AUTORA:
KATSUYA
PAREJAS
PRINCIPALES: Fernando/Raúl, Frederick/Miguel.
OTRAS
PAREJAS: Adrián/Julio, Oscar/Alejandro, Rubén/Cecilio, entre
otras.
CATEGORÍA:
Originales.
GÉNEROS:
Ciencia
ficción, angustia, drama, tragedia.
ADVERTENCIAS:
Mpreg,
muerte de un personaje, lemon, tortura, orgias, violación.
Los
personajes de esta historia son de mi propiedad, así como la trama.
RESUMEN:
A
través de la historia, el ser humano ha inventado diversidad de castigos y
torturas para poderlos emplear en sus esclavos, y de esta manera someterlos a
trabajos forzados. En la actualidad, nada de esto ha cambiado, en muchas partes
del mundo se llevan a cabo múltiples castigos y torturas tanto en niños,
adolescentes, mujeres y hasta en los hombres, antes se empleaban los castigos
físicos, ahora están los que son castigos y torturas tanto física como
psicológica, obligando a muchas personas a hacer lo que no quieren, son muchos
los seres humanos que sufren a diario y en silencio, son explotados y abusados
a trabajar si es preciso día y noche y nadie es capaz de ayudar o tratar la
manera de poder erradicar este problema… ¿Existirá alguna manera de cambiar
esta situación?
ACLARACIÓN:
He
pensado una y otra vez si continuar escribiendo este fic, lo considero que es
demasiado fuerte, no es apto para menores y no es apto para aquellos que no
soportan las tragedias que sufren los personajes. Para los lectores que han
leído los primeros dos capítulos, se darán cuenta de lo que les estoy diciendo.
De ustedes dependerán si sigo subiendo más capítulos hasta terminar con la
historia. Por el momento, les advierto que este capítulo será verdaderamente
cruel y sádico. Soldado avisado no muere en guerra, quedan debidamente
advertidos. No olviden dejarme sus comentarios en mi blog. O si lo prefieren,
también pueden escribirme a mi correo, Facebook y Twitter. Gracias por darle la
oportunidad a esta historia en leerla.
Capítulo
3: Castigos y torturas.
Un
año y meses después…
Un joven de piel clara, pelo de color
castaño claro, y ojos de color verdes, se encontraba encerrado en una
habitación, para él era como estar en una celda, no podía salir de ese horrible
lugar, el encierro lo mataba poco a poco, a veces se alegraba cuando su Doctor
llegaba a verlo y lo sacaba de vez en cuando de su cuarto, pero lo hacía para
llevarlo a su laboratorio y experimentar con él. Con el paso del tiempo, eso
dejó de importarle, ya que él deseaba salir de su dormitorio y caminar un poco.
No es que no caminara dentro de su celda, pero estaba harto de hacerlo de un
lugar a otro chocando con las mismas paredes. Se encontraba sentado a la orilla
de la cama, podía ver que parte de su cuerpo empezaba a cambiar, se miraba un
poco más femenino, unas cuantas lágrimas comenzaron a salir de esos hermosos
ojos verdes que a través del tiempo se fueron opacando. Por las noches se oían
gritos de terror, que a cualquiera se le helaría la sangre, se escuchaban
ruidos muy fuertes de cuando alguna puerta se abría y esta rechinaba con
fuerza, todo el lugar comprendía de reglas, había hora para cada cosa, para
comer, levantarse, bañarse, cambiarse, para inyectarle algún medicamento que
era necesario para la investigación, dormir e incluso hasta para apagar las
luces por las noches y todo quedaba en penumbra. Era un lugar de lo más
desagradable, ellos no tenían libertad, no tenían derecho a nada, no valían
nada, eran tratados peor que animales, los humillaban, los golpeaban, los
explotaban tanto física como sexualmente, los obligaban a hacer cosas que no
querían, y si rompían una de las reglas, el castigo que sufrían era muy severo,
hasta la ropa que usaban era deprimente, todo era de color gris, no usaban
zapatos, no podías hablar con nadie ni con los otros experimentos, con el
tiempo, se dio cuenta que todo esfuerzo que hacías por salir de ahí era inútil,
todo el maldito lugar era vigilado por cámaras de seguridad, el piso era
metálico y frío, cuando lo sacaban de su celda, las voces y gritos se
escuchaban muy lastimeros y más fuertes, en una ocasión pudo ver como uno de
los prisioneros era golpeado y violado brutalmente enfrente de los demás y
nadie hacia nada por ayudarlo, los guardias disfrutaban en torturarlo, él
estuvo a punto de intervenir si no hubiese sido por su Doctor. Él, logró
detenerlo para que no interfiriera y a la vez le advirtió lo que le sucedería
si ayudaba a ese experimento, al escuchar las advertencias y pensar en el
castigo que sufriría el miedo invadió todo su ser y con lágrimas en los ojos le
pidió a su Doctor que se lo llevara de ahí, no quería ser partícipe de lo que
estaba sucediendo, no soportaba escuchar los gritos, los lamentos y súplicas de
ese pobre hombre, ya no quería mirar como lo violaban y golpeaban de forma tan
inhumana. Por suerte, su médico estaba de buenas y se lo llevó a su habitación
con la condición de que estuviera tranquilo. Su mente recordaba, los primeros
pasos por los que él tuvo que pasar hasta ahora.
FLASH BACK
Unos
hombres habían entrado a su habitación, uno de ellos sostenía una cadena muy
larga en donde claramente se podía ver para que servía, en sus rostros se
reflejaba la maldad pura, disfrutando del pánico del joven que simplemente se
limitaba en dar unos cuántos pasos hacia atrás.
— ¿Quiénes son ustedes?
—Preguntó muy nervioso.
—Pero que pregunta más
estúpida la que estás haciendo, experimento 19,990.
—Es cierto, no vez
acaso que venimos por ti.
—Pero… El Doctor me
dijo que él iba a venir por mí.
—Ja, ja, ja, ja, ja,
ja, ja… —Reían todos.
—Sí que eres estúpido,
acaso crees que alguien como él, se va a tomar la molestia de venir
personalmente a traer a una escoria como tú.
—Será mejor que no
hagas nada estúpido o lo pasarás muy mal.
— ¡NO! —Exclamó con
enfado. —Yo no iré con ustedes a ninguna parte.
—Tal parece que este
infeliz gusano va a tener que aprender a obedecernos por las buenas.
—Estoy de acuerdo
contigo. —Se miraban unos a otros y el que estaba cerca de la puerta, la cerró
poniéndole seguro.
—Amigos, ya saben lo
que tienen que hacer.
—Por supuesto que sí.
Los hombres se le tiraron encima al
joven para golpearlo, el trataba de defenderse a cómo podía, dos de ellos
lograron sujetarlo con fuerza de ambos brazos, mientras que el tercero se
acercó a él y le propino un golpe muy fuerte en la boca del estómago.
—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH.
—Un fuerte grito se escuchó en todo el cuarto, el joven doblegó sus rodillas
casi a punto de caer, sino fuera por los hombres que lo sostenían hace ratos
que estaría en el suelo. —Malditos, todos son unos cobardes, se aprovechan que
ustedes son tres.
—Ja, ja, ja, ja… Tal
parece que he sido muy blando con él. —Al terminar de hablar, le dio otro golpe
más fuerte, esta vez hizo que el prisionero sangrara por la boca.
—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH…
Ya… No… Por favor…
— ¡Oh! Mírenlo, grita
como una niña.
—Ja, ja, ja, ja, ja,
ja. —Se reían los otros dos hombres que lo estaban sosteniendo.
—Hay que darle su
merecido a esta nena, para que aprenda.
—Sí, debemos de
desquitarnos con él por arruinar nuestra diversión el otro día.
—Estoy de acuerdo con
ustedes, hagámoslo.
El hombre lo seguía golpeando sin piedad
alguna, mientras que los otros dos lo seguían sosteniendo con fuerza, no le
daban oportunidad a que se repusiera ya que su agresor lo golpeaba como si
fuera un saco de boxeo.
—Aaaahhhhhh… Snif,
shif, snif, por favor, ya no, ya no, snif, shif, snif, basta, me duele, snif,
shif, snif, por favor, deténgase, no siga… Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh… Snif, shif,
snif, iré con ustedes… Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh… Pero por favor, ya no me
golpeen... Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh… Por favor, si iré con ustedes… Snif, shif,
snif.
—No es justo que
solamente tú te estés divirtiendo.
—Es verdad, también
nosotros nos queremos divertir.
—Déjanos algo, antes de
que se desmaye.
—De acuerdo. —Lo había
dejado de golpear, el joven ya no se podía poner de pie. —Llevémoslo a esas
cadenas que están ahí. —Señaló un lugar de la habitación, en donde se
encontraban unas cadenas de hierro que colgaban desde el techo. —Pónganle los
grilletes en las muñecas de sus manos y súbanlo un poco a modo de que las
puntas de los pies apenas y toquen el suelo. —Manifestó burlonamente.
En cuanto lo encadenaron, trataba
inútilmente por liberarse, forcejeaba con las pocas fuerzas que le quedaban.
—Es inútil, por más que
te esfuerces no podrás liberarte. Ya se te olvidó que fui yo quien te trajo a
este lugar y te dejé colgado en estas mismas cadenas.
— Snif, shif, snif,
eres un maldito… Snif, shif, snif.
—Vamos a divertirnos
con él.
—Sí, así está mucho
mejor.
Entre los tres hombres lo golpeaban,
recibía golpes en todo su cuerpo, en su rostro, pecho, abdomen, piernas,
estómago y hasta le daban fuertes patadas en su trasero.
—Aaaahhhhhh… Snif,
shif, snif, por favor, ya no, ya no, snif, shif, snif, basta, me duele, snif,
shif, snif, ya no, por favor… Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh… Deténganse, no sigan… Aaaahhhhhh…
Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh… Aaaahhhhhh…
Después de un rato, el prisionero había
dejado de moverse y de gritar, debido a la paliza que le dieron, había perdido
el conocimiento.
— ¡Uy! Creo que se nos
pasó un poco la mano.
— ¡Cállate! En vez de
decir tonterías, ve a traer un balde con agua fría.
—Está bien. —Se dirigió
al baño, al regreso traía un recipiente con agua. —Toma, aquí tienes. —Se lo
dio de mala gana… En cuanto el otro se lo agarró, inmediatamente le tiró el
agua en la cara a su víctima, dejándolo todo empapado.
—Coff, coff, coff, coff. —Tosía al recobrar poco a
poco el conocimiento.
—Estúpido, no es hora
para estar durmiendo. —Manifestó muy molesto. —Hay que soltar a este desgraciado,
ya hemos perdido bastante tiempo con esta basura.
—De acuerdo. —Estaban a
punto de soltarlo hasta que se escuchó una voz.
—Espera.
— ¿Y ahora qué quieres?
—Hazte a un lado
inútil. —Le da un empujón para apartarlo, luego agarró con fuerza el cabello
del joven jalándoselo hacia atrás, haciéndolo gritar de nueva cuenta.
—Escúchame bien experimento 19,990, si el Doctor te pregunta del por qué estas
todo golpeado dile que te rehusaste a venir con nosotros y tuvimos que
castigarte para que obedecieras, has entendido. —Volvió a tirar con fuerza de
su cabello.
—Snif, shif, snif...
Aaaaayyyyy, si, si, snif, shif, snif, suéltame por favor, snif, shif, snif.
—Por tu bien, eso
espero o no te la vas a cavar. —Después de eso, lo liberaron, el joven cayó de golpe
al suelo, todo su cuerpo le dolía. —Que esperan para levantarlo inútiles.
—Ya vamos patrón.
—Contestó uno de ellos con enfado. —En cuanto lo levantaron, el otro hombre
encadenó las muñecas de su mano y con la misma cadena encadenó los tobillos de
los pies.
—Anda, camina que no
tenemos todo el día.
Finalmente habían llegado a donde estaba
el Doctor. Éste en cuanto lo vio llegar, se sorprendió mucho en la condición
como venía.
— ¿Qué sucedió? —Preguntó
de forma muy amenazadora.
—Este maldito infeliz, tuvimos
que darle su merecido por desobedecernos.
—Es cierto, se rehusó a
acompañarnos.
—Se volvió loco e
intentó escapar.
— ¿Es eso, verdad? —Le
preguntó seriamente. El joven desvió un poco su mirada para después responder.
—Sí, es verdad.
—Lo ve Doctor, ahí lo
tiene.
—Márchense, déjenme a
solas con él.
—Pero…
— ¿Están sordos o qué?
—Como usted quiera
Doctor. —Contestó el hombre muy furioso, todos se fueron pero con miradas de
advertencias al experimento para que no dijera nada.
La otra persona se le quedó viendo de
pies a cabeza, sabía muy bien que estando en esas condiciones, no iba a
soportar el examen de resistencia, el pobre estaba todo mojado, su cuerpo
temblaba del frío y sus rodillas estaban a punto de flaquear y caer al suelo.
