viernes, 20 de noviembre de 2020

SIN CACHORRO… NO HAY NAVIDAD…



Capítulo 56: Tramando un malévolo plan.

 

 

Notas del capítulo: En la vida se pueden hacer muchos planes, y así como hay planes buenos, también hay planes malos. Hay quienes se pasan toda la vida tramando planes para hacerle daño a la otra persona. Y entre algunos planes que son malos podemos mencionar: Para la venganza, por odio, envidia, cuando se ha sufrido una traición, o simplemente porque nos caiga mal una persona, etc. Cualquiera que fuera el motivo, los planes que se elaboran para hacer maldad nunca salen bien…

 

Declaimer: Noticia de último momento… “YU – GI – OH!, No es mío”… Mucho menos sus personajes… Son propiedad de su respectivo autor, pero toda la trama de esta historia si es creada por mí. Amo inventarles historias nuevas a mis queridos personajes, es una manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos ustedes.  ^_^

 

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Al día siguiente…

 

         Buenos días amor.

 

         Buenos días cariño, pasa por favor no te esperaba tan temprano.

 

         Lo sé, únicamente he venido a decirte que ya está todo listo.

 

         ¿Qué, lo dices en serio?

 

         Así es.

 

         Pero, ¿qué le vas a decir a tu esposo?

 

         No te preocupes por eso ayer hablé con él.

 

         Cuéntame, ¿qué fue lo que le dijiste?

 

         No seas curioso, confórmate con saber en que hoy tienes que preparar tu maleta que yo vendré por ti mañana muy temprano.

 

         Eres un amor Yami. – Le da un beso en los labios.

 

         Eso es para que veas que yo si cumplo lo que prometo.

 

         Todavía no puedo creer que pasaremos cinco días en Tokio solos tú y yo.

 

         Me doy cuenta que la noticia te ha hecho muy feliz.

 

         ¿Y cómo no estarlo? Pasaré la navidad contigo.

 

         No te confundas cariño, únicamente te dedicaré cinco días, porque la navidad pienso pasarlo con Yūgi.

 

         Eso no importa, me conformo con que pases tiempo conmigo. – Le da un beso demandante en los labios. – Cuéntame por favor, ¿qué fue lo que le dijiste a Yūgi para que te dejara ir a Tokio? – Le hablaba seductoramente.

 

         No insistas en saber.

 

         Oh vamos, no seas malo. – Lo volvía a besar apasionadamente, posteriormente comenzaba a besarle el cuello y a la vez le dejaba marcas en la piel, en lo que hacía eso sus manos tocaban su entrepierna y se la agarraba por encima del pantalón.

 

         Aaaaahhhhhh. – Se escuchó un leve gemido.

 

La otra persona no se detenía en lo que estaba haciendo, desabrochó el pantalón para meter su mano, y sacarle el pene y con destreza lo masturbaba.

 

         Aaaaahhhh… Aaaaaahhhhh… Aaaahhhh… Que bien lo haces… Aaaahhhh… – Hizo un poco su cabeza hacia atrás.

 

         ¿Te gusta? – Le susurró lascivamente al oído.

 

         Aaaaaahhhhh… Aaaaaahhhhh… Siiiii… Aaaaaahhhhh…

 

El hombre decidió ir más rápido y antes de que su amante acabara dejó de hacer lo que estaba haciendo recibiendo una queja por parte del otro.

 

         ¿Por qué demonios te detienes?

 

         Si quieres que continúe haciéndotelo cuéntame lo que quiero saber.

 

         Está bien, con una condición.

 

         ¿Cuál?


         Quiero que tengamos sexo hasta decir ya no, y lo haremos a mi modo.

 

         Prometes que no serás tan brusco conmigo.

 

         No entendiste lo que te acabo de decir. – Empezaba a enfadarse.

 

         No es para que te enojes.

 

         Aceptas sí o no.

 

         De acuerdo, ahora dime con lujos y detalles qué fue lo que le dijiste a tu esposo.

 

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         Ryou, si no te apresuras llegarás tarde a tu trabajo.

 

         Ya lo sé, pero me preocupa dejarte solo.

 

         No debes de preocuparte, te aseguro que estaré bien.

 

         Quizás lo mejor sea que le hable a mi asistente personal para que pueda encargarse de todo en mi ausencia.

 

         No puedes hacerle eso.

 

         ¿Por qué no?

 

         Te recuerdo que él está en la semana de exámenes finales.

 

         Es verdad, se me había olvidado. – Se quedó muy pensativo. – No sé qué hacer. – Susurró sin darse cuenta.

 

         Mira, tengo una idea.

 

         ¿Cuál?

 

         Le llamaré a mi hermana para que venga hacerme compañía durante el día hasta que tú vengas. ¿Te parece?

 

         Me parece bien, pero prométeme que la llamarás.

 

         Te doy mi palabra.

 

         Siendo así ya me puedo ir más tranquilo.

 

         Entonces vete ya o llegarás tarde.

 

         Si tienes razón, haré todo lo posible por venir temprano.

 

         Está bien.

 

         Cualquier cosa llámame por favor.

 

         Así lo haré.

 

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En algún lugar de Ciudad Domino…

 

Un hombre llegaba a su casa furioso, todo lo que encontraba a su paso lo tiraba al suelo o lo hacía pedazos, otra persona que se encontraba en el mismo lugar salió a ver lo que pasaba.

 

         ¿Oye, qué te sucede? ¿Por qué entras hecho una fiera?

 

         NO TIENES IDEA DE LO QUE ME ACABO DE ENTERAR.

 

         Tranquilízate por favor, es mejor que me cuentes tal vez te pueda ayudar.

 

El hombre se sentó en un sillón para tratar de calmarse.

 

         ¿Me puedes traer una cerveza?

 

         Si claro. – Una vez que se la trajo esperó a que le diera un sorbo para después volverle hacer la misma pregunta. – ¿Y bien?

 

         Uno de mis informantes me acaba de decir que mi estúpido novio ya tiene una pareja.

 

         ¿Qué?

 

         Y eso no es todo.

 

         A ver, respira hondo para que puedas contarme.

 

         De acuerdo. – Hubo un pequeño silencio. – Resulta que el muy desgraciado está volviendo o mejor dicho está tratando de rehacer su vida.

 

         Discúlpame que te diga esto pero… Tú me dijiste que no sentías nada por él.

 

         ERES UN ESTÚPIDO. – Gritó a todo pulmón.

 

         No me grites que no estoy sordo.

 

         Es que tú no entiendes nada.

 

         Entonces explícame para poderte entender.

                                                                                       

         Jamás, óyeme bien, jamás le voy a permitir que se olvide de mí, mucho menos que rehaga su vida, no sin antes demostrarle que él es mío. – Su mirada daba miedo.

 

         ¿Cómo piensas demostrárselo?

 

         Muy fácil. – Medio sonrió con maldad. – Pienso vengarme de esos dos malnacidos, y una vez que tenga a ambos en mi poder, ese idiota se va a dar cuenta con la clase de persona que anda.

 

         Me parece perfecto, pero antes debemos de trazar un buen plan.

 

         Ya lo sé, no tienes que recordármelo.

 

         No te enojes.

 

         ¿Y tú qué? ¿Qué has averiguado hasta ahora?

 

         Únicamente puedo decirte que si vamos a hacer algo es mejor apresurarnos porque ese paquete ya está por nacer.

 

         ¿En serio? – Lo miró perversamente.

 

         Si, según lo que pude averiguar, ese mocoso o bien ya tiene siete meses o está entrando a los siete meses.

 

         Oooohhhh, entonces si hay que darnos prisa para tramar un buen plan.

 

         A mí se me estaba ocurriendo una idea. – Sonreía con maldad.

 

         Soy todo oídos amigo.

 

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Horas más tarde…


         Gracias por venir hermana.

 

         Ni lo menciones Joey, te agradezco que me hayas llamado.

 

         ¿Quieres tomar algo?

 

         No gracias, mejor dime cómo te has sentido.

 

         Bien, aunque a veces me siento un poco cansado.

 

         Es normal hermano, acuérdate que ya estas entrando en el séptimo mes.

 

         Lo sé.

 

         Joey, aprovechando que no está tu amigo, quiero saber qué fue lo que pasó ayer exactamente.

 

         ¿Ayer? – Trataba de evadir el tema.

 

         Si ayer, cuando fuiste a tu chequeo médico.

 

         Ah sí, ya me acordé.

 

         Que se me hace que me estas ocultando algo. – Lo miraba desconfiadamente.

 

         No como crees.

 

         Jooooeeeeyyy…

 

         Lo que pasa es que se me bajó un poco la presión, después no recuerdo mucho y lo único que sé es que desperté en una cama del hospital y a mi lado estaba Ryou.

 

         Le preguntaste al médico del por qué te desmayaste.

 

         Si.

 

         ¿Qué fue lo que te dijo? ¿Cómo están mis sobrinos? ¿Ellos están bien?

 

         Cálmate por favor Shizuka, puedo asegurarte que ellos están bien.

 

         Qué alivio, me alegra saberlo. ¿Y tú cómo estás? ¿Ya te sientes bien?

 

         Si, lo malo es que el Doctor me dejó mucho reposo. – Le sonreía para no seguir preocupando a su hermana.

 

         En ese caso le tienes que obedecer al Doctor Mahādo.

 

         Si mami, ¿alguna otra cosa? – Bromeaba con su hermana.

 

         Si, a partir de ahora estaré viniendo todos los días.

 

         No puedes estar hablando en serio Shizuka.

 

         Claro que hablo muy en serio.

 

         Pero…

 

         Nada de peros, tú no te preocupes por nada, ya verás que cuidaré muy bien de ti hermanito. – Le aprieta ambas mejillas.

 

         “Lo único que me preocupa es lo que dirá Ryou cuando se entere”. – Pensó para sí mismo en lo que se sobaba.

 

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         Hola Yūgi, ¿cómo estás?

 

         ¿Tea, qué haces aquí?

 

         Solamente vine por ti para que me acompañes al centro comercial, y de paso podemos almorzar allá.

 

         No lo sé.

 

         Oh vamos Yūgi, será divertido.

 

         Es que tengo mucho trabajo en la oficina.

 

         Anda Yūgi, no seas aguafiestas, te recuerdo que me prometiste ayudarme a escoger un buen regalo para poder llevar a la cena navideña.

 

         No sé cómo decirte esto pero…

 

         Hey, ¿qué sucede Yūgi?

 

         No podré ir a la cena navideña.

 

         ¿Qué? ¿Estas bromeando cierto?

 

         No, no bromeo.

 

         ¿Por qué no irás?

 

         Ya te lo dije tengo mucho trabajo en la oficina.

 

         Yūgi, dime la verdad.

 

         La verdad es que a Yami le salió un viaje de negocios a Tokio.

 

         ¡Eso es maravilloso! – Exclamaba emocionada. – Así que es por eso que no podrás ir a la cena navideña.

 

         Bueno yo…

 

         Que calladito te lo tenías Yūgi, ¿por qué no me lo habías dicho?

 

         Porque hasta ayer me lo dijo Yami.

 

         Espero que puedas traerme un recuerdo a tu regreso.

 

         Yo no iré con Yami a Tokio. – Manifestó casi en su susurro y con la mirada en el suelo, dejando a su amiga boquiabierta.

 

 

Continuará…




N/A: ¿Alguien de ustedes ya adivinó quien podría ser el amante de Yami? ¿Podrá Yūgi asistir a la cena navideña? ¿Quiénes serán esos hombres? ¿Qué planes malvados estarán tramando? ¿Les parece correcto que Yami lleve a su amante a Tokio? ¿Qué dirá Ryou al enterarse que llegará Shizuka todos los días? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos, muchas gracias a todos ustedes por haberme acompañado en todo el trayecto de la historia. Si tienen dudas no olviden escribirme que yo con mucho gusto les responderé, y quién me adivine el amante de Yami, nombraré su nombre en cinco nuevos capítulos continuos. Así que anímense a dejar sus opciones.

 

Ahora si me despido de todos ustedes con mucho cariño, no sin antes dejarles las recomendaciones respectivas de que no salgan de casa al menos que sea estrictamente necesario, usen siempre mascarilla, lleven consigo su botecito de alcohol gel, y saniticense antes de entrar a sus casas. Cuídense mucho y les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo virtual desde la distancia.

 

Atte.:

 

           KAT.





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