viernes, 17 de diciembre de 2021

SIN CACHORRO… NO HAY NAVIDAD…



Capítulo 137: Una sorpresa inesperada…

 

 

Notas del capítulo: ¿A quién no les gusta las fiestas sorpresas? Normalmente a todos nos gusta que nos hagan una fiesta sorpresa y más si se convierte en una doble celebración. Nos alegramos cuando vemos a nuestros amigos, familiares y seres queridos. Pero… ¿Qué ocurre cuando la fiesta sorpresa se echa a perder? Cuando las cosas van saliendo de maravilla nunca falta el pelo en la sopa y se arruina el momento. Luego del mal rato que se pasa, el convivio sigue como si nada ha pasado y al final ocurre lo que es una sorpresa inesperada…

 

 

Declaimer: Noticia de último momento… “YU – GI – OH!, No es mío”… Mucho menos sus personajes… Son propiedad de su respectivo autor, pero toda la trama de esta historia si es creada por mí. Amo inventarles historias nuevas a mis queridos personajes, es una manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos ustedes.  ^_^

 

******************************

 

         Ya se tardó, será mejor que vaya hablar con él en persona.

 

         Tranquilízate Noah, dale un poco más de tiempo.

 

         Pero…

 

         Hazle caso a Seto, de seguro que no tardará en bajar.

 

         Está bien Marik.

 

         Oye hermano, no es por nada pero creo que Mokuba se pasó de la raya esta vez. – Le susurraba para que nadie más oyera.

 

         ¿Por qué dices eso, Shizuka? – Preguntó algo apenado.

 

         ¿Cómo que por qué? Mira que lo avergonzó enfrente de todos y luego lo dejó ahí parado como un idiota.

 

         Shhhh… Calla Shizuka, alguien te podría escuchar.

 

         Si alguien me hiciera algo como eso, créeme que en ese mismo instante me largara del lugar.


         Amor, no deberías de compararte con Noah, no vez que ese muchacho ama a Mokuba.

 

         Lo sé, pero aun así…

 

         ¡AHÍ VIENE! – Exclamó uno de los invitados.

 

         ¡Mokuba! – Un hombre fue el primero en acercársele.

 

         Hermano…

 

         ¿Cómo te sientes?

 

         Estoy un poco más tranquilo, gracias. – Caminó en dirección a dónde estaba su novio. – Noah…  – El aludido se encontraba sentado en una silla y al escuchar su nombre levantó la mirada. – Noah… Yo…

 

         Perdóname Mokuba, creo que tienes razón en todas las cosas que me dijiste. – Hacia lo posible para que su voz no se le quebrara.

 

         No digas eso por favor, y yo no tengo nada que perdonarte. – Se sentía tan avergonzado que no hallaba las palabras adecuadas para disculparse. – Quiero pedirte perdón. – Sus ojos comenzaron a humedecerse. – Perdóname por haberme comportado como un idiota.

 

         Mokuba, no tengo nada que perdonarte, yo…

 

         Shhh… – Le puso dos dedos de su mano en los labios para que dejara de hablar. – Solamente quiero que me escuches por favor. – La otra persona asintió con la cabeza. – No tienes idea de lo afortunado que me siento por haberte conocido y quiero que sepas que estando a tu lado soy el hombre más feliz del mundo. También quiero agradecerte por soportar mi mal carácter, por seguirme demostrando en que puedo confiar en las personas. – Dio un fuerte suspiro para tranquilizar su llanto. – Gracias por sanar las heridas de mi corazón, gracias por haber estado conmigo cuando más te he necesitado, gracias por haber tenido la valentía de defenderme de ese ser despreciable. Y gracias a ti, ahora soy madre, gracias a ti tenemos una preciosa hija. – Con su mano le acariciaba suavemente la cara. – Con cariño y paciencia supiste cautivar mi corazón, con afecto y paciencia me has demostrado que el verdadero amor existe. Noah… Me he dado cuenta que mi corazón no se equivocó al elegirte, tu eres una persona muy especial, eres único en un millón, y tienes un enorme corazón de oro. Tanto es el amor que me tienes que decidiste cumplir con la última voluntad de mi madre. – Todos se sorprendieron al escuchar las palabras que decía el pelinegro, la mayoría no entendían a que se estaba refiriendo y sólo pocos lograban entender la situación. – Noah… Déjame hacerte una pregunta. – Lo miraba a los ojos con mucho cariño.

 

         Si… Hazla. – Lloraba al oír todo lo que su novio le decía.

 

         ¿Aun deseas casarte conmigo? – Cerró levemente los ojos. – Si tu respuesta es no, créeme que sabré entenderte, lo único que te pido es…

 

         Si… Si deseo casarme contigo.

 

         Noah… – Lo abrazó con todas sus fuerzas. – Te amo tanto mi amor.

 

         Y yo a ti, Mokuba, te amo con todo mi corazón.

 

         Cof, cof, cof… – Interrumpió uno de los presentes. – Creo que este es el momento en donde le pones el anillo de compromiso.

 

         ¡Joey! – Exclamaron sonrojados.

 

El peliverde se separó del abrazo para arrodillarse enfrente de su novio y mostrándole nuevamente la pequeña caja le dijo:

 

         Mokuba Kaiba, ¿quieres casarte conmigo?

 

         Si, si quiero casarme contigo. – Le respondió con una gran sonrisa en sus labios.

 

         Aaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwww… – Manifestaron todos al mismo tiempo mientras aplaudían.

 

         Te amo mis hermosos ojos de esmeralda. – Ambos se besaron apasionadamente.

 

         Muchas felicidades a los dos.

 

         Gracias hermano.

 

         Felicidades Noah, felicidades Mokuba.

 

         Gracias Joey. – Contestaron al unísono.

 

         Muchas felicidades a los futuros novios. – Manifestaban todos al mismo tiempo.

 

         Muchas gracias. – Contestaron la pareja.

 

         Amigos... – Comenzó a hablar el pelinegro. – Les debo a todos una disculpa, en especial a Malik, Joey y a Ryou.

 

         ¿Qué?...

 

Todos los presentes empezaban a murmurar entre sí, y se miraban unos a otros.

 

         La verdad es que sentí algo de envidia y celos por ustedes.

 

         ¿Por qué dices eso Mokuba? – Lo cuestionó la hermana del rubio.

 

         Porque… Porque… – Bajó un poco la mirada. – Yo observaba en silencio como sus parejas se tomaban su tiempo para buscarles el anillo perfecto y que todo fuera especial. Y yo deseaba tanto que mi pareja hiciera eso por mí, que me demostrara cuanto me amaba.

 

         Que tonto eres Mokuba.

 

         MARIK ISHTAR, NO LE DIGAS ESO. – Le reprendía su esposo.

 

         Concuerdo con lo que dice Marik.

 

         ¿Tú también Baki?

 

         Así es Ryou, el valor de un anillo de compromiso no se mide por el amor que se le tenga a la persona, porque el amor no se trata de cuantas cosas bonitas le puedas dar a ese ser querido, más bien se trata de cuanto le puedes demostrar lo mucho que lo amas.

 

         Es cierto Mokuba, deberías de sentirte muy afortunado de tener a alguien que te ha demostrado infinidad de veces cuanto te ama, te valora y sobre todo te respeta. Tanto es el amor que te tiene que como tú mismo le acabas de decir el decidió cumplir con la última voluntad de tu madre.

 

         En otras palabras, hermano… – Se le acercó para levantarle la cara y que lo viera a los ojos. – Tu propuesta de matrimonio ha sido la más especial de todas.

 

         Ahora lo sé. – Medio le sonrió.

 

         Así que no tienes por qué disculparte.

 

         Muchas gracias amigos.

 

         Que les parece si continuamos con esta celebración. – Animó el rubio.

 

         Me parece una excelente idea Joey.

 

La fiesta siguió su curso, todos se divertían, algunos bailaban y otros estaban sentados conversando de muchas cosas. Al cabo de algunas horas uno de ellos dijo:

 

         Vuelvo enseguida amigos.

 

         ¿A dónde vas Joey?

 

         Iré a ver si mis hijos ya se despertaron.

 

         Yo iré contigo.

 

         Vamos entonces, Mokuba.

 

         Si.

 

         No te tardes hermano, ya quiero estar con mis sobrinos.

 

         De acuerdo.

 

En el camino se encontraron con otra persona.

 

         ¿Dónde vas, cachorro?

 

         Voy a la habitación de nuestros hijos para ver si ya se despertaron.

 

         En ese caso los acompaño.

 

         Está bien.

 

Una vez que llegaron a la habitación…

 

         ¿Mana, qué haces aquí? Deberías de estar disfrutando de la fiesta.

 

         Ay mi niño Seto, solamente vine hacerles compañía a estos pequeños angelitos.

 

         Muchas gracias Mana.

 

         Con su permiso me retiro.

 

         De acuerdo.

 

         Hola mis amores, ¿cómo se han portado? – Les hablaba el rubio de manera infantil. – Deben tener hambre. – Los sacaba de la cuna.

 

         A ver, déjame ayudarte cachorro.

 

         Gracias mi amor.

 

El rubio se sentó en una mecedora que había en la habitación y ahí se acomodó para poder amamantar a sus hijos.

 

         Salieron comelones como tú.

 

         Eso no es verdad. – Fingía estar molesto.

 

         Me encantas cuando te enojas. – Se inclinó para darle un beso en los labios.

 

         Si me sigues molestando gato pulgoso, me verás realmente enojado.

 

         De acuerdo mi amor, ya entendí. – Le sonreía tiernamente.

 

Después de un buen rato uno de los bebés dejó de comer.

 

         Creo que Kisara ya quedó satisfecha.

 

         Dámela para sacarle el aire.

 

         Si.

 

         Ven con papi mi amor, eso es mi niña hermosa. – La agarraba con mucho cuidado y al tenerla en sus brazos le dio un beso en la mejilla, posteriormente se puso una manta en su hombro para recostar a su hija boca abajo y darle pequeñas palmaditas en la espalda para sacarle el aire.

 

         El pequeño Seto también quedó satisfecho. – Se bajaba la camisa por completo, luego agarró otra manta para ponérsela en su hombro y recostar a su hijo boca abajo para sacarle el aire. Al poco tiempo entraba otra persona.

 

         Ya están listos para volver a la fiesta.

 

         Si Mokuba, y tú llevarás a tu hija.

 

         Sí, no más un ratito.

 

         Vámonos ya.

 

         Si, hermano.

 

Una vez que volvieron a la fiesta…

 

         ¿Por qué tardaste tanto hermano?

 

         Discúlpame Shizuka, tenía que darles de comer.

 

         No cabe duda que salieron a ti de comelones.

 

Se escuchó una pequeña carcajada.

 

         Ni se te ocurra decir nada, gato pulgoso.

 

         Yo no he dicho nada. – Se burlaba de él.

 

         Noah, tu hija es bellísima.

 

         Gracias Tea.

 

         Déjame cargarla por favor.

 

         De acuerdo.

 

         Luego sigo yo, Tea.

 

         Está bien, Ryou.

 

         No cabe duda que mis sobrinos son hermosos.

 

         Pues claro, salieron igual que a su padre.

 

         Ay por favor, yo creo que salieron bellos igual que a su tía Shizuka.

 

         Lo dudo. – Manifestó seriamente.

 

         Seto, por favor cálmate.

 

         Eso se lo deberías de decir a ella.

 

         Tan antipático como siempre, Seto.

 

         Y usted… Tan fastidiosa como siempre.

 

         Bueno ya, basta, los dos. ¿Hasta cuándo piensan llevarse bien?

 

         Lamento decirte esto hermano, pero sigo creyendo que tu esposo es un hombre amargado y con pésimo carácter.

 

         Shizuka…

 

         Ay hermano, únicamente estoy siendo franca.

 

         Ya Shizuka, no sigas.

 

         Está bien Catherine.

 

Al poco tiempo llegaba un pequeño niño corriendo hacia el lugar donde todos estaban.

 

         Papi, pamita.

 

         Hola mi niño hermoso. – Lo recibía en sus brazos.

 

         Te has divertido jugando.

 

         Si pamita, mucho.

 

         Ven, quiero que conozcas a tu nueva prima. – Le mostraba al bebé que tenía en sus brazos. – Shādī, te presento a Isis Adena Orellana Kaiba.

 

         Ooohhh, es muy bonita. Tío Mokuba, tienes una niña hermosa.

 

         Muchas gracias mi niño. – Le dio un fuerte abrazo.

 

         A ver, di tía Shizuka… Yo soy tu tía mi amor. – Le hablaba de manera infantil a la niña que tenía en sus brazos. – Quiero que digas Shizuka. Dime tííííaaa, tía Shizuka – La niña sonreía al ver todos los gestos que hacia la mujer. – Oigan, ya se pusieron a pensar en quien de los dos niños hablará primero.

 

         Casi no pensamos en eso Shizuka, porque apenas tienen ocho meses. Pero Seto, dice que el niño es quien dirá su primera palabra.

 

         Y tú que dices mi amor.

 

         Ay Catherine, es obvio que la niña será la primera en hablar.

 

         Tienes razón mi vida, se ve que es muy perspicaz.

 

         No importa quien hable primero, lo importante es que los dos crezcan sanos y fuertes.


         Tienes mucha razón Seto. – Le dio un beso en los labios.

 

         Aun así me han sorprendido como empezaron a mantenerse de pie casi a los seis meses de nacidos. Es como si ya quisieran caminar por si solos.

 

         Siento que estas exagerando hermana.

 

         Claro que no. – Puso a la niña parada sobre sus piernas. – Verdad que estoy en lo cierto mi amor. Verdad que sí. – Le hacía cara y gestos para que la pequeña sonriera.

 

         Disculpen.

 

         ¿Qué sucede Noah?

 

         Creo que ha llegado la hora de partir el pastel.

 

         Tienes mucha razón.

 

         Avísales a todos Noah.

 

         Está bien Joey. – Se paró en medio del salón para luego decir… – Amigos, llegó el momento de partir el pastel.

 

         ¡Qué bien, comeré pastel hasta reventar! – Exclamaba un pequeño niño de seis años de edad.

 

         ¡Shādī! – Le reprendió su madre.

 

         Lo siento mucho pamita.

 

         Debes saber comportarte mi niño.

 

         Si papi.

 

Todos se habían acercado para tomar fotos y videos a la hora de partir el pastel, el agasajado ya se encontraba en el lugar con su hija en brazos.

 

         Muchas gracias a todos por esta celebración. Gracias a ti también mi amor. – Le dio un beso en los labios.

 

         No tienes nada que agradecer.

 

         Tienes que apagar todas las velas, Mokuba.


         No podrá hacerlo, cachorro.

 

         Claro que sí.

 

         Antes de hacerlo me gustaría que nos tomaran una foto.

 

         Le pediré a uno de los sirvientes que lo haga y le diré a Roland que se encargue del video.

 

         Buena idea, Seto.

 

Una vez que todos se alinearon para la foto, el pelinegro estaba por partir el pastel mientras que todos los invitados aplaudían y reían por el momento.

 

         Cachorro, acércate un poco más hacia mí, para que puedas salir en la foto.

 

         De acuerdo Seto. – Se acercó un poco más con su hija en brazos, la foto fue tomada y Roland no dejaba de grabar, y cuando menos se lo esperaban se escucharon unas pequeñas voces…

 

         Cachorro. – Decían al mismo tiempo.

 

         ¡No puedo creerlo, acaban de decir su primera palabra! – Exclamaba emocionado el ojiazul.

 

         MIRA LO QUE HAS HECHO GATO PULGOSO, POR TU CULPA MIS HIJOS ME DICEN CACHORRO. – Manifestaba molesto.

 

         Gato… – Dijo la niña.

 

         Pulgoso… – Terminó de hablar el niño.

 

         Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… – Se escuchaban las carcajadas de todos.

 

 

 

Continuará…





N/A: Muchas gracias a todos por el apoyo que siempre me brindan por sus mensajes y consejos, esto me anima a seguir escribiendo y continuar con la historia. Creo que todos se llevaron una sorpresa con los hijos de Seto y Joey, y al parecer nadie se lo esperaba… XD

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes, pórtense bien y cuídense mucho. No bajen la guardia y recuerden seguir con todas las medidas de bioseguridad, usen siempre su mascarilla y no salgan de sus casas al menos que sea estrictamente necesario. Y lo más importante… VACÚNENSE. Les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.

 

Atte.:

 

           KAT.


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