viernes, 28 de mayo de 2021

SIN CACHORRO… NO HAY NAVIDAD…



Capítulo 109: No llores mi pequeño ángel…

 

 

AVISO IMPORTANTE: Este capítulo tendrá argumentos fuertes, discusiones y conflictos, no aptas para personas sensibles que odien la violencia, etc. Así que antes de leerlo… Te sugiero que lo pienses bien antes de continuar… No me hago responsable si sale ofendido al leer este capítulo… No es recomendable para personas que sean sensibles, ni para aquellos que no soporten la violencia… Leer bajo su propio riesgo. Soldado avisado, no muere en guerra.

 

Declaimer: Noticia de último momento… “YU – GI – OH!, No es mío”… Mucho menos sus personajes… Son propiedad de su respectivo autor, pero toda la trama de esta historia si es creada por mí. Amo inventarles historias nuevas a mis queridos personajes, es una manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos ustedes.  ^_^

 

******************************

 

La noche finalmente había llegado a la ciudad Domino, algunas personas llegaban a sus casas cansadas después de haber tenido un largo día de trabajo y otros con una gran angustia esperando en casa para ver si llegaba su ser querido.

 

         No puedo más con esta inquietud, ya lo he esperado todo el día para ver si regresaba y no lo ha hecho. Ni hablar, saldré a buscarlo ahora mismo. – Se decía así mismo todo preocupado, estaba por salir cuando en eso alguien abría la puerta desde el otro lado. – ¡Ryou! – Exclamó sorprendido. – ¿Dónde has estado? Me tenías muy preocupado mi amor. – Lo veía un poco pálido y su cuerpo temblaba de frío. – Ven amor, te llevaré a la cocina para darte una taza de café bien caliente. – Rápidamente se quitaba su chamarra para ponérsela encima a su novio, pero no se esperaba que la otra persona lo rechazara.

 

         NO ME TOQUES. – Le da un fuerte manotazo.

 

         Ryou… ¿Qué tienes amor? ¿Por qué no me dejas ayudarte?

 

         Yo… – No pudo decir nada debido a que rompió en llanto.

 

         Shhhh, calma amor, aquí estoy. – Logró abrazarlo con todas sus fuerzas.

 

******************************

 

Un hombre estaba entrando a una mansión quien de inmediato era recibido por…


         Buenas noches.

 

         Ah, eres tu Noah.

 

         Que recibimiento el tuyo, es como que no te alegraras el que haya venido.

 

         Discúlpame amor, es sólo que pensé que era mi hermano.

 

         Pues ya viste que no soy él. ¿Ocurre algo malo?

 

         Uno de los bebes está enfermo, Mana y yo hemos tratado de bajarle la fiebre, y he hecho hasta lo imposible por comunicarme con Seto y no he podido.

 

         ¿Qué es lo que tiene?

 

         No lo sé, el pobrecito no ha parado de llorar.

 

         ¿Quieres que lo vaya a buscar?

 

         No, necesito que te quedes por si tenemos que llevarlo al hospital.

 

         Está bien amor, cálmate.

 

         Estoy muy preocupado por mi sobrino, se me parte el corazón oírlo llorar.

 

         ¿Dónde lo tienen?

 

         En la habitación de mi hermano, Mana esta con él.

 

         Veré si le puedo ayudar en algo.

 

         Gracias amor, yo mientras tanto seguiré esperando aquí a mi hermano.

 

         De acuerdo amor.

 

Se fue rápidamente a donde se encontraban los bebés.

 

         Seto, ¿dónde estás hermano? ¿Por qué no me contestas tu celular? – Se decía así mismo en lo que volvía a insistir en marcarle de nuevo.

 

******************************

 

Llevaban un buen rato callados, nadie decía nada y ambos se encontraba en la cocina, uno de ellos sostenía una taza de café y el otro se limitaba estar sentado en la silla observando. Hasta que finalmente alguien decide romper con el maldito mutismo.

 

         Fui a ver cómo quedó mi departamento. – Hablaba cabizbajo.

