sábado, 23 de junio de 2018

LOS OJOS… SON EL REFLEJO DEL ALMA...






Capítulo 12: Confesiones…


RESUMEN: Los seres humanos son tan predecibles… Tratan de esconder sus emociones y sentimientos. Muchas veces pensamos que es mejor callar y ocultar lo que sentimos por una persona, lo hacemos por temor a recibir un rechazo, otras porque no queremos que lastimen o hieran nuestro corazón, pero ¿Qué sucede cuando no nos arriesgamos? ¿Cuándo no tenemos el valor suficiente de expresarle a esa persona lo mucho que la amamos? Si muchos de nosotros actuáramos según lo que dice nuestra cabeza y no por lo que dice nuestro corazón, quizás, no conociéramos el significado de lo que es Amor a primera vista…


Declaimer: Los personajes de YU – GI – OH!, “No son míos”… Snif, shif, snif,  son propiedad de su respectivo autor, sólo hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

******************************

Un joven de cabellera tricolor y ojos de rubí, se encontraba caminando por los pasillos de la Escuela mientras pensaba…

“No tienes idea de cómo te envidio Bakura, pensé que nunca te ibas a atrever a hablar con él, pero veo que me equivoqué. Cómo me gustaría tener el valor suficiente para decirle a esa persona lo mucho que lo amo”.

Se detuvo para poderse sentar en una de las bancas del corredor, apoyó sus brazos sobre sus piernas y  con sus manos sostuvo su cabeza. Tan metido estaba en sus pensamientos, que no sintió cuando alguien se le había acercado.

Hola profesor Yami, ¿le sucede algo?

¡Yūgi! – Se sorprendió al escucharlo. – No… No me pasa nada… No te preocupes.

Un gran silencio era lo único que había, el recién llegado se sentó a la par del mayor, tenía la mirada en el suelo mientras pensaba…

“Tal vez esta sea la oportunidad que tanto he buscado para poder hablar con él a solas… Pero no me atrevo, se ve tan pensativo y tan distante… Lo único que podría hacer es darle más problemas”.

Yūgi… ¿Hay algo que me quieras decir?

Eh… No, nada profesor. Será mejor dejarlo solo, no quería importunarlo. – Medio se levantó pero el faraón lo sujetó del brazo.

Por favor, quédate… Yo si tengo algo que decirte.

Pro… Profesor Yami.

Yūgi… Yo… Lo que te quiero decir es que yo… – Justo en ese momento, fue interrumpido por otro joven que acababa de llegar.

Profesor, venga rápido por favor…

¿Qué sucede joven Devlin?

Es Wheeler, al parecer se desmayó.

Sin pensarlo dos veces, se levantó de inmediato para ir al lugar en dónde se encontraba el rubio… Por otro lado, el menor al ver la reacción del faraón, lo detuvo diciéndole…

******************************

Ryou, escúchame… Pues… Verás… Yo…

Bakura, lo que tenga que decirme, puede decírmelo con confianza. – Le sonrió de manera inocente que el albino mayor cuando vio esa expresión se armó de valor para poder continuar.

Ryou, hay algo que quiero decirte… Pero… Si por alguna razón te sientes ofendido o incómodo, créeme que sabré entenderlo. – Por primera vez en su vida se sentía cómo un pez fuera del agua, y por primera vez en su vida estaba nervioso, ya que frente a él se encontraba la persona que lo haría el hombre más feliz del mundo o que lo haría el hombre más desdichado.

Bakura, ¿qué es eso tan importante que me quieres decir? – El niño ya empezaba a preocuparse por la forma tan extraña en cómo se comportaba su docente.

Lo que quiero decirte es… Es que yo… Te amo Ryou… Me has gustado desde el primer día en que te conocí. – Podía sentir como su sangre teñían de rojo sus mejillas, estaba tan avergonzado que no lo podía ocultar. En cambio el menor, no sólo abrió sus ojos a más no poder, sino que además enmudeció al escuchar lo que su docente le acababa de decir.

El ladrón de tumbas cuando vio la expresión del joven, se desanimó bastante y únicamente esperaba lo peor.

Perdóname… No fue mi… – No terminó de hablar ya que fue interrumpido.

¿Es verdad lo que me dices Bakura?... Porque si es verdad yo… Yo también. – Sus mejillas estaban muy rojas, su voz sonaba muy temblorosa, quería estar seguro de lo que había oído.

Ryou. – Fue lo único que pudo decir.

Bakura, si eso es verdad… Yo también… Yo también te amo – Ahora sí, que estaba más rojo que una guinda[1].

¡Mi niño! – Exclamó contento e inmediatamente se levantó de la silla y fue a abrazarlo, de igual manera el abrazo fue correspondido.

Te amo tanto mi hermoso niño, no sabes lo feliz que me has hecho al escucharte decir que tú también me amas.

¿Por qué nunca me lo dijiste? – Se separó un poco para poderlo ver a los ojos.

******************************

Mansión Ishtar…

Hace poco conocí a unos de los profesores que le dan clases a Ryou.

Lo dices en serio Hermano.

Si.

Supongo que has de haber conocido al maestro Bakura.

Por qué lo dices Ishizu.

Porque no te ves muy contento que digamos.

Mhg… La verdad, ese joven me dio muy mala espina. No me gustó la manera de cómo me miraba y ni mucho menos me agradó en la forma de cómo veía a Ryou.

Marik Ishtar, no es para tanto… Además recuerda que quién iba a traer a Ryou todos los días a la escuela era yo. Y tú acabas de llegar a Ciudad Domino.

¿Y?

Pues que ahí nadie te conoce y el joven Pegasus no sabía que tú eras el segundo hermano mayor de Ryou.

Aun así, no me agrada.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Hay hermano, ¿cuándo vas a aprender a confiar en los demás?

Mhg… Podrás decir lo que quieras hermana, pero de una vez te digo, le dejé bien claro a ese joven que él y yo tendríamos una conversación a solas.

Espero que sepas lo que estás haciendo hermano. – Al decir esto último, movía su cabeza en forma de negación y su voz sonaba a reproche sobre la decisión que había tomado su hermano menor.

Bueno hermana, me voy, tengo que irle a entregar estos documentos al señor Kaiba.

Adiós Marik, salúdame al señor Kaiba de mi parte.

Claro hermana, nos vemos más tarde.

******************************

Tenía miedo de decírtelo, tenía miedo de que tú me rechazaras y sobre todo… Tenía miedo de abrir mi corazón y demostrar mis verdaderos sentimientos.

Bakura… Yo también te amo, pero… Hay algo que quiero decirte.

¿Qué cosa mi amor?

El pequeño al oír esa frase ocultó su rostro en el pecho del mayor, ya que sabía que sus mejillas seguían muy rojas… En cambio el ladrón de tumbas lo abrazaba más contra su pecho, al mismo tiempo que acariciaba sus hermosos cabellos albinos.

Bakura, yo… Yo también tenía mucho miedo… Miedo el que tú descubrieras que yo te amaba en silencio, que yo… – Unas finas lágrimas empezaron a salir de sus ojitos, se sentía meramente feliz de saber que su amor era correspondido.  – Yo pensaba que tal vez tú nunca te fijarías en alguien como yo.

Pero… ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué piensas eso?

Pues por que… ¿Quién se fijaría en un niño de 13 años? – Volvió a levantar su cabecita para verlo a los ojos.

El ladrón de tumbas levantó su mano derecha para limpiarle su carita, luego le dijo:

Yo también pensaba igual Ryou, no tienes idea de las veces que me preguntaba a mí mismo si estaba mal o si estaba bien poderte confesar lo que realmente siento por ti. Hasta que un buen amigo me dijo que para el amor no hay edad.

Eso significa…  – Lo miraba de frente y aún lo seguía abrazando con todas sus fuerzas.

Mi niño, yo tengo 18 años, y no me importa que tú seas menor de edad, porque estoy completamente seguro que yo te amo, te amo con toda mi alma, y por este amor soy capaz de esperarte el tiempo que sea necesario. – Le sonrió tiernamente.

Bakura, me haces tan feliz al oírte hablar de esa manera y no me importa lo que digan o piensen los demás, únicamente me basta saber que tú me amas.

Desde hoy mi pequeño, te prometo que nadie, absolutamente nadie, nos podrá separar jamás.

El recreo terminó y todos los alumnos volvieron a sus respectivos salones. El resto de la mañana fue de lo más normal.

******************************

Las clases ya habían terminado, todos los estudiantes se dirigieron a sus respectivas casas, todos a excepción de uno…

Un joven muy apuesto de unos 25 años de edad, era de estatura normal,  su cabello era color arena, sus ojos eran de color violeta parecidos a los de Yūgi, a diferencia que eran más claros como lavanda, y su piel era morena, casi bronceada. Salía de una habitación, caminó hacia donde se encontraba el dueño de la mansión.

¿Cómo se encuentra Doctor? – Otra persona se adelantó en preguntar.

El joven se encuentra muy golpeado, tiene heridas muy profundas, algunas de ellas se les ha infectado por no sabérselas curar bien. Además… – Se detuvo por un segundo, ya que a él no le gustaba dar esta clase de noticias.

¿Por qué se queda callado Doctor? – Preguntó muy molesto y en forma demandante el dueño de la mansión.

Discúlpeme señor Kaiba… Cómo les iba diciendo, al parecer presenta síntomas de tener anemia, hasta el momento he podido bajarle la fiebre que tenía, eso es a causa de las mismas infecciones que tienen sus heridas. Sus defensas están muy bajas, es por eso que él aún no ha despertado desde que sufrió el desmayo.

¿Se repondrá Doctor Malik? – Volvió a preguntar el mismo joven que había hecho la primera pregunta.

Deja que hable el médico Atemu. – Habló más que furioso el ojiazul, y el otro prefirió quedarse callado.

Tranquilo Yami, él se repondrá, con el tiempo sus heridas irán sanando, lo que me preocupa es que pueda tener una anemia muy avanzada, yo recomendaría que se hiciera unos estudios a más tardar mañana, así tendré un diagnóstico y ver si no la tiene muy desarrollada. Por el momento debe tener una buena alimentación y reposo absoluto.

Ambos no podían creer lo que estaban escuchando, cada uno estaba metido en sus propios pensamientos, sobre todo el ojiazul. Una vez que el médico terminó de darles las indicaciones y dejar algunos medicamentos para que se lo administraran al niño, decidió irse de la mansión hasta que…

Buenas tardes… ¿Interrumpo?

******************************

Mansión Pegasus…

Un joven albino se encontraba en la mesa del comedor terminando su almuerzo, al mismo tiempo que tarareaba una hermosa canción. Su hermano pequeño, lo miraba muy preocupado, ya que nunca, desde que tenía memoria había visto tan feliz a su hermano mayor.

Eh… Bakura… ¿Qué mosca te picó? Estás tan de buen humor, que tú no pareces ser mi hermano.

Noah, ocúpate de tus problemas, que yo me ocupo de los míos. – Le contestó con una voz neutral, ni enojado, ni contento.

¿De verdad eres mi hermano?

Noah, de una vez te advierto, si buscas hacerme enojar, pierdes tu tiempo. Este día, nada ni nadie me hará enfadar. – Con cada palabra que el albino decía, sonreía más y más. Terminó de comer y se retiró de la mesa dejando a su hermano con los ojos abiertos como platos y con la boca abierta.

Me pregunto, ¿qué le pasará a mi hermano?

Cálmate Noah, déjalo que sea feliz. – Le decía un niño de ojos azules.

Mi hermano nunca ha sido feliz Mokuba, desde que murió nuestra madre. – Su voz se escuchó triste.

Noah, deberías de estar contento por ver feliz a tu hermano… ¿No crees? – Trataba de animar a su amigo y a la vez lo abrazaba para hacerlo sentir mejor.

Moki, eso es lo que me preocupa.

Eh... ¿Por qué?

Cuando mi hermano se pone feliz, es porque trama algo, a él siempre le ha gustado castigar a sus alumnos y hacer que ellos tiemblen de miedo.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… A mí me parece que está feliz por otro motivo.

¿Deberás lo crees?

Yo creo que sí.

Espero que tengas razón…

******************************

Casa de Yūgi…

Perdóneme… Snif, snif, snif, snif… Perdóneme… Profesor Yami… Snif, snif, snif, snif… Soy un estúpido, un verdadero idiota. – Se reprendía a si mismo…

Un chico de 13 años, se encontraba encerrado solo en su habitación, lamentándose una y otra vez, lo que había sucedido en la escuela…

Tengo que pedirle una disculpa, sólo espero que pueda perdonarme. – Suspiró, para luego sentarse en la cama, aún seguía llorando mientras recordaba lo ocurrido esa mañana…

FLASH BACK

Profesor, venga rápido por favor…

¿Qué sucede joven Devlin?

Es Wheeler, al parecer se desmayó.

Sin pensarlo dos veces, se levantó de inmediato para ir al lugar en dónde se encontraba el rubio, por otro lado, el menor al ver la reacción del faraón, lo detuvo diciéndole…

Espere profesor Yami…

Perdóneme joven Mutō, debo ir a ver qué le pasó al joven Wheeler.  – Estaba a punto de decirle algo, pero fue interrumpido por el menor.

¡¡¡YA ESTOY HARTO!!! SIEMPRE ES LO MISMO, NO ENTIENDO POR QUÉ TODO EL TIEMPO SE PREOCUPA POR ÉL, CADA VEZ QUE JOEY ESTÁ EN PROBLEMAS, USTED ES EL PRIMERO EN SALIR CORRIENDO A AYUDARLO. DÍGAME UNA COSA PROFESOR, QUÉ TIENE JOEY, QUE NO TENGA YO. ÉL Y YO SOMOS CASI DE LA MISMA EDAD. Y DÉJEME DECIRLE UNA COSA MÁS… PIERDE SU TIEMPO EN AYUDARLO, ÉL NUNCA SE FIJARÁ EN USTED, JOEY AMA A KAIBA, NO LO AMA A USTED, JAMÁS LO AMARÁ COMO YO LO AMO.

El faraón se quedó atónito a todo lo que Yūgi le decía, y lo único que pudo expresar fue…

Yūgi, entiendo que estés molesto, creí que me entenderías, que me comprenderías, pero veo que me equivoqué. Buscaba el momento perfecto para decirte que yo a quién amo es a ti y no a Joey. No sé de dónde sacaste esa idea de que yo pudiera estar enamorado de tu mejor amigo, y si, admito que siempre trato de ayudarlo, pero no me imaginé que eso a ti te molestaría. Perdóneme joven Mutō por lo que voy a decirle, quiero que entiendas que yo nunca dejaré de ayudar a Joey así como nunca dejaré de amarte. – Al terminar de hablar se fue del lugar, dejando al tricolor menor con el corazón destrozado…

FIN DEL FLASHBACK

Perdóname Yami… Snif, snif, snif, snif… – Fueron sus últimas palabras antes de quedarse dormido.

******************************

Mansión Kaiba…

Permítame presentarme, mi nombre es Marik Ishtar.

Hola, mucho gusto, mi nombre es Malik Pereira.

Por lo que veo es usted médico… ¿Acaso Mokuba está enfermo?

No… Es sólo un estúpido pe… Un niño de la escuela que sufrió un desmayo. – Habló con arrogancia el castaño.

¡Ah! Entiendo… Y puedo preguntar ¿Quién es?

Joseph Wheeler… – Contestó el faraón.

¿Qué, qué?... Acaso se trata del amigo de Ryou.

Sí… – Respondió el de pelos puntiagudos.

Señor Kaiba, ¿podría entrar a la habitación a verlo?

De paso yo también voy. – Secundó el tricolor.

Todos, incluyendo al Doctor estaban dentro de la habitación, el pequeño que se encontraba acostado en la cama, todavía no despertaba.

¿Quién le hizo esto? – Preguntó más que molesto el de ojos color violeta.

Su padre es quién lo golpea casi a diario. – Manifestó el de ojos de rubí.

Es un mal nacido, ese pequeño es un año menor que mi hermanito.

Justo en ese momento, el rubio empezaba a abrir sus ojos, nadie se había dado cuenta que estaba comenzando a despertar.

“El licenciado Ishtar tiene razón, apenas es un niño, tiene la misma edad que Mokuba”. – Pensó el ojiazul. – No es que me importe ese perro animal… Pero en cuanto tenga a ese maldito miserable enfrente de mí, va a desear no haberme conocido.

El docente, se sorprendió un poco por la manera en como el castaño trataba a Joey y de cómo en cierta manera se estaba preocupando por él.

Pro… Profesor Yami. – Lograron escucharlo, ya que el tono de su voz fue muy suave.

Shhh… Tranquilo pequeño, aquí estoy.

Déjeme revisarlo joven Atemu.

Está bien doctor Malik.

Una vez que lo terminó de revisar, todos salieron de la habitación por órdenes del médico, ya que él necesitaba descansar.

******************************

Tres días después…

Un niño de cabello tricolor caminaba por las calles de Ciudad Domino, al salir de la escuela se dirigió a una de las empresas más importantes del mundo. Al llegar al lugar…

Buenas tardes señorita.

Si dígame… ¿En qué puedo ayudarlo?

Me podría decir en dónde se encuentra la oficina del joven Atemu Valentine.

Siga por ese pasillo al fondo y luego tome el ascensor hasta el piso No. 5.

Muchas gracias.

En lo que iba subiendo el ascensor iba pensando en lo que le diría a esa persona… Finalmente llegó a su destino…

¡¡¡Yūgi!!! ¿Qué te trae por aquí? – El tono de su voz fue de asombro, ya que en verdad no se esperaba esa visita tan grata para él.

Profesor Yami, perdón por venir sin avisar pero…

No Yūgi, no te preocupes, siéntate por favor.

Muchas gracias… Disculpe que lo venga a buscar hasta su lugar de trabajo pero no lo he visto en la escuela en tres días.

Sí, es verdad, es que he tenido mucho trabajo en Kaiba Corp. y  además estoy tomando el lugar de Kaiba, ya que él decidió faltar a su empresa digamos que… Por motivos personales. – Al decir esto último, medio sonrió recordando la petición del castaño.

Profesor Yami, yo… Yo he venido a ofrecerle una disculpa. No debí de exaltarme de esa manera como lo hice la vez anterior. – Agachó su mirada, ya que se sentía muy apenado.

No tengo nada que perdonarte, soy yo quién se debería de disculpar contigo.

¿Conmigo? ¿Por qué?

Pues porque yo también dije cosas sin pensar. Yūgi, en verdad me alegro mucho de que vinieras.

El tricolor mayor se levantó de su asiento y fue a dónde estaba sentado su único amor…

******************************

Un niño de apenas 12 años de edad, comenzaba a abrir sus hermosos ojitos mieles claros, estaba un poco aturdido, pero notó que alguien estaba a la par suya.

Hola, me alegro de que por fin hayas despertado. – Le decía un niño de pelo negro y ojos azules.

Hola… ¿Quién eres? Y… ¿En dónde estoy?

Joey, no te acuerdas que nos conocimos hace poco en la escuela, soy Mokuba, el hermano menor de Seto Kaiba. Y estás en mi mansión. – Hablaba sin parar y lo hacía de buena manera. – Has dormido por tres días, Seto y yo te hemos estado cuidando, tenías mucha fiebre y hasta anoche logró bajártela mi hermano, el doctor dijo que te deberías de alimentar bien, pero sobre todo tendríamos que curarte muy bien tus heridas. Pero…

Al ver la reacción del rubio, dejó de hablar…

Eh… Joey, ¿te encuentras bien? Estás muy pálido y estás temblando. – Se preocupó al ver que su condición empeoraba. – Será mejor que llame a mi hermano, tú tranquilo. – Salió de la habitación rápidamente para ir en busca del ojiazul mayor.

¿Tres días?... Eso quiere decir que… – Comenzó a llorar desconsoladamente. – Que voy a hacer, snif, snif, snif, snif… – Se decía a sí mismo, ya que estaba asustado, y le aterraba pensar en el castigo que le esperaba por no haber llegado a su casa en tres días.  – Mi padre me matará por no obedecer una de sus reglas. – Dijo en un susurro… Pero una voz lo sacó de sus pensamientos.

¿Se puede saber qué es lo que te pasa? Pe… – Cuando lo vio que estaba a punto de colapsar por los nervios, no pudo terminar la frase. El recién llegado se acercó a él, luego le puso su mano en su frente para ver si no tenía temperatura. – No tienes fiebre, ahora quiero que te calmes y me digas porque estás tan asustado.

El niño al mirarlo, trataba de calmarse, ya que el ojiazul aún lo seguía viendo seriamente.

Por… Por favor… Llé… Llévame a mi casa. – Su voz se escuchaba entrecortada, sus ojos estaban humedecidos por su llanto, intentó levantarse pero todavía estaba un poco débil.

En esas condiciones no podré llevarte a tu casa. – Le respondió.

Por favor… Snif, snif, snif, snif, Te lo suplico, snif, snif, snif, snif, haré cualquier cosa que me pidas… Lo que sea… Sólo… Llévame a mi casa.

Escúchame con atención ya que sólo lo diré una vez…

******************************

Yūgi, perdóname por no haber tenido el valor suficiente de decirte lo mucho que yo te amo, si yo te lo hubiera dicho desde un principio, no habría este mal entendido. – Con una de sus manos, acariciaba el rostro del menor.

Profesor Yami, yo no tengo nada que perdonarle a usted. – Le contestó levantando su carita para mirarlo.

Yūgi, puedes decirme Yami o simplemente Atemu, ¿estás de acuerdo?

Si, Yami, pero…

¿Pero?

¿De verdad no estás enamorado de Joey?

Éste simplemente suspiró profundamente, luego le sonrió y le dijo:

Haber Yūgi, dime una cosa… ¿Por qué piensas que yo puedo estar enamorado de Joey?

El niño se sonrojó, no sabía si estaba molesto, o celoso.

Es que hay algo que no entiendo… Por qué todo el tiempo buscas y tratas la manera de ayudarlo, no niego que hay que ayudarlo de vez en cuando… Pero…  – No terminó de hablar ya que fue interrumpido.

Está bien Yūgi, te diré toda la verdad… Quiero que a partir de hoy no haya secretos entre nosotros. ¿De acuerdo?

Asintió con la cabeza.

Todo comenzó hace cuatro años atrás… – Empezó a contarle el tricolor mayor.

******************************

En algún lugar de Ciudad Domino…

Hola… Te llamaba para saber ¿Cómo estás?

¿Licenciado Ishtar?... ¿Es usted?

Si, Doctor Pereira, soy yo… ¿Se encuentra ocupado?

Este yo… – Empezó a ponerse nervioso, por fortuna estaba hablando con él por teléfono, podía sentir como sus mejillas las tenía muy rojas. – Por el momento no tengo pacientes… ¿Por qué?

Me gustaría invitarlo a cenar… ¿Qué dices?

¿Es una cita?

Ahora el sonrojado era otro…

Eso depende…

¿Depende de qué?

Si usted acepta o no mi invitación Doctor.

Está bien… Acepto su invitación Licenciado.

Excelente…

¿A dónde nos vemos?

Te daré la dirección…

Listo… Ya la tengo.

Bien, nos vemos allá a la hora de la cena, claro si usted está de acuerdo.

Si, ahí estaré.

Bueno lo voy dejando, tengo que colgar.

Adiós Licenciado Ishtar.

Nos vemos luego Doctor Pereira.

******************************

No pienso llevarte a tu casa hasta que logres recuperarte. Deberías de pensar primero en tu salud y dejar de preocuparte por cosas sin importancia.

“¿Se estará preocupando por mí?” – Se cuestionó mentalmente. – ¿Por qué? ¿Por qué lo haces? Que yo recuerde tú me dijiste que no me querías volver a ver en toda tu vida. – Tenía la mirada agachada, aún se encontraba en la cama recostado en el respaldo.

El por qué no debe de importarte perro, únicamente has exactamente lo que yo te diga y ya no hagas tantas preguntas que me enfermas.

El ojimiel simplemente asintió con la cabeza, pero el ojiazul hizo algo que el otro no se esperaba…

Sólo procura descansar, no tengas miedo, me encargaré que nadie vuelva a lastimarte. – El castaño al decirle esas palabras, lo abrazaba fuertemente contra su pecho y con su mano acariciaba su rubia cabellera.

El pequeño por primera vez en su vida, se sintió protegido al estar refugiado en los brazos del castaño y podía sentir como su corazón saltaba de alegría al ver que el CEO se preocupaba por él. Lo que nadie sabía, es que alguien escuchaba y observaba todo, ya que la puerta de la habitación estaba entre abierta.

Gracias…

Mmmm… Debes de tener hambre, traeré algo para que comas.

Si.

En lo que salía de la habitación… Otra personita estaba entrando.

******************************

Y después que sucedió Yami.

Pues como comprenderás Yūgi, después de todo lo que pasó, me hice una promesa a mí mismo, que yo ayudaría a Joey en todo lo que pueda.

Ahora entiendo… Perdóname por juzgarte tan duro. – Se sintió muy apenado por todo lo que había ocurrido y juzgar tan duramente a su mejor amigo.

No te preocupes Yūgi, tú no lo sabias. Las únicas personas que lo saben son Bakura, mi madre y Kaiba.

¿Ya lo sabe Kaiba? – Se sorprendió mucho al saberlo.

Claro que sí.  – Le sonrió.

Yami… Yo… Te amo.

Yo también te amo mi pequeño y ahora que ya está todo aclarado, me siento feliz de poderte decir lo mucho que te amo.

Después que terminaron de conversar, el tricolor menor se fue del lugar con una gran sonrisa en su rostro, se sentía feliz al saber que su docente a pesar de tener 17 años él lo amaba mucho.

******************************

Hola, veo que ya estas más tranquilo. – Decía la persona que acababa de entrar a la habitación.

Si gracias.

Disculpa… Puedo hacerte una pregunta.

Si claro, pregunta lo que quieras.  – Respondió con sinceridad.

¿Sientes algo por mi hermano?

¿Por tu hermano? ¿A qué te refieres?

No sé por qué, pero desde que te conocí me has caído muy bien. Y el día en que te desmayaste, yo le pedí a mi hermano que te trajéramos aquí.

Tú también me simpatizaste Mokuba, pero aun así… No entiendo que tratas de decirme.

Es muy simple Joey. Eres la primera persona que mi hermano ha tratado bien, no digo que él sea malo, sino todo lo contrario. Él aparenta ser una mala persona pero en realidad no lo es y es la primera vez que miro a mi hermano preocuparse por otra persona que no sea yo. Y todo gracias a ti.

El rubio al escucharlo hablar, se había sonrojado bastante, pero a la vez se alegró de tener una pequeñísima oportunidad de que el castaño pudiera fijarse en él. En eso el pelinegro lo sacó de sus pensamientos.

Joey… ¿Pasa algo?

¡Eh! No, no pasa nada. – Le sonrió.

Entonces dime… ¿Sientes algo por mi hermano?

******************************

Mansión Ishtar…

El sonido de un teléfono se podía escuchar por casi todo el lugar, hasta que finalmente alguien decide contestarlo…

¡Aló!, buenas tardes…

Buenas tardes mi amor… ¿Cómo se encuentra el niño más lindo del mundo?

¡¡¡Bakura!!! No digas eso que me apenas.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Simplemente digo la verdad mi amor, no tienes por qué avergonzarte.

Si lo sé amor, perdón.

No tengo nada que perdonarte.

Gracias amor y puedo saber para qué me Llamaste.

Solamente para decirte que te extraño muchísimo y que muero por verte.

Pero si nos vimos esta mañana. – Decía con una voz muy tierna y cariñosa.

Aun así, te extraño. Además quiero decirte que te amo.

Yo también te amo muchísimo Baki.

¿Baki? – Se había escuchado como un reproche.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Sí, es diminutivo de Bakura. Y es que decidí llamarte así de cariño.

******************************

Este… Yo…

Anda dímelo, que no te de pena. Te prometo que no se lo diré a nadie.

Sí, si Siento algo por tu hermano. Es más, me gusta mucho. – Agachó la cabeza para que el otro no le viera la cara de lo sonrojado que estaba.

Sabía que estabas enamorado de mi hermano. Gracias por decírmelo y espero que Seto, pueda corresponderte algún día.

¿No estás molesto?

Claro que no, ¿cómo crees? Ya te lo dije, lo único que deseo es que mi hermano sea feliz y que alguien le vaya enseñando poco a poco lo que un día Gozaburo le arrebató.

Y… ¿Qué es?

En ese momento alguien abrió la puerta de la habitación y el pelinegro logró contestarle en un susurro…

Su lado humano.  – Al decirle eso, se dio la media vuelta, le sonrió a la persona que acababa de entrar y antes de salir de la habitación, se despidió de ambos. – Nos vemos más tarde Seto, espero que te mejores Joey.

******************************

Mmmm… De acuerdo mi amor, solamente porque se trata de ti aceptaré que me digas así.

Hay por eso te quiero mi amor.

Me encanta oír tu voz cuando estás alegre. Y dime tienes planes para este fin de semana.

¿Para mañana sábado?

Así es amor.

No, no tengo planes.

Perfecto, te invito al cine mañana… ¿Qué dices?

Siiiii… Claro que me encantaría.

De acuerdo, paso por ti mañana mi amor.

Está bien Baki.

Te amo.

Yo también te amo.

Hasta mañana Ryou.

Hasta mañana amor.

******************************

Finalmente la noche cubrió toda la Ciudad de Domino, al parecer era una noche perfecta, un joven de piel oscura, cabello color arena y ojos color violeta algo oscuro, esperaba pacientemente en un restaurante lujoso, a que llegara su invitado…

Buenas noches… Discúlpeme por llegar tarde, es que tuve una cirugía y no pensé que me tardaría mucho.

No te disculpes, lo entiendo, gracias por venir. Por favor siéntate.

Muchas gracias Licenciado Ishtar.

Puedo pedirle un favor…

¿Usted dirá?

Quiero que esta noche dejemos las formalidades a un lado… Por favor, llámame Marik.

¿En serio?

Así es.

En ese caso… Voy a pedirle el mismo favor, me puede llamar por mi nombre.

Con mucho gusto Malik.

Durante la cena, reinaba el silencio total, nadie decía nada, simplemente comían y de vez en cuando sus miradas se cruzaban. Hasta que finalmente decidió hablar el anfitrión de la cena…

******************************

Buenas noches Kaiba, espero que no te moleste que haya venido sin avisar, pero quise pasar a ver cómo está Joey.

Él se encuentra bien. – Contestó despectivamente.

Si no te importa, iré a verlo a la habitación en dónde él se encuentra.

Has lo que quieras… Únicamente asegúrate que ese chucho[2] no me haya llenado de pulgas la cama.

Kaiba eres un… – Prefirió quedarse callado, ya que sabía que el castaño mucho había hecho ya con traerlo hasta su mansión. Así que sólo se dirigió a la alcoba en dónde se encontraba el ojimiel…

******************************

En la habitación…

Hola Joey… ¿Puedo pasar?

Pro… Profesor Yami, si claro pase.

Vine a hacerte una visitadita de médico, para saber cómo sigues.

Estoy bien, la verdad no se hubiera molestado en venir.

Tú siempre tan modesto Joey. – Le sonrió amistosamente. – Bueno amigo, me alegra ver que ya estas mucho mejor, quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo para lo que sea.

Muchas gracias Yami. – Le sonrió sinceramente.

Finalmente se despidió de su amigo y se marchó a su casa.

******************************

Malik… Te gustaría ser… ¿Quieres ser mi novio?... Sé que me dirás que nos acabamos de conocer y todo eso, pero…

Marik, si me encantaría, creí que nunca me lo pedirías.

Desde que te conocí… No he dejado de pensar en ti…

Marik… No escuchaste lo que te acabo de decir. – Al parecer, el de los ojos color violeta no le estaba prestando atención a su invitado y continuaba hablando…

Tú me gustas mucho… Pero… Si tú dices que no… La verdad no sé qué haría.

El otro al ver que no le escuchaba, dio un gran suspiro, luego con su mano logró taparle la boca, para llamar su atención.

Marik, si acepto ser tu novio. – Le dijo muy sonrojado.

No sabes lo feliz que me has hecho. – Inmediatamente le dio un beso en los labios, haciendo que el otro se pusiera más rojo que una cereza.

Me gustas mucho Malik Pereira.

Tú también me gustas mucho.

Después de la cena, ambos se fueron a sus respectivas casas.

******************************

El fin de semana pasó muy rápido, nuevamente los alumnos llegaban a la escuela para dar inicio a otra semana más de clases…

Buenos días chicos.

Buenos días Tea. – Respondieron todos.

¿Qué tal pasaste el fin de semana?

La verdad Ryou, me la pase todo el día de compras.

Hay Tea, tú nunca cambiarás. – Habló el castaño.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… – Reían todos los presentes.

Que gracioso eres Tristán y tu Yūgi, ¿cómo estuvo tu fin de semana?

Ni te lo imaginas, fue fabuloso, fue el mejor fin de semana que haya tenido. – Expresó sonrojándose un poco.

Bien por ti Yūgi.

Gracias Ryou.

En ese momento, el timbre de la escuela sonó para que comenzaran las clases.

******************************

Mientras en otro lugar…

Una elegante limusina, por fin había llegado a su destino, se estacionó frente a una pequeña casa que se veía muy sencilla…

Hemos llegado señor Kaiba.

El chofer le abrió la puerta a su jefe, éste se bajó y detrás de él se bajaba otra persona. A diferencia del ojiazul que iba caminando tranquilamente, su acompañante iba más que aterrado.

No te preocupes, te prometo que nadie te hará daño. – Habló el castaño para darle valor a la otra persona.

Gracias por traerme, pero en verdad, estaré bien… No es necesario que entres.

Escucha cachorro, ya habíamos quedado en que yo iba a entrar contigo, así que no me hagas repetirte las cosas.

El otro se sonrojó, ya que era la primera vez que le decía cachorro y no perro.

Gracias. – Contestó bajando la mirada.

Finalmente, ambos estaban parados frente a la puerta principal de la casa. El rubio iba a abrir la puerta, pero en ese momento… Cayó una llamada al celular del CEO.

Espera un segundo cachorro, no entres sin mí.

Pero… Fue demasiado tarde, ya que alguien que se encontraba dentro de la casa abrió la puerta jalando al menor hacia dentro de ella…


Continuará…




N/A: Antes que nada, quiero decirles que el diminutivo de Bakura se me ocurrió de la nada, la palabra Baki es inventada por mí…

Por lo demás, les agradezco mucho por tomarse su tiempo en leer mi blog y por apoyarme siempre y cualquier duda, sugerencias que tengan pueden hacerla dejándome sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé…

Adiós, hasta pronto y cuídense mucho.

Atte.: 

             KAT.





 





[1] Guinda: Sinónimo de guindo…. Guindo: Especie de cerezo de fruto más redondo y agrio que el común.
[2] En mi País, la palabra chucho es sinónimo de perro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario