Capítulo 4: Decepciones…
Notas del fanfic: Según el
diccionario, el concepto de decepción
proviene del vocablo del latín tardío deceptio. El término alude a la congoja o la angustia que se
experimenta a partir de un engaño o una traición.
Por ejemplo: “No puedo creer que me hayas
mentido: siento una decepción muy grande”, “Haber sido estafado por mi
cuñado fue una decepción porque confiaba en él”, “¡Qué decepción! Mi compañero de
trabajo resultó ser un traidor que me delató ante el dueño de la empresa”.
A través de los años, las
personas van adquiriendo experiencias y en el camino de la vida se van
sufriendo muchas decepciones. Llegamos a decepcionarnos de nuestros amigos,
esposos, novios/as, hermanos/as, etc. Incluso, se podría decir que nos hemos
decepcionado de nosotros mismos. Cuando ponemos la fe en un una persona ya sea
un amigo, hermano, compañero de trabajo, algún familiar, etc. Muchas veces nos
llevamos grandes decepciones al darnos cuenta de que esa persona no cumplió con
lo que nosotros esperábamos y en ocasiones cuando fallan, se rinden con
facilidad y no lo vuelven a intentar por más que lo animemos a que siga
adelante. Es ahí cuando al final nos llevamos una gran decepción…
Aclaración: A petición de
uno de mis lectores, me ha dicho que escriba un fic que trate del Apocalipsis,
debo decirles que para mí va ser un reto bastante grande ya que es la primera
vez que escribiré algo así, espero y no echarlo todo a perder. He de decirles
también, que la historia será un poco fuerte, no apta para personas sensibles, personas
que no soporten el gore (sangre), depresivas o que padezcan del corazón. Soldado avisado, no muere en guerra… Ya
están advertidos.
Por
otro lado, quiero agradecer a una amiga muy especial que me ha ayudado a dar
ideas para escribir este fic, muchas gracias Kyuubi Rosana Marcolini, por estar dispuesta siempre a ayudarme,
tus consejos son muy útiles para mí. Si alguien desea ayudarme a darme ideas o
que pueda manejar bien este tema, su ayuda será muy bien recibida.
Este
fic va dedicado a: Gelen Colmenarez,
fue la persona que me pidió escribir esta historia, espero que te guste amis.
Declaimer: Como siempre…
Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me
pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra
cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se
diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
******************************
Horas más tarde…
¿Volvió a salir mi nieto?
Si, ni siquiera me dejó que lo
acompañara. No me gusta que ande de noche en la calle.
A mí tampoco me gusta que ande
afuera de noche, pero ya conoces como es.
No se ofenda pero… Debería de
disciplinarlo un poco.
Yūgi, me recuerda a mi cuando era
joven, además, creo que él sabe cuidarse solo.
Espero que tenga razón.
Y dime, lograste hablar con mi
nieto.
Esta tarde logré hablar con Yūgi.
Pudiste llegar a un acuerdo con él.
No. – Bajó un poco su mirada. – Se
sigue rehusando en hacer la búsqueda.
No te desanimes Shādī, quizás lo
mejor será no presionarlo tanto.
Estoy decepcionado de él, creí
ciegamente en que el pudiera llevar a cabo la misión.
No deberías hablar así de Yūgi, yo
todavía sigo confiando en él.
Admiro que siga confiando en él,
para mí no es más que un cobarde, un niño caprichoso, rebelde, terco, mimado
que todo lo quiere en la boca. Están fastidioso que me saca de quicio.
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja,
ja, ja, ja, cada vez que hablas así de él, me da la certeza de que quieres
mucho a mi nieto.
No voy a mentirle don Solomon, le he
agarrado mucho cariño a ese mocoso.
Me alegra escuchar eso.
Cambiando de tema y disculpe mi
atrevimiento pero… – Se quedó callado por un segundo.
Adelante, pregunta con confianza.
De acuerdo, ¿por qué casi no me
habla de la relación que tuvo usted con su padre?
