martes, 21 de abril de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 15: No dejaré que te lleven… III parte.


Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir este fic, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

Este fic va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago esta historia porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

Estaban por salir de la cueva, el pelinegro le ayudaba a su primo a orientarlo mejor.

         Resiste Joey, pronto saldremos de aquí.

         Todavía sigo pensando que eres un desconsiderado por traerlo a esta cueva. ¿Qué diablos tienes en la cabeza?

         Yami, no me regañes, en cuanto salgamos a la luz vas a entender el por qué lo hice. Lo único que te pido es que no te vayas a asustar.

         Créeme que de todas las cosas desagradables que he visto, ya nada me asustaría. – Su primo medio le sonrió. – Puedo saber que te causa tanta gracia.

         Prepárate a salir a la luz. – Fue lo único que le contestó.

El primero en salir fue el pelinegro, luego su primo, pero en cuanto salió, se asustó al ver lo que estaba cargando en sus brazos y no dudó ni un segundo en tirarlo, sin embargo, el ojiazul logró sostenerlo para que no cayera al suelo.

         ¿Qué demonios es eso? – Preguntaba incrédulo.

         Yami, cálmate.

         No me pidas que me calme, esto es… Que rayos es eso, este niño está deforme.

         No está deforme, él es así, cálmate por favor. Tú mismo me dijiste que nada de lo que vieras te iba a asustar.

         Si, tienes razón, ahora explícame, ¿qué diablos es eso? Sólo míralo, no es como nosotros, el color de su piel es diferente, se ve como gris claro, y qué es esa cosa que le sale por atrás…

         Es su cola. – Terminó de hablar el pelinegro.

         ¡Rayos! Se ve tan grotesco y asqueroso, en otras palabras es repugnante.

         Esta así porque no puede transformarse totalmente, le falta práctica para esconder su cola.

         Y me lo dices así, tan tranquilo.

         ¿Vas a ayudarme si o no?

         Está bien, pero me deberás un favor muy grande.

         Hay que llevarlo a la mansión sin que nadie lo vea.

         De acuerdo, te diré lo que tienes que hacer.

         Te escucho.

******************************

         ¡Guau! Hemos llegado Yūgi.

         Así es Rebecca.

         Yūgi, ya que estamos aquí por qué no recorremos la ciudad, Tokio es un lugar hermoso.

         Rebecca, no puedo perder el tiempo en recorrer la ciudad.

         Anda Yūgi, demos un pequeño paseo, no seas malo.

         Rebecca, por favor.

         Hay no seas malo, además tenemos que almorzar primero. Anda, di que sí.

         Tu ganas, buscaremos un lugar donde comer, daremos un pequeño paseo y luego…

         Yūgi, divirtámonos ahora y venimos después.

         ¿Qué? ¡Estás loca! No puedo creer lo que me estás diciendo.

         Yo correré con todos los gastos, anda Yūgi, no seas malo, acepta. Y te prometo que te volveré a traer aquí sin distracciones.

         Suena muy tentadora tu oferta.

         Vamos, divirtámonos un poco, hay muchas cosas que hacer, lugares que visitar, ir de compras.

         De acuerdo, de acuerdo, este día haremos lo que tú quieras.

         Hay Yūgi, eres un amor. – Le da un beso en la mejilla y luego se las apretó con fuerza, haciendo que su amigo se sonrojara.

         Basta Rebecca. – Decía en lo que se sobaba sus mejillas.

******************************

Horas más tarde…

Un hombre que llevaba puesta una gabacha blanca, le hizo señales a uno de los dueños de la mansión para salir a conversar afuera de la habitación, pero el otro joven quiso ir con ellos.

         Los acompañaré.

         Mokuba… – El rubio lo llamaba en su delirio.

         Quédate con el Mokuba, te necesita.

         Si, está bien.

         Salgamos de aquí para poder platicar.

Al salir…

         Doctor, ¿cómo se encuentra?

         Créame que si usted no tuviera el apellido Kaiba, no hubiera venido, y jamás me atrevería a tocar esa cosa. Es repugnante, todavía tengo náuseas.

         No fue eso lo que le pregunté. – Contestó molesto.

         En mi opinión, esto lo debería de saber el señor Kaiba, mire que ocultar algo tan…

         Con todo respeto Doctor, eso a usted no le incumbe, y si le llega a decir algo a mi primo, lo lamentará.

         ¿Me está amenazando?

         Le estoy advirtiendo.

         Ja, usted no me intimida, comparado con el señor Kaiba, usted es un don nadie, ni siquiera tiene tantas influencias como él.

         ¿En serio? Yo no estaría tan seguro de eso. – Sacó su celular y le mostró una foto de un perfil.

         ¿No me diga que la conoce?

         Por supuesto que la conozco, ella y yo somos muy buenos amigos, conozco también a su esposa. Y estoy seguro que si la llamo en estos momentos para decirle que usted es un maldito cretino y que le encanta discriminar a sus pacientes, puedo asegurarle que se quedará sin empleo. Después de eso, yo personalmente me aseguraré que nadie lo vuelva a contratar. Usted decide. – Lo miraba de manera intimidante a los ojos.

         Por esta ocasión usted gana, no le diré nada a su primo.

         Esto está mejor, mucho mejor. Ahora responda mi pregunta.

         Esa cosa, quiero decir, ese niño, si es que se le puede llamar así…

         Vaya al grano Doctor, y si vuelve a ofenderlo, le romperé la cara. – Expresó seriamente.

         Bueno ya, él está mal alimentado, presenta síntomas de anemia, y al estar tanto tiempo metido en esa cueva, sumando todo lo que le acabo de decir, el encierro lo enfermó.

         Y la anemia, ¿qué tan avanzada la tiene?

         No sabré decirle hasta no obtener los resultados, por esa razón es que saqué muestras de sangre para llevarlo al laboratorio y darle un diagnóstico certero.

         ¿Cuáles son sus recomendaciones?

         Tienen que vigilarlo constantemente hasta que la fiebre baje, no dejen que se quite el suero intravenoso que le puse y tienen que alimentarlo sanamente, le dejaré una receta médica para que pueda comprarle algunos medicamentos y de una vez le dejo unas vitaminas.

         Le agradezco mucho su amabilidad y de haber venido.

         No es necesario que me lo agradezca, aquí le dejo la receta y mi cuenta de la consulta.

         Lo acompaño hasta la salida.

         Como quiera.

         Pero antes quiero pedirle un pequeño favor.

         Ahora qué quiere.

         Ayúdeme a mentir.

         Disculpe, cómo dijo.

         Tal como lo oye, ayúdeme a mentir.

         Mentir en qué.

         Si mi primo Seto lo llama, dígale lo mismo que me acaba de decir, omitiendo algunas cosas y que su hermano necesitará de muchos cuidados.

         No me atrevería a mentirle al señor Kaiba.

         Será una pequeña mentira y le pagaré un poco más si me hace el favor.

         Está bien, pero si él se llega a dar cuenta…

         No se preocupe, le prometo que yo asumiré toda la responsabilidad.

         Si es así entonces acepto su propuesta.

         Muchas gracias, Doctor.

******************************

         Tenías razón, Tokio es una ciudad muy hermosa.

         Vez, te lo dije.

         ¿Oye, comeremos aquí?

         Si, por qué.

         Se ve que es un restaurante muy caro, y tu bien sabes que yo no podría…

         Yūgi, ya te dije que no te preocupes, yo correré con los gastos.

         Pero… Me da mucha pena.

         Oh vamos Yūgi, no seas infantil.

         De acuerdo, no te enfades.

         Entremos de una vez, me muero de hambre.

         Igual yo.

******************************

         Yami, vine en cuanto me llamaste, ¿cómo esta Mokuba?

         Cálmate Seto, él está bien y ya lo vio el médico.

         ¿Qué fue lo que te dijo?

         Necesita descansar y que al estar encerrado eso lo enfermó.

         Ahora entiendo su comportamiento, iré a verlo enseguida.

         Claro, ve… “Espero que resulte el plan”. – Pensó para sí mismo.

En cuanto el ojiazul llegó a la habitación tocó antes de entrar.

         Mokuba.

         Hermano. – Manifestó con tristeza.

         ¿Por qué no me dijiste que estabas enfermo?

         Yo… – Intentó levantarse de la cama, sin embargo su hermano no se lo permitió.

         No te levantes, quédate acostado. Aún tienes fiebre, tendré que llamarle a ese médico para…

         Seto, no es necesario, Yami ya mandó a comprar las medicinas y ya me tomé unas pastillas que el Doctor me dio.

         ¿Estás seguro, no me estás mintiendo?

         En serio, te estoy diciendo la verdad.

         Está bien, tú solamente descansa, yo cuidaré de ti, verás que muy pronto estarás mejor.

         Gracias.

         Y yo que venía a hablar contigo.

         Sobre qué.

         Nada, olvídalo, en cuanto te hayas aliviado, entonces hablaremos, ¿te parece?

         Si.

         Bien, te dejaré descansar, y más tarde vendré para ver como sigues.

         Muchas gracias hermano.

El castaño le dio un beso en la frente y luego salió de la habitación.

******************************

Horas más tarde…

         Muchas gracias Rebecca, esta tarde me divertí mucho.

         No tienes nada que agradecer.

         Aunque me siento un poco culpable de no haber podido ir al Museo.

         Yūgi, te angustias demasiado, ya te dije que iremos otro día.

         Tienes razón, discúlpame.

         No tienes que disculparte tontito.

         No soy ningún tontito. – Fingió estar molesto.

         Es broma.

         Ya lo sé, muchas gracias por las cosas que le compraste a mi abuelo, aunque no hubieras gastado en Shādī.

         Si le compraba a tu abuelo, también tendría que comprarle a Shādī, no sé porque te molesta el que lo haya hecho.

         Por nada, olvídalo, pero una cosa si te digo, el querrá compensarte de alguna manera. Ya sabes como es.

         Lo sé, no tienes que decírmelo, Shādī es un buen muchacho, es gentil, amable…

         Cuando te oigo hablar así de él, a veces creo que estas enamorada.

         Hay por favor, es absurdo, es ridículo lo que me estás diciendo.

         Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, pues tus mejillas dicen todo lo contrario.

         Mejor vete, antes de que te golpee.

         Está bien, ya me voy, tranquila.

         Adiós Yūgi.

         Hasta mañana Rebecca.

******************************

         Estaba muy nervioso cuando mi hermano entró al cuarto.

         Al parecer no ha sospechado nada.

         ¿Qué pasará si habla con el médico?

         No te preocupes por eso, ya hablé con ese hombre y nos ayudará a mentir.

         Me siento mal en mentirle a mi hermano.

         Mokuba, sabes que fue necesario.

         Si lo sé.

         Es la única manera de distraer un poco a Seto, en lo que él se preocupa por cuidar de ti, yo me ocuparé en cuidar de tu amigo.

         Se ha de sentir muy solo, necesito estar con él.

         Por el momento no puedes, Seto podría entrar en cualquier momento.

         Tienes razón, prométeme que cuidarás bien de Joey.

         Te doy mi palabra. Oye, no me veas así.

         Es que lo trataste muy mal cuando lo viste.

         Discúlpame, nunca me imaginé ver algo así.

         Y eso que todavía no lo has visto cuando se transforma del todo. – Medio le sonrió.

         Me prepararé mentalmente antes de que eso ocurra.

         Yami.

         Si, dime.

         Gracias por ayudarme.

         No tienes nada que agradecerme primo.

         Te quiero mucho.

         Yo igual, eres mi primo favorito.

         Lo sé. – Le seguía el juego.

En ese momento el castaño entraba a la habitación.

         ¿Cómo sigue el enfermo?

         Me siento mal, me duele mucho la cabeza. – Ponía cara de tristeza, pero a la vez aguantándose las ganas de reírse por culpa de su primo.

         Te he traído una deliciosa sopa para que cenes, después te daré tus medicinas.

         Hermano, bien sabes que no me gusta la sopa. – Hizo un puchero infantil.

         Ni modo primo tendrás que tomártela. – Se burlaba el tricolor mayor.

         “Me la vas a pagar Yami”. – Pensaba para sí mismo. – Lo voy a intentar.

         Así me gusta, que seas un buen niño Mokuba.

         Bueno, yo los dejo.

         ¿A dónde vas?

         Esta noche cenaré en mi habitación.

         ¿No cenarás conmigo en la mesa del comedor?

         Pues… Pensé que te quedarías a cenar junto con Mokuba.

         Pero…

         Descuida primo, ordenaré que te traigan tu cena y así comen juntos.

         De acuerdo, ve.

         Adiós Mokuba, que te mejores pronto.

         Si, gracias.


Continuará…


N/A: ¿Qué les pareció? Que opinan ustedes, ¿creen que el médico hizo bien en discriminar a su paciente y tratarlo peor que basura? ¿Estará Rebecca enamorada? ¿A quién le gustaría saber un poco más de ella? ¿Podrá Yami cuidar muy bien de nuestro lindo rubiecito? ¿Lograrán engañar al castaño? Todas estas interrogantes lo sabrán en el siguiente capítulo, muchas gracias por leer esta historia. No olviden dejar sus comentarios y sugerencias, hasta mañana.

Me despido de ustedes con un cordial saludo y les mando muchos besos y abrazos virtuales.

Atte.:

          KAT.



No hay comentarios:

Publicar un comentario