viernes, 19 de julio de 2019

LOS DONCELLOS, SON UNA VERGÜENZA TANTO PARA EL HOMBRE COMO PARA LA MUJER.





AUTORA: KATSUYA

PAREJAS PRINCIPALES: Fernando/Raúl, Frederick/Miguel

OTRAS PAREJAS: Adrián/Julio, Oscar/Alejandro, Rubén/Cecilio, entre otras.

CATEGORÍA: Originales.

GÉNEROS: Ciencia ficción, angustia, drama, tragedia.

ADVERTENCIAS: Mpreg, muerte de un personaje, lemon, tortura, orgias, violación.


Los personajes de esta historia son de mi propiedad, así como la trama.


Capítulo 4: Castigos y torturas… II Parte.


Al día siguiente…

Comenzaba a despertar, en cuanto abrió los ojos movió su cabeza hacia un lado de la cama para poder mirar el reloj que estaba sobre una mesa de noche, aún era muy temprano para levantarse, gruñó para sí mismo por no haber podido conciliar el sueño y todo por estar pensando en tonterías. Se sentó a la orilla de la cama, ahí se quedó muy pensativo, su mente le hacía recordar algunas cosas de su pasado, cosas que el mismo no quería acordarse porque prefería mil veces olvidarse de todo. Una de las cosas que odiaba conmemorar fue cuando el concejo de científicos se burlaron de el al presentarles su proyecto, él, les quería demostrar todo lo contrario, pero lo tomaron como un científico loco y algo que era imposible de realizar, le cerraron todas las puertas posibles y lo sacaron de la Facultad. Una de las razones del por qué aceptó trabajar con el Doctor Gonzalo era porque ese hombre le cumplió una petición que el mismo le hizo.

FLASH BACK

            —Lo que usted nos está proponiendo es algo inconcebible.
            — ¿Quién le ha autorizado para jugar con la madre naturaleza?
            —Acaso se cree Dios para cambiar las funciones de una mujer.
            —Lo que propone es algo sumamente absurdo.
            —Un hombre trayendo a luz a un hijo… Si claro, como si eso fuera posible.
            —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… — Todos los del concejo se reían a carcajadas, mientras que la otra persona se limitaba en apretar sus puños con fuerza.
            —Lo que estoy proponiendo no es ninguna tontería, quiero que lo piensen bien, mi investigación ayudará mucho a la humanidad, las mujeres ya no tendrán que soportar una carga tan grande ellas solas, los hombres dejarán de ser tan machistas y comprenderán un poco más a la mujer y no sólo eso, sino que además entenderán todo el dolor y sufrimiento que tienen que pasar las madres solteras al ser abandonadas por su pareja. ES QUE ACASO NO LO ENTIENDEN. — Gritó furioso.
            — ¡Suficiente! — Exclamó el presidente del concejo. — ¿Tienes idea de lo que costaría llevar a cabo tu estúpida investigación? ¿Tienes idea de todo el tiempo perdido que se va a obtener por llevar a cabo una idea tan absurda como la tuya? ¿Acaso crees que todos los hombres del mundo van a aceptar gustosamente hacer el papel de una mujer?
            —Sin mencionar las vidas que se tienen que sacrificar. — Expresó otro miembro de la Junta.
            —El hombre es macho por naturaleza, es fuerte, dominante, inteligente, trabajador, poderoso, independiente, responsable, es la cabeza de una familia y siempre va ser superior al género femenino.
            — Concuerdo con lo que dice mi colega, los hombres es y siempre seremos así.    —Hoy en día, los malditos gays son una aberración a nuestro género, esos imbéciles nos deshonra haciéndose pasar por mujeres, cuando en realidad no lo son. Y ahora tú, quieres terminar de desprestigiarnos con una idea tan estúpida. Se imaginan colegas, hombres trayendo hijos al mundo y luego qué seguirá…
            —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. — Nuevas risas se empezaron a escuchar.
            —Todos ustedes son unos ignorantes, no entienden el valor de esta investigación.
            —Ya hemos escuchado bastantes tonterías, tu investigación no es aprobada y nos vamos a asegurar que nadie sobre la faz de la tierra la acepte.
            — ¿Qué? No pueden hacerme esto.
            — ¡Oh, claro que podemos! Todos los que estén a mi favor que levanten la mano.
Todos los hombres que estaban en la mesa, levantaron sus manos en aprobación unánime.
            —Ahí lo tienes, esta investigación queda rechazada por la asociación de científicos. Ahora lárgate de aquí antes de que te echemos a patadas.

FIN DEL FLASHBACK

            —“Esos malditos desgraciados se atrevieron a desprestigiarme, arruinaron mi imagen y mi reputación en todos los medios de comunicación, me tacharon de un loco desquiciado, todo el mundo me dio la espalda, incluso los pocos amigos que tenía me abandonaron, sentía que todo estaba en mi contra, nadie me quería dar trabajo, hasta que un día, conocí al Doctor Gonzalo, fue la única persona que le interesó mi proyecto, yo acepté pidiéndole algo a cambio y el cumplió con lo que yo le pedí. Mis primeros especímenes que obtuve, fueron a todos esos malditos de la Junta de científicos. Fue la primera vez que disfruté mucho haciéndolos sufrir”. — Medio sonrió con maldad, se levantó de la cama y decidió irse a bañar.

Horas más tarde.

Estaba por comenzar hacer su ronda como de costumbre, en eso uno de sus compañeros de trabajo lo abordó para informarle de lo que acababa de llegar.

            —Buenos días Doctor Fernando.
            —Buenos días. — Saludó sin interés.
            —Ha llegado un nuevo cargamento de nuevos experimentos.
La otra persona suspiró profundamente para luego preguntar:
            — ¿Cuántos vienen esta vez?
            —500 personas Doctor.
            — ¿Vienen jóvenes o adultos?
            —La mayoría son jóvenes.
            —Bien, métanlos a todos en sus respectivos cuartos, los que vienen más débiles denles agua y comida de inmediato, aquellos que vienen golpeados o heridos cúrenlos y los que están agonizando, examinen sus órganos para ver si los podemos utilizar.
            —De acuerdo Doctor Fernando. — Estaba por irse, pero fue detenido al escuchar otra orden.
            —Una cosa más, no olvides decirles a los guardias de seguridad que estén listos por si uno de ellos intenta escapar, si en caso llegara a suceder, no le den el castigo severo, hasta que se les expliquen las reglas de este lugar.
            —Se hará como usted dice Doctor.
            —Bien, si eso es todo, seguiré mi camino.
            —Si.

El hombre caminaba en dirección a donde estaban todas las celdas, miraba una en una cada vez que pasaba, estaba llegando a la puerta número 19,990, medio sonrió para sí mismo al recordar la advertencia que le había dado ayer a ese experimento y conociéndolo bien, sabía de antemano que escogería el castigo. Pero ya estaba preparado para cualquier respuesta que recibiría, una idea maligna se le cruzó en su cabeza y no perdería nada para llevar a cabo su malvado plan. Entró a la habitación y ahí se encontraba, sentado en la orilla de la cama, era como si lo estuviera esperando, antes de hablar miró a su alrededor, posteriormente vio la hora de su reloj de mano, dándose cuenta que todavía no le habían traído su desayuno y le pareció perfecto para hacerlo sufrir un poco.

            — Me doy cuenta que no te han traído tu desayuno. — Manifestó un poco molesto, pero no obtuvo respuesta. — Acaso no escuchaste lo que acabo de decirte. — Silencio total, no había cosa que lo enfadaba bastante era que le llevaran la contraria y que no le respondiera. El hombre se acercó al joven y le propino una fuerte bofetada en la cara. — Siempre que me dirija a ti, tienes que responderme. — El joven seguía sin contestarle, acto seguido recibió otro golpe más fuerte en la cara. — Seguiré golpeándote hasta que me contestes. Te han traído o no tu maldito desayuno. — Al levantar un poco la cabeza, le tiró una mirada asesina y de odio y logró mover su cabeza en señal de negación, el hombre no deseaba eso, lo que realmente quería era escuchar su voz. Trató de calmarse un poco, tenía que hacerlo si quería llevar a cabo su plan.
Al poco tiempo, estaba entrando una persona al cuarto y traía el desayuno, pero antes de ponerlo sobre la mesa, el galeno dijo:
            —Llévate eso de aquí, este experimento no desayunará y también retírale su agua.

El recién llegado se sorprendió al oír la orden, dudó un poco en preguntar, pero al ver la cara de pocos amigos que tenía el médico ni de chiste se atrevió en hablar y únicamente cumplió con la petición, después de eso salió casi de inmediato de la habitación.

            —Ayer te advertí que si no hablabas, te iba a poner una mordaza en tu boca, pero para que veas que soy bueno contigo... — Todo lo expresaba con sarcasmo, medio sonrió con maldad para terminar de hablar. — Te dejaré sin agua y sin comida por 24 horas, si te sigues resistiendo, prolongarás que yo vaya aumentando tu castigo y créeme que esta vez no tendré ninguna compasión contigo. Tienes 24 horas para hablar y decirme que dejarás a un lado tu estúpida rebeldía, que no eres más que un despojo humano, un instrumento que para lo único que sirves es para ayudar a la ciencia, quiero oírte decir que soy tu dueño y puedo hacer contigo lo que se me da la gana y tu estas para obedecerme. En otras palabras, seré yo quien doblegue tu fuerza de voluntad, quiero ser el primero en hacer pedazos tu estúpida rebeldía y tu espíritu de lucha, hasta tal punto que no quede nada, absolutamente nada, porque lo único que me interesa es que en su lugar quede la sumisión total, que puedas entender de una vez, que tu cuerpo y alma ya no te pertenecen. — El hombre hablaba de manera intimidante, se acercó al joven y le levantó su rostro con fuerza obligándolo a que lo viera a los ojos, se relamió sus labios para después besarlo, pero la otra persona no abrió su boca, se resistió haciéndose para atrás tratando la manera de alejarse de ese estúpido. Al sentir nuevamente esa rebeldía, dejó de besarlo y lo soltó. — Créeme que disfrutaré mucho haciendo pedazos y doblegando esa fuerza de voluntad que tienes. — Al terminar de hablar, salió de la habitación. 

En cuanto el joven se quedó solo, su cuerpo empezaba a temblar como si se tratara de una gelatina, sus ojos desataron un cauce de lágrimas mojando todo su rostro, con sus manos se limpiaba la boca, sentía asco y repulsión que ese maldito lo besara, se acostó en posición fetal sobre la cama, trataba de tranquilizarse y pensar muy bien en cada una de las palabras que ese infeliz le había dicho. No tenía ni idea que clases de castigos le esperaban, pero una cosa si estaba seguro… Y era que le daría batalla hasta el final, no le iba a dar el gusto que se saliera con la suya, no le iba a dar el gusto de verlo derrotado y humillado como él lo desea…

No muy lejos de ahí, pero en la misma Institución…

En una oficina se encontraba un hombre de estatura alta, el color de su piel era trigueño,  su cabello era entre blanco y negro y sus ojos eran de color cafés, revisaba unos documentos, se había pasado toda la noche trabajando, en ocasiones hacía pequeñas visitas a algunos experimentos y fue ahí que en una de sus visitas se dio cuenta que cada vez que visitaba cierto espécimen siempre lo encontraba muy lastimado o cansado y eso no le gustaba, es más, se podía decir que lo ponía de mal humor, ya que cuando elegía una víctima, no tenía que estar muy fatigada ni magullada porque si estaban en malas condiciones no le duraban mucho.

            —“Se me hace raro que sea el único experimento al que encuentro en muy malas condiciones. También he notado que el tiempo que lleva aquí, nunca ha participado en las fiestas que solemos hacer, la mayoría de los especímenes están presentes para divertirnos, alegrarnos y satisfacernos toda la noche, a excepción de uno solo” — Pensaba para sí mismo. — “He tenido el privilegio de divertirme con todos ellos e incluso suelo estrenar a los nuevos que llegan, pero con tanto trabajo que he tenido últimamente, no he tenido tiempo para hacer lo que más me gusta, pensándolo bien, todavía no me divierto con ese recipiente vacío” — Medio sonrió con maldad, así solía llamar a los hombres que aún no habían salido embarazados. — “No estaría de más preguntarle a ese Doctorcito, ¿por qué se ha empeñado en fatigar a ese experimento?, o mejor le pediré que ya no le haga pruebas por algunos días y me lo prepare para tener el privilegio de estrenarlo. Únicamente espero que ese idiota no se me haya adelantado”. — Después de pensar muy bien las cosas, decidió continuar con lo que estaba haciendo.

En otro lugar, pero en la misma Institución…

Había llegado a su laboratorio, estaba enfadado, ese experimento sí que lo sacaba de quicio, gruñía una y otra vez para sí mismo, sentía que su mente estaba toda revuelta, no sabía cómo ordenar sus pensamientos, caminaba de un lugar a otro como si fuera un animal enjaulado, se hacía mil preguntas de las cuales ninguna tenía respuesta.

            — ¡Maldición, maldición, maldición! Tuve la oportunidad perfecta de hacer las paces con él y convencerlo para que no me desafiara, pero en vez de eso lo volví a tratar muy mal, no sé por qué razón me gusta humillarlo tanto, me gusta ver el miedo que se refleja en su cara, me siento superior a él cuándo logro dominarlo aunque sea un poco. Maldito bastardo, no te saldrás con la tuya, una vez que logre mi objetivo podré hacerte mío las veces que yo quiera, te convertirás en mi puta personal y me rogarás para que nunca deje de follarte. Sí, eso es lo que realmente quiero, lo deseo, lo deseo con locura y pasión, deseo escuchar sus gemidos con cada una de mis embestidas, deseo escuchar mi nombre en esos hermosos labios, deseo sentir su piel junto a la mía, lo deseo tanto que quisiera reventarlo por dentro hasta escuchar su llanto y pidiéndome a gritos que lo deje o que no me detenga hasta dejarle su culo bien abierto. Quizás por eso es que me vuelve loco su rebeldía, porque me gustaría verlo sumiso en mi cama, ansío ver como lo convierto en mi esclavo sexual obligándolo a cumplir con todas y cada una de mis fantasías sexuales sin rechistar. Raúl se ha convertido en mi obsesión y cuando me encapricho con algo o alguien, siempre consigo lo que quiero y el no será la excepción.

Horas más tarde…

No sabía cuánto tiempo había pasado, comenzaba a desesperarse un poco, se moría de hambre y tenía sed, hasta el agua de su baño le habían cortado esos cerdos, ese maldito desgraciado estaba cumpliendo con su advertencia, deseaba con todas sus fuerzas poder gritar para que le trajeran agua y comida, pero al hacerlo, sabía muy bien cuáles serían las consecuencias.

—“¡NO! Definitivamente no le daré gusto a ese bastardo de verme derrotado, debo resistir un poco más, al fin y al cabo soy indispensable para su investigación”. — Pensaba para sí mismo, en eso escuchó como su estómago gruñía pidiéndole a gritos algo que comer, se llevó sus manos alrededor de su estómago para tratar de tranquilizarse, mientras que sus hermosos ojos verdes no habían dejado de llorar. — “Por favor estómago, no me pidas comida porque no tengo nada que darte, tengo que resistir esta prueba, ese viejo de mierda no me vencerá tan fácilmente, he decidido darle batalla hasta el final”. — Volvía a acostarse en su cama para conciliar el sueño y así olvidarse del hambre y de la sed que tenía.   

El rumor ya se había expandido por todo el lugar, todos los hombres que trabajaban ahí les daba satisfacción al saber cómo uno de los experimentos sufría, muchos habían hecho apuestas, unos apostaron que se rendiría y que no tardaría en pedir agua y comida, otros apostaron dizque a su favor de que aguantaría las 24 horas. Y entre ellos comentaban:

—Ese idiota no va a soportar.
—Yo creo que si va a aguantar, ya pasaron los primeros dos tiempos de comida y no se ha oído ninguna queja.
—Si yo fuera el Doctor Fernando, lo metiera al cuarto de tortura y encendiera la calefacción al máximo para someterlo rápidamente.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, sí que eres estúpido.
—Imbécil, porque me ofendes.
—Tranquilo no te enojes, date cuenta que es mejor aplicar un castigo lento y doloroso a un castigo que sea rápido y con poco dolor.
—Mhg… Creo que tienes razón, ese doctorcito sí que sabe cómo hacer sufrir a esos pobres diablos.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. — Se escuchaban las carcajadas de todos los que estaban presentes en el lugar.
—Oye, se me acaba de ocurrir una idea.
— ¿Cuál? — Preguntó con interés.
—Porque no lo sometemos un poco nosotros también.
— ¿Qué tienes en mente amigo?
—Debemos de ir a su cuarto, encadenarlo a la cama y comer enfrente de él, para que se dé cuenta de lo que se está perdiendo por su rebeldía.
—Me sorprende lo sádico que puedes llegar a hacer.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, viniendo de ti lo tomaré como un cumplido.
—Me parece una excelente idea, lo malo es que el Doctor Fernando claramente dio la orden de que nadie entrara ahí.
—Tal parece que nuestro colega sabe lo que está haciendo.
— ¿Ah, sí?
—Claro, no hay peor enemigo que la soledad, estará encerrado en su celda muriéndose de hambre y de sed sin nadie que lo ayude, sin nadie que se apiade de él, para ofrecerle un pedazo de pan, lo único que tiene a su lado son las cuatro paredes de su cuarto que lo acompañan en su dulce agonía.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, que sádico eres.
—Sera mejor que volvamos a nuestras labores, ya que nuestro descanso terminó.
—De acuerdo, vamos.

Tres días después…

Todos los hombres que trabajaban ahí, seguían comentando el castigo que estaba siendo sometido el número 19,990, no solamente habían llegado a oídos de los empleados, sino que también todos los demás prisioneros sabían por el sufrimiento que pasaba uno de ellos y no querían pasar por la misma situación, debido a eso nadie se resistía a someterse a pruebas dolorosas, los únicos que se revelaban un poco eran los nuevos, pero rápidamente se doblegaban cuando eran golpeados brutalmente y recibiendo amenazas de que serían los próximos en dejarlos sin comida y agua.

— ¿Qué dices, sigues apostando o no?
— Sigo apostando.
En ese momento otra persona estaba llegando al lugar.
— ¿De qué hablan? — Preguntó directamente.
—Sobre la apuesta.
— ¿Cuántos días lleva?
—Si se sigue resistiendo, hoy comienza su tercer día.
—De acuerdo, hagámoslo más interesante.
— ¿Qué tienes en mente?
—Doble o nada.
— ¿QUÉ? — Gritó llamando la atención de todos, provocando que las demás personas se acercaran a ellos.
— ¿Qué sucede? — Preguntó el primero en llegar.
—Vez lo que provocas inútil, ahora todos quieren saber.
—Qué más da, que se enteren de una vez y así vemos si ellos le entran o no.
—Entrarle a qué.
—Manuel, quiere apostar doble o nada con el número 19,990.
— ¿Cuántos días lleva?
—Hoy comenzaría su tercer día.
—Perfecto, yo si le entro.
—También yo.
—Y yo.
—Y yo.
—Y yo.
— ¡Hey! No me dejen atrás, que yo le entro también.
—Roberto, encárgate de llevar bien la cuenta.
—Sí, que el anote las apuestas.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, un dinerito extra no le cae mal a cualquiera.
—Ni yo lo hubiera dicho mejor, Otoniel.

Todos se divertían a costillas del sufrimiento por el que pasaba el experimento número 19,990, lo único que les interesaba era su propio beneficio.


Continuará…

N/A: ¿En que terminará todo esto? ¿Raúl seguirá resistiéndose? O ¿Se doblegará a los deseos carnales y vejaciones del Doctor Fernando? ¿Quién será el ganador de la apuesta? Todo esto y mas no se lo pierdan en el siguiente capítulo, muchas gracias por leerme.


Atte.:

           KAT.





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