Capítulo 39: ¿Qué es esa cosa?...
Notas del capítulo: Los
seres humanos tenemos la tendencia de discriminar cuando no nos cae bien una
persona, o de poner apodos y hacer señalamientos despectivos a lo desconocido.
Y esto se viene dando desde hace mucho tiempo atrás. Y en la actualidad es
todavía peor. ¿Cómo se podría corregir esta problemática? ¿Hasta cuándo
aprenderemos a no criticar lo que no conocemos? Si todos pudiéramos ayudar en
vez de criticar, la vida fuera totalmente diferente…
Declaimer:
Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!,
“No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor,
abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se
diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la
dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…
******************************
En algún lugar de Ciudad
Domino…
Cuando era niño, solía creer en todas
las historias que mi padre me contaba. Al principio me fascinaba escuchar sus
relatos, y había veces que soñaba con tener una de esas aventuras, deseaba
tanto vivir una experiencia tan intensa como las que mi padre vivió.
¿Por qué dejó de creer en esas
historias?
Porque con el paso del tiempo fui
creciendo y quería comprobar si alguna de esas historias, eran ciertas y cada
vez que yo le pedía pruebas él siempre me decía que no tenía pruebas sobre las
historias que me contaba.
¿Por esa razón dejó de creer?
Por una parte sí, pero por otra parte
yo quería hacer mi vida, pero él se empeñaba en que yo debía de continuar con
su legado.
¿Cuál es ese legado?
Ser el nuevo portador de ese medallón.
¿Qué dijo? – Preguntó sorprendido. – ¿A
qué se refiere? ¿Y eso qué significa?
Es algo difícil de explicar.
Por favor explíqueme, quiero
entenderlo.
Como te lo dije anteriormente, mi padre
me daba el medallón para que lo cuidara, y que algún día él iba a dejar de ser
el portador.
Sigo sin entender nada.
Por favor Shādī, ya no me hagas más
preguntas.
¿Por qué? ¿O es que acaso me está
ocultando algo?
No puedo decirte nada por el momento.
Pero… Don Solomon…
Confórmate con saber que todas esas
historias no son más que puras fantasías y ciencia ficción. A mi padre siempre
le gustaba inventar relatos.
Discúlpeme pero yo no lo creo. Estoy
seguro que el comandante Sugoroku no es esa clase de persona que le gustaba
inventar historias.
TÚ QUÉ SABES, POR LO VISTO NO TE DAS
CUENTA QUE SUS HISTORIAS NO TIENEN NADA QUE VER CON LA VIDA REAL. – Gritó sin
pensarlo. – Y PARA COLMO, ARRASTRÓ A MI NIETO EN SU LOCURA.
******************************
Quédate aquí por favor, Noah.
De ninguna manera, quiero ir contigo.
Ya te lo dije, esto puede ser muy
peligroso.
Te prometo que no me apartaré de tu
lado.
Grrr… Está bien, vamos.
Ambos
salieron de la mansión y al hacerlo veían personas corriendo de un lugar a otro
todos espavoridos.
¿Dónde está? No lo veo en ninguna
parte.
AGÁCHATE NOAH. – Gritó el pelinegro
quien empujó a su amigo al suelo.
Qué demonios… ¿Qué es esa cosa? – Había
levantado su cara para poder mirar al cielo.
Esa cosa, como tú lo acabas de llamar…
Es Joey.
¿Qué dijiste? Debes estar bromeando.
Me gustaría que fuera una broma, pero
no lo es.
¡CUIDADO! – Les gritó un hombre para
que se apartaran. – ¿Se encuentran bien?
Si, gracias Roland.
Será mejor llamarle a su hermano.
Espera por favor Roland, todavía no lo
llames, déjame ver si puedo tranquilizarlo.
Estás loco Mokuba, ¿ya viste el tamaño
de esa cosa?
No es una cosa, ya te dije que es Joey.
No puedo creer que ese dragón sea Joey.