 

         Eh…

 

         Tenías razón, no quedó nada en ese lugar. – Su voz sonaba triste. – Caminé todo el día por casi toda la ciudad pensando en muchas cosas. – La otra persona prestaba atención a lo que su novio estaba diciendo y prefirió no interrumpirlo. – No quería decirte nada pero estaba decidido en irme de aquí. – Sus ojos comenzaron a humedecerse. – Una de las cosas que me puse a pensar fue lo que le ocurrió a Yūgi, ¿cómo es posible que una persona lastime tanto a su ser querido después de haberle dicho que lo amaba? – Lo miró a los ojos con suma tristeza. – ¿Por qué los hombres dominantes siempre tienden a lastimar a los que son más débiles? Es como si les gustara hacernos la vida miserable, no les basta con humillarnos, golpearnos, agredirnos física y psicológicamente sino que también abusan de nosotros, nos hacen creer que somos de su propiedad, no somos más que sus objetos sexuales que nos pueden utilizar cada vez que quieran y tirarnos cada vez que se les pegue la gana. – Su mirada cambió a una de odio y desprecio. – No tenemos voz ni voto y si nos resistimos es para empeorar más la situación, es para tener que soportar más maltratos, castigos y torturas. Siempre buscan su beneficio y su conveniencia, siempre son ellos los que deciden ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo lo quieren? Incluso nos obligan a que les demos hijos, nos hacen parir como conejos y estando encinta nos obligan a tener sexo. – Volvió a bajar la mirada, sus ojos lloraban como un Rio desbordado. – Y cuando nos embarazamos sin consultárselos nos hacen abortar sin nuestro consentimiento, nunca toman en cuenta nuestros sentimientos, nunca tienen tiempo de preguntarnos lo que queremos, como nos sentimos, si estamos bien, si nos duele algo, si tenemos algún problema, si queremos salir a alguna parte. – El hombre seguía escuchando y a la vez se le hacía un gran nudo en su garganta, creía que lo mejor era dejarlo que se desahogara, durante todo ese tiempo se cuestionaba así mismo qué era lo que pensaba su novio para que estuviera tan callado. Y ahora… Se quedaba frío ante todo el dolor que él estaba sacando en ese momento. La pregunta del millón era… ¿Podría ayudarlo ante todo ese dolor y sufrimiento? – ¿De qué sirve confiar en una persona que nos diga te amo si a la larga eso no es más que una ilusión? ¿De qué sirven todas las promesas que nos hagan si al final de cuentas no las cumplirán? Por más amor que les demos siempre quieren más, nunca están satisfechos, y cuando cometemos un error por pequeño que sea se la pasan echándonosla en cara todo el tiempo, ustedes si pueden sernos infiel, en cambio nosotros… – Apretó con fuerza la taza de café para luego estrellarla con violencia contra el suelo para hacerla pedazos. – SI LE SOMOS INFIELES ES PARA QUE VIVAMOS UN INFIERNO, ES PARA QUE NO NOS CANSEMOS NUNCA DE PEDIRLES PERDÓN Y NO LOS RECORDARÁN TODA LA VIDA. – Gritaba con infinito odio. – PORQUE TODOS USTEDES SON UNOS SERES DESPRECIABLES, QUE LO ÚNICO QUE HACEN ES ARRUINAR NUESTRAS VIDAS. NOS TRATAN COMO MERCANCÍAS, SE DAN EL LUJO DE COMPARTIRNOS CON SUS ESTÚPIDOS AMIGOTES, NOS PROHÍBEN TODA CLASE DE COSAS COMO SALIR CON NUESTROS AMIGOS, NOS PROHÍBEN GANAR NUESTRO PROPIO SALARIO, NOS MANTIENEN ENCERRADOS EN SUS CASAS PARA QUE SEAMOS LA SIRVIENTA DEL HOGAR, Y TENERLES LA COMIDA SERVIDA EN LA MESA PORQUE SI NO TRAPEAN EL SUELO CON NOSOTROS. ¿QUÉ CLASE DE VIDA ES ESA? ¿ME LO PUEDES DECIR? CONTÉSTAME MALDITA SEA, NO TE QUEDES CALLADO. – Gritaba furioso y a la vez lo miraba con odio y resentimiento.

 

         Ryou… – Carraspeó un poco su garganta para poder hablar. – Todo lo que me estás diciendo es por qué lo sientes, o lo dices por lo que le pasó a tu amigo.

 

         Nada tiene que ver una cosa con la otra. – Seguía llorando dolorosamente.

 

         Escúchame por favor, te doy la razón en todo lo que me has dicho, desgraciadamente hay hombres que son abusadores, y violentos, les gusta dominar y tener siempre el control de todo. Pero… No todos somos así. Lo que quiero que entiendas es que así como hay hombres abusadores, así también hay hombres que no lo son, no todos golpean ni maltratan a su pareja. Con esto no te estoy diciendo que hay hombres perfectos porque en definitiva no los hay, todos somos humanos y por ende solemos tener muchos defectos, y en toda relación siempre habrá problemas, discusiones, y peleas. – Se levantaba de la silla lentamente para acercarse a su pareja. – También es verdad que hay muchos estúpidos por ahí diciendo te amo con tanta facilidad, porque es más fácil decirlo del diente al labio que decirlo desde aquí. – Puso su mano sobre el pecho de su novio, haciendo que el otro volteara a ver hacia abajo.

 

         Bakura…  Snif, snif, snif, snif, snif, snif…

 

******************************

 

         ¡Hermano, que bueno que finalmente llegas!

 

         ¿Qué ocurre Mokuba? ¿Por qué estás tan alterado?

 

         Uno de los niños está enfermo, y… – No terminó de hablar al ver como su hermano tiraba al suelo el portafolio que traía en sus manos y salió corriendo de inmediato a su habitación. – ESPERA SETO. – Le gritaba en lo que caminaba detrás de él.

 

Al llegar a la habitación…

 

         ¡Mana!

 

         Niño Seto que bueno que llega.

 

         ¿Qué le ocurre a mi hijo?

 

         Tiene fiebre, no ha querido comer nada, entre Mokuba y yo hemos tratado de bajársela.

 

         Dámelo por favor Mana.

 

         Si claro. – Le entregaba al niño en sus brazos y éste no dejaba de llorar.

 

         No llores mi pequeño ángel, papá está aquí, ya, ya, tranquilo. – Agarraba el termómetro para tomarle de nuevo la temperatura en lo que caminaba de un lado a otro para tratar de calmarlo. – ¿Cómo está Kisara? – Preguntó preocupado.

 

         Ella está bien, sólo es el pequeño Seto que esta enfermito.

 

         He tratado de localizarte hermano y tú nunca me contestabas el celular.

 

         Discúlpame por favor Mokuba, el celular lo ando descargado y la Junta de este día se alargó más de la cuenta. – Contestó algo molesto. – Maldición, fui un irresponsable al decirle a mi secretaria que desconectara el teléfono de mi oficina.

 

         Cálmate por favor hermano, no tenías idea que algo como esto iba a ocurrir.

 

         Aun así debí de haber estado más al pendiente. – Miró el termómetro y con suma preocupación dijo: – Llama al Doctor Mokuba y dile que voy en camino al hospital con mi hijo enfermo.

 

         Si hermano. – Sacaba su celular y marcaba el número.

 

         Ayúdame por favor con la niña Mana.

 

         ¿Piensa llevársela también?

 

         Sí, quiero asegurarme de que ella esté bien.

 

         De acuerdo niño Seto.

 

         Ya, ya, no llores mi pequeño ángel, te prometo que pronto estarás bien mi amor. – Lo abrazaba con cariño y le daba pequeñas palmaditas en la espalda para calmarlo.

 

         Seto, el Doctor me dijo que te verá allá.

 

         Muchas gracias Mokuba. – Le quitaba la mantita que tenía el niño para dársela a su hermano para que fuera al baño a humedecérsela de nuevo, en lo que su hermano hacia eso le ayudaba a la mujer a preparar a la niña. – Tu vendrás conmigo Mana.

 

         Claro que si niño Seto.

 

         Aquí está la mantita hermano.

 

         Gracias Mokuba. – Envolvía a su hijo con ella. – Vámonos ya Mana.

 

         Si.

 

         Espera Seto, no olvides llevarte tu cargador y cuando tengas noticias avísame por favor.

 

         Está bien, y les agradezco por cuidar muy bien de ellos.

 

         No tienes nada que agradecer.

 

         Mana, lleva tu a la niña.

 

         Con gusto mi niño Seto.

 

******************************

 

         Todo este tiempo me tenías muy preocupado, no sabía qué era lo que te pasaba y moría de ganas por saber que era lo que pensabas al estar tanto tiempo callado. Sé que lo que le pasó a tu amigo fue algo devastador, y…

 

         Tea me lo contó todo. – Lo interrumpió de golpe. – También me dijo cómo fue que murió Tristán.

 

         ¿Cuándo la viste?

 

         Hoy en la tarde fui al hospital para saber cómo estaba Yūgi.

 

         ¿Y te lo dijo todo de un golpe?

 

         Si.

 

         No debió de haber hecho eso. – Respondió molesto.

 

         ¿Te molesta que me haya dicho la verdad? – Lo miraba algo enfadado.

 

         No, lo que en verdad me molesta es que te lo haya dicho todo de golpe sin consultármelo, aun sabiendo que tú todavía sigues afectado por todo lo que hemos pasado hace tres meses.

 

         Ella es mi amiga y como tal no tenía por qué mentirme. También me dijo que tú nunca me ibas a decir la verdad.

 

         Eso no es cierto, yo si pensaba decirte la verdad, lo único…

 

         MENTIRAS. – Gritó exasperado. – ERES UN MENTIROSO, DICES ESO PARA ENGAÑARME, ¿ACASO ME CREES TONTO? ERES IGUAL O PEOR QUE TODOS LOS HOMBRES ABUSADORES, QUERÍAS MANTENERME ENGAÑADO PARA HACERME CREER QUE TODO IBA A ESTAR BIEN, Y QUE LO QUE LE PASÓ A YŪGI ERA PORQUE SE LO TENÍA BIEN MERECIDO. ESO ME IBAS HACER CREER, ¿VERDAD? ¿PENSABAS UTILIZAR LA DESGRACIA DE MI AMIGO PARA USARLO COMO EJEMPLO Y DE ESA MANERA PODERME INTIMIDAR, NO ES ASÍ?

 

         Eso es una tontería, jamás pretendí hacer tal cosa, es absurdo todo lo que me estás diciendo. ¿De dónde sacaste semejante estupidez?

 

         NO ES NINGUNA ESTUPIDEZ, TEA ME PUSO AL TANTO PARA QUE YO TUVIERA CUIDADO, Y QUE NO ME FIARA DE TI. ESTÁ MUY PREOCUPADA POR MÍ, DICE QUE YA PERDIÓ A DOS DE SUS AMIGOS Y QUE NO LE GUSTARÍA PERDER OTRO MÁS.

 

         Ryou, escúchame por favor, soy incapaz de hacerte daño.

 

         A OTRO PERRO CON ESE HUESO.

 

         Ya basta, no es necesario que me ofendas.

 

         ¿QUÉ HARÁS SI TE SIGO OFENDIENDO? ¿VAS A GOLPEARME COMO YAMI LO HACÍA CON SU ESPOSO?

 

         Voy hacer algo mucho peor que eso. – Manifestó enfadado.

 

         NO TE TENGO MIEDO MALDITO INFELIZ. – Se puso a la defensiva.

 

         Bien, como quieras, después no digas que no te lo advertí.

 

En cuanto el hombre empezó a caminar, la otra persona sintió miedo por un segundo pero luego se quedó boquiabierto al ver como su pareja salía de la cocina, bastante disgustado.

 

******************************

 

Horas más tarde…

 

         ¿Cómo se encuentra Doctor?

