Capítulo 35: Carnada para atrapar al culpable…
Notas del capítulo: ¿Alguna
vez se han preguntado cómo cazar un animal? ¿Qué clase de trampas se podrían
poner? ¿Qué tipo de carnada se usaría? En lo personal, suelo tener problemas
con ratones, y eso es porque la calle donde vivo hay restaurantes y bares y al
parecer esos lugares no suelen limpiar la cocina. El caso es que esos roedores
se pasan a mi casa y me hacen toda clase de estragos, así que me las ingenio para
exterminar con esa estúpida plaga. ¿Alguien más tiene esta clase de problemas?
Aclaración:
Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para
escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi
Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son
muy útiles para mí.
También
va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue
la persona que me pidió escribirla, espero que te guste amis.
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No
me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra,
solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis
locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo
compartir con todos mis lectores…
******************************
En algún lugar de Ciudad
Domino…
Muchas gracias Rebecca.
¿Por qué me das las gracias?
Por haber llegado a mí casa a sacarme temprano.
– Medio le sonrió.
Si lo hice fue únicamente para que estudiáramos
en mi casa. – Le respondió enojada.
No entiendo por qué estás tan molesta.
Porque siento que evades tus
responsabilidades con Shādī.
Eso no es verdad.
Entonces explícame por qué llevas una
semana sin entrenar.
Ya te lo dije, quiero ponerme al
corriente en mis estudios.
Mhg…
No me veas así, te estoy diciendo la
verdad.
Lo creeré una vez que terminemos el
ciclo y retomes de nuevo tu entrenamiento.
No entiendo por qué te preocupa tanto
el que lo haga.
En primera, porque se lo prometiste a
Shādī, y en segunda, porque fue tu idea el habérselo pedido de nuevo.
En eso si tienes razón. – Contestó
apenado. – Ya verás cómo reanudo todo al terminar el ciclo.
Más te vale que lo hagas, porque si no
te dejaré muy atrás.
¿Qué quieres decir con eso?
Que yo si pienso entrenar con Shādī, no
seré como tú que lo deje todo a medias.
¡Oye! Yo no dejo nada a medias.
¿En serio?
Si, ¿por qué?
Porque que yo recuerde, tu nunca…
Ya, mejor no me digas nada. – Expresó
molesto.
Eso quiere decir que me estás dando la
razón.
Por esta ocasión, sí. – Manifestó entre
dientes.
Yūgi…
Mejor empecemos a estudiar.
De acuerdo.
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Un
joven estaba llegando a su destino, en cuanto terminó de estacionar el auto se
quedó por un momento antes de bajarse…
Solamente espero que pueda recibirme. –
Se decía así mismo en lo que se bajaba del vehículo. Una vez que llegó a la
entrada principal tocó el timbre y al poco tiempo abría la puerta una señora.
Buenos días joven, ¿qué desea?
Buenos días señora, ¿se encuentra Noah?
¿Quién lo busca?
Mokuba Kaiba.
Pase por favor, enseguida le avisaré
que usted está aquí.
Muchas gracias.
Ambos
caminaron hacia el interior de la mansión, la mujer dejó al joven en la sala de
espera. Al cabo de diez minutos…
¿Qué haces aquí? – Preguntó molesto.
Noah, he venido a disculparme contigo.
Ya lo hiciste, así que adiós.
Por favor Noah, no me trates así.
¿Y cómo quieres que te trate?
Bueno… Yo…
Que descaro de tu parte pedirme que te
trate bien mientras que tú no sabes cómo tratar a las demás personas. – Lo
miraba seriamente a los ojos.
Tienes razón, creo que me he portado
como un idiota.
Más bien te has portado como un maldito
cretino.
Por favor Noah, ya no me digas nada. –
Mantenía la mirada en el suelo. – Estoy dispuesto hacer lo que sea para que
puedas perdonarme.
No es a mí a quien le tienes que pedir
perdón.
Lo sé, y créeme que lo haré una vez que
termine de hablar contigo.
¿De verdad le pedirás perdón?
Si. – Lo miraba fijamente a los ojos.
Está bien, te creo.
Gracias Noah, te aseguro que…
¿Por qué nunca me hablaste de él? – Lo
interrumpió de golpe.
******************************
¿Qué ocurre Yūgi? Dijiste que venías a
la sala por el libro de historias y luego…
Mira Rebecca. – La interrumpió de
golpe.
¿Qué quieres que vea?
Estaba sacando el libro de mi mochila
cuando de pronto el medallón emitió una pequeña luz y decidí verlo.
¿Qué con eso?
Fíjate bien.
A ver… – Se le quedaba mirando al
medallón. – Pues, yo no le veo nada raro.
No vez que ha cambiado de color, tu
misma me dijiste que es de oro.
Es verdad, ¿y, qué con eso?
Explícame por qué se está tornando
oscuro, es como si estuviera perdiendo su color.
Oye, es verdad, se está poniendo negro.
Esto es muy extraño Rebecca. – La
miraba preocupado. – Me da mucho miedo lo que está pasando.
Tranquilízate Yūgi, no creo que sea
para tanto, de seguro lo has de haber manchado con algo y ni cuenta te diste.
No lo creo Rebecca. – Se quedó callado
por un momento. – No sé por qué, pero tengo un extraño presentimiento.
Mira, para que estés más tranquilo
vamos a la cocina a lavarlo un poco y verás como recobra su color original.
Espero y tengas razón.
Ya verás que si la tengo.
******************************
¿Fue así cómo lo conociste?
Si.
Pero todo lo que me has contado no
contesta mi pregunta.
¿Cuál?
¿Por qué nunca me hablaste de él?
Entiéndeme por favor Noah, no
encontraba la manera de podértelo decir, además…
¿Además, qué?
Entre mi hermano, mi primo y yo
decidimos guardarlo como un secreto. Nadie debía de saber sobre la existencia
de Joey.
Aún sigo pensando que debiste de
habérmelo dicho. Recuerda que entre nosotros no debe de haber secretos.
Ya lo sé, ya lo sé. – Expresaba
apenado.
Quiero que me contestes una pregunta.
¿Cuál?
¿Por qué fuiste muy grosero con tu
amigo?
La verdad es que me molesté porque no
podía pasar tiempo con ambos, Joey quería toda mi atención y yo quería pasar
más tiempo contigo. – Desvió un poco su mirada. – Debido a tu enfermedad tus
padres casi no te dejaban ir a mi mansión, la que está en el bosque… Entonces…
Ahora lo entiendo… Estando en la ciudad
podíamos pasar más tiempo, juntos.
Así es.
Creo que ya no debes de preocuparte por
eso.
¿A qué te refieres?
Quiero mostrarte algo que me sucedió.
¿Te pasó algo malo? ¿No me digas que te
has vuelto a poner mal?
Tranquilízate Mokuba, lo que me pasó es
algo difícil de creer. Y creo que eres el único que me lo puede explicar.
¿Cómo así? No te entiendo.
Te lo mostraré para que puedas
entenderme. – Sacó una navaja de una de las bolsas de su pantalón, luego la
desplegó y estaba por cortarse cuando…
¿QUÉ CREES QUE HACES? – Le arrebata la
navaja de sus manos.
Cálmate Mokuba, no es para que me
grites.
¡ESTÁS LOCO! ¡OLVIDAS QUE TÚ NO TE
PUEDES CORTAR!
Ya lo sé. – Sonreía un poco al verlo
realmente preocupado por él.
ESTO ES SERIO NOAH, TÚ TIENES UNA TERRIBLE
ENFERMEDAD, UNA HERIDA POR PEQUEÑA QUE SEA PUEDE SER MORTAL PARA TI. – Seguía
alzando la voz sin darse cuenta.
Eso lo sé muy bien, pero como te dije
antes, ya no debes de preocuparte por eso. – Se le acercó y tomando su mano le
quitó la navaja.
Noah…
Quiero que confíes en mí.
De acuerdo.
El
peliverde volvió a desplegar la navaja, luego se hizo una pequeña herida en su
dedo índice.
¡NOAH!
Cálmate Mokuba, estoy bien, mira. – Le
mostraba su dedo que sangraba con normalidad.
¡Increíble! ¿Cómo pasó eso?
No lo sé.
Pero… ¿Cuándo fue que te diste cuenta?
Al día siguiente, después que me fui de
tu mansión luego de conocer a Joey.
¿QUÉ? – Estaba sorprendido por lo que
le decía. – ¿Pero cómo? No puedo creerlo.
Al principio yo tampoco lo creía.
¿Me estás diciendo que tu enfermedad
desapareció?
Si, y hay algo más.
¿Qué?
Cuando me examinó el Doctor me dio a
entender como que nunca padecí de esta enfermedad.
¡Asombroso! ¡Esto es increíble! Noah,
esto es… Esto es… – Lloraba de la emoción. – ¡Wow! ¡Sorprendente! Realmente es
algo difícil de creer.
Lo sé, quise contártelo y a la vez
preguntarte si tienes alguna idea de cómo ocurrió esto.
La verdad no tengo idea, a lo mejor y
los tratamientos que te hacían si funcionaron.
Oh vamos Mokuba, bien sabes que mi
enfermedad no tiene cura.
Si tienes razón. – Se quedó pensando
por un momento. – Tal vez… A lo mejor…
¿Qué? ¿Qué era lo que me ibas a decir?
Olvídalo, es una tontería.
Dímela, quiero saber esa tontería.
Creo que fue Joey quien te curó esa
enfermedad.
¿Tu amigo?
Si.
¿Por qué piensas eso?
Porque el hizo lo mismo por mí.
¿En serio?
Si.
¿Cómo? Cuéntame por favor Mokuba.
El día que conocí a Joey, pasaron
muchas cosas, mi hermano no quería dejarlo en libertad y entre tantas
discusiones yo salí gravemente herido. Cuando recobré la conciencia, mi hermano
y mi primo me contaron que fue Joey quien salvó mi vida.
¡Baia! ¡Increíble! Pero… ¿Cómo fue que
te salvó?
Él, lamió mi cara.
¿En serio?
Si.
Pero él nunca me ha lamido.
Acuérdate que tu tocaste su rostro
cuando el lloraba.
Eso es verdad… Espera, no me digas que
fueron sus lágrimas las que me…
Así es Noah, es la única explicación
lógica que se me ocurre.
Siendo así, vámonos inmediatamente a tu
mansión a buscarlo y darle las gracias.
Me parece una buena idea. – Le sonrió
con cariño.
Continuará…
N/A: ¿Habrá
alguna explicación del por qué el medallón cambió de color? ¿Podrá Yūgi cumplir
con su promesa? ¿Tendrá poderes curativos nuestro cachorro? ¿Qué sucederá en
los próximos capítulos? No se pierdan de esta gran aventura, ayúdenme a
descubrir los misterios que se guardan nuestros personajes. Muchas gracias por
leer esta historia y los invito para que no se pierdan la continuación el
próximo viernes. Cuídense mucho, pórtense bien y protéjanse del Coronavirus.
Les
mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.
Atte.:
KAT.
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