Pues créelo, porque te estoy diciendo
la verdad.
La
bestia volaba alto y solamente descendía para atacar. Mientras que algunos
guardaespaldas hacían todo lo posible por derribarlo.
ALTO EL FUEGO, POR FAVOR, DEJEN DE
DISPARAR. – Suplicaba el pelinegro.
Joven Kaiba, es muy peligroso que esté aquí.
Es cierto, mejor váyase a la mansión.
Por favor, al menos déjenme intentar
hablar con él.
Es muy arriesgado.
Por favor.
Cuidado, ahí viene de nuevo.
Veían
como el dragón volvía a descender y al hacerlo lanzaba una gran bola de fuego,
haciendo que todas las personas salieran corriendo del lugar. Al escuchar un
inmenso rugido, una densa niebla comenzó a aparecer y entre la neblina se
empezó a escuchar una voz extraña que decía…
Destrúyelos, mátalos a todos, esta es
tu oportunidad de vengarte. Enséñales quién es el que manda, muéstrales tu
poder.
¿De dónde proviene esa voz? – Todos se veían
unos a otros y a la vez miraban a su alrededor para ver si podían ver de dónde
provenía esa voz escalofriante.
¡JOEY! – Exclamó el pelinegro. – NO LO
HAGAS JOEY, DETENTE POR FAVOR. – Se había parado en medio del jardín para que
su amigo lo pudiera ver. – JOEY, ES QUE ACASO NO ME RECONOCES… SOY YO… SOY
MOKUBA. – Seguía gritando con todas sus fuerzas.
Ahí está el causante de todas tus
desgracias, acaba con ese ser insignificante para que puedas vengarte de él.
Sí, es tu oportunidad de demostrarle que tú eres superior a él. Mátalo, acabalo
de un sólo golpe. – Se oía el eco de esa voz extraña en todo el lugar. –
Mátalo, mátalo, mátalo, mátalo…
Un
gran rugido se escuchó en el cielo y el dragón descendía a toda velocidad a
punto de atacar.
NO LO HAGAS JOEY, POR FAVOR JOEY, NO
ESCUCHES ESA VOZ, TÚ NO ERES MALO. – La bestia se acercaba cada vez más a donde
estaba el ojiazul menor, cuando se encontraba un poco cerca lanzó una gran bola
de fuego.
CUIDADO MOKUBA. – Otra persona se le
tiró encima para poderlo apartar del camino.
Noah…
¿Estás bien?
¿Si, y tú?
Si.
Gracias por salvarme.
En qué demonios estabas pensando,
¿creíste que él iba a desistir de su ataque?
Yo…
Eres un tonto, date cuenta que es una
bestia salvaje y peligrosa.
CLARO QUE NO, ÉL NO ES PELIGROSO Y TE
LO VOY A PROBAR.
¿Ah sí? ¿Cómo?
Estoy seguro que esa misteriosa voz es
quien lo está manipulando de alguna forma.
Mira a tu alrededor Mokuba, no hay
nadie más aquí, únicamente están los guardaespaldas defendiendo la mansión,
algunas personas ayudando a evacuar a quienes están heridos y nosotros.
Pero tú escuchaste esa voz misteriosa,
sé que hay alguien más aquí.
No voy a mentirte, si escuché esa voz,
sin embargo no lo he visto.
Se me ocurre una idea de cómo puedo
detener a Joey.
¿Cómo lo harás?
Haré que deje de escuchar esa voz
macabra que lo manipula.
¿Cómo?
Escucha con atención…
******************************
¿Shādī, abuelo? ¿Qué hacen los dos
aquí?
¡Yūgi! – Exclamaron los dos al mismo
tiempo.
¿Qué es lo que sucede?
La verdad es que no podíamos dormir y
decidimos en hacernos algo de compañía.
Tu abuelo dice la verdad, solamente nos
hacíamos compañía uno del otro.
¿Y tú qué haces despierto a esta hora?
Yo tampoco podía dormir. – Desvió un
poco la mirada.
¿Qué es lo que sucede Yūgi? – Se
levantó el anciano para acercarse a su nieto.
Tuve un sueño muy extraño y cuando
desperté vi que el medallón se había oscurecido por completo.
¿Qué dijiste?
Déjame verlo Yūgi.
Si abuelito. – Sacaba el medallón de la
bolsa del pantalón del pijama.
Baia, lo veo y no lo creo.
Déjeme verlo don Solomon.
Aquí tienes Shādī.
¡Increíble! Todo se ha oscurecido,
incluyendo la cadena.
Tengo miedo abuelito.
Oh Yūgi, no debes temer.
Pero…
¿De qué trató tú sueño Yūgi?
No lo sé abuelito, casi no lo recuerdo.
¿Qué piensa don Solomon?
No lo sé. – Mintió. – Creo que lo mejor
que debemos de hacer es irnos a descansar todos, ya mañana pensaremos en algo.
Don Solomon…
Vamos Shādī, de nada sirve estarnos
preocupando.
Está bien, supongo que tiene razón.
Vamos a dormir Yūgi.
Si.
Yūgi.
Dime, abuelito.
Puedes dejar el medallón sobre la mesa.
¿Por qué?
Digamos que por precaución.
¿Precaución? ¿Qué quieres decir con eso
abuelito?
No hagas preguntas muchacho y hazme
caso.
De acuerdo. – Lo puso sobre la mesa.
Hasta mañana abuelito.
Hasta mañana don Solomon.
Hasta mañana muchachos.
Una
vez que se fueron, el hombre se quedó ahí por un rato y agarrando el medallón
susurró…
Sea lo que sea que esté pasando, eres
el único que puede detener esta oscuridad. Solamente espero que puedas llegar a
tiempo. – Al decir eso último decidió por irse a dormir.
******************************
¡ESTÁS LOCO! LO QUE PIENSAS HACER ES
UNA LOCURA Y ES BASTANTE ARRIESGADO.
Ya lo sé Noah, pero es lo único que se
me ocurre para detenerlo.
Pero…
¿Me ayudarás?
De acuerdo, hagámoslo, sólo prométeme
que tendrás mucho cuidado.
Claro que sí.
¿Cómo llamarás su atención?
Tal parece que me quiere a mí, así que
haré que me siga.
Bien.
Dile a Roland que te ayude a preparar
la trampa.
Si. – El peliverde salió corriendo del
lugar a cumplir con el plan de su amigo.
Déjalos tranquilos Joey. – Se paró
detrás del dragón, la bestia estaba a punto de atacar a unas personas que las
tenía acorraladas contra la pared.
Joven Kaiba, váyase de aquí, es muy
peligroso. – Manifestaban las personas.
Quiero que corran lo más lejos que
puedan cuando yo les diga.
Ssi…
¿No te da vergüenza compórtate de esta
manera? – Se escuchó un gran rugido. – Por qué no te transformas y hablamos
como personas civilizadas. – Lo miraba seriamente a los ojos, el dragón comenzó
a caminar lentamente en dirección a donde estaba el pelinegro. – Eso es,
acércate un poco más… – Musitaba para sí mismo. – ¡AHORA! – Gritó con todas sus
fuerzas, y en seguida comenzaron a salir varios guardaespaldas a tratar de
inmovilizarlo con cadenas. – ESTA ES SU OPORTUNIDAD DE ESCAPAR, CORRAN YA. –
Les gritaba a las otras personas.
Muchas gracias joven Kaiba.
Quiero que seas un buen niño y te
portes bien. No deseo lastimarte. – Intentaba acercársele.
No resistiremos por mucho tiempo. – Se
quejaban los hombres quiénes trataban de sujetar al dragón con fuerza.
Joey, quiero que me escuches por favor.
– Hacia lo posible por razonar con él. Estaba por lograrlo cuando de pronto se
escuchó un gran estruendo en el cielo.
¿Qué crees que haces idiota? – Se
volvía a escuchar la voz misteriosa. – Acaba con ese maldito desgraciado de una
vez por todas, es tu oportunidad de vengarte de él. ¿O qué? ¿Ya se te olvidó
como te trató? Acuérdate de todas las cosas que te dijo, recuerda cómo te
denigró, de cómo te hizo sentir, se burló por tu apariencia, te insultó, te
menospreció, te humilló. En otras palabras, tú no vales nada para él,
únicamente quiere retenerte para encerrarte de nuevo. Ya es tiempo que le
enseñes quién es el que manda.
La
bestia estiró sus alas y con un gran rugido se levantó en dos patas lanzando a
todos los hombres que lo sostenían lejos de él.
Sí, eso es, acábalos, destrúyelos a
todos, solamente así te respetarán. Adelante, hazlo. Mátalos a todos, que no
quede ningún sobreviviente.
No lo escuches Joey, esa persona sólo
te esta manipulando a tu antojo.
¡CÁLLATE! – Ordenó la voz misteriosa. –
ÉL ESTÁ PARA OBEDECERME.
YA DÉJALO TRANQUILO, POR QUÉ NO SALES Y
ME ENFRENTAS. – Apretaba sus manos con fuerza haciéndolas puño.
Podría hacerlo, sí, pero será más
divertido ver cómo te destruye tu querido amigo. – Manifestó con sarcasmo. – Qué
esperas inútil, mátalo, demuéstrale de lo que eres capaz.
Si tanto me quieres, tendrás que
atraparme primero. – Se echó a correr con todas sus fuerzas.
Muajajajajajajaja, niño insolente, no
eres rival para mi dragón. Qué esperas pedazo de animal, vuela y mata a ese
gusano, quiero que lo destroces con tus garras, descuartízalo y hazlo pedazos a
modo que no quede nada de él.
El
dragón alzó vuelo para alcanzar al pelinegro, la otra persona corría lo más
rápido que podía y cuando volteó a ver hacia atrás, vio que su amigo se le
había abalanzado encima, acto seguido decidió tirarse al suelo para no ser
alcanzado.
Vamos Mokuba, sólo un poco más, ya casi
llegas. – Se daba ánimos el solo mientras que se levantaba del suelo y volvía a
correr en dirección hacia la mansión.
Niño tonto, podrás correr todo lo que
quieras, pero jamás podrás esconderte de mí... Muajajajajaajaja… Que ingenuo eres,
¿piensas que estarás a salvo resguardándote en tu mansión? Yo le enseñaré que
no hay lugar donde se pueda esconder. – Se decía así mismo. – Quiero que
ataques la mansión, arranca el techo con tus garras. – Se volvió a escuchar un
fuerte rugido, el dragón retornaba a cumplir la orden y al descender se pasó
llevando una parte del techo de la mansión. – ¡Ahí está! Quiero que desciendas
y termines con esto de una vez por todas. – Dicho animal cumplió con la
petición, descendió al suelo metiéndose a una parte de la mansión.
Joey, perdóname amigo, esto me dolerá
más a mí que a ti. – Dio unos cuantos pasos hacia atrás y al hacerlo la bestia
lo siguió para darle el tiro de gracia. Pero al entrar, se escuchó una fuerte
alarma.
¿QUÉ ES ESO? ¿DE DÓNDE PROVIENE ESE
RUIDO INFERNAL? APÁGALO, APÁGALO, QUIERO QUE LO APAGUES.
¿Qué sucede? ¿No te gusta el invento de
mi hermano? – Lo cuestionaba el pelinegro con sarcasmo.
MATA A ESE IMBÉCIL, MÁTALO AHORA. NO ME
OYES MALDITO DESGRACIADO. – El animal se retorcía en el suelo tratando de
taparse sus oídos con sus garras, rugía con todas sus fuerzas para minimizar el
ruido.
Tal parece que ya no te escucha. –
Sonrió triunfante. – AHORA NOAH, SUJÉTENLO PARA QUE NO SE SIGA MOVIENDO.
YA ESCUCHARON A MOKUBA, HAGÁMOSLO
MUCHACHOS.
Varios
guardaespaldas salían con cuerdas y cadenas para amarrar a la bestia y tratar
de detenerla.
Por favor Joey, quédate tranquilo.
No, no, no, no dejaré que te salgas con
la tuya. – La voz misteriosa desapareció. Lo que nadie sabía era que se había
introducido en la mente del dragón para darle una última orden.
CUIDADO MOKUBA. – Se le tiró su amigo
al ver que estaba por atacar.
TODOS ALÉJENSE. – Gritó uno de los
guardaespaldas.
El
dragón lanzó una gran bola de fuego destruyendo casi el lugar, no se veía
absolutamente nada debido a la gran nube de polvo que se formó. Uno por uno,
iban saliendo de los escombros tosiendo y tapándose la nariz.
¿Están todos bien?
Sí señor, estamos bien. – Respondieron
los guardaespaldas.
Joven Kaiba, señorito Noah, ¿se
encuentran bien?
Si Roland, estamos bien.
La
nube de polvo comenzaba a disiparse, el pelinegro logró distinguir a su amigo
en medio de esa cortina de polvo.
¡JOEY! – Gritó preocupado.
El
dragón comenzaba a reaccionar y al moverse fue atacado por un dardo, esto
ocasionó que el animal rugiera y saliera volando del lugar.
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO,
JOOOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEY, REGRESA POR FAVOR, NO DEBES IRTE BAJO ESAS
CONDICIONES. – El pelinegro se levantó del suelo rápidamente para ver como su
amigo se alejaba poco a poco.
Déjelo que se vaya joven Kaiba.
No lo entiendes Roland, su vida corre
peligro.
Lo tiene bien merecido por atacarnos.
No fue su culpa. – Empezaba a llorar. –
Algo me dice que no fue su culpa.
¿Qué demonios ocurrió aquí? –
Preguntaba un hombre que acababa de llegar.
Continuará…
N/A: Quiero
dedicar este capítulo a un gran mangaka y creador de mi anime favorito. El día
7 de julio del presente año, mi amis Kyuubi
Rosana Marcolini, me mandó un mensaje de WatssApp con una terrible noticia…
Al leer dicho mensaje no lo podía creer, pensé que se trataba de una de esas
noticias falsas que circulan en las redes. Lamentablemente no era una noticia
falsa.
Hoy,
el mundo anime está de luto, al igual que mi corazón, porque hemos perdido a un
gran mangaka y creador de un excelente anime llamado: Yu-Gi-Oh! Este anime desde que lo vi por primera vez, en cierta
manera me pude identificar con algunos de sus personajes, y no solamente eso, sino
que además me dio las fuerzas necesarias para animarme a empezar a escribir mis
historias utilizando los personajes de este anime.
Por
esta razón, es que hago este pequeño homenaje al maestro Kazuki Takahashi y
desde el fondo de mi corazón agradecerle por haber dejado su más preciado legado.
Muchas gracias Kazuki por compartir con el mundo un excelente anime y dejarnos buenos
mensajes en la vida. Tu legado perdurará por siempre en mi corazón…
DESCANSA
EN PAZ MAESTRO KAZUKI TAKAHASHI, QUE DIOS TE TENGA EN SU INFINITA GLORIA.
P.D.: Aprovecho
esta oportunidad para agradecer a todos los artistas que han demostrado ese
gran afecto y cariño que le tienen al maestro Kazuki Takahashi. Y ante este agradecimiento
he recopilado algunas de sus obras. Las imágenes que a continuación verán no
son mías, por lo que los créditos son a quien correspondan. Y si alguien conoce
los nombres de estos artistas déjenme sus comentarios para anexarlos a sus
respectivas imágenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario