viernes, 1 de mayo de 2020

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…




Capítulo 25: He decidido dejarte en libertad… III parte.



Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

También va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

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Tiempo después…

            Últimamente te he notado algo molesto.

            No me lo vas a creer en cuanto te lo diga.

            ¿Qué sucede Yūgi?

            Hace algunos días discutí con Shādī.

            ¿Y ahora qué fue lo que pasó?

            A veces me saca de quicio, y la verdad es que no lo entiendo, créeme que me gustaría poder hacerlo.

            Cálmate Yūgi, y dime la razón de tu disgusto.

            Está bien, te lo diré. Resulta que hace tres meses me ha estado insistiendo en que me olvide por completo del sueño que tuve, que me olvide de todo incluyendo la misión que me encomendó mi bisabuelito.

            ¡¿Qué?! – Exclamó sorprendida. – ¿De qué estás hablando? Lo que me dices no tiene coherencia.

            Exacto, eso mismo le dije cuando me insistía en dejar todo atrás.

            Y no te dio alguna razón, algún motivo del por qué quiere que tu abandones todo.

            No, no me ha dado un verdadero motivo, y lo único que me dice es que estoy siguiendo un sueño infantil, una fantasía que jamás se podrá realizar.

            Hay algo que no cuadra en todo esto, sobre todo porque era él quién te insistió por muchos años que no desistieras de la misión de tu bisabuelo.

            A mí también me parece sospechoso su forma de actuar, y debido a eso es que discutí con él.

            ¿Qué piensas hacer?

            Seguir adelante, si él no me quiere apoyar pues que no lo haga, no me importa, pienso seguir adelante con o sin su ayuda.

            Eso era lo único que quería escuchar, sabes que cuentas con mi ayuda para lo que necesites.

            Lo se Rebecca, y te lo agradezco mucho.

            Ya, ya, cambia esa cara, animo.

            Lo intentaré. – Medio le sonrió.

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Un joven estaba llegando a su mansión, en cuanto entró por la puerta principal entregó su mochila a la primera persona que se le cruzó en su camino. Subió rápidamente a su habitación, y empezó a buscar a alguien.

            Joey, Joey, ¿dónde estás?

            Aquí estoy. – Entraba a la alcoba desde el balcón.

            ¿Ya te sientes mejor?

            Si.

            Me alegra verte recuperado.

            Gracias.

            Mi hermano cumplió su promesa de dejarte libre.

            Creo que sí, he andado por todo el bosque sin ningún problema.

            Ahora hay que cuidarnos de que mi hermano no descubra tu forma humana.

            Por eso no te preocupes, cuando estas en la escuela, paso en el bosque.

            Pues ahora ya no tendrás que pasar tanto tiempo en el bosque.

            ¿Por qué? – Cuestionó con curiosidad.

            Porque ya no iré más a la escuela, hoy terminé de hacerme mi último examen.

            ¿Examen? ¿Qué es eso?

            Son unas pruebas que te hacen para que puedas pasar el año escolar, ahora mi hermano ya no me podrá reprochar nada, porque le cumplí la promesa que le hice.

            ¿Qué promesa?

            Seto me dijo que si pasaba en limpio este año iba a poder hacer todo lo que yo quisiera.

            ¡Oh!

            Y eso te incluye a ti.

            ¿A mí, por qué?

            No te das cuenta, podemos hacer lo que queramos, y tú podrás pasar más tiempo en la mansión.

            ¿Y qué pasará si alguien me descubre?

            Tú no te preocupes por eso, mi hermano se va todos los días a trabajar, y nosotros nos podemos divertir en el bosque.

            Suena genial.

            Claro que sí, esta vez mis vacaciones serán inolvidables. – Le sonreía feliz.

            Gracias por quererlas pasar conmigo.

            Y cómo no voy a querer pasarlas contigo, que tontito eres.

            Yo lo decía porque de seguro tú has de tener amigos con quien salir, no creo que quieras pasar tus vacaciones encerrado en tu casa aquí conmigo.

            Joey, que no se te olvide que eres mi amigo. – El menor se sonrojó ante lo que le decía el pelinegro. – Bueno, supongo que has de tener hambre, iré a la cocina a ver si puedo traerte algo de comer.

            ¿Podrías traer algo de carne? Es que muero de hambre.

            De acuerdo, veré que puedo hacer.

            Gracias.

            Quédate aquí, y no salgas.

            Está bien.

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            Siento muy injusto en no poderle decir nada a Yūgi.

            No digas eso Shādī, los dos sabemos que lo hacemos por su bien.

            Lo sé, es sólo que no me gusta mentirle.

            Escúchame Shādī, comprendo cómo te sientes, porque al igual que tú, yo también me siento mal en mentirle.

            Por lo mismo tanto, si usted esta así, con más razón debería decirle la verdad.

            ¿Con qué propósito? No puedo llegar así nada más y decirle: Yūgi, déjame decirte que mi padre era un loco desquiciado, y solamente te ha usado para sus juegos infantiles, y seguir una estúpida fantasía.

            Don Solomon, no diga eso, yo no creo que el comandante Sugoroku haya sido un loco desquiciado.

            Te agradezco que sigas siendo respetuoso con mi padre.

            No tiene nada que agradecer.

            Perdóname por ocasionarte problemas con mi nieto.

            Descuide, no tengo nada que perdonarle, y discúlpeme que le insista, pero considero que le debemos de decir la verdad.

            ¿Para qué? Conozco a mi nieto y estoy seguro que se llevará una gran decepción.

            Pero…

            Tú mismo lo viste con tus propios ojos, esa búsqueda que pensaban hacer iba ser inútil.

            Y si no es eso a lo que ese hombre se refería, lo que trato de decir es que tal vez se trate de una persona, o que alguien sepa del paradero del comandante Sugoroku.

            Te admiro Shādī, en verdad que te admiro mucho.

            ¿Por qué?

            Porque todavía no has perdido las esperanzas de que mi padre aun esté con vida después de tantos años.

            Pues no debería de admirarme tanto. – Bajó un poco su cabeza.

            ¿Y eso?

            A veces creo que él está muerto.

            Me doy cuenta que le tuviste un enorme cariño, y que todavía lo sigues teniendo.

            Eso es verdad.

            Sabes algo.

            ¿Qué?

            Pensaré en todas las cosas que hemos hablado, y cuando haya tomado una decisión, te avisaré si le decimos o no la verdad a Yūgi. ¿Te parece?

            Me parece bien.

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            Tu hermano te cumplió su promesa.

            Lo sé.

            Y tú le cumpliste la tuya.

            Créeme que no fue nada fácil para mí poder hacerlo.

            Te entiendo.

            Desde que dejé en libertad a ese dragón, he visto sonreír más seguido a mi hermano.

            Eso es porque le tiene un gran cariño.

            Él ha sido así desde que era un niño, siempre que miraba un animal tirado en la calle, lo traía a la mansión para que nuestra madre se hiciera cargo de curarlo, y alimentarlo.

            No debes negar que Mokuba salió a tu madre.

            Lo sé. Por cierto, hay algo que te he querido preguntar.

            ¿Qué quieres preguntarme?

            ¿Cómo sabías que ese animal podía salvar la vida de mi hermano?

            ¿Quieres que te sea sincero?

            Si.

            La verdad es que tenía mis dudas, no estaba seguro al cien por ciento de que pudiera salvar a tu hermano.

            ¿Entonces, por qué lo llevaste rápidamente ante ese animal?

            En mi última expedición, descubrí algo muy interesante, encontré hallazgos de que ese dragón había existido hace aproximadamente veinte mil años atrás.

            ¿Y?

            En el lugar donde lo encontré, se trataba de una civilización muy antigua, ahí manejaban la medicina, tenían conocimientos muy amplios de como sanar cualquier enfermedad. Y esa misma cultura, solían tener un Dios, lo adoraban y a la vez hacían sacrificios para que su Dios siempre los tuviera con buena salud.

            Ja. – Expresó con sarcasmo. – Eso no prueba nada.

            ¿En serio?

            No tienes pruebas de que sea el mismo animal.

            Yo no diría eso. – Sacó su celular de la bolsa de atrás de su pantalón, buscó unas imágenes y luego se la enseñó a su primo.

            ¡Imposible! Debe ser una broma.

            Tiene mucha semejanza con el dragón de tu hermano.

            De seguro tomaste mal esa foto.

            Claro que no, mejor admite que puede ser el mismo Dios que esa civilización adoraba.

            Si como no, luego me dirás que reencarnó para conocer a Mokuba.

            Eso no lo sé, tampoco puedo asegurarte de que haya reencarnado.

            Si no tienes nada, entonces te sugiero que no digas tonterías.

            De acuerdo, lo haré si eso te hace feliz.

            Eres un idiota.

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            Baia, sí que tenías hambre.

            Lo siento. – Al terminar de hablar se le salió un gran eructo.

            Provecho. – Manifestó algo molesto.

            Lo siento, se me salió.

            Acaso tu padre no te enseña modales.

            ¿Qué son modales?

            A ver, cómo te lo explico. – Se quedó pensando por un momento. – Hay distintas clases de modales, están a los que se refieren a las costumbres de cortesía que se mantienen en una sociedad determinada. Un ejemplo bien claro es cuando pides las cosas por favor, saludas de manera respetuosa, o te despides amablemente. Pero también están los modales que debes tener en la mesa. Por ejemplo: Debes lavarte las manos antes de comer, no hacer ruidos fuertes al masticar tu comida, ni tampoco… – El pelinegro dejó de hablar al darse cuenta que su amigo no le prestaba ni la más mínima atención. – Joey, te estoy hablando.

            Lo siento, es que la comida esta tan deliciosa que no quiero dejar de comer.

La otra persona dio un fuerte suspiro al ver a su amigo que comía con las manos, y que su boca estaba llena de comida. Parecía un bebé cuando se embadurna con su propio alimento.

            Joey, Joey, Joey, no deberías comer así, mírate como estas todo sucio.

            ¿Qué tiene de malo?

Justo en ese momento, alguien toca a su puerta.

            Rápido, escóndete.

            Si.

            ¡Ahí no!

            ¿Entonces a dónde?

            Métete al baño rápido.

            Si.

La persona decidió entrar al no recibir respuesta.

            Mokuba, vine a avisarte que… – El recién llegado se quedó boquiabierto al ver lo que hacía su hermano. – ¿Qué demonios crees que haces?

            Hola… Mmmm… Herma… Mmmm… No… – Hablaba con la boca llena.

El mayor lo seguía viendo incrédulo.

            ¿Por qué comes como cerdo? Y ya te he dicho que es de mala educación hablar con la boca llena.

            Lo… Mmmm… Siento. – Tomó un poco de fresco para tragarse el bocado. – Es que tenía mucha hambre.

            Esa no es excusa para que comas así, y mira que chiquero el que tienes en tu habitación, hasta manchaste todo el tapete.

            Te prometo que más tarde lo limpiaré.

            Iré al baño por una toalla limpia para que puedas limpiarte las manos. – Comenzó a caminar, pero se detuvo al escuchar un gran grito.

            ESPERA SETO, NO ENTRES AHÍ.

            ¿Por qué no?


Continuará…



N/A: ¿Cómo serán las nuevas vacaciones que tendrá Mokuba? ¿Le dirán la verdad algún día a Yūgi? ¿Qué habrá visto Shādī en el libro para estar de acuerdo con don Solomon? ¿Seto lo descubrirá todo? ¿Qué clase de aventuras tendrán nuestros amigos? Todo esto y más no se lo pierdan en los siguientes capítulos. No olviden dejar sus comentarios, recuerden que son ustedes quienes me ayudan a mejorar poco a poco, gracias por tomarse su tiempo en leer esta interesante historia.

Me despido de ustedes de manera cariñosa, y a la vez les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo virtual.

Atte.:

                  KAT.



P.D.: Agradecerles infinitamente por haberme acompañado durante todo el mes de abril, y a la vez quiero invitarlos a que el próximo viernes no deben perderse la continuación de la historia titulada: Sin cachorro… No hay navidad. Nos leeremos el 8 de mayo, los espero  ^_^



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