misteriosas y de qué tribu estarán hablando? ¿Habrá más castigos más adelante? todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos. Los invito para que no se pierdan la continuación de esta gran aventura.

 

Quiero agradecerles por el apoyo que me brindan día con día, gracias por leer mis historias, y estar al pendiente de las actualizaciones que hago. En verdad se los agradezco con todo mi corazón. Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes no sin antes mandarles muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.

 

Atte.:

 

                KAT.

 

 


P.D.: Quiero disculparme por haberme ausentado por más de quince días. Últimamente he estado bastante decaída y distraída, y como muchos de ustedes sabrán, me sentía deprimida al recibir sólo malas noticias. Tuve tiempo de pensar las cosas y decidí someterme al tratamiento de fertilidad, es un procedimiento que me ayudará a ovular y así poder embarazarme con mis propios óvulos.

 

En esta ocasión, les quiero pedir con todo mi corazón que recen por mí para que dicho tratamiento funcione y pueda tener la esperanza de concebir un hijo. Pídanle a Dios con todo su corazón que me conceda ese milagro tan maravilloso de ser madre. Por favor, les pido a todos mis amis, lectores y público en general que me tenga en sus oraciones. Es la última esperanza que me queda… A penas llevo dos días desde que inicié este procedimiento y es por eso que me atraso en actualizar esta historia. De ante mano les pido disculpas y espero que puedan comprenderme. Porque esta situación por la que estoy pasando en verdad les digo que no se lo deseo a nadie…

 

Muchas gracias por su comprensión…