Capítulo 25: He decidido
dejarte en libertad… III parte.
Aclaración:
Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para
escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi
Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son
muy útiles para mí.
También
va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue
la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!,
“No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor,
abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se
diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
******************************
Tiempo después…
Últimamente te he notado algo
molesto.
No me lo vas a creer en cuanto te lo
diga.
¿Qué sucede Yūgi?
Hace algunos días discutí con Shādī.
¿Y ahora qué fue lo que pasó?
A veces me saca de quicio, y la
verdad es que no lo entiendo, créeme que me gustaría poder hacerlo.
Cálmate Yūgi, y dime la razón de tu
disgusto.
Está bien, te lo diré. Resulta que
hace tres meses me ha estado insistiendo en que me olvide por completo del
sueño que tuve, que me olvide de todo incluyendo la misión que me encomendó mi
bisabuelito.
¡¿Qué?! – Exclamó sorprendida. – ¿De
qué estás hablando? Lo que me dices no tiene coherencia.
Exacto, eso mismo le dije cuando me
insistía en dejar todo atrás.
Y no te dio alguna razón, algún
motivo del por qué quiere que tu abandones todo.
No, no me ha dado un verdadero
motivo, y lo único que me dice es que estoy siguiendo un sueño infantil, una
fantasía que jamás se podrá realizar.
Hay algo que no cuadra en todo esto,
sobre todo porque era él quién te insistió por muchos años que no desistieras
de la misión de tu bisabuelo.
A mí también me parece sospechoso su
forma de actuar, y debido a eso es que discutí con él.
¿Qué piensas hacer?
Seguir adelante, si él no me quiere
apoyar pues que no lo haga, no me importa, pienso seguir adelante con o sin su
ayuda.
Eso era lo único que quería
escuchar, sabes que cuentas con mi ayuda para lo que necesites.
Lo se Rebecca, y te lo agradezco
mucho.
Ya, ya, cambia esa cara, animo.
Lo intentaré. – Medio le sonrió.
******************************
Un
joven estaba llegando a su mansión, en cuanto entró por la puerta principal
entregó su mochila a la primera persona que se le cruzó en su camino. Subió
rápidamente a su habitación, y empezó a buscar a alguien.
Joey, Joey, ¿dónde estás?
Aquí estoy. – Entraba a la alcoba
desde el balcón.
¿Ya te sientes mejor?
Si.
Me alegra verte recuperado.
Gracias.
Mi hermano cumplió su promesa de
dejarte libre.
Creo que sí, he andado por todo el
bosque sin ningún problema.
Ahora hay que cuidarnos de que mi
hermano no descubra tu forma humana.
Por eso no te preocupes, cuando
estas en la escuela, paso en el bosque.
Pues ahora ya no tendrás que pasar
tanto tiempo en el bosque.
¿Por qué? – Cuestionó con
curiosidad.
Porque ya no iré más a la escuela,
hoy terminé de hacerme mi último examen.
¿Examen? ¿Qué es eso?
Son unas pruebas que te hacen para
que puedas pasar el año escolar, ahora mi hermano ya no me podrá reprochar
nada, porque le cumplí la promesa que le hice.
¿Qué promesa?
Seto me dijo que si pasaba en limpio
este año iba a poder hacer todo lo que yo quisiera.
¡Oh!
Y eso te incluye a ti.
¿A mí, por qué?
No te das cuenta, podemos hacer lo
que queramos, y tú podrás pasar más tiempo en la mansión.
¿Y qué pasará si alguien me
descubre?
Tú no te preocupes por eso, mi
hermano se va todos los días a trabajar, y nosotros nos podemos divertir en el
bosque.
Suena genial.
Claro que sí, esta vez mis
vacaciones serán inolvidables. – Le sonreía feliz.
Gracias por quererlas pasar conmigo.
Y cómo no voy a querer pasarlas
contigo, que tontito eres.
Yo lo decía porque de seguro tú has
de tener amigos con quien salir, no creo que quieras pasar tus vacaciones
encerrado en tu casa aquí conmigo.
Joey, que no se te olvide que eres
mi amigo. – El menor se sonrojó ante lo que le decía el pelinegro. – Bueno, supongo
que has de tener hambre, iré a la cocina a ver si puedo traerte algo de comer.
¿Podrías traer algo de carne? Es que
muero de hambre.
De acuerdo, veré que puedo hacer.
Gracias.
Quédate aquí, y no salgas.
Está bien.
******************************
Siento muy injusto en no poderle
decir nada a Yūgi.
No digas eso Shādī, los dos sabemos
que lo hacemos por su bien.
Lo sé, es sólo que no me gusta
mentirle.
Escúchame Shādī, comprendo cómo te
sientes, porque al igual que tú, yo también me siento mal en mentirle.
Por lo mismo tanto, si usted esta
así, con más razón debería decirle la verdad.
¿Con qué propósito? No puedo llegar
así nada más y decirle: Yūgi, déjame decirte que mi padre era un loco
desquiciado, y solamente te ha usado para sus juegos infantiles, y seguir una
estúpida fantasía.
Don Solomon, no diga eso, yo no creo
que el comandante Sugoroku haya sido un loco desquiciado.
Te agradezco que sigas siendo
respetuoso con mi padre.
No tiene nada que agradecer.
Perdóname por ocasionarte problemas
con mi nieto.
Descuide, no tengo nada que
perdonarle, y discúlpeme que le insista, pero considero que le debemos de decir
la verdad.
¿Para qué? Conozco a mi nieto y
estoy seguro que se llevará una gran decepción.
Pero…
Tú mismo lo viste con tus propios
ojos, esa búsqueda que pensaban hacer iba ser inútil.
Y si no es eso a lo que ese hombre
se refería, lo que trato de decir es que tal vez se trate de una persona, o que
alguien sepa del paradero del comandante Sugoroku.
Te admiro Shādī, en verdad que te
admiro mucho.
¿Por qué?
Porque todavía no has perdido las
esperanzas de que mi padre aun esté con vida después de tantos años.
Pues no debería de admirarme tanto.
– Bajó un poco su cabeza.
¿Y eso?
A veces creo que él está muerto.
Me doy cuenta que le tuviste un
enorme cariño, y que todavía lo sigues teniendo.
Eso es verdad.
Sabes algo.
¿Qué?
Pensaré en todas las cosas que hemos
hablado, y cuando haya tomado una decisión, te avisaré si le decimos o no la
verdad a Yūgi. ¿Te parece?
Me parece bien.
******************************
Tu hermano te cumplió su promesa.
Lo sé.
Y tú le cumpliste la tuya.
Créeme que no fue nada fácil para mí
poder hacerlo.
Te entiendo.
Desde que dejé en libertad a ese
dragón, he visto sonreír más seguido a mi hermano.
Eso es porque le tiene un gran
cariño.
Él ha sido así desde que era un
niño, siempre que miraba un animal tirado en la calle, lo traía a la mansión
para que nuestra madre se hiciera cargo de curarlo, y alimentarlo.
No debes negar que Mokuba salió a tu
madre.
Lo sé. Por cierto, hay algo que te
he querido preguntar.
¿Qué quieres preguntarme?
¿Cómo sabías que ese animal podía
salvar la vida de mi hermano?
¿Quieres que te sea sincero?
Si.
La verdad es que tenía mis dudas, no
estaba seguro al cien por ciento de que pudiera salvar a tu hermano.
¿Entonces, por qué lo llevaste
rápidamente ante ese animal?
En mi última expedición, descubrí
algo muy interesante, encontré hallazgos de que ese dragón había existido hace
aproximadamente veinte mil años atrás.
¿Y?
En el lugar donde lo encontré, se
trataba de una civilización muy antigua, ahí manejaban la medicina, tenían conocimientos
muy amplios de como sanar cualquier enfermedad. Y esa misma cultura, solían
tener un Dios, lo adoraban y a la vez hacían sacrificios para que su Dios
siempre los tuviera con buena salud.
Ja. – Expresó con sarcasmo. – Eso no
prueba nada.
¿En serio?
No tienes pruebas de que sea el
mismo animal.
Yo no diría eso. – Sacó su celular de la bolsa de atrás de su pantalón,
buscó unas imágenes y luego se la enseñó a su primo.
¡Imposible! Debe ser una broma.
Tiene mucha semejanza con el dragón
de tu hermano.
De seguro tomaste mal esa foto.
Claro que no, mejor admite que puede
ser el mismo Dios que esa civilización adoraba.
Si como no, luego me dirás que
reencarnó para conocer a Mokuba.
Eso no lo sé, tampoco puedo
asegurarte de que haya reencarnado.
Si no tienes nada, entonces te
sugiero que no digas tonterías.
De acuerdo, lo haré si eso te hace
feliz.
Eres un idiota.
******************************
Baia, sí que tenías hambre.
Lo siento. – Al terminar de hablar
se le salió un gran eructo.
Provecho. – Manifestó algo molesto.
Lo siento, se me salió.
Acaso tu padre no te enseña modales.
¿Qué son modales?
A ver, cómo te lo explico. – Se
quedó pensando por un momento. – Hay distintas clases de modales, están a los
que se refieren a las costumbres de cortesía que se mantienen en una sociedad
determinada. Un ejemplo bien claro es cuando pides las cosas por favor, saludas
de manera respetuosa, o te despides amablemente. Pero también están los modales
que debes tener en la mesa. Por ejemplo: Debes lavarte las manos antes de
comer, no hacer ruidos fuertes al masticar tu comida, ni tampoco… – El
pelinegro dejó de hablar al darse cuenta que su amigo no le prestaba ni la más
mínima atención. – Joey, te estoy hablando.
Lo siento, es que la comida esta tan
deliciosa que no quiero dejar de comer.
La
otra persona dio un fuerte suspiro al ver a su amigo que comía con las manos, y
que su boca estaba llena de comida. Parecía un bebé cuando se embadurna con su
propio alimento.
Joey, Joey, Joey, no deberías comer
así, mírate como estas todo sucio.
¿Qué tiene de malo?
Justo
en ese momento, alguien toca a su puerta.
Rápido, escóndete.
Si.
¡Ahí no!
¿Entonces a dónde?
Métete al baño rápido.
Si.
La
persona decidió entrar al no recibir respuesta.
Mokuba, vine a avisarte que… – El
recién llegado se quedó boquiabierto al ver lo que hacía su hermano. – ¿Qué
demonios crees que haces?
Hola… Mmmm… Herma… Mmmm… No… –
Hablaba con la boca llena.
El
mayor lo seguía viendo incrédulo.
¿Por qué comes como cerdo? Y ya te
he dicho que es de mala educación hablar con la boca llena.
Lo… Mmmm… Siento. – Tomó un poco de
fresco para tragarse el bocado. – Es que tenía mucha hambre.
Esa no es excusa para que comas así,
y mira que chiquero el que tienes en tu habitación, hasta manchaste todo el
tapete.
Te prometo que más tarde lo limpiaré.
Iré al baño por una toalla limpia
para que puedas limpiarte las manos. – Comenzó a caminar, pero se detuvo al
escuchar un gran grito.
ESPERA SETO, NO ENTRES AHÍ.
¿Por qué no?
Continuará…
N/A: ¿Cómo
serán las nuevas vacaciones que tendrá Mokuba? ¿Le dirán la verdad algún día a
Yūgi? ¿Qué habrá visto Shādī en el libro para estar de acuerdo con don Solomon?
¿Seto lo descubrirá todo? ¿Qué clase de aventuras tendrán nuestros amigos? Todo
esto y más no se lo pierdan en los siguientes capítulos. No olviden dejar sus
comentarios, recuerden que son ustedes quienes me ayudan a mejorar poco a poco,
gracias por tomarse su tiempo en leer esta interesante historia.
Me
despido de ustedes de manera cariñosa, y a la vez les mando muchos besos
virtuales y un fuerte abrazo virtual.
Atte.:
KAT.
P.D.: Agradecerles
infinitamente por haberme acompañado durante todo el mes de abril, y a la vez quiero
invitarlos a que el próximo viernes no deben perderse la continuación de la
historia titulada: Sin cachorro… No hay
navidad. Nos leeremos el 8 de mayo, los espero ^_^
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