viernes, 21 de junio de 2019

Los Ojos... Son El Reflejo del Alma...





Capítulo 59: Persecución…  III parte.


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

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Días después…

Un joven de cabellos puntiagudos con mechones de tres colores, se encontraba trabajando en su oficina, dejó por un segundo lo que estaba haciendo y su mente recordaba lo que había hablado con su amigo hace algunos días atrás. 


FLASH BACK

            Me encontré con Kaiba cuando estaba saliendo de la mansión de Ryou.

            Lograste hablar con él.

            No solamente con él, sino que además también con mi cuñado.

            ¿Sobre qué hablaron?

            Supe que él y mi padre, contrataron un detective privado para dar con el paradero del hombre que le desgració la vida a Joey.

            Mhg… Supuse que algo así haría Kaiba.

            Eso no es todo, hubieras visto su historial, ese maldito es de lo peor y Kaiba llegó para pedirle a Marik que se encargara de llevar el caso, también supe que se reunió con mi padre el sábado en la mañana.

            Ahora entiendo por qué no estaba con nosotros ese día.

            Así es.

            Y ya encontraron a ese sujeto.

            Todavía no, pero según la plática que tuvimos anoche, el detective no tardará en atraparlo.

            Supiste cómo se llama el detective.

            Kaiba, ni siquiera mencionó su nombre.

            Entiendo… Te agradezco que me hayas contado todo amigo, pronto ese desgraciado tendrá su merecido.

            Yami, discúlpame por lo que voy a decirte, pero, aunque ese hombre pague por lo que hizo, Joey no volverá a ser el mismo.

            Lo sé, créeme que eso lo sé muy bien. – Manifestaba con tristeza.

FIN DEL FLASHBACK

            “Quizás Bakura tenga razón, aunque ese infeliz pague por todos sus crímenes, el daño nunca se reparará. Me duele tanto ver a Joey en ese estado, odio verlo tan miserable, pero lo que más detesto es que no puedo hacer nada por él, por más que trato de animarlo y de apoyarlo me doy cuenta que no queda nada, su hermosa sonrisa ha sido consumida por la tristeza y el brillo que solía tener en sus ojos, fueron absorbidos por la oscuridad”.  – Sin poderlo evitar, unas finas lagrimas comenzaron a salir de sus ojos amatistas. – “Perdóname Joey, perdóname por haberte dejado solo y no estar ahí cuando más me necesitabas”.  

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            Hola Yūgi.

            Hola amigos, pasen por favor.

            Muchas gracias amigos.

            ¿Y tu abuelo? – Preguntó el castaño.

            Salió, pero no tarda en regresar.

            Vamos a tu habitación para que podamos platicar.

            Claro que sí, vamos.

Una vez dentro…

            Cuéntanos como te fue ayer con tu novio.

            Me fue muy bien Tea, es más, pude confirmar lo que nos contó Ryou.

            ¿En serio?

            Si, tenías razón Ryou, Kaiba y el señor Pegasus han contratado un detective privado.

            Entonces todo lo que me dijo Bakura…

            Todo es cierto amigo.

            Alguien sabe cómo se llama el detective.

            No Tea, eso todavía es un misterio.

            Lo importante es que ya sabemos la razón del por qué el no llegó el sábado a visitar a nuestro amigo.

            Aún sigo pensando que no deberían de darle mucha importancia.

            ¿Cómo así, Tea?

            Acaso no es obvio Tristán, todo el mundo habla de Joey. Joey esto, Joey aquello, Joey lo otro, y realmente ya me estoy cansando. Hasta Kaiba está muy interesado en él, como si no tuviera otra cosa que hacer.

            Yo no veo nada de malo en que él se interese en nuestro amigo.

            Yo opino igual que Tristán, además, es normal que Kaiba se involucre.

            Así es, recuerda que está enamorado de nuestro amigo. Eso sí es amor. – Comentó con alegría el albino.

            ¡Puaj!… Ustedes sí que me dan náuseas.

            Hay Tea, quien te entiende.

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Casa de la familia Wheeler…

            ¿Cómo le fue con mi hijo?

            Muy bien, aunque casi no habla mucho. 

            Lo sé, lo bueno es que usted le tiene mucha paciencia.

            No diga eso por favor, usted también ha sabido apoyarlo.

            Es cierto. Oiga, cambiando de tema, no le gustaría quedarse a cenar.

            ¿Es una cita?

            No sé si será una cita invitándola en mi propia casa. – Se sonrojó un poco.

            Yo encantada de quedarme a comer con usted.

            Excelente, en ese caso le pediré un pequeño favor.

            ¿Qué?

            Se podría quedar haciéndole compañía a mi hijo.

            ¿Piensa salir?

            Sí, quiero prepararle algo especial y me gustaría salir a comprar todos los ingredientes que necesito.

            No prefiere que yo lo haga.

            Claro que no, por favor déjeme hacerlo.

            De acuerdo, con una sola condición. – Sus mejillas se sonrojaron como un hierro candente.

            ¿Cuál?

            Que no se vaya sin antes darme mi beso de despedida.

            Aime, con mucho gusto se lo daré, pero antes iré a mi habitación por mi billetera.

            De acuerdo, vaya.

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Un hombre conducía un auto de cuatro puertas color negro, recorría la ciudad dirigiéndose a un lugar que le habían indicado para dar con el paradero de la persona a quien estaba buscando.

            “Según la información que me dieron, lo más seguro es que lo encuentre aquí, tengo que ser muy cuidadoso para no ser descubierto”.

Llegaba a su destino, buscó donde estacionarse cerca del lugar y ahí esperaría.

            “Tal parece que he llegado justo a tiempo, ahora es cuestión de esperar. Si es verdad todo lo que me dijeron, no tardará en aparecer, y una vez que eso suceda, lo seguiré a donde quiera que vaya”. – Al cabo de media hora, estaba llegando una persona al lugar. – “Bingo, finalmente lo encontré”. – Sacó su teléfono celular para hacer una llamada. – Hola, lo he encontrado… Sí, lo tengo justo en la mira, en estos momentos acaba de entrar a una agencia de viajes… Le enviaré la dirección a través del GPS, así también usted podrá seguirlo. De acuerdo, nos vemos. – Colgó el celular y decidió esperar hasta que saliera. No esperó mucho ya que la persona salía rápidamente de la agencia, se subió a su vehículo para irse de ahí. – “Lo suponía, este maldito desgraciado piensa dejar la ciudad, esta vez no escaparás”. – Se puso en marcha en su auto para seguirlo.

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Mansión Kaiba…

            Últimamente he notado a mi hermano muy distraído, no sé, es como si le pasara algo.

            En qué sentido Noah.

            Pues desde que llegó de la mansión de su novio el fin de semana pasado lo he visto algo inquieto.

            Se habrá peleado con su novio.

            No lo creo.

            Has intentando hablar con él.

            En varias oportunidades, pero siempre me dice que soy muy joven para entenderlo.

            De seguro no ha de ser grave, a lo mejor le preocupan los exámenes de la universidad.

            Me gustaría que eso fuera, pero estoy seguro que ha de ser otra cosa.

            ¿Cómo puedes estar tan seguro?

            Bakura, siempre ha sido una persona muy estudiosa, nunca deja nada a última hora.

            Entiendo, considero que no debes de angustiarte por tu hermano, sea cual sea el problema que tenga, te aseguro que lo podrá resolver, ánimo Noah, no me gusta verte deprimido.

            Supongo que tienes razón, muchas gracias Mokuba.

            De nada.

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En algún lugar de Ciudad Domino…

Un hombre estaba llegando a su destino, se bajó de su auto y entró al lugar donde había llegado, sin percatarse de que otra persona lo había visto llegar.

            “No puede ser, reconocería a ese sujeto en cualquier parte del mundo”. – Musitó y a la vez recordaba una promesa que se había hecho así mismo cuando su hijo aún se encontraba en el hospital. – “Es mi oportunidad para arreglar cuentas con ese maldito, perdóneme señorita Aime, pero tal parece que la cena se tendrá que posponer”. – Caminaba en dirección al lugar donde había visto entrar a la otra persona.

Justo en ese momento, otro vehículo estaba llegando al lugar, por la radio pidió ayuda.

            Solicito refuerzos, el sospechoso se encuentra en un hotel, sobre la quinta y sexta avenida sur.

            La ayuda ya va en camino detective Hime.

            Bien, dense prisa antes de que escape.

            Enterado.

Dentro del hotel, un hombre se dirigió a la recepción a preguntar en qué habitación se encontraba la persona que acababa de llegar, en cuanto supo en qué piso estaba se dirigió a uno de los ascensores, cuando la puerta del ascensor se abrió, caminó por un pasillo y al estar frente de la puerta se atrevió a tocar. La persona del otro lado, abría la puerta diciendo muy enojado.

            He dicho que nadie me… – No terminó de hablar ya que fue interrumpido por un golpe muy certero a su rostro. 

            ASÍ TE QUERÍA AGARRAR MALDITO DESGRACIADO. – Gritaba furioso. – Tú y yo tenemos cuentas que saldar.

            Maldito desgraciado. – Escupía sangra al hablar.  – ¿Por qué me golpeas?

