domingo, 4 de diciembre de 2022

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 60: La primera impresión no siempre es agradable… III parte.

 

 

Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

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Semanas después…

 

         Oh vamos Yūgi, ¿no crees que estas exagerando?

 

         Claro que no, lo que te estoy diciendo es algo muy serio.

 

         Está bien, supongamos que…

 

         Ningún suponer. – Expresó molesto.

 

         Bien, como te decía… ¿Dices que ese hombre tenía los ojos rojos?

 

         Así es, creo que es al que yo ando buscando.

 

         Yūgi, sus ojos eran rojos o eran de color rubí.

 

         ¿Qué acaso no es lo mismo?

 

         No, no lo es.

 

         Por un demonio Rebecca, el rubí es de color rojo, así que no le veo ninguna diferencia.

 

         Sí que eres un idiota.

 

         ¡Oye!

 

         Cállate y escúchame.

 

         Habla ya, mujer.

 

         El rojo es solamente un color como cualquier otro, en cambio el rubí, es un color más intenso, más brillante y hermoso. Acuérdate que el rubí es una gema preciosa.

 

         Baia, tu sí que sabes complicarme mi existencia.

 

         Piensa de nuevo y dime cómo eran los ojos de aquel hombre.

 

         Eran rojos, como el rubí.

 

         Es el colmo contigo. – Suspiró molesta. – Ni hablar, tendré que verlo por mí cuenta.

 

         En ese caso hay que salir a buscarlo. – Manifestó entusiasmado.

 

         Ay Yūgi, que se me hace que te has enculado[1] de ese hombre.

 

         NO DIGAS TONTERÍAS, SOLAMENTE QUIERO VERLO PARA HACERLE PAGAR POR LO QUE ME HIZO. – Respondió molesto.

 

         Aja, si claro, como no. – Comentaba con sarcasmo.

 

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Un joven, llevaba un buen rato conversando con su hermano, y dicha conversación parecía que no iba a llegar a ninguna parte.

 

         Por favor... – Lo miraba suplicante.

 

         He dicho que no.

 

         ¡Oh vamos! Te prometo que nadie se dará cuenta.

 

         Por un demonio Mokuba, no insistas.

 

         No puedes mantenerlo todo el tiempo encerrado en la mansión.

 

         Ya está acostumbrado.

 

         No seas así, Seto.

 

         Escucha Mokuba, él no está listo para salir.

 

         ¿Tú cómo lo sabes?

 

         Porque no está acostumbrado a relacionarse con otras personas. Además, ¿por qué tienes tanto interés en que salga con ustedes?

 

         Noah y yo, hemos estado pensando en que ya es tiempo de que Joey salga a la ciudad con nosotros. El también tiene derecho de divertirse con chicos de su edad.

 

         Tu bien sabes que él no es como nosotros.

 

         Ya lo sé…

 

         Si lo sabes, entonces…

 

         Si lo dejas salir, te prometo que cuidaremos muy bien de él y nadie se dará cuenta de su existencia.

 

         No lo sé. – Se quedó pensando por un momento. – Considero que es demasiado pronto para que empiece a salir. Y todavía no se ha recuperado del todo.

 

         Por lo mismo tanto, un cambio de ambiente le hará bien.

 

         No estoy muy convencido que digamos.

 

         Por favor, Seto.

 

         ¿Serás responsable en cuidarlo bien?

 

         Si.

 

         Está bien, déjame pensarlo.

 

         Pero…

 

         Déjame pensarlo un poco y mañana te daré mi respuesta.

 

         De acuerdo.

 

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En algún lugar de Japón…

 

         Buenas tardes.


         Buenas tardes.

 

         Lamento mucho llegar sin previo aviso, pero he venido hablar con tu esposa.

 

         Ella no se encuentra en estos momentos.

 

         ¿A qué hora podría encontrarla?

 

         No lo sé, a veces suele llegar en la noche.

 

         Entiendo. Creo que mejor regreso otro día.

 

         Espera por favor.

 

         ¿Qué?

 

         Déjeme decirle que es inusual que tú y tu primo empiecen a visitarnos. – Expresó con sarcasmo.

 

         ¿Cómo? ¿Qué has dicho?

 

         Lo que escuchaste.

 

         ¿Seto, estuvo aquí?

 

         Así es.

 

         ¿Vino solo?

 

         Esa pregunta no te la puedo responder.

 

         ¿Por qué? – Cuestionó sorprendido.

 

         Prefiero que sea él quien te la conteste.

 

         Quizás sea lo mejor.

 

         Puedo preguntar, ¿para qué buscas a mi esposa?

 

         Si… Verás…

 

         ¿Por qué no mejor pasamos a la sala?

 

         Está bien.

 

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Mansión de la familia Kaiba…

 

Un joven de cabellos negros, y ojos azules estaba en su habitación hablando por teléfono…

 

         ¿Lograste hablar con tu hermano?

 

         Si. – Respondió melancólico.

 

         ¿Qué fue lo que te dijo?

 

         No quiere que Joey, salga de la mansión.

 

         ¿Qué, por qué?

 

         Dice que no está apto para salir y que él no es como nosotros.

 

         ¿De verdad te dijo todo eso?

 

         Si.

 

         Tú sabes que eso no es del todo cierto, le hubieras dicho que él, necesita salir como cualquier adolescente.

 

         Créeme que todo eso le dije.

 

         ¿Y aun así se negó?

 

         Si.

 

         Que mal, y yo que estaba entusiasmado de que Joey saliera con nosotros.

 

         Yo también, pero sabes…

 

         ¿Qué?

 

         Mi hermano me dijo que lo iba a pensar y que mañana me daría una respuesta.

 

         ¿Cómo viste a tu hermano?

 

         ¿A qué te refieres?

 

         ¿Crees que acepte en que Joey salga con nosotros?

 

         Le di mi palabra que cuidaríamos muy bien de él. Así que yo creo que lo más seguro es que lo deje salir.

 

         ¿Y si te equivocas?

 

         Tendré que recurrir al plan B. – Su voz se escuchó un poco más animada.

 

         ¿Plan B? ¿Cuál es ese plan?

 

         Lo sabrás a su debido tiempo. – La otra persona logró escuchar una pequeña sonrisita del otro lado del teléfono.

 

         Ay Mokuba, que se me hace que estas planeando algo.

 

         Ya me conoces, siempre me gusta salirme con la mía.

 

         No cabe duda que eres un Kaiba. – Se rio ante su propio comentario.

 

         Ojalá que mi hermano acepte en que salgamos con Joey.

 

         Yo ansío lo mismo.

 

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         ¿Me dirás lo que te preocupa?

 

         ¿Eh? Perdón, ¿decías algo?

 

         Estás muy distraído y eso no es muy común en ti.

 

         Lo lamento.

 

         Tranquilo, sabes que puedes confiar en mí.

 

         Lo sé... Es sólo que…

 

         Anda, dímelo de una vez.

 

         De acuerdo. – Suspiró un poco para calmarse. – ¿Te acuerdas lo que me dijiste cuando cumplí 10 años?

 

         Claro que sí, lo recuerdo como si fuera ayer, eras un niño tan simpático y serio a la vez.

 

         Lo sé, pero aun así se me quedaron muy grabadas tus palabras. Y con el paso del tiempo, fue que hice mi nuevo descubrimiento y luego llegué a conocer a la criatura tal y como me lo habías dicho en aquella ocasión. La verdad es que todo eso me ha sorprendido.

 

         ¿En serio?

 

         Si.

 

         Así que ya conociste a…

 

         ¡Rayos! Creo que he hablado más de la cuenta.

 

         Tranquilo, no pasa nada.

 

         Se supone que no debía decirle nada a nadie.

 

         Tú sabes que no hay secretos para mí.

 

         Lo sé.

 

         Mira, si te preocupa tu primo, te prometo que de mi parte no sabrá nada.

 

         Te lo agradezco.

 

         En ese caso, continua por favor.

 

         El caso es que todo esto me parece muy extraño, al principio no creía nada de lo que me decías. – Se quedó callado por un segundo. – Hasta mi primo me pasaba diciendo que lo tuyo no era más que puro cuentos de hadas. Y a través de los años, empecé a creer en que tal vez él tenía razón. Hasta que…

 

         No me lo digas… Hasta que descubriste esa ruina antigua y conociste al dragón.

 

         Si. – Bajó la mirada. – Si todo eso está pasando, significa que mi primo…

 

         No te preocupes por él, te aseguro que el destino se va encargar de todo.

 

         Tú no lo conoces, él no cree en el destino, no cree en leyendas, ni en historias baratas.


         Yami, te preocupas demasiado.

 

         Pero…

 

         Escúchame, aunque Seto no crea en esas cosas, yo te aseguro que el destino mismo se va encargar de que crea en todas las cosas que les he dicho.

 

         Espero y tengas razón.

 

         Puedo hacerte una pregunta.

 

         Desde luego.

 

         ¿Para qué buscas a mi esposa?

 

         Quería enseñarle un libro que acabo de encontrar.

 

         ¿Me dejas verlo?

 

         Claro que sí. – Sacaba el libro de un pequeño maletín que andaba cargando. – Este es el libro, traté de descifrarlo pero hay algunas cosas que no logro entender. Y creo que tu esposa me puede ayudar a traducirlo.

 

         ¿Cómo estás tan seguro que ella te puede ayudar?

 

         Acuérdate que ella fue mi maestra en la universidad.

 

         Eso tiene mucho sentido. – Medio le sonrió. – A ver, dame el libro.

 

         Si. – En cuanto ambos tocaron el libro, la mujer se quedó pálida, y esto provocó que el hombre se preocupara. – Mai, ¿estás bien?

 

         Yami. – Lo miró seriamente a los ojos. – Acabas de sellar tu destino.

 

Al oír esas palabras, el hombre se quedó con la boca abierta, tratando de entender lo que su amiga le trataba de decir.

 

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Horas más tarde…

 

Un hombre alto, piel morena, cabellos castaños y ojos azules, había decidido llegar temprano a la mansión, en lo que sus empleados lo recibían, él se limitaba a pasar de largo y caminar hacia su destino. En cuanto llegó, tocó la puerta antes de entrar.

 

         Adelante, pase. – Se escuchó una voz del otro lado.

 

         He venido a ver cómo te encuentras.

 

         Estoy bien. – Se levantó de cuatro patas para estirarse un poco y extender sus alas.

 

         Me doy cuenta que descansar con tu verdadera apariencia te ha hecho bien.

 

         Si, dentro de poco estaré como nuevo y podré salir con Mokuba y Noah.

 

         Ya que tocas ese tema, tenemos que hablar.

 

         ¿Sobre qué? – Se sentaba como si se trataba de un cachorrito.

 

         En la mañana, Mokuba me fue a buscar a mi oficina para poder hablar conmigo.

 

         Ahora entiendo por qué no ha venido a verme. – Musitó para sí mismo.

 

         ¿Entonces no sabes nada?

 

         ¿Saber qué? – Movió su cabeza de medio lado.

 

         Mokuba, me ha pedido que te deje salir fuera de la mansión.

 

         ¿De verdad puedo salir? – Preguntaba incrédulo.

 

         Baia, te ha impactado la noticia.

 

         Lo siento, si usted no quiere que salga, yo…

 

         Quiero que me contestes una cosa y me digas la verdad. – Lo interrumpió de golpe.

 

         ¿Qué desea saber?

 

         ¿Le has dicho a mi hermano que quieres salir a conocer la ciudad?

 

         Bueno… Yo…

 

         Acuérdate que te pedí que me dijeras la verdad.


         Lo sé… Es sólo que una vez escuché a Mokuba y a Noah que estaban haciendo planes para poder salir un fin de semana, en eso Noah dijo que no podían porque no querían dejarme solo. Y sin querer Mokuba expresó que era una lástima que yo no los acompañara. – Unas finas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. – Cuando terminó de hablar se dio cuenta que yo había escuchado todo y simplemente les dije que no se preocuparan por mí.

 

         Ahora lo entiendo, fue por esa razón que mi hermano me pidió permiso para que salieras con él.

 

         ¿Él hizo eso por mí?

 

         Claro que sí.

 

         Entonces, ¿podré salir con ellos?

 

         La verdad no sé si tú estás listo para salir.

 

         Yo creo que si lo estoy. – Respondió contento.

 

         Entiende por favor, tú no eres como nosotros.

 

         Tiene razón. – Desvió la mirada. – No se preocupe, dejaré que Mokuba salga con su amigo Noah y yo me quedaré en mi habitación.

 

El hombre notó cierta tristeza en el animal y no supo por qué, pero sintió lástima por la criatura al verla encerrada todo el tiempo.

 

         Supongamos… – Carraspeó un poco su garganta. – Supongamos que te deje salir, prometes que le obedecerás a Mokuba en todo y que no te alejarás de ellos.

 

         Si le doy mi palabra, ¿podré salir con ellos a cualquier parte?

 

         Sólo y cuando cumplas con tu palabra y sepas controlarte.

 

         Lo haré, claro que sí. – Lloraba de la emoción.

 

         Está bien, mañana se lo haré saber a mi hermano.

 

Rápidamente la criatura se trasformó para abrazar a ese hombre en señal de agradecimiento.

 

         Ya, no hagas eso, no quiero que me abraces. – Trataba de quitárselo de encima.

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿De quién se habrá enculado Yūgi? ¿Quién es Mai? ¿Cómo supo de la existencia de Joey? ¿Qué le habrá querido decir Mai a Yami? ¿Joey estará listo para salir a conocer la ciudad? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos. Los invito para que no se pierdan la continuación el próximo viernes. Si tienen dudas, no olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes, y a la vez les quiero agradecer por todo el apoyo que me dan, por tener la paciencia de esperar los nuevos capítulos cada semana. Cuídense mucho y pórtense bien, les mando mil besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.

 

Atte.:

 

            KAT.

 




 

P.D.: Les pido disculpas por no haber podido actualizar el viernes 2 de diciembre.



 



[1] Enculado: Según la RAE, es enamorarse apasionadamente.


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