viernes, 15 de julio de 2022

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 40: Alas rotas…

 

 

Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

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Horas más tarde…

 

Un hombre alto, piel morena, cabellos castaños y ojos azules, caminaba por uno de los pasillos de su empresa. Había tenido una larga jornada de trabajo y al salir de uno de sus laboratorios decidió irse a su oficina para ultimar detalles. Una vez que llegó al lugar…

 

         “No me imaginé que me iba a llevar casi todo el día en trabajar en este nuevo proyecto”. – Dio un fuerte suspiro para luego mirar su teléfono celular. – “Son las dos de la mañana, será mejor que me vaya a la mansión a descansar un poco. Últimamente casi no he visto a mi hermano, y no he dejado de pensar en todas las cosas que me dijo el idiota de Yami”. – Hablaba consigo mismo en lo que caminaba hacia un gran ventanal que había en su oficina. – “En cuanto acabe este proyecto le podré dedicar más tiempo a mi hermano”. – Tan metido estaba en sus pensamientos cuando de repente vio como que algo caía del cielo en la terraza de su Compañía. – ¿Qué demonios es eso? – El hombre se apresuró en salir para ir a investigar lo que había caído y en el camino pudo escuchar que todas las alarmas de seguridad empezaban a sonar.

 

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         ¿Qué demonios ocurrió aquí? – Preguntaba un hombre que acababa de llegar.

 

         ¡Yami! Qué bueno que llegas.

 

         ¿Qué fue lo que pasó aquí? Esto parece un campo de batallas.

 

         Te lo puedo explicar.

 

         Adelante, explícame Mokuba.

 

         Yo…

 

         No te quedes callado.

 

         Joey, estuvo aquí.

 

         ¿Qué? – Expresó estupefacto. – Repíteme lo que me acabas de decir.

 

         Fue Joey quien nos atacó.

 

         No me digas que él estuvo aquí y tú como siempre lo hiciste enfadar de nuevo.

 

         Claro que no, así no pasaron las cosas.

 

         ¿Cómo pasaron? ¿Te das cuenta la gravedad de la situación? Sólo espera que tu hermano llegue de trabajar y vea la mitad de su mansión destruida. Sin mencionar a todas las personas que resultaron heridas. – Hacia lo posible por no enojarse.

 

         Por favor Yami, escúchame.

 

         PUES HABLA DE UNA VEZ. – Alzó la voz sin pensarlo.

 

         Joey, fue manipulado por alguien y nos atacó desde el cielo.

 

         ¿Esperas que te crea semejante estupidez?

 

         Él dice la verdad. – Intervino en la conversación un joven de cabellos verdes.

 

         ¡Noah! ¿Estás bien? ¿No te pasó nada? – Lo revisaba para asegurarse de que estuviera bien. – Tienes un gran raspón en tu pierna, debo detener el sangrado.

 

         Estoy bien señor Yami.

 

         Pero…

 

         Míreme bien, estoy sangrando como una persona normal.

 

         Si tienes razón… ¿Pero cómo?

 

         Es una larga historia.

 

         Me la contarás luego, lo importante ahora es ayudar a todos los heridos. Y tu Mokuba, más te vale que tu historia sea cierta sobre lo que ocurrió aquí.

 

         Créeme, te contaré toda la verdad sobre lo que pasó en este lugar.


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         ¿Cómo diablos llegaste hasta acá? – Se preguntaba así mismo en lo que miraba al dragón echado sobre la terraza. – De seguro se vino buscando a Mokuba. – Un gran rugido se escuchó y al mismo tiempo la bestia intentaba retomar su vuelo. – Sea como sea, no deberías de estar aquí. – Se acercaba poco a poco al animal para ver lo que le pasaba. Caminaba lentamente al verlo como se retorcía de dolor en el suelo. – “Tal parece que está herido, pero… ¿Quién lo lastimaría de esta manera?” – Pensaba para sí mismo e inmediatamente retrocedió al ver como el animal intentaba transformarse. – Qué diablos le pasa. – Se quedó estupefacto al ver como se transformaba en un ser humano. – ¡Imposible! ¡Pero si es un niño! – Se volvía a escuchar un rugido muy lastimero. – Entonces… Mokuba decía la verdad al contarme que había visto un niño. – El hombre miraba sorprendido como la bestia tenía problemas para transformarse. Y antes de que el ojiazul pudiera reaccionar se escuchó un grito de uno de los hombres que llegaba al lugar.

 

         ¡AHÍ ESTÁ!

 

         ¿Qué diablos es eso?

 

         Señor Kaiba, aléjese de ese demonio.

 

         Es peligroso que usted esté ahí.

 

Uno de los hombres estaba por disparar al mirar como el dragón intentaba levantarse.

