domingo, 5 de diciembre de 2021

SIN CACHORRO… NO HAY NAVIDAD…



Capítulo 135: ¿Doble celebración?…

 

 

Notas del capítulo: ¿A quién no les gusta las fiestas sorpresas? Normalmente a todos nos gusta que nos hagan una fiesta sorpresa y más si se convierte en una doble o tal vez triple celebración. Nos alegramos cuando vemos a nuestros amigos, familiares y seres queridos. Pero… ¿Qué ocurre cuando el agasajado se desilusiona por algo? Cuando recibe una buena noticia que podría cambiar su vida para siempre y en vez de agradarle como que algo no está bien… ¿Cuál sería su reacción si algo así les sucediera?

 

Declaimer: Noticia de último momento… “YU – GI – OH!, No es mío”… Mucho menos sus personajes… Son propiedad de su respectivo autor, pero toda la trama de esta historia si es creada por mí. Amo inventarles historias nuevas a mis queridos personajes, es una manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos ustedes.  ^_^

 

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Al cabo de una hora entraba un hombre que llevaba puesta una bata blanca, carraspeó un poco su garganta para poder hablar:

 

         Joven Kaiba, ya puede irse a su casa.

 

         ¡Qué gran noticia Mokuba!

 

         Así es, Tea.

 

         Disculpe Doctor Mahādo, ¿de verdad mi hermano ya se puede ir?

 

         Sí, señor Kaiba, lo único que le recuerdo es que tendrá que venir la próxima semana para quitarle los puntos y sobre todo que no vaya hacer desarreglos.

 

         Descuide Doctor, me encargaré que siga todas sus indicaciones al pie de la letra.

 

         ¡Noah! – Fingió estar molesto provocando que todas las personas comenzaran a reírse.

 

         Aunque te enojes mi amor, tú tendrás que seguir con todas las indicaciones del médico.

 

         Nunca podría enojarme contigo mi amor. – Le sonrió con cariño.

 

         Eso es todo lo que venía a decirles.


         Muchísimas gracias Doctor Mahādo.

 

         Con su permiso, me retiro.

 

         Ya oíste al Doctor, es hora de volver a la mansión.

 

         Si hermano.

 

         Todos nos vamos a salir para que puedas cambiarte de ropa.

 

         Gracias Malik. Noah, ¿podrías quedarte a ayudarme por favor? – Se sonrojó por la petición que le hacía a su novio.

 

         Claro que sí, mi amor.

 

Al salir todas las personas, uno de ellos notó que su esposo no había regresado todavía.

 

         ¿Bakura, sabes en dónde está Joey?

 

         Si, si lo sé.

 

         Llévame entonces porque le he llamado a su celular y no me contesta.

 

         Te pido que esperes un poco más, Seto.

 

El ojiazul bufó al escuchar la petición que le hacia el albino.

 

         No me gusta esperar, y no me gusta los misterios.

 

         Te aseguro que dentro de poco lo vas a saber todo.

 

         Espero que así sea. – Manifestó seriamente.

 

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         Yūgi, no puedes estar hablando en serio.

 

         Esas son mis condiciones Joey.

 

         Pero…

 

         Pero nada. – Lo interrumpió de golpe. – Si de verdad te interesa que nazca este maldito engendro tendrás que aceptar todas mis condiciones. Y esas son: No me interesa saber si va ser niño o niña, no me interesa saber si será llevado a un orfanato, si será adoptado, o tirado en algún basurero de una esquina, y no quiero que me lo enseñen al momento que nazca. Si por mi fuera ojalá que fuera adoptado por personas que lo sepan maltratar y que no se ocupen de esta cosa. – El rubio lloraba al escuchar a su amigo decir todas esas cosas. – Deseo con todas mis fuerzas que sufra y que odie su vida, que anhele nunca haber nacido. – Hablaba con odio y resentimiento.

 

         BASTA YŪGI. – Gritó adolorido. – No puedes desearle tanto mal a tu propio hijo.

 

         Este bastardo no es y nunca será mi hijo, y no quiero… Óyeme bien lo que te estoy diciendo… No quiero que este maldito nunca sepa que yo lo traje al mundo.

 

         Yūgi… – Su voz se escuchó melancólica.

 

         Otra cosa, no sé cómo le vas hacer pero quiero que te las arregles para que en mi expediente médico diga que este bastardo murió al nacer.

 

         Tú no puedes estar hablando en serio.

 

         Estoy hablando muy en serio. – Lo miraba con ira a los ojos.

 

         De acuerdo, hablaré con Seto para…

 

         No, de ninguna manera, no quiero que hables con ese estúpido.

 

         Pero, él tiene que saber todo lo que me estas pidiendo.

 

         Escúchame bien lo que te voy a decir Joey, si me entero que le has dicho una sola palabra te olvidarás de mí, para siempre.

 

         Al menos podrías decirme por qué no quieres que le diga.

 

         Porque de seguro querrá usar sus propios abogados, y el imbécil de Yami los conoce a todos.

 

         ¿Qué sugieres?

 

         Que hables con tu abogado.

 

         ¿Qué? – Preguntó incrédulo. – Yo no tengo ningún abogado.

 

         ¡Ay por favor, no te hagas! ¡Claro que lo tienes!

 

         Sigo sin entenderte.


         Me estoy refiriendo al mismo abogado que llevaba el caso de tu divorcio. Y el mismo que Tea me recomendó para divorciarme de ese estúpido. Y estoy casi seguro que es la única persona en quien Yami menos pensaría.

 

         ¿Cómo puedes asegurarlo?

 

         Porque a estas alturas de seguro el no querrá verlo ni en pintura.

 

         De acuerdo Yūgi, haré todo lo posible por cumplir con todas tus condiciones.

 

         Bien, si es así entonces me quedaré aquí hasta que esta aberración nazca.

 

         Haces bien en quedarte porque aquí cuidarán de ti y de tu… – Se quedó con la palabra en la boca al ver como su amigo se golpeaba el estómago constantemente.

 

         Maldito, maldito, maldito, mil veces maldito... Te odio, te odio, te odio, arruinaste mi vida… – Susurraba una y otra vez con lágrimas en los ojos.

 

         ¡YA BASTA! – Le agarró la mano con fuerza. – Si voy aceptar tus estúpidas condiciones, entonces tú también acepta las mías.

 

         ¿Cuáles son tus condiciones? – Lo cuestionó sarcásticamente.

 

         Que ya no lastimes a tu bebé, y que dejes de hacerte daño, que sigas al pie de la letra todas las indicaciones que el médico te dé y que te alimentes sanamente.

 

         ¿Algo más? – Manifestó en forma de burla.

 

         Solamente quiero que tu hijo nazca sano.

 

         Si te digo que sí, ¿cómo sabrás que cumplo? ¿Pasarás vigilándome todos los días?

 

         Si, y si es necesario te pondré una enfermera particular para que te vigile día y noche si es necesario. – Lo miraba seriamente a los ojos.

 

         Baia, como que ya aprendiste a alardear de la fortuna de tu esposo. Tal parece que los ricos no tienen ningún problema en hacer lo que les plazca.

 

         ¡TE EQUIVOCAS! – Exclamó enojado. – No alardeo de la fortuna de mi esposo porque no tengo necesidad de hacerlo, puedo trabajar por mi propia cuenta para ganar lo suficiente y pagarte una enfermera.

 

         Si, si, si claro. – Expresó fastidiado. – Mejor lárgate, tú y yo ya no tenemos nada de qué hablar.

 

         Me iré en cuanto me digas si cumplirás con la parte de tu trato.

 

         Está bien, cumpliré.

 

         Prométemelo.

 

         Te lo prometo.

 

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Media hora más tarde…

 

         ¿Estás listo Mokuba?

 

         Si, hermano. Pero… ¿Dónde está Joey?

 

         Hace ratos que se fue con Ryou de manera muy misteriosa.

 

         Estas exagerando Tea.

 

         Obvio que no exagero Bakura, y tú de seguro que sabes algo.

 

         Yo no sé nada. – Respondió algo molesto.

 

         Lo iré a buscar, quédense aquí.

 

         Iré contigo Seto.

 

         Gracias Marik.

 

Caminaron en dirección hacia la puerta y antes de abrirla alguien se les adelantó por el otro lado.

 

         Ya estoy aquí, perdonen la tardanza.

 

         ¿Dónde andabas, cachorro? – Le susurró.

 

         Por favor gatito, no me preguntes nada.

 

         Por ahora no lo hare.

 

         ¡Qué bien que llegas Joey!

 

         Mi hermano estaba a punto de salir a buscarte.

 

         Tal parece que llegué justo a tiempo. – Trataba de bromear para tranquilizar el ambiente.

 

         Ya que estamos todos nos podemos ir.

 

         Así es Noah, vámonos ya.

 

Todos caminaban para salir de la habitación, el pelinegro cargaba a su hija en sus brazos, mientras que su novio le ayudaba a cargar la pañalera y una pequeña maleta.

 

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Horas más tarde…

 

         Muchas gracias a todos por hacerme este recibimiento tan bonito.

 

         No tienes nada que agradecer Mokuba. – Contestaron todos.

 

         Gracias hermano, y a ti Joey porque la decoración te quedó hermosa.

 

         Me alegra que te haya gustado. – Le sonrió con cariño.

 

Todos la estaban pasando bien, había música, juegos, bailes, variedad de comida y postres, el ambiente se sentía placentero.

 

         Vamos a bailar, cachorro.

 

         Pensé que nunca me lo pedirías.

 

         Vamos nosotros también, Ryou.

 

         Me da mucha pena.

 

         Que no te de pena.

 

         De acuerdo, vamos.

 

         Es una niña encantadora. – Decía un hombre de piel morena y cabellos cenizos quien cargaba al bebé en sus brazos.

 

         Tienes razón Marik, y mírala como sonríe.

 

         Como que se parece a Mokuba.

 

         Ay no, como creen. Yo prefiero que se parezca a Noah. – Expresó sonrojado.

 

         Y a mí me gustaría que se pareciera a ti mi amor. – Le dio un beso en los labios. – Gracias por hacerme papá.

 

         Te amo.

 

         Y yo a ti mi vida, te amo con todo mi corazón.

 

         Como me gustaría poder bailar contigo.

 

         No te preocupes por eso, en cuanto te recuperes del todo bailaremos hasta quedar exhausto.

 

         Ay Noah, eres un amor.

 

         Ya es hora de llevarme a esta nena a que se duerma.

 

         Aaaahhhh… – Manifestaron al unísono con tristeza.

 

         Mana, déjala un ratito más con nosotros.

 

         Si Mana, anda no seas mala.

 

         Lo siento mucho Shizuka y Malik, pero ella tiene que ir a descansar.

 

         Está bien.

 

         Y justo cuando iba ser mi turno en cargarla.

 

         En cuanto se despierte le prometo que usted será la primera en cargarla.

 

         Gracias Mana.

 

         Con su permiso, me retiro.

 

         Cuídala mucho Mana.

 

         Claro que si joven Mokuba.


Al poco tiempo llegaban una pareja a donde ellos se encontraban.

 

         Creo que ya va siendo hora de partir el pastel.

 

         Tienes razón, Seto. Pero antes, me gustaría hacer un anuncio.

 

         ¿A dónde vas mi amor?

 

         Regreso enseguida, no me tardo.

 

El peliverde se fue a bajarle el volumen a la música y luego dijo:

 

         ¡Su atención por favor! – Todos se quedaron callados para escuchar lo que la otra persona iba a comunicar. – Quiero agradecerles a todos por haber venido a esta pequeña celebracion que le estamos haciendo a Mokuba y a nuestra hija por su nacimiento. Y a la vez… – Caminaba en dirección a donde estaba su pareja.

 

         Noah, ¿qué haces?

 

         Mokuba Kaiba… – Manifestaba mientras se arrodillaba frente a él. – ¿Te quieres casar conmigo?

 

Todos se quedaron boquiabiertos al escuchar tal petición y comenzaron a murmurar entre sí. Por otra parte, el pelinegro al ver el anillo miró a su pareja un poco molesto.

 

         Esta es… ¿Qué no es esta la sortija de mi madre? – Preguntaba incrédulo.

 

         Si. – Le respondió mirándolo contento.

 

         ¿Qué significa esto?

 

         ¿A qué te refieres?

 

         ¿Te atreves a darme el anillo de compromiso que era de mi madre?

 

         Mokuba, déjame explicarte.

 

         No me toques. – Le dio un manotazo al ver que su novio intentó acercársele. – Que descaro de tu parte.

 

         ¿Por qué me dices eso? – Hacia lo posible por no desmoronarse.

 

         ¿Pretendes que acepte tu propuesta de matrimonio usando la misma sortija de mi madre? Eso quiere decir que ni siquiera tuviste la desfachatez de buscarme un anillo de compromiso para mí. – Sin poderlo evitar sus ojos empezaban a humedecerse. – Al parecer no me amas lo suficiente.

 

         Mokuba, por favor no me digas eso, yo te amo con todo mi corazón.

 

         MENTIRAS. – Gritó molesto. – SI REALMENTE ME AMARAS HUBIERAS TENIDO LA OSADÍA DE COMPRARME MI PROPIO ANILLO DE COMPROMISO Y NO USAR EL DE MI MADRE, ESO ME DA A ENTENDER QUE TU PROPUESTA NO ERA TAN ESPECIAL COMO YO CREÍA. ERES UN IDIOTA POR ARRUINAR ESTE MOMENTO QUE TANTO ESTABA ESPERANDO.

 

         Mokuba…

 

         SUÉLTAME, NO QUIERO VERTE EN ESTOS MOMENTOS NOAH, NO TIENES IDEA DE LO DECEPCIONADO QUE ESTOY DE TI.

 

Al irse, la otra persona quedó con el corazón roto y a la vez se sentía avergonzado por lo que había ocurrido en presencia de todos…

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿Qué harían ustedes si algo así les pasara? ¿Creen que Mokuba actuó mal? ¿Cómo se arreglará este mal entendido? Todo esto y más lo descubriremos en el siguiente capítulo. Muchas gracias por todo su apoyo, gracias por leer mis historias y darles vidas y mil gracias por sus participaciones. Por todo esto y más muchísimas gracias. No olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes, y a la vez recordarles que usen siempre su mascarilla, lávense las manos con agua y jabón, no salgan de sus casas al menos que sea necesario, pero sobre todo… VACÚNENSE CONTRA EL COVID. Pórtense bien y cuídense mucho, nos leeremos el próximo viernes.

 

Atte.: 

 

            KAT.

 

 



P.D.: Se me olvidaba decirles que el próximo capítulo quiero que se preparen porque es posible que rompa más de algún kokoro (corazón) por ahí. Los quiero mucho, y les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.


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