viernes, 9 de septiembre de 2022

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 48: Un Dragoniño viviendo en la mansión de la familia Kaiba… II parte.

 

 

Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

******************************

 

Dos meses después...

 

Dos hombres conversaban de lo más tranquilo, en ocasiones sus pláticas eran normales pero luego se tornaban incomodas…

 

         ¿Cuándo podré conocer a esa criatura?

 

         Es algo complicado.

 

         ¿Por qué?

 

No estoy del todo seguro pero creo que sufrió un terrible accidente.

 

         ¿Qué? No me digas que…

 

         Tranquilo Solomon, se está recuperando favorablemente.

 

         Si es así, entonces por qué no podemos ir a verlo.

 

         Ya te lo he dicho, no es tan fácil como crees.

 

         Siento que me estas ocultando algo, Arthur.

 

         Creo que exageras.

 

         Entonces dime por qué no podemos ir a ver esa criatura.

 

         La verdad es que la persona que lo cuida no quiere que nadie se le acerque.

 

         ¿Por qué?


         Porque lo sobreprotege.

 

         ¿Y cómo voy hacer para que mi nieto hable con esa criatura?

 

         No entiendo por qué te empeñas tanto en que tu nieto lo conozca.

 

         De acuerdo, te diré la verdad.

 

         ¿De qué verdad estás hablando?

 

         Al principio te parecerá una locura, y algo difícil de creer.

 

         Habla ya, amigo.

 

         Todo comenzó…

 

******************************

 

En alguna parte del mundo...

 

Un hombre, salía del baño para poderse cambiar de ropa, en lo que lo hacía recordaba el día en que esa criatura llegó a su mansión…

 

FLASH BACK

 

         Bienvenido Joey.

 

         Gracias. – Respondió melancólico.

 

         Será mejor que entremos.

 

         Si.

 

Todos caminaban al interior de la mansión, pero sólo uno de ellos caminaba nervioso y cabizbajo, a pesar que mantenía la cabeza agachada podía sentir la constante mirada de los empleados y eso de alguna manera lo hacía sentir bastante incómodo. Tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando las otras personas se detuvieron y uno de ellos lo llamó.

 

         ¿A dónde vas Joey?

 

         A la misma habitación que me has asignado. – Respondió con mucho pesar. En definitiva no quería volver a ese horrible lugar, pero según él, no tenía otra opción más que de regresar ahí.

 

         Esa ya no será tu habitación. – Manifestó contento, dejando a su amigo algo confundido.

 

         Entiendo, si quieres que duerma afuera, yo…

 

         No seas tontito, tú no dormirás afuera y tampoco regresarás a esa habitación.

 

         ¿Entonces?

 

         A partir de ahora dormirás en esa habitación. – Le señaló una puerta.

 

         ¿Eh?...

 

         Adelante, puedes entrar. – Le sonrió con cariño.

 

El rubio decidió caminar hacia la puerta para abrirla, luego comenzó a entrar despacio y en lo que lo hacía veía que el lugar era bastante grande, estaba arreglado con muchas cosas bonitas, y lo que le llamó más la atención fue ver una cama muy amplia.

 

         ¿De verdad esta será mi habitación? – Se atrevió a preguntar sintiendo un nudo en su garganta.

 

         Así es Joey, a partir de ahora serás nuestro huésped. ¿No es así hermano? – Lo volteó a ver.

 

         Si. – Contestó seriamente.

 

         Ven Joey, voy a enseñarte todo lo que tiene tu nueva habitación.

 

         ¡Wow! ¡No lo puedo creer! – Expresaba feliz. – ¿Tendré mi propia cama?

 

         No solamente eso, tendrás tu propio guardarropa, tu propio baño para que puedas bañarte, también tiene aire acondicionado y mira… – Le mostraba el televisor.

 

El joven se sentía feliz al ver todas las cosas que su amigo le mostraba…

 

         Es la primera vez que dormiré en una cama y es la primera vez que tendré mi propio cuarto. – Sin poderlo evitar sus ojos se humedecían al recordar como vivía antes estando con su padre.

 

         No llores Joey. – Lo miraba algo preocupado.

 

         Lo siento, es que todavía no puedo creer que todo esto sea para mí.

 

         Pues créelo perro, y más vale que te vayas acostumbrando y ni se te ocurra romper algo.


         ¡SETO! – Lo reprendió su hermano. – No le hagas caso a mi hermano, no hablaba en serio. – Trató de sonreírle un poco.

 

         Muchas gracias por todo señor. – Estaba a punto de arrodillársele.

 

         ¿Qué haces? Perro estúpido. – Lo detuvo de golpe. – No quiero que vuelvas hacer eso, ni conmigo, ni con nadie. ¿Has entendido?

 

         Ssi… Sí señor.

 

         Vámonos Mokuba, debemos dejar que descanse un poco.

 

         Si hermano, adiós Joey, vendré más tarde a verte.

 

         Está bien.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

         Es increíble como se puso de contento por tener su propia habitación, era tan grande su felicidad que los primeros días ponía el televisor a todo volumen durante las noches, saltaba sobre su cama y se probaba toda la ropa que había en el closet. – Se decía así mismo. – Creo que era su manera de decir que estaba fascinado con su nueva habitación. Sin embargo, me hizo pensar en que tal vez él nunca había tenido algo así, y lo más seguro es que quizás lo trataban como si realmente fuera un animal. Quizás por esa razón es que me sorprendió un poco su comportamiento. – Dio un fuerte suspiro. – A veces me pregunto si habré hecho lo correcto en que se quedara a vivir con nosotros. Aunque no voy a negar que con su llegada, mi hermano se ve más feliz que antes. Solamente espero que no se meta en problemas.

 

******************************

 

         No puedo creer lo que me estás diciendo.

 

         Pues créelo porque es verdad.

 

         Y tu nieto, ya descubrió cómo usar el medallón.

 

         No. – Respondió con pesar.

 

         Solomon…

 

         Se lo que vas a decirme.

 

         ¿Ah, sí?


         Si.

 

         ¿Qué es lo que voy a decirte?

 

         Que debí de haber escuchado a mi padre, debí de haberle prestado más atención a sus advertencias, sus relatos, y dedicar más tiempo en aprender a usar ese estúpido medallón.

 

         Solomon, amigo, deja de mortificarte por eso, no te has puesto a pensar en que tal vez tu nieto Yūgi deba de descubrir por si solo cómo usar ese medallón.

 

         No voy a mentirte Arthur, ha habido ocasiones en que si lo he pensado.

 

         Considero que debemos de dejar las cosas como están.

 

         Pero…

 

         Oye, te preocupas demasiado. – Se quedó callado por un momento. – Si tu padre le encomendó la misión a tu nieto es porque sabía que de alguna manera él era el elegido para llevarla a cabo.

 

         Me hace mucho sentido lo que me dices, viejo amigo.

 

         Creo que lo único que tenemos que hacer es en confiar en el destino y a ver qué pasa.

 

         Baia, no has cambiado en nada, siempre te ha gustado tomarte las cosas con calma.

 

         Pues claro, de nada me serviría estarme preocupando por algo que todavía no ha pasado.

 

         Supongo que tienes razón.

 

******************************

 

Horas más tarde…

 

Unos jóvenes estaban entrando a una habitación.

 

         Hola, dragoniño.

 

         Hacía tiempo que no me decías así. – Manifestó alegre.

 

         ¿Drago qué? ¿Cómo lo llamaste?

 

         Lo llamé dragoniño. – Respondió contento. – Verás Noah, cuando conocí a Joey por primera vez, no sabía su nombre y al ver como se transformaba me pareció buena idea decirle dragoniño.

 

         ¿Por qué?

 

         Mokuba me dijo que parecía un niño dragón. – Intervino la otra persona.

 

         Así es, y decidí llamarlo así de cariño.

 

         Oh, ya veo. ¿Y a ti te gusta Joey?

 

         Sí, mucho. – Contestó con una sonrisa.

 

         ¿Yo también te puedo decir así?

 

         Claro.

 

         Veo que estas empezando a mejorar.

 

         Así es Mokuba. – Expresó contento. – Tenían razón en todo, mis alas se están recuperando, me ha salido nueva piel y ya las puedo mover. – Las agitaba un poco.

 

         Nos alegra saber que ya las empiezas a mover.

 

         Sí, creo que no tardaré en volar.

 

         Baia, tal parece que estas impaciente por hacerlo.

 

         Un poco. – Ambos jóvenes comenzaban a reírse al ver como su amigo las movía de manera torpe. – Cuéntenme, ¿qué tal les fue en la escuela?

 

         Estuvo algo divertido.

 

         Sobre todo porque Noah se cayó en la clase de educación física.

 

         ¿Te hiciste daño?

 

         No Joey, tranquilo, estoy bien. – Le sonrió con cariño.

 

         Como me gustaría poder ir a la escuela.

 

         ¿No me digas que nunca has ido a una? – Preguntó de manera indebida.

 

         No. – Contestó melancólico.

 

         Noah…

 

         ¿Qué?

 

         No debiste de preguntarle eso.

 

         ¿Por qué?

 

         Joey, nunca ha ido a una escuela.

 

         ¿Por qué?

 

         Mi padre nunca quiso que fuera a una. – Manifestó algo apenado.

 

         ¿Por qué?

 

         Creo que mejor cambiamos de tema. – Interrumpió el pelinegro.