 

         NO DISPAREN, ALTO EL FUEGO.

 

         Pero señor…

 

         Es una orden, he dicho que nadie dispare.

 

         A la orden señor Kaiba.

 

El CEO volvió a ver al animal y se dio cuenta que ya no era un ser humano.

 

         Qué extraño, hace un momento lo vi como un niño… Y ahora… Volvió hacer la bestia de antes.

 

El dragón al ver tantos hombres a su alrededor comenzó a preocuparse y a inquietarse, provocando que empezara a atacar.

 

         ¡Cuidado, va a atacar!

 

Todos salieron a refugiarse ante el ataque de la bestia.


         OYE, NO HAGAS ESO. – Lo reprendió el ojiazul. – SI QUIERES AYUDA TENDRÁS QUE COOPERAR. – Se escuchó un leve rugido.

 

         No se acerque señor.

 

         No se confíe señor Kaiba.

 

         Señor Kaiba, esa bestia es muy peligrosa.

 

         Tenga mucho cuidado señor.

 

         No quiero que nadie se mueva, todos mantenga la calma. – Los hombres se quedaron en sus respectivos lugares mientras que el ojiazul se acercaba lentamente a la bestia. – Ahora entiendo tu comportamiento, estás gravemente herido. – El dragón al ver que se acercaba a él, intentó ponerse de pie pero no pudo hacerlo. – Solamente quiero revisarte, si prometes no atacarme, yo te prometo que te ayudaré en todo lo que pueda. – Seguía caminando con precaución y con las manos extendidas hacia adelante. – Si, eso es, despacio, tranquilo, tranquilo, nadie va hacerte daño, confía en mí… “Pero que tonterías estoy diciendo, le estoy hablando como si realmente pudiera entenderme”. – Esto último lo pensó para sí mismo. – Un poco más, ya casi llego. – Logró poner una de sus manos sobre la cabeza del animal y al hacerlo éste gruñó un poco. – Se un buen niño y déjame revisarte. – Empezaba a revisarlo, hasta que se dio cuenta que sus alas estaban lastimadas. Pero lo que más llamó su atención fue encontrar un dardo incrustado en medio de sus alas. – ¡No puede ser!

 

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Ambos jóvenes trataban de explicar lo que había ocurrido, y en vista de que hablaban los dos al mismo tiempo, la otra persona no lograba entender nada…

 

         ¡YAAAAAAA! QUIERO QUE LOS DOS SE CALLEN. – Estaba perdiendo la paciencia. – Si hablan al mismo tiempo no podré entenderles nada.

 

         Joey apareció atacando desde el aire. – Explicaba el pelinegro.

 

         Y de repente apareció una gran neblina y entre ella se escuchaba una voz escalofriante, era tan tétrica que te calaba hasta los huesos. – Platicaba el peliverde.

 

         Traté de detener a Joey, pero no me escuchaba, era como si no me conocía.

 

         Es verdad, y por eso Mokuba se le ocurrió una manera de detenerlo.

 

El tricolor mayor volteaba a ver a uno y luego al otro cuando hablaban al mismo tiempo.

 

         Hice que Joey me siguiera hasta la mansión y ahí se me ocurrió detenerlo con el invento de mi hermano.

 

         Espera… ¿Qué? – Cuestionaba incrédulo. – ¿Qué hiciste qué?

 

         Mokuba pensó que la única manera de que Joey lo pudiera oír era que él, dejara de escuchar esa voz misteriosa.

 

         ¿Te das cuenta de lo que has hecho?

 

         Yami, era la única forma.

 

         Había otras opciones.

 

         Todo pasó tan rápido que tuve que hacer lo primero que se me vino a la mente.

 

         Esa no es excusa Mokuba, Joey podría estar corriendo un grave peligro allá afuera.

 

         Lo sé. – Bajó la cabeza.

 

         ¿Tienes idea de cómo lo puedes encontrar?

 

         No.

 

         Al menos dime hacia qué dirección se fue.

 

         Se dirigía a la ciudad. – Respondió el peliverde.

 

         Que bien la has hecho Mokuba, por tu culpa, todos conocerán la existencia de Joey.  

 

         NO ES MI CULPA QUE ÉL NOS ATACARA. – Sin pensarlo alzó la voz.

 

         PERO SI FUE TU CULPA QUE ÉL SE FUERA DE LA MANSIÓN, ES TU CULPA POR HABERLO OFENDIDO, HUMILLADO Y DESPRECIADO. Y TAMBIÉN ES TU CULPA QUE ESTUVIERA TANTO TIEMPO VIVIENDO SOLO EN EL BOSQUE. – Lo reprendía fuertemente.

 

         Ya primo, ya no me digas nada, me siento mal por todo esto que pasó.

 

         Pues deberías, solamente mira a tu alrededor cuantas personas hay lesionadas, y de todo el daño que hay aquí. A tu hermano no le va hacer ninguna gracia cuando encuentre toda su propiedad destruida. Y para colmo, no únicamente expusiste a todas las personas aquí, sino que además expusiste también a tu amigo Noah, aun sabiendo que el padece de una terrible enfermedad.

 

         Perdón.

 

         Dudo mucho que tu hermano te pueda perdonar tan fácilmente esta vez. – Lo miraba muy enojado.

 

         Debemos salir a buscar a Joey, a lo mejor y no esté lejos.

 

         Pueda que tengas razón Noah, quizás no ha de estar lejos y con eso de que recibió la droga que inventó Seto, lo más probable es que haya descendido o esté sufriendo mucho.

 

         ¿Qué vamos hacer?

 

         Lo primero es lo primero, ayudaremos a todos los heridos y luego llamaré a Seto para que nos ayude a buscar a Joey.

 

         Debemos de actuar rápido, recuerden que tenemos menos de veinticuatro horas para encontrarlo.

 

         Lo sé Noah, ya lo sé. – Ambos se miraban con suma tristeza, pero únicamente uno de ellos se sentía fatal por todo lo ocurrido.

 

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En cuanto reconoció el dardo se llevó una gran impresión y esto provocó que se moviera de manera brusca, haciendo que el dragón se asustara creyendo que lo iban a lastimar, y su instinto animal hizo que lanzara un zarpazo.

 

         AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH… – Se escuchó un gran grito.

 

         ¡Señor Kaiba! – Gritaron unos hombres, estaban por salir corriendo pero se detuvieron al ver la señal de su jefe.

 

         Tranquilos, estoy bien, permanezcan en sus lugares.

 

         Sí señor.

 

         PERRO ESTÚPIDO, TE DIJE QUE TE QUEDARAS QUIETO. – Lo miraba disgustado a los ojos, mientras con una mano se sostenía el otro brazo. – ESCÚCHAME BIEN LO QUE TE VOY A DECIR. – Manifestaba seriamente. – SI ME VUELVES A ATACAR TE DEJARÉ AQUÍ TIRADO A TU PUTA SUERTE. Y POR SI NO LO HAS NOTADO, ESA DROGA ESTÁ DESTRUYENDO LAS CÉLULAS DE TU CUERPO, Y SI NO TE APLICO EL ANTÍDOTO, DESPUÉS SERÁ DEMASIADO TARDE. ¿ME ESTÁS ENTENDIENDO? – El animal emitió un pequeño gemido y a la vez cerraba levemente los ojos. – Eso está mucho mejor. Quiero que te mantengas quieto en lo que te llevamos adentro. – Tocó su rostro suavemente. – NECESITAMOS LLEVARLO ADENTRO. – Les gritaba a los hombres.

 

         ¿Qué?...

 

         ¿Qué dijo qué?

 

         ¿Desea que lo llevemos adentro?

 

Se comenzó a escuchar un murmullo y todos se veían unos a otros.

 

         ¡DEPRISA! – Ordenó el ojiazul.

 

         Con todo respeto señor… – Se atrevió hablar uno de los hombres. – ¿Por qué quiere ayudar a esta bestia?

 

         Porque quiero y porque se me da la gana. – Le contestó de manera arrogante. – ¿Alguna otra pregunta estúpida?

 

         No señor.

 

         En ese caso vayan a cumplir mi orden.

 

         Sí señor.

 

Todos los hombres fueron a buscar una maquinaria con que transportar al dragón para meterlo adentro de la Compañía.

 

         “Si este dardo está incrustado en el dragón, significa que viene de la mansión”. – Pensaba para sí mismo. – “Solamente espero que Mokuba haya podido manejar la situación”.

 

 

Continuará…



N/A: Como que a Mokuba no le va ir nada bien cuando su hermano vea el desmadre que ocasionó. ¿Habrá hecho lo correcto? ¿O quizás tenía otras opciones como se lo decía su primo? ¿Qué le pasará a nuestro cachorro? ¿Logrará el gato pulgoso salvarlo a tiempo? Todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos. Los invito para que el próximo viernes no se pierdan de esta increíble aventura. No olviden dejar sus comentarios que yo con mucho gusto les responderé.

 

Cuídense mucho y pórtense bien, me despido cordialmente de cada uno de ustedes, les mando muchos besos virtuales y un súper mega fuerte abrazo desde la distancia. Y recuerden protegerse del Coronavirus, no bajen la guardia porque ese virus sigue latente.

 

Atte.:

 

             KAT.

 

 

 

 


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