            ¿NO ME DIGA QUE YA SE OLVIDÓ DE MÍ?

El hombre se encontraba en el suelo, lo miraba furioso, lentamente se ponía de pie y con una media sonrisa expresó.

            Tú eres el padre de esa puta, que por cierto ni para eso sirvió ya que no pudo satisfacerme como yo quería. – Al terminar de hablar le da un puñetazo en la cara.

            Bastardo, te haré pagar cada una de sus lágrimas, te haré pagar cada una de sus súplicas, te daré una paliza que jamás olvidarás y haré que te arrepientas por haberte metido con mi hijo.

            No me digas, usted no es más que un viejo enfermo, ya que nunca se ocupó de él. Por qué viene a reclamar algo que no viene al caso, o qué, ya se le olvidó que usted lo golpeaba hasta decir ya no, no me venga con estupideces, ahora solamente falta que me diga que está aquí porque su maldita conciencia no lo deja en paz, o tal vez ha venido para preguntarme cómo se retorcía el bastardo de su hijo cada vez que yo le daba placer.  – Logra esquivar un golpe y a la vez le da un puñetazo en la boca del estómago. 

            Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh. – La otra persona cae al suelo de rodillas mientras se llevaba una mano a su estómago.

            Tú no eres rival para mí. – Le da una patada en su costado. 

            Eso… Lo… Veremos. – Se levanta del suelo y se le tira encima para golpearlo con todas sus fuerzas.    

Ambos se agredían de forma brutal.

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Universidad de Ciudad Domino…

Un joven de cabellos albinos, caminaba por los alrededores de los pasillos de la universidad, tenía muchas cosas en que pensar, por suerte no llegó un maestro y la clase fue suspendida, por lo que decidió darse una vuelta para despejar un poco sus pensamientos.

            “En cuanto tuve esa plática con Kaiba y Marik, se lo conté a mi padre de inmediato, se sorprendió un poco cuando le dije que lo sabía todo, desde entonces no he dejado de pensar en lo que me dijo…

FLASH BACK

Había llegado algo noche a su mansión, subió de inmediato las escaleras para dirigirse a la habitación de su padre y ver si aún estaba despierto. Tocó la puerta antes de entrar, del otro lado se escuchó un adelante.

            Buenas noches padre.

            Buenas noches hijo, ¿cómo te fue con tu novio?

            Todo bien padre, pero antes de salir me encontré con Kaiba.

            ¿En serio? – Preguntaba sin preocupación.

            Así es padre, y déjeme decirle que lo sé todo.

            Y con todo, te refieres a…

            Sé que entre tú y Kaiba contrataron un detective privado, también vi el informe de ese infeliz.

            Y… ¿Qué es lo que te preocupa, hijo?

            Con todo respeto padre, pero… ¿Por qué no me dijo lo que estaba haciendo? ¿Por qué no me dijo de su plan?

            Mi querido Bakura, ya no te acuerdas lo que te dije hace varios días.

            Claro que lo recuerdo padre, usted mismo me respondió que lo dejara resolver a su manera y que yo me preocupara en estudiar. Pero aun así, debió de ponerme al tanto de la situación.

El hombre se encontraba sentado en un sofá que había en su recamara, se levantó y se acercó al albino.

            Escúchame hijo, si no te dije nada era porque no quería involucrarte, este asunto solamente nos concierne a Kaiba y a mí. Incluso, les dije a toda la Junta Directiva que yo me encargaría de todo.

            ¿Por qué?

            Porque es algo que debo y necesito hacer. Lamento mucho que te hayas enterado de esta manera.

            Aun así, debiste de haberme tomado en cuenta.

            Agradezco tu preocupación, pero, se lo que hago.

FIN DEL FLASHBACK

            “Espero que sepas lo que estas haciendo, padre” – Pensó para sí mismo.

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            “Qué raro, ya se tardó bastante, me dijo que iría rápido a comprar las cosas. Espero que no le haya pasado nada malo en el camino. Pero que tonterías estoy diciendo, él sabe cuidarse solo, parezco una tonta por estarme preocupando demasiado, supongo que ha de ser normal, lo amo tanto, a veces suele comportarse como un adolescente cuando no haya que decirme o como debe tratarme. Bueno, no lo culpo porque yo también actuó así, quizás peor que él. Lo mejor será que vea un rato la televisión para distraerme un poco, de seguro no ha de tardar en llegar, conociéndolo bien, entrara por esa puerta y me empezará a contar toda una aventura que tuvo que pasar para conseguir los ingredientes. Aunque me dejó con la curiosidad que clase de comida piensa prepararme”. – La mujer se sonrojaba con todo lo que pensaba, se sentó en un sillón de la sala y prendió la televisión para no sentir el tiempo de espera.

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Un grupo de hombres estaban entrando a un hotel, el encargado estaba un poco asustado y a duras penas les contaba lo que estaba ocurriendo en el segundo piso.

            Estaba a punto de llamarles, tal parece que arriba hay dos hombres que se están matando a golpes.

            Quédese tranquilo señor, díganos en que habitación escucha la pelea.

            Es en la habitación  210, 210. – Repetía el hombre.

            No se vaya a mover de aquí, nosotros nos encargaremos de todo, vamos muchachos.

            Sí, señor.

En cuanto llegaron al lugar, uno de ellos gritó.

            ES LA POLICÍA, ABRAN LA PUERTA.

Dentro de la habitación se escuchaban ruidos y gritos de dos personas peleando, los hombres no tuvieron otra opción que derribar la puerta para entrar.

            Alto, que nadie se mueva o disparo.

Una de las personas que acababan de llegar reaccionó al reconocer a uno de ellos. 

            ¡NO DISPAREN! ¡NO DISPAREN!  – Gritaba un agente. – Déjenme hablar con él.

            Como usted diga detective Hime.

            Señor Wheeler, ya basta déjelo, nosotros nos encargaremos.

El hombre no escuchaba a nadie, estaba tan furioso que ni siquiera se percataba de lo que estaba haciendo, al poco tiempo llega otra persona al lugar de los hechos.

            ¿Qué está pasando? – Preguntó para saber lo que estaba sucediendo.

            SUÉLTAME MALDITO BASTARDO. – Gritó el docente, dándole una patada en su costado para quitárselo de encima.

            Este maldito desgraciado tiene que pagar todo el dolor y sufrimiento que le ocasionó a mi hijo. – El hombre lloraba de la furia que sentía en ese momento.

            Jou, por favor suéltalo, deja que nosotros nos hagamos cargo.

            No, no, no, lo siento Hime.

            Señor Wheeler. – El recién llegado trató de razonar con él. – Piense en su hijo por favor, no vale la pena ensuciarse sus manos.

El hombre volteó a ver en dirección a donde estaban todos los policías y entre ellos se encontraba el CEO.

            Porque pienso en mi hijo es que hago esto señor Kaiba.

            Suéltame maldito infeliz. – El docente suplicaba y una vez más intentaba quitárselo de encima, ya que el otro lo tenía fuertemente agarrado de su cuello tratando de ahorcarlo.

            Si, suplica maldito desgraciado, quiero oírte rogar para que no te mate, anda desgraciado, ruega por tu patética vida, dime ¿Cuántas veces te suplicó mi hijo para que lo dejaras? ¿Cuántas veces lloró para que pararas y no le siguieras haciendo daño? ¿Cuántas veces te gritó para que no lo violaras? DÍMELO, ¿CUÁNTAS VECES? – Gritó furioso y lo ahorcaba cada vez más.

La otra persona estaba perdiendo sus fuerzas, sentía que le faltaba el aire y a duras penas respondió.

            No… No… Lo sé… No lo sé. – Comenzaba a desesperarse y con la impotencia aparecieron las lágrimas humedeciendo sus mejillas. 

            Voy a matarte maldito desgraciado.

            Jou, por favor escúcheme, no haga esto más difícil, le prometo que ese infeliz tendrá su castigo. – El Ojiazul trataba de razonar con él.  

            Perdóneme señor Kaiba, pero es que no puedo, no puedo, lloraba amargamente. – El hombre se detuvo por un segundo, aflojó un poco sus manos, miró a su víctima con una media sonrisa en sus labios, posteriormente se dirigió al castaño. – Prométame que cuidará bien de mi hijo, prométame que se ocupará de él.

El docente al escuchar esas palabras, se estremeció bastante y no soportando la situación comenzaba a llorar como un bebé recién nacido.

            Por favor… No lo haga… – Fueron las últimas palabras que pudo pronunciar el docente.


Continuará…


N/A: Espero que les haya gustado la continuación, lamento mucho dejarlos en suspenso… ¿Qué creen que pasará? ¿Logrará Jou matar al docente? ¿Quién de los dos irá a la cárcel? ¿Qué pasará con Joey? ¿El CEO cumplirá su promesa? Todo esto y más no se lo pierdan en los siguientes capítulos, no olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto se los responderé y no olviden seguirme, así sabrán cada vez que actualizo o cuando subo un nuevo fic.

Muchas gracias por dedicar su tiempo en leer esta emocionante historia y por seguirme, nos vemos en el próximo episodio.

Atte.:

             KAT. 



P.D.: El próximo viernes, actualizaré el fic la leyenda del monstruo de ojos rojos, no se lo deben de perder.
 



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