 

         Oh vamos Mokuba, deja que responda.

 

         No tienes que hacerlo, si no quieres Joey.

 

         Está bien Mokuba, no hay problema. – Dio un fuerte suspiro para poder hablar. – Mi padre me ha dicho todo el tiempo que no hay escuelas para los de mi clase y que alguien como yo, no tiene derecho de asistir a una insignificante escuela de humanos repugnantes.

 

         ¿Tu padre te decía eso?

 

         Si.

 

         Pero que viejo más hijo de…

 

         NOAH. – Lo reprendió su amigo.

 

         Pero Mokuba… No te das cuenta que ese viejo es un maldito cretino.

 

         Podrá ser lo que tú quieras, pero no olvides que es su padre.

 

         Como me gustaría poder tenerlo enfrente de mí, para decirle su par de verdades en la cara. – Empezaba a enfadarse, luego se fue tranquilizando al sentir un codazo que le dio su amigo. – Joey, lo lamento.


         Está bien, no hay problema. Pero saben una cosa. – Trató de sonreír un poco.

 

         ¿Qué? – Preguntaron al unísono.

 

         Creo que le doy la razón a mi padre, nadie querría estar con una bestia fea y desagradable.

 

         No digas eso Joey, tú no eres feo.

 

         Ni tampoco desagradable.

 

         Gracias por sus palabras amigos. – Los miró a los ojos. – Les puedo preguntar algo.

 

         Claro, pregunta lo que quieras.

 

         ¿Qué hacen después que terminan la escuela?

 

         Que no es obvio, salimos rápidamente para venir a verte.

 

         Que tonto eres Noah. – Manifestaba el pelinegro en forma de burla.

 

         Oye, a quién le dices tonto. – Fingía estar molesto.

 

         A ti.

 

         ¿Por qué?

 

         Joey, se refiere a qué hacemos después que nos graduamos de la escuela.

 

         Aaaaaaahhhhh, ¿te estabas refiriendo a eso?

 

         Si. – Respondió algo apenado.

 

         En lo personal, una vez que me gradúe de la escuela, podré cumplir mi sueño. – Manifestaba ilusionado. – Y gracias a ti es que podré cumplir mi sueño.

 

         ¿A mí? ¿Por qué?

 

         ¿Cómo que por qué? Gracias a ti ya no padezco esa terrible enfermedad. Y debido a que estoy completamente sano, mis padres ya no se opondrán a que realice mi sueño.  

 

         ¿Cuál es tu sueño?

 

         Noah, siempre ha soñado con ser un piloto.


         Así es, y pienso convertirme en uno de los mejores.

 

         Oooohhh, si quieres yo podría enseñarte a volar. – Bromeaba con sus amigos, haciendo que todos se rieran.

 

         Claro que si amigo, espero que algún día podamos volar juntos.

 

         ¿Te saldrán alas?

 

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… – No Joey, no me saldrán alas.

 

         Entonces, ¿cómo piensas volar?

 

         Lo haré por medio de un avión.

 

         Aaaaaahhhh… Ya entendí. – Reía de lo apenado que se sentía. – ¿Cuál es tu sueño Mokuba?

 

         Mi sueño es…

 

No pudo terminar de hablar porque fue interrumpido por alguien que llegaba a la habitación.

 

         Disculpe joven Kaiba, he venido avisarles que el almuerzo está servido.

 

         Muchas gracias por avisarnos.

 

         Fue un placer.

 

         Vamos chicos, es hora de ir a comer.

 

         ¡Qué bueno! Porque ya tengo mucha hambre.

 

         Tu apetito está volviendo a la normalidad, Joey.

 

         Eso es buena señal.

 

         Basta, no digan esas cosas que me da pena.

 

         Pues que no te de pena.

 

         Apoyo a mi amigo Mokuba.

 

Los jóvenes salían de la habitación conversando y bromeándose unos a otros…

 

 


Continuará…

 

 


N/A: Sé que muchos de ustedes han de estar ansiosos por saber cómo se conocerán Yami y Yūgi. Únicamente puedo decirles que no coman ansias porque dentro de poco lo sabrán. Cambiando un poquito de tema, me gustaría que me dejaran sus comentarios y opinen sobre como quieren que Yami y Yūgi se conozcan. La mejor idea que me den, mencionaré el nombre de esa persona en cinco capítulos continuos. Así que anímense en dar su mejor respuesta.

 

Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes, nos leeremos el próximo viernes y los invito para que no se pierdan la continuación de esta increíble aventura. No olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Cuídense mucho, pórtense bien, protéjanse del coronavirus y del mono… (Saben a qué me refiero). Les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.

 

Atte.:

 

              KAT.


No hay comentarios:

Publicar un comentario