El hombre caminó alrededor del experimento, lo seguía analizando y mirándolo de
pies a cabeza, luego se detuvo y caminó hacia su escritorio, abrió una de sus gavetas
y sacó un pequeño estuche negro, se lo mostró y luego le dijo:
—No hay cosa que odie
más que las mentiras. Ahora que ellos se fueron, vas a decirme la verdad sobre
lo que sucedió. —Se quedó callado por un momento, y notó cierto miedo en el
joven. —Esto que tengo en mis manos, es una caja de plástico y dentro del
estuche hay una inyección con un suero. No es cualquier suero, es más bien una
droga al que le dicen suero de la verdad.
—No, por… Favor. —Su
voz se escuchaba entrecortada.
—Cálmate, de ti va a
depender si habrá necesidad de usarla o no. Mírame a los ojos y dime, ¿qué fue
lo que sucedió?
El joven pasó un buen rato
explicándole todo lo que había ocurrido, de como esos hombres lo habían
encadenado para golpearlo brutalmente y la forma en como lo amenazaron para que
el no dijera nada.
—Entiendo, con que eso
fue lo que pasó. —El espécimen no dijo nada y sólo asintió con la cabeza. —No
te preocupes por nada, yo después arreglaré cuentas con ellos.
—Pe… Pero…
—Ya, ya, ellos nunca
sabrán que tú me has dicho la verdad. —El hombre pudo notar como los grilletes
lastimaban las muñecas de sus manos y los tobillos de sus pies. —Si te suelto
las cadenas, prometes no hacer ninguna locura.
—Sí, se lo prometo.
—De acuerdo, confiaré
en tu palabra. —Al decir eso, se metió una mano a una de las bolsas de enfrente
que tenía su gabacha blanca y sacó unas llaves, primero le quitó los grilletes
de sus muñecas y después se agachó para liberar sus tobillos. —Listo, ya está.
En vista de lo que pasó, no podré hacerte el examen de resistencia, te llevaré
a tu cuarto y te daré unos días para que sanen tus heridas.
—Gracias.
—Todavía no acabo de
hablar. —Expresó un poco molesto. —Pon atención a lo que te voy a decir, el
hecho de que sea indulgente contigo no signifique que no seré estricto en tus
procedimientos, voy a exigirte mucho más de lo que tu capacidad física pueda
soportar. ¿Te quedó claro?
—Si.
—Bien, esa es la
respuesta que deseaba escuchar.
Finalmente, el hombre le ayudó a caminar
para llevarlo al cuarto y una vez que sus heridas sanaron, sus procedimientos
comenzaron.
FIN DEL FLASHBACK
—“Ese hombre, ha cumplido con todo lo que me ha dicho, ha sido
bastante comprensivo conmigo, pero a la vez me ha exigido en todos los procesos
de investigación que me ha hecho, tanto así, que termino exhausto y en varias
ocasiones me desmayo por el dolor físico que siento… Después de desmayarme, al
volver en sí, él lo vuelve a intentar una vez más para ver hasta dónde soy
capaz de aguantar, es como una tortura que no tiene fin”.
Todo
eso lo pensaba para sí mismo, todavía seguía llorando y a pesar del tiempo que
había pasado desde que llegó a ese horrible lugar, el Doctor todavía no le
había hecho la cirugía y eso se le hacía un poco extraño ya que le habían
llegado rumores de que muchos experimentos que llegaron después de él, ya se
les había hecho la cirugía del trasplante del órgano femenino. Y con eso en
mente, decidió dormir un poco, se sentía muy cansado y débil al mismo tiempo.
No muy lejos de ahí, pero en la misma Institución…
Un hombre de unos 38 años de
edad, no lograba conciliar el sueño, llevaba ratos que se movía de un lado a otro
sobre la cama. Su mente no dejaba de pensar en cierto experimento, se hacía
miles de preguntas y una de ellas era porque le seguía dando un trato especial
diferente a de los otros prisioneros. Todo eso lo perturbaba, siempre estaba de
mal humor y muy gruñón. Lo peor de todo es que se desquitaba su coraje con los
demás especímenes y con las personas que trabajaban para él.
—“Demonios,
¿por qué me cuesta tanto trabajo dejar de pensar en él? Si yo quisiera en este
mismo momento me fuera a su cuarto y lo hiciera mío de una vez. Pero No, no
puedo, no puedo hacerlo, no quiero hacerle más daño del que ya le he hecho”.