 

         Él va estar bien señor Kaiba, solamente esta resfriado y tiene la garganta algo irritada.

 

         ¿Y mi hija, cómo se encuentra?

 

         Ella está bien, no tiene nada.

 

         Muchas gracias Doctor.

 

         Descuide, no es nada. Le voy a sugerir que esté pendiente de su hijo por las noches y debe limpiarle la nariz con esta pera de goma. – Le entregaba una cajita. – Y dele mucho líquidos para mantenerlo hidratado.

 

         Así lo haré Doctor.

 

         Eso es todo por ahora, llámeme si se presenta cualquier anomalía.

 

         Si Doctor, y gracias de nuevo. Ven mi niño, vámonos. – Lo cargaba en sus brazos. – Le acabas de dar un gran susto a papá, si algo te llega a pasar tu pamita nunca me lo perdonaría. – Le daba un beso en su mejilla. – Ayúdame con la niña por favor Mana.

 

         Claro que si niño Seto.

 

         Adiós Doctor y buenas noches.

 

         Buenas noches señor Kaiba, buenas noches señora Mana.

 

         Buenas noches Doctor.

 

Ambos salieron del consultorio, el hombre iba más tranquilo con su hijo en brazos, en lo que caminaban por uno de los pasillos del hospital la niña comenzó a llorar.

 

         Espere por favor niño Seto.

 

         ¿Qué ocurre Mana?

 

         Kisara tiene hambre.

 

         Vamos a sentarnos en aquellas sillas.

 

         De acuerdo.

 

Al llegar ambos se sentaron...

 

         Yo quiero darle de comer Mana.

 

         Está bien, deme al niño.

 

         Si. – Se lo estaba pasando cuando en eso comenzó a despertar y a punto de llorar. – Mejor no Mana, tal parece que no quiere separarse de mí.

 

         Era de esperarse. – Medio le sonrió. – Ya chiquita, ya no llores, aquí está tu pachita.

 

         En lo que le das de comer le llamaré a Mokuba.

 

         Me parece una buena idea que lo haga mi niño Seto.

 

Después de darle de comer a la niña y de hablar con Mokuba volvieron a caminar.

 

         Espera Mana.

 

         Dígame niño Seto.

 

         Se me acaba de ocurrir que ya que estamos aquí podemos llevar a los niños a que conozcan a su pamita.

 

         ¿Cree que quiera el Doctor?

 

         Yo espero que sí.

 

         En ese caso vamos.

 

******************************

 

Llevaba más de una hora esperando en la cocina, no dejaba de pensar en las cosas que había dicho su novio, en cuanto su pareja salió del lugar se oían golpes muy fuertes y eso lo ponía bastante nervioso, después los dejó de escuchar y afuera estaba todo silencioso y eso le preocupaba por lo que decidió salir de la cocina.

 

         ¿Qué me habrá querido decir con que haría algo mucho peor que eso? – Se cuestionaba así mismo en lo que salía lentamente mirando a su alrededor, las luces del corredor se encontraban apagadas y eso le ponía los pelos de punta, siguió caminando sin hacer mucho ruido, al final del pasillo vio que ahí estaban las luces prendidas. Se acercaba lentamente y se llevó una gran sorpresa al ver a su novio sentado en el sofá. – Ba… Ku… Ra. – Musitó nervioso.

 

         Será mejor que te vayas a dormir Ryou, ya es muy tarde. – Contestó sin ni siquiera mirarlo.

 

El aludido tragó saliva en seco y prosiguió a caminar para verlo de frente llevándose con una desagradable sorpresa.


         ¿Qué te ocurrió en las manos? – Preguntó angustiado.

 

         No es nada, déjame solo por favor. – Trató de ocultar sus manos pero el otro no se lo permitió.

 

         Déjame verlas por favor.

 

         NO OÍSTE QUE ME DEJARAS EN PAZ. – Le gritó más que furioso, provocando que la otra persona se fuera espantado. – Maldición, no debí de haberle gritado. – Se decía así mismo.

 

Al cabo de diez minutos llegaba el albino menor con un pañuelo y un plato hondo con hielo. Se disponía a ponerle el pañuelo con hielo en sus manos para luego curárselas.

 

         ¿Por qué haces esto?

 

         Porque quiero. – Respondía en lo que seguía haciendo su trabajo.

 

         Pues no deberías de hacerlo, al fin de cuentas sólo soy un hombre que le gusta golpear a los más débiles.

 

         No digas eso por favor. – Se abstenía las ganas de llorar. – Perdóname por todas las cosas que dije.

 

         No Ryou, perdóname tú a mí. – Lo abrazó con todas sus fuerzas.

 

         Prométeme que no te volverás hacer daño. – Se separaba del abrazo para verlo a los ojos.

 

         Lo prometo con una condición.

 

         ¿Cuál?

 

         Quiero que me prometas que vas a confiar en mí y que me dejarás ayudarte.

 

         Pero… – Bajó la mirada.

 

         Por favor, no te quedes callado.

 

         La verdad es que tengo miedo de que algún día te canses de mí y me dejes solo.

 

         Eso nunca va pasar pequeño porque te amo. Te amo con toda mi alma Ryou.

 

         Lo sé, y me lo has demostrado infinidad de veces… Pero… – Sus ojos comenzaron a humedecerse de nueva cuenta.


         ¿Pero qué mi amor?

 

         ¿No crees que tú te mereces alguien mejor que yo?

 

         ¿Por qué me dices eso?

 

         Temo que un día te canses de mí y me eches en cara todo mi pasado. Y eso es algo que no soportaría.

 

         No llores mi amor. – Le limpiaba su carita con sus manos. – Hagamos una promesa.

 

         ¿Cuál?

 

         Si uno de los dos se aburre del otro, se lo tiene que decir de inmediato.

 

         ¿Para qué?

 

         Para ver en que está fallando y volver a intentarlo.

 

         Me parece una buena idea. – Medio le sonrió.

 

         ¿Entonces tenemos un trato?

 

         Si.

 

         Me gusta verte sonreír Ryou.

 

         No digas eso que me apenas.

 

         Que no te dé pena. – Le dio un beso en los labios.

 

         Baki.

 

         Dime.

 

         Hay algo que no te he dicho.

 

         ¿Qué cosa?

 

         Tea me contó que Yūgi está embarazado.

 

         ¿Qué?...

 

         Sí, pero eso no es lo peor.

 

         Sígueme contando por favor.

 

         Lo peor es que los tratamientos que Yūgi necesita para lograr que su embarazo no sea interrumpido son muy costosos y Tea no puede asumir con los gastos.

 

         Entiendo…

 

         También me dijo que dentro de poco se irá de la ciudad.

 

         ¿Dejará solo a su amigo?

 

         Ella piensa que tal vez sea lo mejor para Yūgi que pierda su embarazo. – Estaba cabizbajo y su voz sonaba melancólica.

 

         ¿Y tú que piensas de todo esto?

 

         La verdad es que si tuviera el dinero suficiente para ayudar a Yūgi lo haría con gusto.

 

         Ya veo…

 

Hubo un enorme silencio en donde ninguno de los dos ya no dijo nada…



 

Continuará...

 

 


N/A: ¿Quieren que Yūgi pierda al bebé? ¿Hizo bien Tea en contarle todo a Ryou? ¿Podrá Ryou confiar en su pareja? ¿Estará bien que Tea se vaya de la ciudad dejando solo a su amigo? Baia susto que se llevó el gato pulgoso con uno de sus hijos… XD… Al fin se pudo desahogar el albino menor, ¿desean un final feliz? Todo esto y más los iremos descubriendo en los siguientes capítulos, los invito para que no se pierdan la continuación de esta interesante historia. Muchísimas gracias por todo su apoyo que me han brindado desde el principio, no olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes, y antes de irme les recuerdo que no bajen la guardia, protéjanse y vacúnense porque el coronavirus todavía sigue en las calles. Les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo de oso virtual, cuídense mucho y nos leeremos el próximo viernes.

 

Atte.:

 

             KAT.