lunes, 14 de febrero de 2022

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 28: Metiéndose en problemas por un amigo… III parte.

 

 

Aclaración: Quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar ideas para escribir esta historia, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme, tus consejos son muy útiles para mí.

 

Esta historia va dedicado a: Gelen Colmenarez, fue la persona que me pidió escribirla, espero que te guste amis.

 

 

Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

******************************

 

Dos semanas después…

 

Cierto joven se encontraba en su habitación, había llegado muy cansado, sentía todo su cuerpo adolorido, por esa razón es que decidió descansar un poco.

 

         No sé si habré hecho lo correcto de pedirle a Shādī que me entrenara, se toma muy en serio su papel. – Hablaba consigo mismo y a la vez se sobaba sus brazos. – Todavía recuerdo las cosas que me dijo.

 

FLASH BACK

 

         ¿Hasta dónde piensas llegar con esta locura? Sólo porque tuviste un estúpido sueño, crees que las cosas van a cambiar, date cuenta que todo sigue igual que antes, tu bisabuelo está muerto, él nunca va a regresar. Olvídate de él, olvídate de todo, y sigue tu vida.

 

         NO SABES CÓMO TE ODIO. – Sus ojos comenzaron a humedecerse. – ME HAS DEMOSTRADO QUE NO ERES MÁS QUE UN MALDITO HIPÓCRITA, ¿DÓNDE QUEDÓ AQUEL JURAMENTO QUE LE HICISTE A MI BISABUELO QUE IBAS A CUIDAR DE MÍ? ¿DÓNDE QUEDÓ AQUELLA PROMESA EN DONDE LE ASEGURASTE QUE ME AYUDARÍAS CON LA MISIÓN? NO FUERON MÁS QUE PURAS MENTIRAS QUE LE DIJISTE A MI BISABUELO SOLAMENTE PARA DEJARLO TIRADO A SU PUTA SUERTE. TE ODIO, TE ODIO TANTO QUE HUBIERA DESEADO MIL VECES QUE TE QUEDARAS TÚ EN VEZ DE ÉL. – Al decir esto último, el joven se fue del lugar, dejando a la otra persona muy dolida por todo lo que había escuchado.

 

         Snif, snif, snif, snif, snif, snif… Perdóname Yūgi, pero lo hago por tu bien. – Murmuró para sí mismo.

 

Llevaba veinte minutos encerrado en su cuarto, no quería ver a nadie, la discusión que había tenido en cierto modo le afectó.

 

         Supongo que me pasé esta vez con él, ¿y si voy a pedirle una disculpa? No, de ninguna manera pienso disculparme. – Tan metido estaba en sus pensamientos que el ruido de su puerta lo hizo reaccionar.

 

         Yūgi, ¿me dejas pasar? – Expresó el recién llegado.

 

         ¿Qué quieres? Vete de aquí.

 

         Está bien, solamente vine a disculparme contigo.

 

El joven se sorprendió por aquellas palabras, y eso lo había confundido más.

 

         ¿Por qué lo haces? Se supone que soy yo quien debería de pedirte perdón a ti.

 

         No Yūgi, nada de eso. – Decidió entrar a la alcoba, y cerrar la puerta. – Tenias razón en todo lo que me dijiste, quizás era yo quien debió de haberse quedado en lugar de tu bisabuelo.

 

Las palabras del hombre sonaban muy sinceras, por lo que el joven decidió levantarse de la cama para sentarse en la orilla.

 

         Shādī perdóname, fui muy duro al gritarte todas esas cosas feas.

 

         No tengo nada que perdonarte. Me dejas sentarme a la par tuya.

 

         Si.

 

         Dime una cosa, y quiero que seas honesto conmigo.

 

         Está bien.

 

         ¿Por qué decidiste retomar tu entrenamiento?

 

         Si tomé la decisión de continuar con la misión que me encomendó mi bisabuelo, me gustaría estar preparado por si llegase a suceder algo. Y en vista de que no quieres ayudarme, pues no me queda de otra que entrenar, y tú sigues siendo bueno en eso.

 

         Pero Yūgi, tú sabes lo que pasó la última vez, y…

 

         Shādī, se lo que pasó, y también sé que me he portado contigo como un verdadero idiota.

 

         Eso es verdad, no te lo discuto.

 

         No me ayudes, quieres.

 

         Lo siento. – Se abstuvo las ganas de reírse.

 

         ¿Entonces qué? ¿Me entrenarás?

 

Se escuchó un fuerte suspiro, posteriormente el hombre respondió:

 

         Quiero que sepas que seré muy estricto contigo.

 

         Lo sé.

 

         Y también deseo que le eches muchas ganas al entrenamiento.

 

         Si.

 

         Que me obedezcas en todo.

 

         Si. – Esto último lo dijo no muy convencido.

 

         Pero sobre todo, quiero que lo tomes muy en serio, nada de dejarlo a medias y querer tirar la toalla de primas a primera.

 

         Shādī, te prometo que pondré de mi parte para aprender todo lo que me enseñes.

 

         Bien, en ese caso comenzamos mañana al alba.

 

         ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeé? ¿Tan pronto?

 

         No hemos empezado y ya te estas quejando.

 

         Discúlpame, tienes razón.

 

         De acuerdo, para que veas que no soy tan malo, iniciaremos el lunes a primera hora de la mañana.

 

         Está bien, lo que tú digas. – El hombre se levantó de la cama y sin decir nada más comenzó a caminar hacia la puerta, pero una voz lo detuvo. – Shādī, muchas gracias.

 

         Aun no me lo agradezcas, hazlo cuando hayas terminado tu entrenamiento.

 

         Te aseguro que esta vez no te vas a arrepentir.

 

         Ya veremos Yūgi, ya veremos. – Al terminar de hablar salió del cuarto.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

         Estoy muerto, baia que si sabe cumplir todo lo que dice. – Comenzó a cerrar sus ojos para quedarse profundamente dormido.

 

******************************

 

         Si vuelvo a ver esa clase de comida juro que vomitaré. – Se decía así mismo. – No entiendo de dónde sacó esa idea mi hermano de estarme preparando esa comida, sólo de pensarlo me da asco, huácala. – Se llevó una mano a su boca para evitar las arcadas que se le venían. Todavía recuerdo la primera vez que me sorprendió, y la verdad es que no me lo esperaba.

 

FLASH BACK

 

         ¿Dónde andabas? – Le preguntó la primera persona que salió a su encuentro.

 

         ¡Hermano, que susto me diste!

 

         Eso te pasa por venir distraído, y llegar tarde.

 

         Discúlpame por favor, es que se me fue la noción del tiempo.

 

         Eso ya lo sé, no tienes que decírmelo. Yami y yo te estábamos esperando para cenar.

 

         Que bien porque traigo mucha hambre.

 

         Perfecto, era justo lo que quería escuchar porque ordené que prepararan tu platillo favorito.

 

         ¿En serio? – Abrió los ojos de la emoción.

 

         Vamos a la mesa.


         Si.

 

Una vez que llegaron al lugar, el menor vio a su primo que ya estaba sentado en la mesa, miró a su alrededor buscando su comida favorita, pero no la veía en ninguna parte, y lo único que miraba era una olla mediana, y sobre la mesa estaba puesto un plato hondo[1].

 

         ¿Por qué sólo hay un plato? – Cuestionó algo confundido.

 

         Como te lo acabo de decir, ordené que prepararan tu platillo favorito, y cuando me dijiste que traías mucha hambre eso me alegró bastante.

 

El menor seguía sin entender, pero cuando volvió a mirar a su primo se preocupó al ver que tenía cierta mirada de compasión hacia él.

 

         ¿Qué cocinaste hermano? – Indagó algo nervioso.

 

         Siéntate en lo que yo te sirvo.

 

La otra persona obedeció sin decir nada más, su hermano destapó la olla y comenzaba a servir la comida en el plato, haciendo que el joven abriera los ojos a más no poder.

 

         ¿Es lo que creo que es? – Preguntó atónito.

 

         Así es, ordené que prepararan sopa de pescado y tofu. – Al escuchar lo que era, hizo lo posible por no vomitar. – ¿Qué te sucede? No me vas a salir ahora con que no te gusta.

 

         Seto, bien sabes que… – No pudo terminar de hablar ya que fue interrumpido.

 

         La cocinera me dijo que era el platillo que más estabas comiendo.

 

         Bueno… Yo…

 

         ¿O es que acaso has estado metiendo a ese animal sin mi permiso? – Lo cuestionaba seriamente.

 

         No cómo crees, lo que pasa es que… – No sabía que decirle a su hermano, en eso sintió como si alguien le tocara su pierna por debajo de la mesa. – ¿Qué pasa Yami?

 

         ¿Qué pasa con qué?

 

         Acabas de golpearme con tu pie.


         No he hecho tal cosa.

 

El menor volvió a sentir que alguien lo tocaba, decidió ver por debajo de la mesa y se llevó una gran sorpresa…

 

         ¡NO PUEDE SER! – Exclamó nervioso, mientras se levantaba de golpe.

 

         ¿Qué pasa Mokuba? – Indagó el castaño, estaba por agacharse para ver debajo de la mesa.

 

         No es nada Seto.

 

         ¿Y por nada gritas de esa manera?

 

         Me acabo de acordar que se me olvidó llamarle a Noah. – Sonrió algo nervioso, y trataba de hacerle señales a su primo. – Iré a llamarlo en este momento.

 

         Termina tu cena primero.

 

         Pero… – Con mirar su plato el hambre se le iba.

 

         Come ya, antes de que se enfríe.

 

         Está bien. – Tragó saliva en seco, agarró su cuchara para dar el primer bocado.

 

         Así me gusta, en lo que comes iré a la cocina para que sirvan la cena de Yami, y la mía.

 

         De acuerdo. – Respondió un poco aliviado.

 

         Vigila que se lo coma todo Yami. – Fue lo último que dijo antes de irse.

 

El pelinegro se aseguró que su hermano se fuera, luego agarró su plato de comida y la metió por debajo de la mesa.

 

         Aunque escondas tu plato no engañarás a tu hermano.

 

         No lo estoy escondiendo. – Le contestó feliz, dejando al otro algo confundido.

 

         Si no lo escondes por qué lo metes debajo de la mesa.

 

         Míralo por ti mismo.

 

         ¡No puede ser! – Exclamó incrédulo. – Joey, qué haces ahí.

 

         Hola Yami, sentí el olor de la sopa y pues…

 

         Me alegra que estés aquí Joey. – Sonreía el pelinegro, y aprovechaba para darle otro plato de comida. – Vigila que no venga mi hermano, por favor Yami.

 

         Está bien, lo haré por esta ocasión.

 

Para cuando el castaño regresó, la olla estaba casi vacía.

 

         Sí que tenías hambre Mokuba.

 

         Todo estaba muy rico. – Trataba de que su voz no sonara nerviosa. – ¿Ya me puedo retirar?

 

         Puedes retirarte.

 

         Muchas gracias.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

         “En esa ocasión me salvé por un pelo gracias a la ayuda de Joey, debo ser más cuidadoso con mi hermano, algo me dice que él entró a mi habitación, es la única explicación que encuentro para que hiciera algo como eso. Solamente espero que el almuerzo de hoy no sea esa sopa de nuevo”. – Pensaba para sí mismo en lo que caminaba hacia la mesa del comedor.

 

******************************

 

         Gracias por venir Rebecca.

 

         Ni lo menciones Yūgi. Por cierto, te traje los apuntes de la clase que te perdiste este día.

 

         Muchas gracias, te lo agradezco mucho.

 

         No tienes nada que agradecerme. Mejor dime, ¿cómo va tu entrenamiento?

 

         No tienes idea de lo difícil y agotador que es.

 

         Es normal que te sientas cansado, ya verás que con el tiempo tu cuerpo se irá acostumbrando poco a poco.

 

         Si, tienes razón. Cambiando de tema, discúlpame por haber cancelado los planes que teníamos para ir a Japón.

 

         Yūgi, olvídate de eso, concéntrate en entrenar muy duro y fortalecer tu cuerpo.


         No cabe duda que eres una gran amiga.

 

         Lo sé, también sé que tu no podrías vivir sin mí.

 

         Oye, no es para tanto. – Fingía estar molesto. – Te quedarás a almorzar con nosotros.

 

         Desde luego que sí, espero que a tu abuelo no le importe.

 

         Claro que no, mi abuelito te quiere mucho, dice que eres como una segunda nieta para él.

 

         En ese caso tendré que empezar por decirle abuelo. – Medio le sonrió.

 

         Ja, ja, ja, que graciosa.

 

         Es broma Yūgi.

 

         Ya lo sé. – Le seguía el juego.

 

******************************

 

         Seto, vine avisarte que el almuerzo está listo.

 

         Qué bueno que llegas Yami, necesito hablar contigo.

 

         ¿Qué es lo que sucede ahora?

 

         No has notado que pasan cosas extrañas últimamente.

 

         ¿Cosas extrañas, como qué?

 

         Por las noches escucho ruidos dentro de la mansión, es como si alguien anduviera merodeando.

 

         Qué raro, yo no he escuchado nada.

 

         Debí imaginármelo, tú duermes como piedra.

 

         Olvida eso mejor, dime que más ha pasado.

 

         Hace tres días la cocinera me comentó que alguien se mete por las noches a robar comida.

 

         De seguro ha de ser Mokuba. – Trataba de convencerlo.

 

         Eso mismo pensé al principio hasta que…

 

         ¿Por qué te quedas callado?

 

         Prometes que no te vas a burlar.

 

         Lo prometo.

 

         Anoche quise investigar por mi cuenta quien era el que se estaba metiendo en la cocina por las noches.

 

         ¿Qué fue lo que sucedió?

 

         Resulta que preparé una pequeña trampa, coloqué una gran variedad de alimentos sobre la mesa de la cocina, me quedé casi toda la noche en vela para ver si aparecía el ladrón, en eso me levanté para hacerme un poco de café, y cuando regresé encontré todo el lugar hecho un desastre.

 

La otra persona hacia lo posible por no reírse, en su mente ya se estaba imaginando a su amigo como se las ha de haber ingeniado para burlar a su primo.

 

         Quizás se metió un oso a la cocina, o algún otro animal.

 

         Eso mismo pensé, pero descarté esa idea.

 

         ¿Por qué?

 

         Cualquier otro animal hubiera hecho ruido ya sea al entrar por alguna ventana o al comer, y yo no escuché nada, eso por una parte, la otra parte es que tuviera que haber visto al animal y no vi absolutamente nada.

 

         Vamos Seto, creo que estas exagerando, a lo mejor te sentías cansado, y con sueño, y por eso es que crees que no viste, ni oíste nada.

 

         Puede ser, aunque algo me dice que aquí está pasando algo muy raro y lo voy averiguar.

 

         No seas paranoico, mejor vamos a comer que hoy le pedí a la cocinera que preparara algo especial.

 

         Supongo que tienes razón, estoy algo paranoico.

 

         No te preocupes, ha de ser porque tienes mucho trabajo.

 

         Puede ser… “Pero no pienso descartar la idea de que aquí sucede algo y lo voy averiguar sea como sea”. – Esto último lo había pensado para sí mismo.

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿Soportará Yūgi el entrenamiento que le está dando Shādī? ¿Podrá Seto descubrir el secreto de Joey? ¿Mokuba seguirá encubriendo a su amigo? Todo esto y más lo sabremos en los siguientes capítulos, no deben perdérselos, muchas gracias por tomarse su tiempo en leer esta historia, no olviden dejar sus comentarios y sugerencias que yo con mucho gusto les responderé.

 

Me despido cordialmente de todos ustedes, cuídense mucho, y nos leeremos en el siguiente episodio. Les mando muchos besos virtuales y un fuerte abrazo virtual.

 

Atte.:

 

         KAT.



P.D.: Hoy por ser un día muy especial he decidido regalarles este nuevo capítulo y aprovechar para desearles que tengan un: Feliz Día Del Amor y La Amistad. Creo que me pareció perfecto en subir este episodio porque considero que va de acuerdo con la ocasión. 





[1] Plato hondo: Se le conoce también como plato sopero.


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