—Pensaba para sí mismo. —“Desde el primer día que lo vi, hubo algo que me llamó
su atención, no sé con exactitud que es, pero, a pesar de todas las cosas que
ha tenido que soportar, me sigue sorprendiendo su resistencia, su rebeldía, su
fuerza de voluntad es increíble, y cuando logro doblegarlo aunque sea un poco,
disfruto de ese momento de victoria, saboreo del triunfo que he obtenido, me
siento superior a él y lo humillo haciéndole saber cómo he quebrantado su
espíritu. Después de burlarme y de hacerlo sentir miserable, me siento vacío
por dentro, es como si algo me faltara, como si una parte de mi desea
completarse… Rayos, sin darme cuenta me he enamorado del experimento 19,990,
cuyo nombre es Raúl Armando Moreira Hernández, y lo peor de todo es que no
solamente pongo en riesgo mi vida, sino que además lo pongo en riesgo a él. Por
esa razón es que nadie debe saber que ese joven me gusta mucho, no quiero pasar
por lo mismo que pase hace 5 años atrás, una terrible tragedia que llevaré
cargando toda mi vida… Debo de olvidarme de estos estúpidos sentimientos, sé
que puedo, él no es más que un conejillo de indias que servirá para mi
investigación y después de eso, podré hacer con él lo que yo quiera… A quien
trato de engañar, cada vez que lo lastimo, puedo sentir como mi corazón se
parte en dos, una vez quise tomarlo por la fuerza y él se resistió, me rechazó,
yo me enfadé tanto que lo mandé inmediatamente a la sala de tortura, lo traté
de obligar para que el me sirviera, para que fuera mi puta en la cama, y ni a
un así, se negó a obedecerme. Creo que es mi justo castigo que merezco por
haber abusado a muchas personas, por haberme acostado con la mayoría de los
especímenes que hay en este lugar. Pero ninguno de ellos, ha logrado
satisfacerme, ninguno ha logrado llenar
este vacío que siento por dentro. Quizás sea porque por primera vez en la vida,
me gustaría tener a alguien que me quiera y se preocupe por mí aunque sea de
vez en cuando. Que maldito y cruel ha sido el destino para ponérmelo en mi vida
bajo esta circunstancia… No importa, ya no importa nada, buscaré la manera de
protegerlo, no permitiré que nadie lo toque, que nadie le haga daño, él no debe
de pasar por lo mismo que sucedió 5 años atrás. No soportaría perderlo, esta
vez estoy consciente que no sabría vivir sin él... De alguna manera, él tiene
que ser para mí”.
Poco a poco el hombre se fue
quedando dormido.
Al día siguiente…
—He
venido para ver cómo has amanecido.
—Usted que
cree. —Respondió de forma altanera.
—Sé que
ayer, se me pasó un poquito la mano contigo, pero debes entender que es parte
del procedimiento.
—No me
venga con cuentos y mejor dígame que sigue ahora.
El hombre estaba a punto de
golpearlo, pero se detuvo al ver como la otra persona se veía realmente muy
cansada y débil.
—
Agradece que no estás en condiciones para golpearte, porque si no te hubiera
dado tu merecido por atreverte a hablarme de esa manera.
—Usted
hace lo que quiere con mi cuerpo, pues yo le hablo como se me dé la gana. —En
cuanto terminó de hablar, recibió un fuerte golpe en la cara, haciéndolo caer
al suelo.
— Estúpido,
no abuses de mi paciencia, no sabes de lo que soy capaz de hacer.
Unas lágrimas empezaban a
salir de sus ojos, todavía se encontraba en el suelo, mientras se sobaba su
mejilla en donde había recibido el golpe.
—Eres un
maldito cretino, te odio, podrás golpearme todo lo que quieras pero ni aun así
vas a impedir que te conteste como se me dé la gana.
—Bien, si
es lo que quieres, entonces así se hará… Veremos quien se aburre primero, tú en
ser un estúpido rebelde o yo en golpearte.
La otra persona no se dejó
intimidar, y lentamente se levantaba del suelo sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Tienes
agallas, lo reconozco, pero esta vez no seré tan amable contigo. —Lo agarró
fuertemente del brazo y lo sacó a rastras de su cuarto llevándolo a otro lugar
para realizarle el procedimiento. Una vez que llegó, arrojó al experimento con
violencia en una cama de metal tipo parrilla, despedazó toda su ropa dejándolo
casi desnudo, solamente le había dejado la ropa interior, luego encadenó sus
manos arriba de su cabeza, la persona no dejaba de moverse de un lado a otro,
tratando inútilmente de quererse liberar. Por otra parte, el médico se había
alejado un poco de él, cuando regresó venía empujando un carrito, era el mismo
aparato que le ponía alrededor de su cintura.
—Esta
vez, el procedimiento será diferente a todas las veces anteriores que te lo he
hecho. —Fue en ese momento, que la víctima se dio cuenta que hasta la cama en
donde se encontraba acostado y encadenado era distinta.
— ¿Qué
piensas hacer? —Trató de que su voz no se escuchara nerviosa.
—Anteriormente,
estaba siendo muy compasivo contigo, como recordarás, te permitía que te
pudieras mover con mayor facilidad por toda la cama, es decir, dejaba que te
retorcieras libremente del dolor que sentías, te daba permiso para que
cambiaras posturas hasta que encontrabas la adecuada para soportar los
terribles dolores. Pero ahora, será un procedimiento totalmente distinto y
nuevo para ti. —En lo que hablaba, le estaba poniendo grilletes a los tobillos
de sus pies, posteriormente le colocó una especie de cinturón metálico
alrededor de su cintura, dejándoselo muy socado. —Con este método, aprenderás
buenos modales y pensarás dos veces antes de responderme con rebeldía. Aquí me
daré cuenta quien va ser el primero en aburrirse.
La otra persona no daba
credibilidad a lo que escuchaba, ese viejo desgraciado estaba hablando muy en
serio, rápidamente su mente pensaba en cómo salir librado de ese castigo, pero
por otro lado su orgullo no le permitía que ese viejo se saliera con la suya.
Si suplicaba en ese momento, le estaría dando la razón a ese maldito, de que él
lo podía tratar como se le viniera en gana y lo único que él tenía que hacer
era agachar la cabeza y no faltarle el respeto. No, de ninguna manera se daría
por vencido, podrían hacer lo que quisieran con su cuerpo, pero no iba a
permitir que pisotearan su orgullo y no se dejaría doblegar tan fácilmente su
espíritu de lucha.
—Adelante,
haz conmigo lo que quieras, pero no te daré el privilegio de verme derrotado.
—Con sus palabras, lo había desafiado y lo miraba con infinito odio y desprecio.
—Tú lo
has querido. —Medio sonrió con maldad, luego presionó el botón en donde la
máquina tiró descargas eléctricas dirigiéndose al cinturón.
—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH. —Un grito desgarrador se escuchó
en ese lugar, el joven se movía de un lado a otro pero al estar encadenado a la
cama, no podía hacer mayor cosa.
— ¿Qué
dices ahora? —Preguntó burlonamente, había dejado de presionar el botón.
—Eres… Snif,
shif, snif… Un maldito… Snif, shif, snif.
—En ese
caso, seguiré divirtiéndome contigo. —Volvió a apretar el botón, haciendo que
su víctima volviera a gritar debido a las descargas eléctricas que recibía.
—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH. —Levantaba su cuerpo hacia
arriba, no fue hasta entonces que se dio cuenta que la cama también se
electrificaba, no sólo sentía descargas eléctricas en su cintura sino que
además todo su cuerpo se electrocutaba.
— ¿Ya te
aburriste? —Preguntó sarcásticamente. —Únicamente tienes que aceptar que soy
superior a ti y renunciar a tu estúpida rebeldía que nada bueno te trae.
—… Snif,
shif, snif… TE
ODIO… Snif, shif, snif… —Lloraba a mares, nunca se imaginó que el castigo
fuera tan severo, todo su cuerpo temblaba aparte de que sudaba frio, sus manos y
pies le dolían terriblemente debido a la gran presión que ejercía cuando sus
músculos se contraían al recibir la descarga eléctrica y ni que decir de su
estómago, sentía toda clases de malestares y debido al cinturón que tenía en su
cintura acortaba su respiración, se le hacía difícil poder respirar normalmente
era como si estrujaran todo su abdomen, como si lo querían partir por la mitad.
—Seguiré
entonces, hasta que aceptes que fuiste tú el que se aburrió primero.
—Nunca,
jamás te daré esa satisfacción maldito infeliz. —Al responder, recibió otra
descarga más fuerte que la anterior… — AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...
Por otro lado, el hombre lloraba
por dentro, le dolía ver como ese joven estaba sufriendo, le dolía ver como se
revolvía de un lado a otro por las descargas que recibía.
