Capítulo 15: No dejaré que
te lleven… III parte.
Aclaración:
Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para
escribir este fic, muchas gracias Kyuubi
Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son
muy útiles para mí.
Este
fic va dedicado a: Gelen Colmenarez,
fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!,
“No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor,
abra cadabra, solamente hago esta historia porque me encanta escribir, y que ustedes
se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
******************************
Estaban
por salir de la cueva, el pelinegro le ayudaba a su primo a orientarlo mejor.
Resiste Joey, pronto saldremos de aquí.
Todavía sigo pensando que eres un
desconsiderado por traerlo a esta cueva. ¿Qué diablos tienes en la cabeza?
Yami, no me regañes, en cuanto salgamos
a la luz vas a entender el por qué lo hice. Lo único que te pido es que no te
vayas a asustar.
Créeme que de todas las cosas
desagradables que he visto, ya nada me asustaría. – Su primo medio le sonrió. –
Puedo saber que te causa tanta gracia.
Prepárate a salir a la luz. – Fue lo
único que le contestó.
El
primero en salir fue el pelinegro, luego su primo, pero en cuanto salió, se
asustó al ver lo que estaba cargando en sus brazos y no dudó ni un segundo en
tirarlo, sin embargo, el ojiazul logró sostenerlo para que no cayera al suelo.
¿Qué demonios es eso? – Preguntaba
incrédulo.
Yami, cálmate.
No me pidas que me calme, esto es… Que
rayos es eso, este niño está deforme.
No está deforme, él es así, cálmate por
favor. Tú mismo me dijiste que nada de lo que vieras te iba a asustar.
Si, tienes razón, ahora explícame, ¿qué
diablos es eso? Sólo míralo, no es como nosotros, el color de su piel es
diferente, se ve como gris claro, y qué es esa cosa que le sale por atrás…
Es su cola. – Terminó de hablar el
pelinegro.
¡Rayos! Se ve tan grotesco y asqueroso, en otras palabras es repugnante.
Esta así porque no puede transformarse
totalmente, le falta práctica para esconder su cola.
Y me lo dices así, tan tranquilo.
¿Vas a ayudarme si o no?
Está bien, pero me deberás un favor muy
grande.
Hay que llevarlo a la mansión sin que
nadie lo vea.
De acuerdo, te diré lo que tienes que
hacer.
Te escucho.
******************************
¡Guau! Hemos llegado Yūgi.
Así es Rebecca.
Yūgi, ya que estamos aquí por qué no
recorremos la ciudad, Tokio es un lugar hermoso.
Rebecca, no puedo perder el tiempo en
recorrer la ciudad.
Anda Yūgi, demos un pequeño paseo, no
seas malo.
Rebecca, por favor.
Hay no seas malo, además tenemos que
almorzar primero. Anda, di que sí.
Tu ganas, buscaremos un lugar donde
comer, daremos un pequeño paseo y luego…
Yūgi, divirtámonos ahora y venimos
después.
¿Qué? ¡Estás loca! No puedo creer lo
que me estás diciendo.
Yo correré con todos los gastos, anda
Yūgi, no seas malo, acepta. Y te prometo que te volveré a traer aquí sin
distracciones.
Suena muy tentadora tu oferta.
Vamos, divirtámonos un poco, hay muchas
cosas que hacer, lugares que visitar, ir de compras.
De acuerdo, de acuerdo, este día
haremos lo que tú quieras.
Hay Yūgi, eres un amor. – Le da un beso
en la mejilla y luego se las apretó con fuerza, haciendo que su amigo se
sonrojara.
Basta Rebecca. – Decía en lo que se
sobaba sus mejillas.
******************************
Horas más tarde…
Un
hombre que llevaba puesta una gabacha blanca, le hizo señales a uno de los
dueños de la mansión para salir a conversar afuera de la habitación, pero el
otro joven quiso ir con ellos.
Los acompañaré.
Mokuba… – El rubio lo llamaba en su
delirio.
Quédate con el Mokuba, te necesita.
Si, está bien.
Salgamos de aquí para poder platicar.
Al
salir…
Doctor, ¿cómo se encuentra?
Créame que si usted no tuviera el
apellido Kaiba, no hubiera venido, y jamás me atrevería a tocar esa cosa. Es
repugnante, todavía tengo náuseas.
No fue eso lo que le pregunté. –
Contestó molesto.
En mi opinión, esto lo debería de saber
el señor Kaiba, mire que ocultar algo tan…
Con todo respeto Doctor, eso a usted no
le incumbe, y si le llega a decir algo a mi primo, lo lamentará.
¿Me está amenazando?
Le estoy advirtiendo.
Ja, usted no me intimida, comparado con
el señor Kaiba, usted es un don nadie, ni siquiera tiene tantas influencias
como él.
¿En serio? Yo no estaría tan seguro de eso. – Sacó su
celular y le mostró una foto de un perfil.
¿No me diga que la conoce?
Por supuesto que la conozco, ella y yo
somos muy buenos amigos, conozco también a su esposa. Y estoy seguro que si la
llamo en estos momentos para decirle que usted es un maldito cretino y que le
encanta discriminar a sus pacientes, puedo asegurarle que se quedará sin
empleo. Después de eso, yo personalmente me aseguraré que nadie lo vuelva a
contratar. Usted decide. – Lo miraba de manera intimidante a los ojos.
Por esta ocasión usted gana, no le diré
nada a su primo.
Esto está mejor, mucho mejor. Ahora
responda mi pregunta.
Esa cosa, quiero decir, ese niño, si es
que se le puede llamar así…
Vaya al grano Doctor, y si vuelve a
ofenderlo, le romperé la cara. – Expresó seriamente.
Bueno ya, él está mal alimentado,
presenta síntomas de anemia, y al estar tanto tiempo metido en esa cueva,
sumando todo lo que le acabo de decir, el encierro lo enfermó.
Y la anemia, ¿qué tan avanzada la
tiene?
No sabré decirle hasta no obtener los
resultados, por esa razón es que saqué muestras de sangre para llevarlo al
laboratorio y darle un diagnóstico certero.
¿Cuáles son sus recomendaciones?
Tienen que vigilarlo constantemente
hasta que la fiebre baje, no dejen que se quite el suero intravenoso que le
puse y tienen que alimentarlo sanamente, le dejaré una receta médica para que
pueda comprarle algunos medicamentos y de una vez le dejo unas vitaminas.
Le agradezco mucho su amabilidad y de
haber venido.
No es necesario que me lo agradezca,
aquí le dejo la receta y mi cuenta de la consulta.
Lo acompaño hasta la salida.
Como quiera.
Pero antes quiero pedirle un pequeño
favor.
Ahora qué quiere.
Ayúdeme a mentir.
Disculpe, cómo dijo.
Tal como lo oye, ayúdeme a mentir.
Mentir en qué.
Si mi primo Seto lo llama, dígale lo
mismo que me acaba de decir, omitiendo algunas cosas y que su hermano
necesitará de muchos cuidados.
No me atrevería a mentirle al señor
Kaiba.
Será una pequeña mentira y le pagaré un
poco más si me hace el favor.
Está bien, pero si él se llega a dar
cuenta…
No se preocupe, le prometo que yo
asumiré toda la responsabilidad.
Si es así entonces acepto su propuesta.
Muchas gracias, Doctor.
******************************
Tenías razón, Tokio es una ciudad muy
hermosa.
Vez, te lo dije.
¿Oye, comeremos aquí?
Si, por qué.
Se ve que es un restaurante muy caro, y
tu bien sabes que yo no podría…
Yūgi, ya te dije que no te preocupes,
yo correré con los gastos.
Pero… Me da mucha pena.
Oh vamos Yūgi, no seas infantil.
De acuerdo, no te enfades.
Entremos de una vez, me muero de
hambre.
Igual yo.
******************************
Yami, vine en cuanto me llamaste, ¿cómo
esta Mokuba?
Cálmate Seto, él está bien y ya lo vio
el médico.
¿Qué fue lo que te dijo?
Necesita descansar y que al estar
encerrado eso lo enfermó.
Ahora entiendo su comportamiento, iré a
verlo enseguida.
Claro, ve… “Espero que resulte el
plan”. – Pensó para sí mismo.
En
cuanto el ojiazul llegó a la habitación tocó antes de entrar.
Mokuba.
Hermano. – Manifestó con tristeza.
¿Por qué no me dijiste que estabas
enfermo?
Yo… – Intentó levantarse de la cama,
sin embargo su hermano no se lo permitió.
No te levantes, quédate acostado. Aún
tienes fiebre, tendré que llamarle a ese médico para…
Seto, no es necesario, Yami ya mandó a
comprar las medicinas y ya me tomé unas pastillas que el Doctor me dio.
¿Estás seguro, no me estás mintiendo?
En serio, te estoy diciendo la verdad.
Está bien, tú solamente descansa, yo
cuidaré de ti, verás que muy pronto estarás mejor.
Gracias.
Y yo que venía a hablar contigo.
Sobre qué.
Nada, olvídalo, en cuanto te hayas aliviado,
entonces hablaremos, ¿te parece?
Si.
Bien, te dejaré descansar, y más tarde
vendré para ver como sigues.
Muchas gracias hermano.
El
castaño le dio un beso en la frente y luego salió de la habitación.
******************************
Horas más tarde…
Muchas gracias Rebecca, esta tarde me
divertí mucho.
No tienes nada que agradecer.
Aunque me siento un poco culpable de no
haber podido ir al Museo.
Yūgi, te angustias demasiado, ya te
dije que iremos otro día.
Tienes razón, discúlpame.
No tienes que disculparte tontito.
No soy ningún tontito. – Fingió estar
molesto.
Es broma.
Ya lo sé, muchas gracias por las cosas
que le compraste a mi abuelo, aunque no hubieras gastado en Shādī.
Si le compraba a tu abuelo, también
tendría que comprarle a Shādī, no sé porque te molesta el que lo haya hecho.
Por nada, olvídalo, pero una cosa si te
digo, el querrá compensarte de alguna manera. Ya sabes como es.
Lo sé, no tienes que decírmelo, Shādī
es un buen muchacho, es gentil, amable…
Cuando te oigo hablar así de él, a
veces creo que estas enamorada.
Hay por favor, es absurdo, es ridículo
lo que me estás diciendo.
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja,
ja, pues tus mejillas dicen todo lo contrario.
Mejor vete, antes de que te golpee.
Está bien, ya me voy, tranquila.
Adiós Yūgi.
Hasta mañana Rebecca.
******************************
Estaba muy nervioso cuando mi hermano
entró al cuarto.
Al parecer no ha sospechado nada.
¿Qué pasará si habla con el médico?
No te preocupes por eso, ya hablé con
ese hombre y nos ayudará a mentir.
Me siento mal en mentirle a mi hermano.
Mokuba, sabes que fue necesario.
Si lo sé.
Es la única manera de distraer un poco
a Seto, en lo que él se preocupa por cuidar de ti, yo me ocuparé en cuidar de
tu amigo.
Se ha de sentir muy solo, necesito
estar con él.
Por el momento no puedes, Seto podría
entrar en cualquier momento.
Tienes razón, prométeme que cuidarás
bien de Joey.
Te doy mi palabra. Oye, no me veas así.
Es que lo trataste muy mal cuando lo
viste.
Discúlpame, nunca me imaginé ver algo
así.
Y eso que todavía no lo has visto
cuando se transforma del todo. – Medio le sonrió.
Me prepararé mentalmente antes de que
eso ocurra.
Yami.
Si, dime.
Gracias por ayudarme.
No tienes nada que agradecerme primo.
Te quiero mucho.
Yo igual, eres mi primo favorito.
Lo sé. – Le seguía el juego.
En
ese momento el castaño entraba a la habitación.
¿Cómo sigue el enfermo?
Me siento mal, me duele mucho la
cabeza. – Ponía cara de tristeza, pero a la vez aguantándose las ganas de
reírse por culpa de su primo.
Te he traído una deliciosa sopa para
que cenes, después te daré tus medicinas.
Hermano, bien sabes que no me gusta la
sopa. – Hizo un puchero infantil.
Ni modo primo tendrás que tomártela. –
Se burlaba el tricolor mayor.
“Me la vas a pagar Yami”. – Pensaba
para sí mismo. – Lo voy a intentar.
Así me gusta, que seas un buen niño Mokuba.
Bueno, yo los dejo.
¿A dónde vas?
Esta noche cenaré en mi habitación.
¿No cenarás conmigo en la mesa del
comedor?
Pues… Pensé que te quedarías a cenar
junto con Mokuba.
Pero…
Descuida primo, ordenaré que te traigan
tu cena y así comen juntos.
De acuerdo, ve.
Adiós Mokuba, que te mejores pronto.
Si, gracias.
Continuará…
N/A:
¿Qué les pareció? Que opinan ustedes, ¿creen que el médico hizo bien en
discriminar a su paciente y tratarlo peor que basura? ¿Estará Rebecca
enamorada? ¿A quién le gustaría saber un poco más de ella? ¿Podrá Yami cuidar
muy bien de nuestro lindo rubiecito? ¿Lograrán engañar al castaño? Todas estas
interrogantes lo sabrán en el siguiente capítulo, muchas gracias por leer esta
historia. No olviden dejar sus comentarios y sugerencias, hasta mañana.
Me
despido de ustedes con un cordial saludo y les mando muchos besos y abrazos
virtuales.
Atte.:
KAT.
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