domingo, 10 de junio de 2018

LOS OJOS… SON EL REFLEJO DEL ALMA...





Capítulo 8: ¿Las personas pueden cambiar? II parte.


Resumen: Hay personas que ocultan su verdadero ser, fingiendo ser lo que no son, por el simple hecho de pensar que si muestran su lado sentimental… Estarían dando a conocer su vulnerabilidad a las demás personas que están a su alrededor. Éste es el caso de cierto joven albino, que pretende ser una persona de carácter fuerte, no le gusta revelar sus verdaderas emociones y finge ser un individuo sin sentimiento alguno a excepción de su único amigo de la infancia, quién aprendió a conocerlo perfectamente. Pero, ¿qué sucede cuando el destino, te hace ver y sentir todo lo contrario? ¿Estaremos listos para aceptarnos a nosotros mismos? ¿Estaremos preparados para enfrentar al “qué dirán” de las demás personas y no darle importancia? ¿Seremos capaces de aprender a escuchar a nuestro corazón?


Aclaraciones: Este capítulo va dedicado a todas las personas, que se toman su tiempo para leer este fic. Espero que sea de su agrado.


Declaimer: Los personajes de YU – GI – OH!, “No son míos”… Snif, snif, snif,  son propiedad de su respectivo autor, sólo hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras.

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Dos años después….

En la EPCD[1]

Buenos días Bakura, me podrías decir, ¿por qué estás tan contento esta mañana? No me digas que estás así por comenzar un nuevo año escolar. ¿Cierto?

Ja, ja, ja… Muy gracioso, pues fíjate que no es por eso, estoy de humor porque hoy habrá carne fresca… Muhahahahahaha.

Mmmm… ¿Carne fresca? ¿A qué te refieres con eso?

¡Ja! No fastidies, no arruines mi momento de felicidad… ¿Quieres?

Está bien, está bien, no es para que te pongas así, no mas era una simple pregunta.

¿En verdad quieres saberlo?  – Preguntó con sarcasmo.

¿Tú qué crees?

Bien te lo diré… Esta mañana llegará un nuevo alumno a la Escuela y…

Oh, oh… No me digas que…

Exacto… Tú sabes cómo me encanta hacer sufrir a los alumnos nuevos. – Lo decía con algo de maldad.

El tricolor mayor dio un fuerte suspiro para luego decir…

Hay cosas que nunca van a cambiar… ¿No es así?

Míralo de esta manera, soy tan feliz cuando llegan niños nuevos a la Escuela y los hago sufrir para luego ver sus caritas de terror y casi a punto de querer salir corriendo a esconderse… Muhahahahaha.

No quisiera bajarte de tu nube de la felicidad… Pero te recuerdo que hoy no nos toca dar clases, por lo tanto estrenarás a ese pequeño hasta mañana. – Ahora era el faraón quién se reía de su amigo al verlo todo molesto.

¡Sigh!... No sabes cuánto te odio, veo que a ti te fascina privarme de mi diversión.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… No lo tomes tan enserio, mejor ya vámonos a nuestro salón que el timbre ya va a sonar.

Mhg…

******************************

El timbre de la escuela sonó para que comenzaran las clases, un docente estaba entrando al salón y antes de iniciar…

            Buenos días jóvenes.

Buenos días profesor. – Respondieron todos los niños.

Antes de comenzar, quiero presentarles un nuevo alumno.

Éste era un niño de unos 13 años de edad, era de piel un poco clara, pelo albino un poquito largo que le llegaba hasta sus hombros, sus ojos eran de color grises medio plateados, tenía cierto parecido con el docente Bakura, a excepción de sus ojos, ya que tenía una mirada muy tierna.

Hola. – Saludó el pequeño, se encontraba parado al frente viendo a los demás. – Mi nombre es Ryou Ishtar. – Estaba un poco nervioso.

Hola. – Contestaron los alumnos.

A su nuevo compañerito lo transfirieron desde su Colegio hasta nuestra Escuela, espero jóvenes que puedan llevarse muy bien con él y le puedan dar una calurosa bienvenida… Joven Ishtar vaya a sentarse.

Si, profesor.

Cuando el pequeño albino se fue a sentar, las clases comenzaron de lo más normal.

******************************

En el recreo…

Hola… ¿Te llamas Ryou, cierto?

Sí, y tú… ¿Cómo te llamas?

Mi nombre es Joseph Wheeler, pero todos me dicen Joey, déjame presentarte a mis amigos… Él es Yūgi, Tristán y Tea.

Hola. – Saludaron todos al mismo tiempo.

Hola, mucho gusto en conocerlos.

Ryou, ¿te gustaría que te enseñáramos la Escuela? – Le preguntaba el rubio a su nuevo amigo.

Este… Yo…

Vamos no seas tímido y acompáñanos. – Comentó la castaña.

De acuerdo vamos. – Sonrió. – Iban caminando por los alrededores de la escuela y al mismo tiempo conversaban plácidamente…

Y… ¿De dónde vienes Ryou? – Se atrevió en preguntar el tricolor menor.

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No muy lejos de ahí, pero en la misma escuela…

Bakura, ya quita esa cara, que no ganas nada poniéndote de esa manera.

Hay ya cállate, no vez lo desesperado que estoy por conocer a mi nueva presa.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Baia, sí que en verdad te fascina hacer sufrir a los demás. Aunque pensándolo bien… A mí también me gustaría conocerlo.

¡Ja! Y después dices que el desesperado soy yo. – Expresó con sarcasmo.

Grrr…

No te imaginas, la bienvenida que le daré al nuevo alumno… Muahahaha.

Quieres olvidarte de ese asuntito por favor. Mejor dime ¿Quién es? Y ¿Cómo se llama?

Mhg… ¿Quieres que te sea sincero?

¡Aja! – Respondió mientras se cruzaba de brazos.

No sé quién es y no sé cómo se llama.

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…

Ya cállate, no te he contado ningún chiste para que te rieras de esa manera. – El ladrón de tumbas estaba furioso al ver al faraón cómo se burlaba.

Perdón, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Perdón, lo siento, ja, ja, ja, ja, ja, ja… Pero es que se me hace difícil de creer que tú no sepas quién es el nuevo niño. – Trataba de calmarse al hablar.

Aunque no me lo creas es verdad, ya que mi padre, sólo me dijo que hoy vendría un nuevo niño a estudiar aquí.

Está bien, está bien, te creo.

Grrr…

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Vengo de Alejandría, es una de las principales Ciudades que queda en Egipto. – Sonreía el pequeño.

Wow… – Todos estaban muy sorprendidos cuando lo escuchaban hablar.

Y… ¿Qué te trae a Ciudad Domino? – Indagó con cierto interés el castaño.

Pues la verdad me mudé hace dos semanas junto con mi hermana mayor. Ella abrirá un nuevo museo en esta ciudad y pensó que lo mejor para mí sería acompañarla.

Eso significa… ¿Qué se quedarán a vivir aquí? – Preguntó el rubio.

Creo que sí.

Entonces te damos la bienvenida.

Gracias Joseph.

Ya te dije que puedes llamarme Joey. – Fingió estar molesto.

De acuerdo Joey.

Y dime Ryou, ¿tienes más hermanos? – Preguntaba la ojiazul.

Sí, tengo un hermano más, también él es mayor que mí.

¡Baia! Así que tú eres el último de la familia. Has de ser el consentido.

Te equivocas Tea, mi hermano mayor al parecer es el consentido, se la pasa viajando mucho, mientras que mi hermana se la pasa cuidándome todo el tiempo. – Manifestó un poco molesto y triste al mismo tiempo.

Oye, no ha de ser tan malo que tu hermana se preocupe mucho por ti.

Si, tienes razón Joey.

El recreo terminó, y todos los alumnos entraron en sus respectivos salones.

******************************

Aeropuerto Internacional de Ciudad Domino.

             ¡¡¡Hemos llegado, hemos llegado!!! Hogar dulce hogar, después de tantos años, hermano no es grandioso que estemos de vuelta… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Reía de la emoción un hermoso niño de unos 12 años de edad, su cabello era color negro un poco largo que le llegaba casi a su cintura, sus ojos eran de color azul, parecidos a los de su hermano mayor a diferencia que eran más claros y su piel era morena, pero no tanto. – Caminaba rápidamente por el pasillo del aeropuerto y al mismo tiempo le gritaba a su hermano mayor que se apresurara.

Grrr… Ya te dije que no me gusta que me estés apresurando. Y no te alejes demasiado. – Reprendía a su hermanito. Éste era un joven de unos 15 años de edad, era de estatura alta, su piel era morena, su cabello era de color castaño, sus ojos eran azules, en una de sus manos  llevaba una pequeña maleta plateada y en la otra llevaba su celular. Caminaba muy arrogante por el pasillo del aeropuerto.

Finalmente pudo alcanzar a su pequeño hermano.

Hasta que por fin llegas. – Trataba de bromear con él.

Mhg… Bien vámonos, primero iremos a la mansión, luego iré a ultimar detalles en la empresa.

Pero… Tú me prometiste que este día la pasaríamos juntos. Acabamos de llegar, deberíamos de recorrer la ciudad. ¿No te parece? – El niño lo miraba con tristeza, para conmover a su hermano mayor.

Éste se llevó una mano a su frente y después de un largo suspiro dijo:

De acuerdo… Por esta ocasión tú ganas.

Siiiiiiiiiiiii… Gracias hermano, eres el mejor. – Subieron a una majestuosa limusina que los estaba esperando y se pusieron en camino para ir a la mansión.

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En un salón de clases…

Para algunos eran clases normales, mientras que para otros no… Ya que después del recreo iban a examinarse. Habían pasado 30 minutos desde que la evaluación empezó, eran pocos los jóvenes que terminaron de contestar su examen, una vez que le entregaban la papeleta a su docente éste le indicaba que tenían que salir del salón a esperar a que los demás terminaran o hasta que la hora de clase finalice.

¿Cómo te fue?

Mmm… No me quejo, creo que me irá bien. Total, era una estúpida prueba de bienvenida. ¿Y a ti, cómo te fue?

Pues la verdad venia un poquito difícil… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

¡Oh, Por favor! Yami no exageres, no venía tan difícil.

Sí, creo que tienes razón, estoy exagerando un poquito. Que te parece si caminamos un rato mientras que los demás terminan.

Me parece una excelente idea.

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En la clase de deporte…

Muy bien jóvenes comiencen a hacer equipos por afinidad para practicar fútbol… Mientras que las niñas animarán a su equipo favorito.

Si, profesor. – Respondieron todos.

Oye, Taylor… ¿Te gustaría estar en nuestro equipo?

Lo siento Devlin, pero me iré con mis amigos.

Está bien, cómo quieras, pero no nos hacemos responsables si salimos ganando… ¿Eh?

Ya veremos Rex, quién es el perdedor. – Intervino el tricolor menor.

¿Sabes jugar, Ryou? – Le preguntó la castaña.

Claro que sí.

Bien, entonces a jugar. – Animó el rubio.

Muy bien, mientras tanto yo les estaré animando y apoyándolos.

Siiiiiiiii… Adelante, vamos a ganar. – Manifestaron todos muy contentos.

El pequeño partido había dado comienzo, el tiempo pasó volando, estaba por terminar el primer tiempo cuando en eso un niño albino le dio una fuerte patada a la pelota que salió volando fuera de la cancha…

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Oficina del Director…

Un hombre de unos 40 años de edad, piel morena clara, su pelo era de color plateado, únicamente se le podía ver un ojo de color café claro, ya que un flequillo de su pelo le cubría su ojo derecho, su estatura era de 1.75 mts. Se encontraba sentado en el escritorio de su oficina. Cuando de pronto entró su secretaria…

Buenos días, Señor Pegasus.

Buenos días… ¿Trajo lo que le pedí?

Sí Señor, aquí está el expediente del nuevo alumno que se acaba de matricular.

Y… ¿Está todo en orden?

Sí señor, al parecer, está todo en orden.

Bien, ahora puede retirarse.

Si Señor Pegasus, con su permiso.

El hombre agarró el documento que su secretaria le acababa de dejar, abrió el fólder para ver el registro del niño y que estuviera todo en orden.

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Caminaban tranquilamente, conversando y riéndose a más no poder, de pronto se escuchó un grito…

¡¡¡CUIDADOOOOOOOOOOO!!! – La pelota, se fue a estrellar directamente a la cara de…

¡Hay no! Ahora sí, estamos en serios problemas. – Habló muy preocupado el castaño.

Fue sin querer, en serio, de verdad, fue sin querer. – El pequeño albino estaba muy nervioso.

No te preocupes Ryou, yo iré por la pelota. – El rubio se ofreció ir para evitarle problemas a su amigo, aunque sabía las consecuencias de lo que le sucedería.

Estás bien… Bakura dime algo, por favor, lo que sea. – Le decía el tricolor mayor a su amigo.

El profesor de deporte, ya se encontraba ayudando al joven y a la vez asegurándose de que no fuera nada grave.

Joven Pegasus, ¿se encuentra bien?

¿Quién demonios fue? – Se levantaba del suelo muy molesto con ayuda de Yami y del entrenador.

Lo lamento mucho profesor Bakura. – Trataba de disculparse el rubio. – Fue un accidente.

Joseph Wheeler, estás en serios problemas. – Expresó más que furioso.

Bakura, él no lo hizo apropósito, además ya se disculpó contigo, fue un accidente.

¡¡¡Cállate Atemu!!!… No te metas, no es tu asunto. En cuanto a ti Wheeler…

El ojimiel, estaba muy asustado con las palabras de su profesor, pero lo que más le daba miedo era la mirada de enfado que tenía. Tanto Yami como el entrenador trataban de calmar al albino mayor.

Mañana conocerás quién es Bakura Pegasus… ¿Has entendido Wheeler? Y reza para que salgas bien librado de ésta. – El tono de su voz era intimidante que a cualquiera le daría miedo con sólo escucharla.

Si, profesor. – Contestó agachando la mirada.

Ven, ya vámonos Bakura, hay que ir a la enfermería para que te pongan algo de hielo. – Decía el faraón. Pero antes de irse, le susurró al rubio.  – No te preocupes… Ya se le pasará. – Le sonrió para calmarlo.

Éste le sonrió de igual manera y así los dos se fueron del lugar.

Muy bien jóvenes, a sus lugares aquí no ha pasado nada. – Ordenaba el entrenador.

Lo siento mucho Joey, por mi culpa te regañaron. – Hablaba el chico de ojos grises medio plateados.

No te preocupes por eso Ryou. Tú y yo sabemos que fue un accidente, además tú nunca te imaginaste que ellos estarían pasando en ese momento.

Si lo sé, pero me siento muy mal por lo que pasó.

Mejor olvidemos lo que acaba de suceder y sigamos practicando. – Le sonrió el ojimiel.

De acuerdo, gracias Joey, en verdad que eres un buen amigo.

Después de ese pequeño incidente, las clases continuaron su curso.

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En una mansión…

Una hermosa limusina de color gris plateada, estaba llegando a su destino. El chofer se bajó del auto para abrirle la puerta a su Jefe, mientras tanto los empleados de la residencia, salían a recibirle…

Buenos días Señor.

¿Remodelaron la mansión tal y cómo lo ordené?

Sí, si Señor… Hemos cambiado todo. Desde la pintura de las paredes, hasta los muebles.

¿Qué, qué?... Escuché bien hermano, mandaste a cambiar ¿Todo?

Mhg… Mokuba, recuerdas lo que te dije de comenzar una nueva vida.

Si hermano, lo recuerdo… Pero si  en verdad queremos comenzar una nueva vida, empieza por sonreír de vez en cuando. – Trató de bromear con su hermano mayor.

Mhg… Será mejor que entremos.

Está bien. – Respondió el pelinegro muy desanimado, al ver la expresión que tenía su hermano en el rostro.

Antes de entrar a la mansión, el castaño se dirigió a su chofer para decirle lo siguiente:

Lleva esta carta a la misma dirección del destinatario.

Sí, si Señor enseguida.

Luego, ambos hermanos entraron a la hermosa Mansión, pero al entrar, otro empleado se acercó a su Jefe.

Disculpe Señor Kaiba… Tiene una llamada.

Diga, habla Kaiba…

Diez minutos después de estar hablando por teléfono…

¡¡¡Rayos!!! Malditos bastardos…

¿Sucede algo Seto?

Esos malditos bastardos ya saben que estamos en Ciudad Domino.

Pero… ¿Cómo lo supieron?

Aún no lo sé Mokuba, pero lo que si te puedo asegurar es que mañana se llevarán una gran sorpresa. – Comentó con sarcasmo.

El pelinegro se quedó un tanto preocupado y pensativo al mismo tiempo por lo que le acababa de decir el ojiazul, ya que no tenía ni la mínima idea de lo que planeaba hacer su hermano mayor. En eso alguien lo sacó de sus pensamientos…

Mokuba, ¿te quedarás ahí parado todo el día? O vienes conmigo a recorrer la ciudad.

¿Eh?... Si hermano, ya voy.

El resto del día, los hermanos Kaiba se la pasaron muy bien juntos.

******************************

Al día siguiente…

Un pequeño niño iba caminando por las solitarias calles de Ciudad Domino, casi no había podido dormir en toda la noche, sentía que cada paso que daba, era como si caminara hacia su propia ejecución, ¿estaba asustado?... ¡¡¡Pues claro que lo estaba!!!, si no era para menos lo que le esperaba a este pequeño. A lo lejos ya empezaba a divisar el edificio a donde tenía que llegar. Justo en ese momento cuando llegó, el sonido de una campana resonó por todo el lugar, enfrente de la entrada del edificio había una enorme placa que decía: “EPCD”[2]. Corrió en dirección a su salón de clases, para no llegar tarde.

Hola, buenos días Joey ¿Qué tal?

Hola, buenos días amigos, digamos que estoy bien… “Por el momento”. – Esto último lo pensó para sí mismo.

De esta no te salvas Wheeler… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Algunos de sus compañeros ya lo estaban empezando a molestar.

Yo si fuera tú… Ni me hubiera presentado hoy a clases… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Se reía Devlin.

Yo que tú, me fuera a Alaska… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. – Otros niños seguían la corriente.

¿Será que tienes agallas para venir hoy a clases? O eres lo bastante tonto cómo para presentarte, aun sabiendo lo que te espera.

Ni siquiera tu mami Yami te podrá salvar de esta… Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Esa sí estuvo buena Rex…

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…

Ignóralos Joey, no les haga caso. – Lo aconsejaba el de ojos color violeta.

Si Yūgi, tienes razón, es mejor olvidar a estos payasos. – Trató de sonreírle a su amigo.

Todo esto es por mi culpa. – Intervino en la conversación un hermoso niño albino.

No Ryou, de ninguna manera, no es tu culpa, además fue un accidente.

Es cierto. – Se unió a la conversación la ojiazul. – No te preocupes Joey, de alguna manera te ayudaremos.

Gracias Tea… Se los agradezco amigos, pero ya saben cómo es, todo lo que dice lo cumple. – El tono de su voz se escuchaba triste.

Justo en ese momento estaba entrando el docente y para la mala suerte del rubio, era la persona a quién todos le temían.

Buenos días. – Saludó con una voz sombría.

Buenos días, profesor Bakura. – Contestaron todos.

Antes de comenzar las clases, démosle nuevamente la bienvenida a su nuevo compañero. – El joven se moría de las ganas por conocer a su “nueva presa”. En eso un chico pidió la palabra para poder hablar.

Disculpe profesor…

¿Qué se te ofrece Rex?

Solamente le quiero recordar que tiene una cuenta pendiente con Wheeler. – Al mismo tiempo que hablaba, miraba a Joey de una manera como diciéndole… Yo mismo me encargaré de que al profesor no se le olvide castigarte…

******************************

Área de docentes…

Un joven de cabellos puntiagudos, se encontraba sentado en un escritorio, al parecer estaba terminando de preparar su clase que hoy impartiría, se estiró para poderse relajar un poco. Cuando en eso recordó lo que había logrado hablar con su amigo esa mañana, antes de que el timbre de la escuela sonara…

FLASH BACK

Buenos días Bakura… ¿Podemos hablar?

Buenos días, si es para decirme que recapacite sobre la decisión que he tomado… De una vez te digo que lo olvides. No cambiaré de parecer.

Oh, vamos Bakura te conozco muy bien, jamás te pediría tal cosa, ya que eres más terco que una mula. – Trataba de bromear, sin obtener ningún resultado.

Yami, ahórrate tus chistecitos, y dime de una buena vez ¿Qué es lo que quieres? – Definitivamente no estaba de buen humor.

Únicamente quiero pedirte una cosa…

¿Qué?

No seas tan duro con Joey.

No te prometo nada, pero lo intentaré. – Respondió con una media sonrisa en sus labios.

Sabía que no eres tan malo después de todo.

Atemu, mejor cállate si no quieres que me arrepienta.

De acuerdo, de acuerdo, ya no digo nada.  – Lo decía en forma graciosa. – Seré como una tumba, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Otro chistecito como ése y olvidaré que eres mi amigo.

Que mal carácter, no aguantas ni una pequeña broma. – Se lo decía con sarcasmo.

Grrr…

FIN DEL FLASHBACK

Sólo espero que no olvides lo que tú y yo hablamos esta mañana amigo Bakura. – Se decía a sí mismo el faraón.

******************************

Mansión Kaiba…

Buenos días hermano.

Buenos días Moki.

Seto… ¿No irás hoy a la empresa?

Mhg… Por supuesto que si iré Mokuba, pero hasta en la tarde. Por ahora… Ven siéntate para que desayunemos juntos.

Hermano ¿Te sientes bien?

Mejor que nunca… ¿Por qué me lo preguntas?

Pues porque… Normalmente cuando yo me levantaba, ya no lograba verte, ni mucho menos despedirme de ti. – Contestó con tristeza.

Mmm…. Trataré de no olvidar lo que me acabas de decir Moki. – Medio le sonrió a su pequeño hermano, para hacerlo sentir mejor.

¡Ja! Pues yo me encargaré de recordártelo siempre.

Mhg… Come tu desayuno que se enfría.

Sí.

******************************

En un salón de clases…

        … ¿Y desde cuándo se ha convertido en mi secretaria personal? Joven Raptor.

Este… Yo…

Que yo recuerde no le he pedido ni a usted ni a nadie que me digan o me recuerden de las cosas que tengo que hacer. ¿Está claro? – Lo miraba fijamente a los ojos.

Si profesor, discúlpeme

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…  – Risas se empezaron a escuchar en todo el salón.

¡¡¡Silencio!!!  – Ordenó el albino, y todos se callaron. – Joven Wheeler pase al frente.

El mencionado se levantó de su pupitre para acercarse al escritorio de su docente.

Ayer me enteré, que tú no fuiste quién le dio la patada a la pelota, así que tienes dos opciones… –  Se quedó callado por unos segundos antes de poder continuar…

Y… ¿Cuáles son las dos opciones que tengo? Profesor Bakura.

Cállate, no me interrumpas. La primera opción es que quiero que me digas… Quién fue el niño que me golpeó con la pelota… Y la segunda opción que te doy es que si tú no me dices quién fue, tú serás castigado.

El niño tenía la mirada agachada, pensaba en lo que le decía su docente, pero a la vez notó en la mirada de su amigo que él también le tenía miedo a Bakura. Después de pensarlo unos segundos, levantó la cabeza para enfrentarlo.

Yo fui profesor, pero…

No me vengas con cuentos diciéndome que fue un maldito accidente… Te daré una última oportunidad ¿Quién fue?

Yo fui. – Se volvió a echar la culpa. No quería que el profesor castigara a su nuevo amigo. No sería justo para él iniciar una nueva escuela de esa manera.

Tú te lo buscaste. – Advirtió molesto el albino.

Pero antes de que le hiciera algo al rubio, un alumno se armó de valor y se levantó de su pupitre diciendo:

Profesor… Joey no fue, el chico a quién tiene que castigar es a mí.

¡¡¡Que valiente!!! – Se empezó a escuchar en el salón.

El joven docente volvió a ver inmediatamente a la persona que se atrevió a hablar y  por primera vez en toda su vida, se había quedado en Shock al ver  a ese hermoso niño, que por la mirada que tenía, se le notaba que estaba asustado.

Ven, acércate. – El pequeño caminó hacia en donde estaba su profesor. – ¿Cómo te llamas? – Preguntó, pero su voz se escuchaba diferente.

Ry… Ryou Ishtar. – Casi no podía hablar de lo nervioso que estaba.

Eres nuevo aquí, ¿cierto? – El menor asintió con la cabeza. –  y, por qué dices que te debo de castigar a ti y no a Wheeler.

Por… Porque… Yo fui que sin querer le di la patada a la pelota, pero en verdad fue un accidente. – Se le empezaron a salir unas pequeñas lágrimas de sus ojitos, no quería que su amigo fuera castigado por su culpa. Por otro lado… El mayor no supo por qué sentía un gran nudo en su garganta cuando veía al niño que comenzaba a llorar.

Está bien Ryou, cálmate, no llores. – Levantó su mano y acarició su cabecita para que él dejara de llorar. – Por esta ocasión no castigaré a nadie, pero para la próxima vez ten más cuidado. ¿De acuerdo? – El pequeño asintió con la cabeza y le sonrió a su docente. Al ver esa hermosa sonrisa sintió cómo si su corazón se le quisiera salir por la boca y a la vez sentía un hormigueo en su estómago. – Vayan a sentarse. – Ambos se fueron a sentar y sin más que decir comenzaron las clases.

******************************

Oficina del director…

Así que después de tantos años, regresa a Ciudad Domino. – Hablaba por teléfono un hombre de cabellera plateada.

Sí, señor Pegasus… Ayer en la mañana arribaron a esta ciudad.

Baia, baia, baia, como pasa el tiempo… ¿Alguien más lo sabe?

Al parecer, alguien le informó a los medios de comunicación que él ya se encuentra en dicha Ciudad.

Mmm… Bien Kroquet, avísame en cuanto me tengas más noticias.

Sí, señor Pegasus…

******************************

A la hora del recreo…

Ryou, fuiste muy valiente para decir la verdad. – Lo felicitaba la ojiazul.

Otro en tú lugar, se hubiera quedado callado. Eres la primera persona que se enfrenta al profesor Bakura. – Ahora el castaño era el que elogiaba a su amigo.

Vamos amigos, no es para tanto… La verdad yo lo golpeé sin querer y no iba a permitir que castigaran a Joey por mi culpa.

Gracias, eres un buen amigo.

No Joey, gracias a ti por defenderme.

Todos se reían y conversaban amenamente. Pero para algunos chicos les pareció muy extraña la forma en que el profesor se conmoviera en no castigar al pequeño albino.

******************************

¿Cómo te fue en tu primera hora de clases?

Mhg…

Bakura, ¿le hiciste algo a Joey?

Ya déjame en paz, no quiero hablar del tema… ¿De acuerdo?

Pero… ¿Por qué estás tan molesto? Únicamente te hice una pregunta.

Bien te lo diré… No le he tocado ni un sólo cabello, ya estas feliz.

¿Y por eso estás así de irritado?

No, lo siento Yami, discúlpame tú no tienes la culpa…

Ven siéntate, ¿qué pasó? Dime que es lo que te molesta.

Es muy complicado podértelo decir.

Inténtalo, y déjame a mí el resto.

******************************

Mientras sus amigos conversaban, un niño estaba meditando sobre lo que había ocurrido en la primera hora, estaba tan metido en sus pensamientos que no escuchó cuándo le estaban hablando…

¿Ryou?… Ryou hoolaaaa, aquí Yūgi llamando a Ryouuuu…

¿Eh?... Perdón Yūgi, me distraje un poco.

En qué pensabas amigo, ya van tres veces que Yūgi te va llamando y tú andabas por Plutón. – Le bromeó el castaño.

El chico se sonrojó un poco ante el comentario…

No es nada, olvídenlo.

Ya, no lo molesten. – Lo defendía el rubio.

Mejor vamos a caminar. – Sugirió la castaña.

            Me parece una excelente idea Tea.  – Expresaron todos al mismo tiempo.

******************************

Mmm… Entiendo, ¿eso es todo lo que pasó?

Sí, eso fue todo.

Pero no me has dicho lo que realmente te molesta.

Prometes no burlarte.

Tienes mi palabra… Ahora dime.

Cuando vi por primera vez al joven Ishtar, me pareció ver a la persona más apuesto que te hayas imaginado. – Suspiraba el ladrón de tumbas cuando hablaba, mientras que el faraón ponía más atención a lo que le estaba diciendo su amigo. – Yami, si tan sólo lo hubieras visto en ese momento, ver su linda carita, su pelo, sus ojos llorosos, realmente se veía tan lindo.

Bakura, ¿Te sientes bien?

¿Qué tratas de decirme?

El tiempo que llevo de conocerte… Nunca te había oído hablar así de esa manera.

Lo sabía… Sabía que te burlarías de mí.

No, no, no me estoy burlando de ti, sino todo lo contrario. Estoy feliz.

¿Feliz?… ¿Y por qué demonios estás feliz?

Amigo, creo que cupido te ha flechado.

Ja, ja, ja… Mira como me rio… Por favor Atemu si en verdad quieres ayudarme, no digas estupideces.

Ahí está el Bakura que yo conozco. – Se burló de él.

Grrr… Oye cambiando de tema, ¿viste las noticias ayer?

La verdad no… ¿Por qué? ¿Ocurre algo?

¿Sabes quién acaba de llegar a Ciudad Domino?

No lo sé… ¿Quién?

El multibillonario, Gozaburo Kaiba.

¿Qué?... ¿Estás seguro?

Seguro, seguro, no lo estoy, pero es lo que dijeron ayer por las noticias. ¿Por qué?

No lo sé amigo, hay algo que no me gusta. Precisamente ayer recibí una carta que decía que me presentara hoy en las oficinas principales de KC.

¿Y?... Piensas que Gozaburo te la mandó, o…

Puede que no haya sido Gozaburo, si no que…

Continuará…





[1] “Escuela Pública de Ciudad Domino”
[2] “Escuela Pública de Ciudad Domino”



N/A: Algunos lectores han estado esperando con ansias a que saliera a escena cierto gato pulgoso… Y finalmente, su espera ha terminado… Espero que disfruten de este episodio y sea de su agrado. Cualquier duda que tengan no olvide dejar sus comentarios.

Se despide de ustedes muy cariñosamente.


Atte.:

             KAT.





[1] “Escuela Pública de Ciudad Domino”
[2] “Escuela Pública de Ciudad Domino".

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