—“Por qué
demonios no dejaba a un lado su estúpido orgullo, porque no aceptaba su derrota
y le decía de una vez por todas que él lo amaba. No, eso sería como tirarse el
lazo al cuello, eso sería como que le estuviera dando la razón a ese estúpido
experimento”… —Todo eso lo pensaba para sí mismo, y de pronto, su mente
reaccionó… —“Si, no era más que un experimento que solamente servía para un
propósito. Y si solamente era eso… Entonces, ¿por qué sufría tanto? ¿Por qué se
preocupaba por él? ¿Por qué no detenía aquella tortura y se lo llevaba a su
cuarto para atenderlo? Eso era lo que realmente deseaba su corazón, quería
abrazarlo, acariciarlo y pedirle perdón por todo el daño y sufrimiento que le
estaba ocasionando. Pero a la vez, sabía que era un amor imposible, entre ellos
no tiene que existir amor, mucho menos una amistad, ninguno de los dos estaban
en condiciones de poder llevar una relación normal como cualquiera”. —Todo esto
lo pensaba en silencio, tan metido estaba en sus pensamientos que no se había
dado cuenta de que el experimento 19,990 se había desmayado. Dejó de presionar
el botón, lo puso sobre la mesa y se acercó al joven para comprobar si todavía
respiraba, cuando comprobó que los signos vitales volvían poco a poco a la
normalidad, justo en ese momento, sintió como su corazón regresaba a su puesto,
pudo sentir cierta alegría que hacía mucho tiempo no sentía… Decidió liberarlo,
le quitó el cinturón que tenía alrededor de su cintura y vio como tenía marcas
de quemaduras en su hermosa piel, también las muñecas de sus manos y los
tobillos de sus pies tenían marcas producto de las descargas eléctricas que
había recibido. Acarició levemente su rostro y luego lo cargó en sus brazos
para llevarlo nuevamente a su habitación, ahí le daría las atenciones médicas
necesarias para curarlo y al mismo tiempo cuidar de él, al menos por esa noche.
Dos semanas después…
Hacia su ronda como era
costumbre, revisaba cada uno de los experimentos para ver como seguía su
investigación, su mente recordaba lo que había sucedido ayer, varios de sus
experimentos habían dado a luz, y como siempre el Doctor Gonzalo se encargaba
de todos los preparativos para dar en adopción a todos los recién nacidos.
Afortunadamente, nacieron 5 niñas y 5 niños que no eran doncellos, a veces él
se preocupaba por el destino de esos niños, no sabía si iban a parar a buenas
familias, si realmente cuidarían de esos niños. A través de los años, se dio
cuenta que el Doctor Gonzalo se hacía rico con su investigación, ese viejo
siempre conseguía parejas adineradas que no podían tener hijos y el los
convencía para que aceptaran en adoptar a uno de sus niños… Las parejas
aceptaban porque se evitaban tanto papeleo, se evitaban que una persona de
servicios sociales los estuviera visitando a cada rato, pero sobre todo, se
ahorraban mucho tiempo, ya que si tenían que ir a un orfanatorio, esas parejas
tenían que pasar por un montón de procedimientos… En cambio, ese viejo les
ahorraba tiempo, investigaciones, abogados y papeleos que el los llamaba
innecesarios.
Todavía recordaba el primer
bebé que nació, fue una niña muy hermosa y saludable, lamentablemente el
doncello no resistió el parto y falleció, dejando a una pequeñita huérfana,
desde entonces, el Doctor Gonzalo a través de sus socios, decidieron crear una
fundación, donde supuestamente ellos se preocupaban por el bienestar de niños
desamparados, y para cubrir las apariencias, aceptaron a muchos niños
huérfanos, pero su prioridad era dar en adopción a los bebés que nacían
producto de la investigación. Por esa razón, es que las parejas con dinero, no
les importaban de donde venía el bebé que iban a adoptar, ellos pagaban una
fuerte cantidad de dinero con tal de tener a un recién nacido en sus brazos.
—“Solamente
espero que esos bebés recién nacidos hayan ido a parar a una buena familia”.
—Pensaba para sí mismo. —“Creo que lo que más odio de todo esto, es ver como
esos hombres lloran al ser separados de sus hijos, ellos resisten los dolores
de parto con tal de poderlos ver, tocar, abrazarlos y besarlo, pero, hasta ese
privilegio se le han sido negado”… “En cuanto un bebé nace, otro médico se lo
lleva para examinarlo y ver en qué condiciones nace la criatura. Si es niña o
niño, son llevados inmediatamente por las parejas que lo adoptaran… Pero, si
nacen doncellos, son llevados al orfelinato”.
En lo que pensaba, caminaba
por un pasillo en donde había una gran fila de puertas con números marcados en
cada una de ellas, hasta que finalmente llegó a su destino.
—Veo que
estas mejorando. —No obtuvo respuesta. — ¡Oh, vamos! Hasta cuando piensas
hablarme, no creo que sigas así por mucho tiempo. —Se acercó a la otra persona,
pero este lo rechazó, alejándose de él. —Más vale que te comportes, en estos
momentos no estoy de humor para tonterías. —Volvió a acercarse al experimento y
nuevamente se alejó de él. — ¿Por qué demonios tienes que ser tan obstinado? No
vez que lo único que quiero es revisar tus heridas. Así que quédate quieto.
El joven no tuvo otra opción
más que obedecerle, y el hombre aprovechó la oportunidad para revisar sus
heridas viendo que estaban sanando sin problemas.
—Te das
cuenta, que no es tan difícil obedecer. —Medio sonrió al ver como lo miraba su
espécimen. —Unos cuantos días más, y reanudaremos tu procedimiento, alégrate,
al menos podrás salir de tu cuarto. Si cooperaras conmigo no tendría necesidad
de castigarte, lo único que quiero es ayudarte, pero tú me pones las cosas bien
difíciles. Te recomiendo que empieces a hablar, porque si sigues con esta estupidez,
soy capaz de mandarte a poner una mordaza especial en tu boca que no podrás
quitártela y ya no te permitiré que comas con la boca, porque tus alimentos te
los meteré por intravenosa. Así que tú decides, o me diriges la palabra o
escoges la mordaza que esta llevará un candado y la llave estará bajo mi poder.
Tienes hasta mañana para saber qué decisión tomarás. —El hombre lo miró con
cierta sonrisa de triunfo cuando vio la expresión que puso el experimento, en
verdad que le encantaba hacerlo sentir miserable, le gustaba doblegar su
rebeldía, se divertía haciéndolo sufrir de distintas maneras… Pero a la vez se
odiaba así mismo por ser tan despreciable, por hacerle pasar tales vejaciones a
ese pobre muchacho, se odiaba por ser un maldito cobarde, por no tener el valor
de decirle que se ha enamorado de él… Pero no, prefiere mil veces callarlo y
guardar las apariencias antes de confesar su amor.
En cuanto el hombre salió de
la habitación, Raúl no soportó más y comenzó a llorar, odiaba ese viejo con
todo su ser, al principio creyó que él podía ser diferente a todos los demás
que trabajaban ahí, pensó que tal vez él le ayudaría a escapar de ese horrible
lugar, pero se dio cuenta de lo equivocado que estaba, ese maldito viejo era
como todos, lo único que le importaba era su maldita investigación, ese
asqueroso viejo no le importaba si el moría o no, ese desgraciado solamente le
interesaba su porvenir, nunca tuvo compasión de ningún experimento, era un
tonto por haber pensado que tal vez se preocuparía por él, que tal vez hubiera
algo, aunque sea una pizca de bondad en ese frío y duro corazón… Sentía un mar
de emociones que no podía describir con exactitud lo que era, desde que llegó a
ese infierno, lo despojaron de todo, de sus derechos, de su libertad, le habían
arrebatado su nombre, de su condición física, lo obligaban a cambiar de género
y le hacían múltiples experimentos a su cuerpo, sometiéndolo a una diversidad
de pruebas de dolor y sufrimiento, sin mencionar a los castigos y torturas que
recibía por no obedecer… A pesar de todo lo que tuvo que pasar, decidió que no
les daría gusto a esos malditos, pudieron haberle despojado de todo, pero
todavía tenía algo que ellos aún no le han arrebatado y lo único que poseía era
su fuerza de voluntad, su rebeldía era lo único que conservaba para poderse
sentir vivo y no darse por vencido…
Continuará…
N/A: Me disculpo con aquellos
lectores que estaban esperando un nuevo capítulo de la historia los ojos son el
reflejo del alma, les prometo que lo subiré la próxima semana.
Cambiando de tema… ¿Qué
pasará con Raúl? ¿Lograrán someterlo? ¿Fernando, le confesará su amor? Todo
esto y más no se lo pierdan en los siguientes capítulos.
Quiero agradecer a todos los
lectores por haberse tomado su tiempo en leer esta historia, espero que haya
sido de su agrado.
Me despido de ustedes, muy
cariñosamente.
Atte.:
KAT.
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