Me sorprende que me preguntes eso,
todo este tiempo he creído que tú sabías algo.
La verdad es que el Comandante
Sugoroku, me hablaba muy poco de usted.
Entiendo. Y puedo saber qué te decía
sobre mí.
La
otra persona dio un fuerte suspiro para después responder.
Él siempre me decía que estaba
orgulloso de usted y que lamentaba mucho de que no siguiera sus pasos.
No imaginé que mi padre pensará eso
de mí, todo este tiempo creí que él estaría decepcionado de mí por seguir mi
propio camino.
No quería incomodarlo con mi
pregunta… Yo…
Está bien Shādī, no te preocupes, te
agradezco que me lo hayas dicho. Ahora te contaré un poco sobre mí y mi padre…
******************************
Gracias por recibirme a esta hora
Rebecca.
De nada amigo, tienes suerte de que
mis padres no estén.
Que bien, entonces podemos hablar
sin interrupciones.
Me preocupaste un poco cuando me llamaste
por teléfono diciéndome que tenías algo importante que mostrarme.
Así es, pero antes debes prometerme
que no le dirás a nadie, mucho menos a Shādī.
De acuerdo, tienes mi palabra que no
le diré a nadie.
Gracias, sólo porque eres mi amiga
te lo voy a enseñar, vamos a tu habitación para estar solos.
Como quieras, pero ya me estas
intrigando con todo esto. – Medio bromeaba con él.
Al
llegar a la habitación…
Bien Yūgi, ahora muéstrame eso tan
importante que querías que viera.
Mira. – Le muestra el medallón, pero
la mujer lo observó sin entender.
¿Por qué me enseñas el medallón de
tu bisabuelo? Que yo sepa tú me dijiste que no querías volver a saber nada de
él.
Se lo que dije Rebecca, pero Shādī
me convenció en tenerlo, aparte de que me expresó algo muy cierto.
¿Qué cosa?
Es lo único que tengo de mi
bisabuelo.
Eso es cierto, pero no me has
respondido mi pregunta.
Antes de venir hacia acá, estaba
brillando.
Yūgi, tu medallón esta hecho de oro,
es lógico que brille. – Manifestaba sarcásticamente.
Ya sé de qué está hecho, hasta tu
misma me dijiste que podían pagarme una fortuna si lo vendiera, pero no me
estoy refiriendo al brillo natural.
Entonces a que te estas refiriendo.
Hablo de que emitió una luz
amarilla, fue como un resplandor, no sé cómo explicártelo.
¿Te sientes bien? – Pone su mano en
su frente para ver si no tenía fiebre.
Claro que me siento bien. – Le quita
su mano con brusquedad. – Vine hasta acá confiando en que me creerías, pero veo
que me equivoqué.
De acuerdo, cálmate quieres, si es
cierto lo que me dices, tuviste que haber sentido algo extraño o tal vez alguna
predicción, que se yo no lo sé.
No sentí nada fuera de lo común,
simplemente lo vi brillar y es la primera vez que pasa.
¿Qué crees que haya pasado?
No lo sé, a lo mejor Shādī le hizo
algo al medallón para asustarme o para que volviera a creer en las estúpidas
fantasías de mi bisabuelo.
No lo creo Yūgi, conozco a Shādī y
puedo asegurarte que él no haría tal cosa.
Por esa razón vine hasta acá, quiero
que lo revises a ver si no tiene algo implantando, algún mecanismo que lo haga
brillar.
De acuerdo, vamos al laboratorio de
mi padre, pero que te quede claro una cosa, únicamente lo haré para que te des
cuenta que Shādī no le ha hecho nada a tu medallón.
Muchas gracias Rebecca, sabía que
podía contar contigo.
******************************
De pequeño, todas las noches mi
padre solía contarme historias, él siempre me decía que un día se va a cumplir
una profecía.
¿Una profecía?
Así es, me contaba que en las
civilizaciones pasadas, había un sin fin de misterios y secretos que hasta la
fecha el hombre no ha podido descubrir, y que cada civilización guardaba
sigilosamente sus misterios. La historia que más le gustaba contarme era: El
Enigma de Nan Madol.
La
otra persona estaba atento con lo que le relataba el anciano.
¿El enigma de qué?
Nan Madol, cuenta la leyenda que
llegaron nueve parejas – nueve mujeres y nueve hombres – erraban en una canoa
por el ancho mar, buscando una tierra nueva en la que establecerse. En esto
pensaban cuando se toparon con un pulpo hembra de nombre Letakika. Cuando éste
averiguó el motivo de su viaje, les indicó un lugar del océano en el que había
una roca que surgía por encima de las olas. Las nueve parejas prosiguieron su
camino y hallaron la roca. Sobre ella comenzaron a construir la isla. Luego,
dejaron en ella a una pareja, un hombre y una mujer, mientras que el resto
volvieron a marchar. El nombre del hombre que se quedó en la isla no tiene
importancia; no tenía nombre. Sí lo tenía el de la mujer: Se llamaba Lemuetu.
¡Asombroso! No conocía esa historia.
Todavía tienes muchas cosas que
aprender Shādī.
Tiene razón, por favor cuénteme más
acerca de esa historia.
Como te iba diciendo, mi padre solía
contarme mucho sobre esta ciudad, se cree que mucho tiempo después de la
llegada de la primera canoa con las nueve parejas, hacen aparición en la isla
dos hermanos gemelos: Olisihpa (Olosipe) y Olosohpa (Olosaupa), y con ellos
comienza el enigma de la ciudad de Nan Madol. Según la leyenda pohnpeiana,
Olisihpa y Olosohpa fueron quienes construyeron Nan Madol. Ellos eran unos
extranjeros provenientes de la mítica Katau occidental o Kanamwayso, y tenían
una apariencia muy distinta a los nativos de la isla. Ellos llegaron en una
gran canoa {voladora} en busca de un
lugar para construir un altar para adorar a Nahnisohn Sahpw, una deidad. Recorrieron
la costa de la isla -desde el promontorio de Sokehs en el Norte- en busca de un
lugar idóneo, probando sin éxito cuatro lugares distintos. Finalmente lo
hallaron en Sounahleng o Sau Nalan (cuyo significado es “arrecife celestial”),
en los alrededores de la isla Temwen. En aquel lugar observaron algo particular
en el mar, no está claro que, pero de acuerdo con la versión esotérica, debajo
de Nan Madol yace la mítica Kanimeiso, la “ciudad de nadie”.
Disculpe que lo interrumpa pero… ¿Todo
esto qué tiene que ver con la profecía?
Tiene mucho que ver mi querido
Shādī, verás, hay hallazgos que afirman que existieron civilizaciones muy
avanzadas, como te dije anteriormente, cada civilización tiene su secreto,
algunas de estas civilizaciones tenían sus propios ingenieros, médicos, matemáticos,
científicos, astrónomos, dioses, héroes, guerreros, hechiceros que usaban
magia, etc.
Fascinante, y yo siempre pensé que
la historia era aburrida.
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, claro que no
lo es.
¿Qué pasó entre ustedes?
El
anciano dio un fuerte suspiro, estaba por responder cuando el sonido del
teléfono de la casa sonó.
Iré a ver quién llama.
De acuerdo.
Al
cabo de 10 minutos el hombre regresó.
Era Yūgi.
¿Qué le dijo?
Llamó para avisarme que se quedará a
dormir en casa de Rebecca.
Al menos tuvo la decencia de
avisarle.
Tranquilo, no te enojes, lo mejor
será que nos vayamos a dormir, ya es un poco tarde.
Pero… No terminó de contarme.
Si no te importa, continuaremos esta
plática en otra ocasión.
Está bien, le agradezco mucho que me
haya hablado un poco sobre el Comandante y usted.
Al contrario, gracias a ti por
escucharme.
Pase buenas noches don Solomon.
Buenas noches Shādī.
******************************
En alguna parte de Japón…
Se
escuchaban gritos aterradores dentro de una gran mansión, ahí se encontraban
muchas personas tratando de controlar la situación, pero ninguno podían
hacerlo, unos tenían miedo de acercarse, otros trataban de ayudar para que el
médico y su equipo pudieran hacer su trabajo.
Así no, lo único que consiguen es
espantarlo.
Debemos de usar la fuerza joven, o
este monstruo es capaz de despedazarnos y comernos vivos.
Solamente es un niño, no ven que
está asustado.
Todas
las personas no entendía el por qué lo estaba tratando como un ser humano, ya
que todos veían algo aterrador frente a sus ojos.
Joven, no se acerque demasiado a esa
cosa.
Por favor, déjenme hablar con él.
Es muy peligroso, si le pasa algo a
usted, todos estaremos muertos.
YO NO QUIERO MORIR POR CAUSA DE ESTE
MONSTRUO. – Gritó uno de los presentes.
Atrás por favor, hay que darle su
espacio. – Todos se retiraban lentamente y a la vez estaban alertas por si
sucedía lo peor. – No te asustes, no te haremos daño. – Trataba de razonar con
él.
Lanzó
un tremendo rugido que resonó por todo el lugar, fue tan fuerte que varios
ventanales se quebraron y al ver lo ocurrido, decidió salir por una ventana
para escapar.
ESPERA POR FAVOR, NO PUEDES IRTE ASÍ.
– Gritó uno de los dueños de la mansión.
Déjelo que se vaya, es lo mejor.
De ninguna manera, tenemos que ir
por él, o morirá.
Señorito, escúcheme por favor, por
tratar de ayudar a esa cosa, hay varias personas heridas. Y ya deje de tratarlo
como un ser humano, porque no lo es.
Pero…
Es mejor dejarlo ir.
Está bien. – Bajó un poco la mirada.
– Si no quieren acompañarme, entonces iré yo solo. – Corrió en la misma
dirección que la criatura para salir por la ventana.
Espere por favor, no se vaya.
Todos
los sirvientes incluyendo algunos guardaespaldas fueron detrás de él.
Demonios, si algo le llega a pasar,
el señor nunca nos lo perdonaría.
No
muy lejos de ahí…
Tranquilo, no te haré daño, puedes
confiar en mí.
Se
escuchó un fuerte gruñido y al mismo tiempo tiró un zarpazo para defenderse.
Cálmate por favor, estas sangrando
mucho y al parecer tienes un ala rota.
Por… Qué… ¿Por qué quieres ayudarme?
La
otra persona se sorprendió de que el animal pudiera hablar.
Detesto ver sufrir a las personas y
a los animales. – Respondió con sinceridad. Intentó acercarse nuevamente para
ganarse su confianza, estaba a punto de lograrlo cuando en eso uno de los
guardaespaldas disparó para alejar a la bestia del joven. Este acto provocó que
se asustara y se le tirara encima a punto de lastimarlo.
No te muevas maldita bestia. –
Expresó el primer guardaespaldas que llegó. – ¿Se encuentra bien?
Roland, no dispares, él no me hará
daño.
Pero…
Tranquilo, se lo que hago. – El guardaespaldas
tragó saliva en seco al ver como se acercaba nuevamente a la bestia. – Ven
conmigo, te prometo que nadie te va a lastimar.
Poco
a poco se fue calmando, aunque la verdad es que empezaba a perder sus fuerzas,
su vista se le nublaba, casi no podía mantenerse de pie, por lo que decidió
confiar en esa persona. En cuanto llegaron a la mansión, el médico comenzó a
examinarlo, a todo esto, la criatura había perdido el conocimiento y fue
llevado a una de las habitaciones para ser atendido. Todas las personas que se
encontraban en la alcoba, usaban vestimentas quirúrgicas.
¿Cómo se encuentra Doctor?
No voy a mentirle, está gravemente
herido.
Sálvelo por favor.
Pero… Si lo salvamos y recobra sus
fuerzas, no podríamos detenerlo y no dudará en matarnos.
“Si tan sólo mi hermano estuviera
aquí”. – Pensó para sí mismo. – Yo asumiré toda la responsabilidad.
De acuerdo. – El galeno llevaba un
buen rato tratando de curarlo y de salvarle la vida, estaba a mitad de la
cirugía cuando se percató de algo. – ¡Increíble!
¿Qué sucede?
Vean esto por favor, tal parece que
está tratando de curarse por sí solo, pero al parecer no tiene las fuerzas
necesarias para hacerlo.
Se ve que algo le pasa, respira con
dificultad, es como si algo le doliera terriblemente.
De seguro ha de ser este medallón
que trae en su cuello. – Manifestó el galeno y al intentar quitárselo, recibió
una fuerte descarga que lo mandó a volar.
¡Doctor, está usted bien!
Demonios, qué fue eso.
Déjeme intentarlo a mí.
No lo haga, el impacto que recibí
fue muy fuerte.
El
joven no le hizo caso al doctor y decidió tocar el medallón, pero a diferencia
del otro hombre, la descarga que sintió no fue tan fuerte.
Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh. –
Gritó en cuanto lo tocó. – Pude sentir
como si quemaba mis manos.
Si no hacemos algo pronto, esa cosa
lo debilitará cada vez más.
No puede ser, debe de haber alguna
manera de podérselo quitar.
Habían
pasado varias horas y el médico siguió curándolo, pero sus esfuerzos eran en
vano, ya que el collar seguía absorbiendo la energía de la bestia.
Hice todo lo que pude, si esto sigue
así, el no sobrevivirá.
Por favor, no te mueras. – Decía uno
de los dueños de la mansión y sin poderlo evitar comenzó a llorar.
Todos
se quedaron en un sepulcral silencio, habían intentado de todo para liberar a
la bestia de ese maldito collar y no lograron ni siquiera tocarlo un milímetro,
cuando todo estaba perdido, entró a la habitación otra persona que vestía de
igual manera y se miraba realmente enfadado.
Puedo saber qué demonios está
pasando aquí.
¡HERMANO! – Gritó el menor mientras
se le tiraba a sus brazos. – Por favor ayúdame a quitarle ese collar, te
prometo que después te contaré todo lo que ha pasado.
El
recién llegado se acercó a la cama, abrió los ojos como platos al ver que no
era un ser humano.
Qué demonios, que clase de animal es
esto. No me digas que otra vez saliste al bosque y trajiste otro animal a la
mansión.
Hermano por favor, no hay tiempo que
perder, únicamente quiero que le quites el collar.
Bufó
un poco, luego extendió su mano para quitárselo.
Espera, no lo toques, si lo haces
te… – No terminó la frase ya que se quedó con la boca abierta al ver que su
hermano no le había pasado nada, y él no fue el único que se sorprendió sino
que también todas las personas que se encontraban en el lugar.
¿Qué pasa si lo toco? Es increíble
que algo tan sencillo no pudieron hacer. – Al terminar de hablar, colocó dicho
collar sobre una bandeja metálica, ahí habían gasas, vendas, algodones y utensilios
quirúrgicos manchados de sangre. – Bien, ya se lo quite, ahora mismo me explicarán
qué diablos pasó aquí.
Continuará…
N/A: Espero que les
haya gustado la continuación, si desean saber más, no se pierdan el siguiente
capítulo. ¿Quién será la bestia? ¿Quiénes eran esas personas que lo curaron? ¿Por
qué habrá brillado el medallón de Yūgi? ¿A qué profecía se refería Solomon?
Todo esto y más se irá descubriendo en cada actualización. De antemano muchas
gracias por tomarse su tiempo para leer esta historia.
Amis,
espero que te guste como va este fic hasta el momento, cualquier duda o sugerencias
que tengan, no olviden escribirme a mi blog, correo y Facebook. Nos leeremos
muy pronto, adiós y cuídense mucho.
Atte.:
KAT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario