SIN CACHORRO… NO HAY NAVIDAD…

Capítulo 59: La habitación prohibida… II parte.

 

 

Declaimer: Noticia de último momento… “YU – GI – OH!, No es mío”… Mucho menos sus personajes… Son propiedad de su respectivo autor, pero toda la trama de esta historia si es creada por mí. Amo inventarles historias nuevas a mis queridos personajes, es una manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos ustedes.  ^_^

 

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Dos meses después…

 

Debido a sus terapias y a unas cuantas clases que había comenzado a recibir, se olvidó por un momento de la habitación prohibida. Tan metido estaba en sus pensamientos que una voz lo sacó de ellos.

 

         ¿Cómo te fue en la terapia?

 

         Bien. – Respondió con tristeza.

 

         Ayer hablé con uno de tus profesores y me ha dicho que has bajado un poco.

 

         Lo siento mucho.

 

         Si sigues así seguirás estudiando todo el mes de diciembre.

 

         ¿Qué? No puedes estar hablando en serio.

 

         Estoy hablando muy en serio cachorro.

 

         Pero, es cuando se empieza la época navideña y faltan quince días para entrar en el mes de diciembre.

 

         Eso debiste de haberlo pensado antes de bajar tus calificaciones.

 

         ¿No podrías hacer una excepción?

 

         No, reglas son reglas.

 

         ¿Y si te prometo subir mis calificaciones?

         La única manera de que las subas es sacando diez en todas las materias y únicamente tienes una semana para prepararte.

 

         Podría lograrlo si me ayudaras un poco. – Contestó melancólico.

 

         Lo siento mucho cachorro, no podré ayudarte.

 

         ¿Por qué no?

 

         Porque es tu obligación estudiar y porque dentro de poco me iré de viaje.

 

         ¿Queeeeeeeeeeeeeeeé? ¿Te irás? ¿A dónde?

 

         Tengo que hacer un viaje de negocios.

 

         ¿No pasarás la navidad en la mansión?

 

         La navidad es una tontería. – Expresó seriamente.

 

         ESO NO ES CIERTO. – Sin darse cuenta alzó la voz.

 

         CLARO QUE ES CIERTO, Y TE DIRÉ ALGO MÁS, LA NAVIDAD ES UN ASCO, ES UN DÍA COMO CUALQUIER OTRO Y SOLAMENTE LAS PERSONAS IGNORANTES PIERDEN SU TIEMPO EN FESTEJARLA. LA NAVIDAD ES SÓLO COMERCIO PARA QUE TODAS LAS PERSONAS ESTÚPIDAS VAYAN A LOS ALMACENES A MALGASTAR SU DINERO Y EMPEÑAR HASTA LO QUE NO TIENEN.

 

         CÁLLATE, ¿CÓMO PUEDES DECIR ALGO ASÍ? ESTÁS EQUIVOCADO EN MUCHAS COSAS, ESA NO ES LA VERDADERA NAVIDAD. – Comenzaba a llorar.

 

         Y TÚ QUE VAS A SABER, UN PERRO COMO TÚ NO SABE NADA DE NADA, Y EN VEZ DE ESTAR PERDIENDO EL TIEMPO EN TONTERÍAS DEBERÍAS DE IRTE A TU HABITACIÓN A ESTUDIAR. – Le gritaba molesto.

 

         Me gustaría que algún día te dieras cuenta lo que realmente significa la navidad. – Fue lo último que dijo antes de irse.

 

         No debió de ser tan cruel con ese joven, niño Seto.

 

         Mana, no me digas que escuchaste todo.

 

         Discúlpeme por favor, no pude evitarlo ya que sus gritos se escuchaban hasta la cocina.

 

         Está bien Mana, no hay problema.

 

         ¿Por qué no trata de hablar con ese joven?

 

         Ya no hay nada más que decir.

 

         No diga eso, debe de comprenderlo un poco más, no se ha puesto a pensar que para ese muchacho la navidad tiene un significado.

 

         ¿Qué quieres decir?

 

         Lo que quiero decir es que tal vez el siga creyendo en que la navidad es una época del año muy bonita, acaso no recuerda cómo se celebraba aquí antes.

 

         Eso pasó hace mucho tiempo, y tu bien sabes lo que pienso de la navidad.

 

         Lo sé. – Manifestó con tristeza. – Niño Seto, no le destruya las pocas ilusiones que le quedan a ese muchacho, vaya hablar con él y trate la manera de abrirle un poquito su corazón.

 

         ¿Por qué abogas por él?

 

         Porque ustedes de alguna manera tienen mucho en común.

 

El CEO se quedó pensativo ante las palabras de esa mujer, y sin decir nada más se retiró del lugar para ir a conversar con su cachorro. Una vez que llegó a la habitación, decidió tocar la puerta antes de entrar.

 

         Joey, ábreme por favor.

 

         Vete. – Se escuchó del otro lado de la puerta.

 

         Si no me abres entraré de todos modos. – Esperó un rato y al ver que no le abría la puerta se dispuso a entrar. – Joey. – Volvió a llamarlo.

 

         Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Vete por favor.

 

         Solamente quiero que conversemos un poco.

 

         Snif, snif, snif, snif, snif, snif, snif… Está bien. – Se sentaba en la orilla de la cama y a la vez se limpiaba sus lágrimas con sus manos.

 

         Lamento mucho todas las cosas que te dije, y discúlpame por haberte gritado. – Se sentaba a la par de él.

         Perdóname tu a mí por gritarte, quizás tengas razón en decir que la navidad sea un asco. – Su voz se escuchaba temblorosa.

 

         No cachorro, no digas eso, no quiero que pienses igual que yo. – Le levantaba la carita lentamente para verlo a los ojos.

 

         Pero…

 

         Shhhh, escúchame por favor, lo único que quiero es que seas tú mismo.

 

         Si hago eso lo más seguro es que te decepciones de mí.

 

         Eso no es verdad. – Lo abrazó fuertemente contra su pecho. – Óyeme bien, no importa lo que los demás digan o piensen de ti, nunca dejes de ser la persona que eres.

 

         ¿Lo dices en serio?

 

         Por supuesto que sí.

 

         De acuerdo, lo haré. – Medio le sonrió.

 

         Una cosa más, suspenderé tus terapias por el momento para que te pongas al día con tus estudios, pero eso sí, reanudaremos todo en enero del próximo año. ¿Te parece bien?

 

         ¿Me ayudarás a estudiar?

 

         Bueno está bien.

 

         Muchas gracias.

 

         Te dejaré descansar este día, pero mañana muy temprano comenzaremos a estudiar.

 

         ¿Tan temprano?

 

         Si.

 

         No es justo.

 

         ¿Tenemos un trato?

 

         Si.

 

Semanas después…

Un joven de cabellos rubios y ojos mieles, se encontraba almorzando solo en la mesa del comedor, la mansión se sentía completamente vacía, ya habían pasado tres días desde que su neko se fue de viaje. Este joven llevaba un buen rato jugando con su comida, hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

 

         ¿Joey, por qué no has comido todavía?

 

         No tengo hambre Mana.

 

         De seguro has de extrañar al señor Kaiba.

 

         Si, la verdad es que lo extraño mucho.

 

         Pero si él va a estar de regreso en la primera semana de enero.

 

         Es mucho tiempo.

 

         Claro que no, ya verás que rápido pasa el tiempo.

 

         No entiendo por qué tiene que irse justamente en esta época del año. – Susurró para sí mismo creyendo que no lo oiría la mujer.

 

         El señor Kaiba lo hace todos los años desde que sus padres fallecieron. – Le respondió la mujer.

 

         ¿Qué? ¿Qué fue lo que dijo?

 

         Dije que lo hace todos los años desde que sus padres fallecieron.

 

         ¿Y Mokuba?

 

         Al principio acompañaba a su hermano, pero después de un tiempo ya no lo siguió acompañando.

 

         Eso quiere decir que no celebran la navidad, no adornan la mansión con luces, y no ponen un árbol de navidad.

 

         Ay joven, la navidad dejó de existir en esta mansión desde que la señora Kaiba partió de este mundo.

 

         No lo puedo creer. – Susurró para sí mismo.

 

         Será mejor que coma aunque sea un poco, yo debo volver a mis quehaceres, vendré más tarde para ver si usted se ha comido la comida.

 

         Está bien.

 

Horas más tarde…

 

Intentaba de nuevo abrir la habitación prohibida, llevaba varios días en quererla abrir y no lo había conseguido.

 

         ¿Por qué se me hace tan difícil poder abrir esta puerta? Me pregunto que habrá del otro lado y por qué Seto no quiere que se abra esta habitación, lo más extraño es que nadie habla sobre lo que hay dentro, es como si fuera un tabú al mencionar dicha puerta. – Se decía así mismo en lo que seguía tratando de falsear la cerradura. – ¿Por qué Mokuba me habrá dicho que era por mi bien que me olvidara de esta puerta? – Casi se daba por vencido hasta que logró escuchar el sonido de la cerradura que finalmente cedió. – ¡Por fin! Ahora si sabré lo que hay dentro de ella. – Abría la puerta lentamente y al hacerlo vio que todo estaba obscuro y se miraba tenebroso, se quedó congelado viendo el interior, por más que intentaba caminar sus piernas no le respondían. – Que voy hacer, ¿cómo haré para entrar?

 

         Veo que te saliste con la tuya en abrir esa puerta.

 

El rubio se asustó al escuchar una voz detrás de él.

 

         ¡Mokuba!

 

         ¿Y bien? ¿Por qué no entras? – Se miraba un poco molesto.

 

         Yo… Este… Bueno… – No sabía que decirle y a la vez se sentía avergonzado que el pelinegro descubriera lo que estaba haciendo. – Perdóname, únicamente tenia curiosidad por lo que hay aquí, enseguida la cerraré de nuevo.

 

         Eso no fue lo que te pregunté.

 

         Me da miedo entrar, se ve todo obscuro ahí dentro. – Respondió cabizbajo.

 

         ¿Qué pensabas hacer después que hayas entrado a la habitación?

 

         No lo sé.

 

Se escuchó un fuerte suspiro…

 

         Está bien, supongo que ya es tiempo que sepas lo que hay dentro de la habitación.

         ¿Me dejarás entrar? – Preguntaba asombrado.

 

         Si.

 

         ¿Por qué?

 

         Creo que serás el único que podrá cambiar algunas cosas aquí. – El rubio no entendía sus palabras, en cambio le pelinegro se percató de ello y terminó por decir… – En cuanto entres vas a comprender mis palabras. ¿Estás listo para entrar?

 

         Pero…

 

         No tengas miedo y sígueme.

 

         De acuerdo.

 

Ambos caminaban hacia el interior de la habitación, el primero en entrar había sido el ojiazul menor y éste se apresuró rápidamente en buscar el interruptor para encender la luz. Una vez que la encendió el ojimiel quedó boquiabierto con todo lo que veía.

 

         ¿Por qué están todos estos cuadros aquí?

 

         Joey, estos son mis padres. – Le mostraba un cuadro grande donde se observaba un hombre y una mujer.

 

         ¿Ellos son tus padres?

 

         Así es.

 

         ¡Baia, tu madre era una mujer bellísima!

 

         Gracias.

 

         Ahora veo de dónde sacó Seto los ojos azules.

 

         ¡Oye, yo también tengo ojos azules! – Exclamaba como reproche.

 

         Perdón, quería referirme a que tiene la mirada de su madre.

 

         Ah bueno.

 

         ¿Por qué tienen guardado todo esto aquí?

 

         El día que mis padres murieron, mi hermano decidió guardar todas sus pertenencias en esta habitación.

 

         ¿Por qué?

 

         No estoy muy seguro del porqué, pero creo que lo hizo para no tener que estar viendo hacia el pasado, y continuar con nuestras vidas.

 

El joven se quedó atónito al escuchar esas palabras, empezaba a entender algunas cosas, sobre todo aquellas palabras que su neko le dijo el primer día que se conocieron.

 

         ¿Joey, estás bien?

 

         Eh, sí. – Salió de sus pensamientos – Lo que no entiendo es por qué mantiene esta habitación en secreto.

 

         No le gusta dar explicaciones a nadie.

 

         Creo que comienzo a entender el por qué no hay ninguna foto de tus padres en la mansión.

 

         Te dije que ibas a empezar a entender muchas cosas.

 

         ¿Y esto qué es? – Caminó hacia el lugar, al llegar se le quedó viendo, parecía como una mesa que estaba cubierta por una lona.

 

         Es una mesa de controles.

 

         ¿Y para qué sirve?

 

         Fue lo último que construyó mi padre, creo que ya no funciona. – En lo que hablaba el rubio destapaba la mesa. – Déjalo Joey, no tiene caso que lo veas.

 

         Me gustaría poderle echar un vistazo.

 

         Ya te dije que no ha de funcionar.

 

         ¿Y qué controlaba esta mesa?

 

         Eso. – Le señaló hacia otro lugar.

 

         Wow, asombroso. – Corrió rápidamente a donde su amigo le indicó. – ¿Qué hacía exactamente?

 

         Te lo explicaré, cuando mis padres vivían, aquí se festejaba la navidad.

 

         ¿Es en serio?

 

         Si, ven sígueme te enseñaré otro cuadro para que veas que es verdad lo que te digo. – Ambos volvieron a caminar a donde habían más cuadros, el pelinegro buscaba uno en particular y al encontrarlo se lo mostró a su amigo, dejándolo boquiabierto al ver la hermosa imagen.

 

         ¿Esa es la mansión?

 

         Así es.

 

         No lo puedo creer.

 

         Pues créelo, a mi madre le encantaba la época navideña y todos los años le pedía de favor a los sirvientes que la ayudaran a decorar toda la mansión, en vista de que mi padre miraba a mi madre lo feliz que era decorando decidió crear ese invento. Pero todo se acabó cuando ellos fallecieron. – Su voz sonó con mucha tristeza.

 

         Lo siento mucho.

 

         Está bien Joey, tú no lo sabías.

 

Hubo un breve silencio.

 

         Se me ocurre una idea.

 

         ¿Qué idea?

 

         Podríamos volver a decorar la mansión como antes.

 

         ¿Estás loco? Tienes idea de lo que pasaría si hacemos eso.

 

         No lo sé.

 

         Mi hermano se pondría furioso si decoramos la mansión con cosas navideñas.

 

         ¿Por qué?

 

         Ya te lo dije, todo eso se acabó cuando mamá partió de este mundo.

 

         Yo creo que si volvemos a decorarla como antes ella se pondría muy contenta.

 

         ¿En qué te basas para decir semejante estupidez?

 

         No es ninguna estupidez, es sólo que... – Buscaba la manera de podérselo explicar. – Si se decorara como antes podrán sentir que una parte de ella aún vive.

 

         Mmmm… Tiene algo de lógica lo que dices.

 

         ¿Entonces qué, iniciamos a decorarla?

 

         Ya es muy tarde para empezar, recuerdo que mi madre comenzaba a decorar la mansión un mes antes.

 

         Entiendo.

 

         Pero podríamos intentarlo el próximo año.

 

         ¿De verdad? – Cuestionaba emocionado.

 

         Si, lo malo…

 

         ¿Cuál es el problema?

 

         Si quieres que todo vuelva hacer como antes tienes que hacer funcionar eso. – Volvía a señalar el invento de su padre. – Y no creo que funcione o que tenga arreglo.

 

         ¿Por qué?

 

         El único que podría hacerlo funcionar o reparar es mi hermano, y dudo mucho que él quiera hacerlo.

 

         Podría intentar en repararlo, lo malo es que necesitaría ver los planos.

 

         ¿Crees que puedas hacerlo funcionar?

 

         No lo sé, pero no pierdo nada con intentarlo.

 

         Está bien, me has convencido, yo mismo me encargaré de buscar los planos, pero con una condición.

 

         ¿Cuál?

 

         Que me dejes ayudarte.

 

         De acuerdo, tenemos un trato Mokuba.

 

         Solamente espero que mi hermano pueda comprender el por qué hacemos esto.

 

         No te preocupes, puedes decirle que tú no sabías nada y que todo fue idea mía.

 

         De ninguna manera Joey, si he de ayudarte también asumiré la responsabilidad con mi hermano.

 

         Muchas gracias Mokuba.

 

 

Continuará…

 

 

N/A: Esta historia tiene mucha similitud con mi vida personal, recuerdo que cuando era una niña, mi familia celebraba la navidad, entre todos poníamos el árbol de navidad, luces, mi madre preparaba una deliciosa gallina para la comerla a media noche, mi padre ponía la radio para escuchar música navideña, íbamos a la misa del gallo, y a la mañana siguiente abríamos nuestros obsequios que Santa nos había traído. Con el paso del tiempo todo cambió cuando mi madre se fue a los Estados Unidos. Mi familia y yo ya no volvimos a celebrar la navidad como antes… He ahí del por qué quise escribir este capítulo, espero que sea de su agrado.

 

Cambiando de tema, ¿qué clase de invento habrá creado el padre de Mokuba? ¿Se habrá enojado el neko al enterarse de los cambios que hacia su cachorro? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos, muchísimas gracias por seguirme y por leer esta interesante historia, no olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de ustedes, no sin antes decirles que No salgan de sus casas, usen siempre la mascarilla, lleven consigo su botecito de alcohol gel, y saniticesen antes de entrar a sus casas. Nos vemos el próximo viernes, cuídense mucho.

 

Atte.:

 

          KAT.

P.D: Quiero dedicar este capítulo a uno de mis lectores, esta persona se llama: Jenifer CarriGalin, la semana pasada me comentó que tenía varias suposiciones sobre lo que habrá detrás de la puerta, tuvo una semana para decidirse a ver si acierta… En esta ocasión no pudo acertar, anduvo cerca pero eligió la vida del cachorro... XD

 

Gracias a todos por leer esta historia. Por cierto, estamos en el mes de la época navideña y tengo dos peticiones que hacerles, será algo así como mi pequeño regalo de navidad. Quiero que sean ustedes los que elijan, aquí les daré dos opciones:

 

1.   Del 21 al 25 de diciembre les puedo subir un capítulo diario.

 

2.   El 24 de diciembre les puedo subir cinco nuevos capítulos para que puedan leerlo durante el festejo navideño.

 

Déjenme sus comentarios y quien tenga mayor demanda cumpliré con lo que me piden… ^_^

 

 

De lo contrario tendré que elegir por ustedes... XD