domingo, 26 de febrero de 2023

LA LEYENDA DEL MONSTRUO DE OJOS ROJOS…



Capítulo 67: No tenía idea que usted también supiera divertirse…

 

 


Declaimer: Como siempre… Bla, bla, bla, bla, bla, bla… Los personajes de YU – GI – OH!, “No me pertenecen”… Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente lo hago porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras… Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores…

 

******************************

 

Una semana después…

 

         ¿Hasta cuándo estaremos haciendo esto?

 

         Ay, ¿no me digas que ya estas aburrido?

 

         Pues sí, si ya estoy aburrido.

 

         No puedo creerlo, es el colmo que te aburras rápido.

 

         ¿Qué? Soy yo el que no puede creer lo que me estás diciendo. Cómo no me voy aburrir si hemos estamos haciendo esto durante todo el día y toda la semana.

 

         Bueno ya, si quieres iremos a descansar un poco.

 

         ¿Por qué no nos vamos a casa?

 

         No me digas eso Yūgi, además prometiste que me acompañarías.

 

         Está bien, está bien, descansemos un poco para luego seguir comprando.

 

         Gracias Yūgi, eres un amor. – Le apretó ambas mejillas como muestra de cariño.

 

******************************

 

En algún lugar de Ciudad de Tokio…

 

Unos jóvenes caminaban en un centro comercial, en lo que lo hacían conversaban de muchas cosas.

 

         Mokuba…

 

         Dime. – Lo volteó a ver.

 

         Me estaba preguntando…

 

         ¿Qué ocurre Noah?

 

         ¿Tú sabes hasta cuándo va durar el castigo de Joey?

 

         No lo sé, esta vez Yami fue muy duro con él. – Respondió con tristeza.

 

         Es una lástima que ya no salga con nosotros como antes.

 

         Lo sé.

 

         Sabes…

 

         ¿Qué?

 

         ¿Hace cuánto que conociste a Joey?

 

         En pocos meses cumplirá dos años de estar con nosotros.

 

         Ya veo… – Se quedó pensando por un momento. – Dime una cosa.

 

         ¿Qué?

 

         ¿Él ha celebrado la navidad con ustedes?

 

         No, acuérdate que el año que lo conocí, mi hermano se quería deshacer de él. Y este año con lo que pasó, no creo que la vaya a celebrar de nuevo.

 

         Pobre Joey. – Bajó un poco su cabeza. – No quiero imaginarme como se ha de sentir al no tener con quien celebrar la navidad.

 

         Noah, ¿no me digas que por esa razón has estado triste estos últimos días?

 

         Que te puedo decir. – Contestó con un nudo en la garganta.

 

         Pero Noah…

 

         TÚ NO LO ENTIENDES, MOKUBA… – Alzó la voz sin pensarlo.


         Cálmate por favor.

 

         Discúlpame por gritarte.

 

         No te preocupes. – Antes de continuar hablando fue interrumpido.

 

         Cuando era más pequeño, mis padres no me dejaban jugar, no me dejaban salir, y todo el tiempo tenía que estar encerrado en la mansión. – En lo que hablaba, unas finas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. – Debido a sus trabajos, ellos viajaban mucho y únicamente los veía en días festivos, y cada vez que quería ir alguna excursión por parte de la escuela, mis padres me negaban el permiso debido a mi enfermedad. No podía asistir ni a bailes, ni a excursiones, no podía hacer deportes, ni jugar con mis amigos, y siempre que llegaba a la mansión después de la escuela, los empleados pasaban tan ocupados en sus quehaceres que no podían dedicarme tiempo. Y cuando mis padres no podían celebrar la navidad conmigo me sentía muy triste y solo. Por esa razón es que puedo comprender a Joey de como se ha de sentir en estos días festivos.

 

         Noah, no tenía idea de todas las cosas que tuviste que pasar tu solo. – Le levantó la cara para verlo a los ojos.

 

         No quiero que Joey pase esta navidad solo, quiero que vea y sienta que ya tiene amigos con quien pasarla. Acuérdate lo feliz que se puso cuando salió con nosotros la primera vez.

 

         Tienes razón, estaba tan contento que parecía un pequeño sol en todo su esplendor.

 

         Debemos de pensar algo para que le puedan quitar su castigo.

 

         Se me ocurre una idea.

 

         ¿Cuál?

 

         Porque no le llamo a mi primo para que venga al centro comercial y así nosotros tratamos de convencerlo para que le quite el castigo a Joey.

 

         ¿Crees que tu primo nos va hacer caso?

 

         No perdemos nada con intentarlo. Además, creo que hay más posibilidades si lo hacemos juntos.

 

         Está bien, intentémoslo.

 

         En ese caso, le llamaré a su celular.

 

         Muchas gracias Mokuba.


         ¿Por qué me agradeces?

 

         Por haberme escuchado y por ayudar a Joey.

 

         Soy yo quien debería de darte las gracias.

 

         ¿Por qué?

 

         Por contarme una parte de tu vida. – Le sonrió con cariño. – Quiero que sepas que tú tampoco estás solo, me tienes a mí y a Joey.

 

         He sido muy afortunado de haberlo conocido y gracias a él, puedo tener una vida normal.

 

         Es cierto, él es una persona muy especial.

 

******************************

 

Mansión de la familia Kaiba…

 

Un joven alto, piel de color gris perla, cabellos rubios, ojos mieles, estaba parado frente a una ventana de su habitación viendo hacia el exterior. En lo que lo hacía, recordaba las palabras de su amigo Yami…

 

 

FLASH BACK

 

         Si ya estas mejor, Yami tiene que decirte algo importante.

 

La otra persona volteó a ver a su primo muy molesto, dándole a entender que se esperara un poco más.

 

         No me veas así, y ya díselo de una vez.

 

         ¿Decirme qué? – Los miraba confundido.

 

         Cof, cof, cof… – Carraspeó un poco su garganta. – Joey…

 

         ¿Qué pasa Yami?

 

         Tienes que entender que lo que hiciste no estuvo bien.

 

         ¿Qué fue lo que hice? – Cuestionaba con inocencia.

 

         No te hagas perro, bien sabes lo que hiciste.

 

         Basta Seto, déjame manejar este asunto a mi manera.

 

         Como quieras Yami.

 

         Como te estaba diciendo, lo que hiciste no estuvo bien.

 

         ¿Qué fue lo que hice? – Volvió hacer la misma pregunta.

 

         Primeramente, no obedeciste a Seto en quedarte en su oficina.

 

         Lo siento mucho, es que él…

 

         Cállate perro, y pon atención lo que mi primo trata de decirte. – Lo miraba más que molesto.

 

         Lo siento. – Bajó la cabeza.

 

         Joey, escúchame…  – Lo agarró del mentón para que lo viera a los ojos. – Lo que hiciste, no estuvo bien, no debiste de entrar a ese lugar sin el permiso de Seto y no tenías por qué abrir el mini bar y tomarte todas las botellas que habían ahí.

 

         Yo… Yo solamente buscaba algo para beber, y al ver tantas botellas ahí, creí que eran refrescos de distintos sabores. – Lo miraba tiernamente a los ojos.

 

         No puedo hacer esto. – Volteó a ver a su primo.

 

         O lo haces tú, o lo hago yo. – Su voz sonaba seria.

 

         ¿Hacer qué? – Preguntaba algo nervioso.

 

         Lo lamento tanto Joey, pero lo que hiciste no estuvo bien. Y por ende… – Se armaba de valor para poder decírselo. – Tendré que castigarte por la travesura que has hecho.

 

El joven enmudeció al escuchar las palabras de su amigo y sin poderlo evitar sus ojos comenzaron a humedecerse…

 

         No… Por… Favor… No… Me castigues… – Suplicaba con la voz entre cortada.

 

         Tengo que hacerlo por tu bien.

 

         Y para que no vuelvas a cometer otra estupidez. – Intervino el castaño.

 

         ¡SETO! – Lo reprendió su primo.

 

         Por favor Yami… No me castigue. – Su cuerpo empezaba a temblar al pensar en los múltiples castigos que iba a recibir.

 

         No llores por favor, debes entender que lo que hiciste no estuvo bien, te expusiste tanto que casi te descubren y Seto tuvo que hacer todo lo posible para ocultarte y que no salieras de la corporación Kaiba.

 

         Silencio Yami, no es necesario que le des tantas explicaciones.

 

         ¿De verdad él hizo eso por mí?

 

         Si, si es verdad.

 

El joven se limpiaba sus lágrimas y trataba de tranquilizarse para luego decir…

 

         ¿Con qué clase de objeto piensa castigarme? – Preguntó temeroso, dejando a los hombres un tanto sorprendidos.

 

         No entiendo tu pregunta. ¿A qué te refieres?

 

         Pues… ¿Qué objeto piensa usar para pegarme? Sea cual sea el que vaya a usar, solamente le pido que no use el Cinturón de Sujeción. Todo menos eso… – Comenzaba a arrodillarse enfrente del tricolor mayor, y  a la vez se desvestía. – Azóteme todo lo que quiera… – Lloraba con mucho dolor.

 

         ¿Qué haces perro? Levántate ya. – Lo sujetó del brazo con fuerza para levantarlo del suelo, posteriormente le arreglaba la ropa.

 

         ¿No van a pegarme? – Se atrevió a preguntar.

 

         Claro que no Joey. – Le levantaba la cara para que lo viera a los ojos.

 

         Perro estúpido, ¿creíste que te íbamos hacer daño?

 

         Yo…

 

         Tranquilízate Joey, nosotros no te vamos a lastimar.

 

         Entonces… ¿Cuál será mi castigo?

 

         Tu castigo va ser que ya no podrás salir con Mokuba, ni con Noah los fines de semana.


         ¿Qué? No… Por favor Yami… No me prohíba salir con ellos. – Lloraba de nueva cuenta.

 

         Lo siento mucho Joey, ese va ser tu castigo.

 

         Pero…

 

         Nada de peros, te quedarás aquí y comenzarás a estudiar. – Intervino el castaño.

 

         ¿A estudiar?

 

         Creo que llegó el momento de que aproveches el tiempo en estudiar.

 

         ¿Iré a una escuela? ¿Podré estar con Mokuba y con Noah todos los días? – Preguntaba todo ilusionado.

 

         No seas estúpido perro, tú no puedes ir a una escuela como un adolescente normal, por esa razón es que yo te daré clases todas las tardes aquí en la mansión. Y más te vale que cumplas con todas las tareas que te vaya dejando.

 

         Pero… Yo no quiero que usted me de clases. – Al decir esto último se escuchó una pequeña risa.

 

         ¿De qué demonios te ríes?

 

         Discúlpame Seto, me pareció algo gracioso que Joey te rechazara.

 

         Yo no le veo la gracia. En cuanto a ti perro… – Lo miró seriamente a los ojos. – Más te vale que pongas atención y no me hagas perder mi tiempo. ¿Has entendido?

 

         Ssi…

 

FIN DEL FLASHBACK

 

         Ha pasado una semana desde que ese hombre comenzó a darme clases, todos los días nos vamos a la biblioteca a estudiar, y cuando quiero ver a Mokuba, él no me deja. – Suspiró por enésima vez. – Como me gustaría poder verlo y salir a jugar como antes… ¿Hasta cuándo va a durar mi castigo? Únicamente puedo ver a Mokuba en cada tiempo de comida. No es justo… – Se decía así mismo, en ese instante alguien entraba a su habitación.

 

         Ya es hora, recoge tus libros y sígueme.

 

         Si. – Respondió melancólico.

 

******************************

 

En algún lugar de Ciudad de Tokio…

 

         Hola, de nuevo.

 

         ¿Todavía sigues en la ciudad? Pensé que ya habías regresado a tu país.

 

         Aun no, tuve que hacer una visita antes de irme.

 

         ¿No crees que te estas arriesgando demasiado?

 

         Lo sé, pero no podía regresar sin antes poder verlo.

 

         Te expones demasiado, eso sin mencionar que has quebrantado las reglas de tu tribu.

 

         No tienes que decírmelo, eso lo sé muy bien. Y también…

 

         ¿Qué?

 

         Mi tribu deberá de entender que lo estoy haciendo para tratar de cambiar un poco la tragedia que se avecina.

 

         Por más que lo intentes, bien sabes que eso no pasará. Y que tarde o temprano, las siete familias tendrán que cooperar esta vez. De lo contrario…

 

         Ya basta, no es necesario que lo digas. – Bajó un poco la mirada.

 

         Discúlpame por favor, únicamente te quería hacer ver las consecuencias.

 

         Lo sé. – Intentó sonreírle un poco.

 

         Dime… ¿Lograste verlo?

 

         Si.

 

         ¿Y?... ¿Qué piensas?

 

         Pude percibir que está feliz, le gusta vivir en ese lugar.

 

         Era de esperarse. – Medio le sonrió. – Por cierto, ya que estas aquí voy aprovechar para preguntarte algo.

 

         ¿Qué cosa?

 

         ¿Tú tienes algo que ver con el libro que apareció recientemente?

 

         ¿Cómo sabes lo del libro?

 

         Porque un hombre lo trajo para que lo ayudáramos a traducirlo.

 

         Entiendo…

 

         ¿Entonces si tienes algo que ver con que ese libro apareciera?

 

         Yo…

 

         ¿Qué has hecho?

 

         Únicamente lo puse en uno de los estantes de la biblioteca para que la persona indicada lo pudiera encontrar.

 

         Tuviste mucha suerte de que cayera en las manos indicadas.

 

         No fue suerte, estaba preparado por si caía en manos equivocadas.

 

         Lo que no entiendo es por qué lo trajiste.

 

         Para que conozcan un poco la historia de lo que pasó hace años.

 

         ¿Y tú crees que de resultado?

 

         Considero que no perderé nada con haberlo intentado.

 

         En eso te equivocas, tienes mucho que perder y lo sabes.

 

         Tienes razón, pero todo lo estoy haciendo con un objetivo y propósito.

 

         Podrás tener todas las mejores intenciones del mundo, pero tu tribu no lo verá de esa manera.

 

         Algún día, mi tribu tendrá que dejar de ser tan estrictos.

 

         Y yo, solamente deseo que ellos no sean tan estrictos contigo.

 

         Gracias por preocuparte por mí.


         No tienes nada que agradecer, mi querido amigo. – Le dio un fuerte abrazo como muestra de cariño.

 

 


Continuará…

 

 


N/A: ¿Logrará Mokuba a que su primo le quite el castigo a Joey? ¿Quiénes serán esas personas misteriosas y de qué tribu estarán hablando? ¿Habrá más castigos más adelante? todo esto y más lo iremos descubriendo en los siguientes capítulos. Los invito para que no se pierdan la continuación de esta gran aventura.

 

Quiero agradecerles por el apoyo que me brindan día con día, gracias por leer mis historias, y estar al pendiente de las actualizaciones que hago. En verdad se los agradezco con todo mi corazón. Me despido cordialmente de todos y cada uno de ustedes no sin antes mandarles muchos besos virtuales y un fuerte abrazo desde la distancia.

 

Atte.:

 

                KAT.

 

 


P.D.: Quiero disculparme por haberme ausentado por más de quince días. Últimamente he estado bastante decaída y distraída, y como muchos de ustedes sabrán, me sentía deprimida al recibir sólo malas noticias. Tuve tiempo de pensar las cosas y decidí someterme al tratamiento de fertilidad, es un procedimiento que me ayudará a ovular y así poder embarazarme con mis propios óvulos.

 

En esta ocasión, les quiero pedir con todo mi corazón que recen por mí para que dicho tratamiento funcione y pueda tener la esperanza de concebir un hijo. Pídanle a Dios con todo su corazón que me conceda ese milagro tan maravilloso de ser madre. Por favor, les pido a todos mis amis, lectores y público en general que me tenga en sus oraciones. Es la última esperanza que me queda… A penas llevo dos días desde que inicié este procedimiento y es por eso que me atraso en actualizar esta historia. De ante mano les pido disculpas y espero que puedan comprenderme. Porque esta situación por la que estoy pasando en verdad les digo que no se lo deseo a nadie…

 

Muchas gracias por su comprensión…

 

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario