viernes, 12 de octubre de 2018

LOS DONCELLOS, SON UNA VERGÜENZA TANTO PARA EL HOMBRE COMO PARA LA MUJER



CAPÍTULO 2: EXPERIMENTOS… II PARTE.


AUTORA: KATSUYA


PAREJAS PRINCIPALES: Fernando/Raúl, Frederick/Miguel



OTRAS PAREJAS: Adrián/Julio, Oscar/Alejandro, Rubén/Cecilio, entre otras.



CATEGORÍA: Originales.



GÉNEROS: Ciencia ficción, angustia, drama, tragedia.



ADVERTENCIAS: Mpreg, muerte de un personaje, lemon, tortura, orgias, violación.


Los personajes de esta historia son de mi propiedad, así como la trama.



Al día siguiente.



—Baia, finalmente has despertado.



— ¡Ay! Que dolor de cabeza.



—Debe tranquilizarse, tal parece que los efectos del sedante no han pasado del todo.



— ¿Qué demonios quieres? ¿Por qué no se larga?

— ¡Uy! No deberías hablarle así a la única persona que ha estado pendiente de ti. —Comentó con sarcasmo.

— ¿A qué se refiere? —Trataba de levantarse de la cama, pero se sentía muy débil. 

—No se esfuerce en levantarse, no está en condiciones de hacerlo ya que los días que ha estado aquí, usted se ha negado en comer. Y eso, créame que no es muy bueno que digamos. Y con respecto a sobre que me refiero, pues le diré que fui yo quien lo soltó de sus cadenas y curé sus heridas.

—De una vez le digo, si espera que se lo agradezca está muy equivocado, no quiero favores de usted, no quiero nada que provenga de este horrible lugar. —Lo miraba muy enojado. 

— Uuuuhhhhhhh… Pero qué carácter número 19,990. Si yo fuera usted, no diría esas cosas, le aconsejo que antes de desafiar, debe primero conocer a su enemigo. 

—Es usted un maldito miserable, yo lo único que quiero es irme de aquí. 

—Eso es algo imposible.

— ¿Con qué derecho me trajeron aquí? Yo no pedí que me trajeran a este lugar.

—Lo hemos traído aquí, porque usted va a ayudar a la humanidad, siéntase alagado que formará parte de nuestro equipo de investigación. —Manifestaba hipócritamente. 

—Porque no mejor se va al diablo y se muere de una vez… Yo no quiero ser parte de su estúpido equipo de investigación, no dejaré que malditos como usted me toquen. 

—Mmm… Cuanto lo siento, pero déjeme decirle que usted ya es parte de nuestro equipo, le guste o no le guste. Se lo pondré de la siguiente forma: Aquí solamente tenemos dos métodos, el primero le llamo el método sencillo que es por las buenas y el segundo pues será por las malas. Yo que usted, escogería el primero, no querrá saber cómo funciona el segundo método.

—ERES UN MALDITO. —Gritó furioso. 

—Bueno, ya basta de charlas, ahora te explicaré lo que tienes que hacer… Primero, allá al fondo de la habitación encontrarás una puerta, ahí podrás bañarte y en ese mueble. —Le señala con el dedo. —Hay ropa limpia para que te cambies. Luego, tendrás que desayunar, deberás de comerte toda la comida que te traigan. Por el agua no debes de preocuparte, ya que hay personas que se encargan de revisar esa jarra que vez en esa mesa, todos los días tendrás agua limpia. Y por último, bajo ninguna circunstancia debes salir de esta habitación sin mi permiso o sin el permiso de las personas autorizadas, ya que si lo haces, tendrás un castigo muy severo. A partir de ahora ya no serás tratado como un ser humano, sino que serás tratado como un prisionero, un recluso, esta será tu celda, por así decirlo, vivirás aquí y cumplirás todas nuestras órdenes, si no cooperas sufrirás fuertes castigos, debes entender desde ya que aquí no vales nada como persona, no nos interesa ni tu sufrimiento, tu dolor, tus gritos o tu rebeldía, ya que mi único interés es poderte llevar a la fase final de mi investigación. 

El hombre estaba estupefacto a todo lo que ese médico le decía, no podía creer todo lo que escuchaba, eso tenía que ser una broma pero de muy mal gusto. Se maldijo así mismo por creerle en todas las palabras que le dijo aquel sujeto, todo se lo había planteado de color de rosas, se había ilusionado con la idea de que por fin iba a tener un empleo para comenzar con sus estudios en la universidad. Jamás se imaginó, que todo era mentira, que todo lo que querían era llevarlo a ese terrible lugar. Había logrado escuchar en las noticias que muchas personas estaban desapareciendo, que nadie sabía dónde encontrarlas o peor aún, donde buscarlas y ni en su peor pesadilla se imaginó que el sería una víctima más. Tenía que buscar la forma de salir de ahí, la pregunta del millón era: ¿Cómo?

—Me niego. —Expresó finalmente. —Me rehúso a hacerle caso a un loco desquiciado como usted. Al diablo con sus estúpidas reglas, por mí se pueden ir todos al infierno. No voy a seguirles el juego, podrán ponerme toda la comida que quieran y ni aun así comeré. 

—Por lo visto, has decidido el método difícil. Bien, si es lo que quieres. —Habló muy intimidante, y luego dio tres pasos hacia atrás, en cuanto abrió la puerta de la habitación, entraron tres hombres muy fuertes.

—Que… ¿Qué piensan hacer conmigo? —Tartamudeó un poco al hablar. 

Los tres hombres lo agarraron con fuerza para tirarlo a la cama, el joven peleaba con todas sus fuerzas para podérselos quitar de encima, uno de los hombre logró sujetarle una mano y rápidamente se la encadenó al respaldo de la cama, los otros dos hombres se estaban encargando de sus piernas, mientras que el muchacho gritaba y seguía luchando para podérselos quitar de encima.

—No, suéltenme, suéltenme malditos, no me toquen.

—Quédate quieto experimento 19,990. —Decía uno de los hombres que lo sujetaba con fuerza a la cama. 

—Noooooooooooooooo, déjenme, que alguien me ayude, por favor… AUXILIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. —Gritaba con todas sus fuerzas, los tres hombres no hicieron otra cosa más que reírse de ese pobre diablo, uno de ellos no tenía mucha paciencia y al ver que mucho se resistía, le dio un fuerte golpe en la boca del estómago. —AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH. —Empezaba a toser, tratando de normalizar la respiración.

Finalmente, lograron encadenarlo a la cama, tanto sus pies y sus manos estaban atadas, el joven lloraba, pero a pesar de estar inmovilizado seguía luchando por tratar de liberarse.

—Es inútil, es mejor que no te resistas, sabes muy bien que nunca podrás romper esas cadenas.

—Eres un ser despreciable.

—Te lo preguntaré una vez más… ¿Vas a cooperar?

—Primero muerto, antes que obedecerles.

La otra persona medio sonrió,  le fascinaba ver ese espíritu de lucha que tenía ese experimento, pero lo que más le gustaba era quebrantar esa fuerza de voluntad, doblegarla a tal extremo que ya no quedara nada de ese espíritu de lucha, que no quedara ni una mísera gota de rebeldía, y en su lugar que gobernara la total y absoluta sumisión. Ahora, faltaba ver por cuanto tiempo iba a resistir ese espécimen.

—Bien, en ese caso, estos caballeros que vez aquí. —Señalaba a cada uno de ellos. —Van a hacer que tú comas y créeme que ellos son expertos en eso. Te obligaran a comer hasta que en el plato no quede ni una sola migaja. 

Los verdugos sonreían con maldad, mirando a su víctima como indicándole que le iban a dar un trato muy especial. Por otro lado, el joven al ver la mirada tan aterradora que tenían, sintió un gran escalofrío recorrerle por todo su cuerpo y un leve temblor empezó a aparecer. 

—Caballeros, hay se los encargo mucho, más tarde vendré a verlo.

—No se preocupe Doctor, váyase sin pendiente. 

—Así es Doctor, usted deje todo en nuestras manos y en poco tiempo querrá comer por su cuenta.

—De acuerdo, eso era todo lo que quería escuchar. —Al dar la media vuelta, se escuchó una voz temblorosa.

—Espe… Espere... Por… Favor.

— ¿Me hablas a mí? —Preguntó fingiendo como que no era con él.

—Si. —Seguía llorando y a la vez trataba de liberarse pero esta vez no con mayor fuerza. 

— ¿Qué es lo que quieres?

—Seguiré sus reglas… Snif, snif, snif, snif, snif… Pero por favor… Snif, snif, snif, snif, snif… No me deje con ellos… Snif, snif, snif, snif, snif… Por… Favor.

—No crees que ya es muy tarde para decirme eso.

Snif, snif, snif, snif, snif… Por favor... Snif, snif, snif, snif, snif… Por favor… Snif, snif, snif, snif, snif… Haré cualquier cosa que usted diga.

— ¿En serio? ¿Harás todo lo que yo te diga? —La mirada del médico cambió radicalmente a una mirada lasciva, llena de deseos, pasión y lujuria. Haciendo que la pobre víctima se estremeciera y que le tuviera miedo.

—Si. —Respondió finalmente de tanto pensarlo.

—Espero y no vayas a olvidar tu promesa. —Manifestó seriamente. 

—No. —Contestó con un gran nudo en la garganta.

—Lo siento tanto, sé que ustedes querían divertirse con él, pero por ahora yo me ocuparé de este espécimen.

— ¿Está seguro de lo que dice Doctor?

—Claro que sí.

—En ese caso, nos vamos, pero si necesita ayuda, no dude en llamarnos de nuevo. 

—Por supuesto. 

En cuanto los hombres se fueron, el médico se quedó solo con su víctima.

— ¿No piensa liberarme?

—Por el momento no, pienso mantenerte en esas condiciones como castigo a la desobediencia.

—No podré desayunar estando amarrado a la cama.

—No te preocupes por eso, yo te daré de comer en la boca.

— ¿Qué? —Preguntó iracundo. 

—Ya me oíste, ahora quiero que seas bueno y abre tu boquita. —Lo trataba como si fuera un bebé.

—Creí que me iba a soltar, que… —No terminó de hablar ya que fue callado debido a una bofetada que el viejo le había dado, haciendo que nuevas lágrimas comenzara a salir de sus ojos. — ¿Por qué me golpea? — ¡Paf! Recibió otra bofetada más fuerte en su otra mejilla.

— ¡Cállate! De ahora en adelante sólo hablarás cuando yo te lo ordene. En estos momentos quiero que te dediques a comer y que ya no sigas haciendo preguntas estúpidas. ¿Haz entendido? —Inquirió seriamente.

—Si.

—Bien, ahora abre la boca.

El joven no tuvo más opción que obedecerle a ese viejo, no quería recibir más golpes en su rostro y poco a poco fue comiendo muy despacio ya que le dolía la quijada al abrir la boca y masticar la comida. Cuando finalmente terminó de comer, el hombre le dijo: 

—Por ahora eso es todo, vendré a verte de nuevo dentro de una hora.

El joven no dijo nada, solamente se dedicaba a verlo con odio y repulsión, en cambio la otra persona le fascinaba como lo miraba su víctima.

—No me mires con tanto rencor, date cuenta que lo único que quiero es que cooperes conmigo.

—Vete al diablo.

—Claro que me iré al diablo, pero no me iré solo. —Intentó besarlo en la boca, el otro movió su rostro a un lado para impedir que lo hiciera. —Me encanta tu rebeldía, podría obligarte ahora si quisiera, pero he decidido que me divertiré un poco contigo. Ahora procura descansar, sé que en ese estado se te será incomodo hacerlo, pero no importa, ya te irás acostumbrado poco a poco.

El hombre salió del cuarto dejando a su espécimen mucho en que pensar. Siguió con su rutina de siempre, pero antes de ir a ver a los otros experimentos, decidió en ir a mirar uno en especial, necesitaba saber en qué condiciones se encontraba.

— ¿Cómo se encuentra el número 15,532?

—Bastante deplorable Doctor, hemos hecho hasta lo imposible para mantenerlo estable.

¡Sigh! ¡Ains!... “Que desgracia, otro experimento que se echa a perder por culpa de ese estúpido sádico”. — Pensó para sí mismo. —No se desanimen, tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se recupere. Ayúdenme a cambiarle las vendas y de una vez lo voy a revisar.

—Sí, Doctor.

El hombre caminó hacia donde se encontraba el número 15,532, éste estaba acostado en una cama de hospital, su cuerpo estaba conectado a un montón de aparatos, en uno de sus brazos le habían puesto suero intravenoso, todo el cuerpo estaba tapado por una sábana blanca, el médico, hizo a un lado la sabana y comenzó a quitarle las vendas con la ayuda de los otros doctores y a la vez examinarlo, frunció el ceño al ver ese cuerpo todo malherido, tenía chupetones y mordidas por todos lados, su pecho mostraba marcas de haber sido torturado con algún objeto metálico incandescente, sus piernas y muslos habían sido flageladas sin ninguna compasión, pidió ayuda a los hombres que estaban en ese momento con él para moverlo un poco y acostarlo de lado, viendo con horror como estaba su espalda de marcada con tanto azotes que había recibido, luego lo volvieron a acostar y el médico se fue a la parte de sus genitales, tanto el pene como los testículos estaban muy maltratados, levantó un poco sus genitales y vio una gran mordida en la entrepierna, pidió ayuda de nuevo para que lo levantaran un poco y poder revisar su ano, todo su esfínter estaban totalmente desgarrados, tanto el esfínter externo como el interno, si ese experimento lograra sobrevivir, tardaría meses en recuperarse.

—Bien, he terminado de revisarlo, tal parece que han hecho un buen trabajo. Pero necesito saber cómo se encuentran sus órganos internos.

—Doctor Fernando, debido a las múltiples torturas que ha recibido, debe saber que uno de sus riñones ha empezado a fallar.

—Tal parece que el Doctor Gonzalo, le metió una sonda por la uretra haciéndolo llegar hasta la vejiga, impidiendo así el paso para que el experimento 15,532 no pudiera orinar durante bastante tiempo.

—Entiendo, necesito que le den la mayor atención posible y lo estén chequeando cada media hora. Confío en que ustedes podrán hacer un buen trabajo.

—Si Doctor, haremos todo lo necesario para salvarle la vida.

—Bien, debo irme y cualquier cosa que surja avísenme inmediatamente. 

—A la orden. 

El hombre se fue muy molesto, decidió en ir a buscar a ese sádico malnacido y ponerlo en su lugar, esta vez estaba dispuesto a decirle su par de verdades en la cara. En lo que caminaba miró su reloj que tenía en la muñeca de su mano, al saber la hora fue a buscarlo directamente a su oficina. En cuanto llegó al lugar, entró sin previo aviso.

—Es usted un maldito enfermo.

—Buenos días, amigo Fernando. —Expresó con sarcasmo.

—Bien sabe que ni usted ni yo somos amigos.

— ¿Por qué viene tan molesto a mi oficina?

—Acabo de revisar al paciente número 15,532, y me encuentro con un cuerpo magullado, golpeado, con lesiones muy severas, torturado y casi muerto. 

—No me diga que por esa razón ha venido hasta aquí para verme. 

El hombre apretaba con fuerza sus manos haciéndolas puño, temblaba del coraje que tenía. 

—Claramente le advertí que ese experimento acababa de cumplir un año desde que le hice esa cirugía.

—Mi querido colega, no debería de estar tan molesto, en todo caso, quien debe de estar enfadado soy yo.

— ¿Cómo dice?

—Tal como lo oye, agradezca que fui bondadoso en dejarlo vivo. —Todo lo manifestaba hipócritamente. —Acaso creyó que yo no me iba a dar cuenta. 

— ¿De qué demonios está hablando?

—Antes de mandármelo, usted le inyectó una droga para que su cuerpo se pudiera estimular con facilidad. 

La otra persona abrió los ojos a más no poder, nunca se imaginó que ese infeliz se fuera a dar cuenta. 

—Pero por qué pone esa cara, yo estaba dispuesto a ser amable con el número 15,532 pero en vista de que usted intervino en mi diversión, no me quedó otro remedio que divertirme un poco más con esa escoria.

—Es usted un monstruo, un maldito sádico que lo único que le interesa es ver y gozar con el sufrimiento de los demás.

—Por favor, no me venga con estupideces, además, usted no es ningún santo que digamos. Le recuerdo que también ha disfrutado de esos pobres infelices, los ha gozado hasta el cansancio y ha hecho con ellos todo lo que usted ha querido.

—Maldito, no me compares contigo, no soy como tú. Es cierto que yo mismo he disfrutado de cada uno de ellos, pero tú te pasas, tú disfrutas en torturarlos, en hacerlos gritar hasta que se queden sin voz y dejarlos tirados en su propio charco de sangre.

—Da igual, qué más da, si no sirven para el propósito principal, pues que al menos sirvan como objetos sexuales.

—Grrr… Es usted un…

— ¡SUFICIENTE! —Gritó furioso. —En vez de venirme a reclamar, le sugiero que piense mejor las cosas antes de arruinar mi diversión.

—Bien, si es lo que quiere, entonces le digo lo mismo. No intervenga en mis investigaciones.

—Creo que por esta ocasión, estamos a mano. —Extendió su mano en señal de terminar con aquella discusión.

—Ya veremos. —Contestó sin estrecharle la mano y simplemente salió del lugar.


Tres días después…

—Hola, ¿cómo estamos esta mañana? —No obtuvo respuesta. —Sigues sin hablarme, por mi está bien, así podré trabajar a gusto. 

El hombre abrió su maletín y empezó a sacar un bote de alcohol, algodón, un compresor, una jeringa y unos tubos de vidrio. Todo lo que el hombre sacaba, la otra persona se limitaba en observar, se movió de un lado a otro sobre la cama, todavía seguía atado a ella, y por más que lo intentaba no lograba nada y lo único que hacía era lastimarse sus muñecas y sus tobillos.

—Sí que eres persistente, y yo pensaba en soltarte. Bueno, no importa, de todas maneras obtendré la muestra de sangre que necesito.

—Si… Si coopero con usted, ¿me soltará? 

—Tal parece que has decidido en hablarme. 

—Responda mi pregunta. —Se alteró un poco, realmente deseaba que ese viejo lo soltara, ya no soportaba estar atado tanto tiempo a la cama, le dolían las articulaciones de los brazos y piernas, estaba verdaderamente incómodo y ya no quería que lo bañaran porque cada vez que lo hacían, manoseaban todo su cuerpo.

—Por esta ocasión, te responderé, pero si me vuelves a exigir no me quedará de otra que castigarte.

—Por favor, suélteme. 

—Mucho mejor. —El hombre se acercó a donde estaban sus manos y empezó a abrir las esposas, luego se dirigió a sus tobillos e hizo lo mismo. 

El joven trataba de sentarse en la cama, se sentía todo adolorido y podía sentir como su sangre volvía a circular nuevamente por todos sus brazos y piernas. El hombre al verlo un poco débil, decidió en ofrecerle un vaso con agua.

—Ten, bebe un poco de agua, te ayudará a calmarte. 

—Gracias. —Cuando intentó agarrar el vaso, su mano temblaba y se le hizo algo difícil en sostenerlo.

—Tranquilo, te ayudaré. —Le llevó el vaso hasta la boca para que pudiera beber un poco. —Listo ya está. En lo que tu cuerpo se relaja, aprovecharé para leerte tu expediente. Y al mismo tiempo me irás respondiendo algunas preguntas que te vaya haciendo, ¿estás de acuerdo?

—Si. 

—Bien, entonces empecemos… Según este informe, aquí dice que tu nombre es Raúl Armando Moreira Hernández, tienes la edad de 19 años,  vienes de una familia de clase media, tus abuelos paternos murieron entre la edad de 90 a 85 años, tus abuelos maternos murieron entre la edad de 80 a 75 años, eres hijo único, tu madre falleció en un accidente de auto cuando apenas tenías seis.

—Siete. —Corrigió el joven.

—Está bien, a la edad de siete, no has padecido de ninguna enfermedad crónica, no has estado ingresado en hospitales, salvo en una ocasión cuando te fracturaste la pierna. Siempre tuviste problemas de adaptación en la escuela, eras muy rebelde y sufrías de bullying en la escuela. 

— ¿Es necesario todo esto? —Preguntó un poco molesto.

—Sí, ahora no me interrumpas… Siempre te ha gustado hacer ejercicio, sobre todo correr, no confías en nadie, tienes pocos amigos. —El hombre se detuvo por un momento, en cuanto vio algo de puro interés para él. —Tu tipo de sangre es AB positivo, que interesante, no tienes antecedentes de que hayas ingerido drogas, consumido alcohol y no presentas ninguna enfermedad en tu sangre. Te fuiste de la casa casi a los dieciséis años y desde entonces has vivido solo y con esfuerzos lograste sacar el bachillerato… “Bien, vamos bien, hasta ahora”. —Eso último lo había pensado para sí mismo. —Escúchame con cuidado con lo que te voy a decir, no suelo llamar a mis pacientes por sus verdaderos nombres, son tantos que se me olvidan, o no me interesa recordar sus patéticos nombres. Por esa razón es que suelo llamarlos por el número correlativo al que fueron asignados. Es más fácil y no hay necesidad de tener relaciones interpersonales y así evitar tener un vínculo con esa persona. ¿Entiendes lo que te digo?

—Si.

—Dime una cosa, ¿por qué te fuiste de la casa a los dieciséis años?

—Mi padre me encontró besándome con mi pareja. 

—No creo que por esa razón te haya echado de la casa. Besar a tu novia no le veo lo…
El hombre no terminó de hablar ya que fue interrumpido por el joven.

—Me besaba con mi novio y mi padre es homofóbico. —Comentó con vergüenza. 

La otra persona se quedó en shock al escuchar lo que su experimento le decía. 

—“Esto es todavía mucho mejor, este chico es perfecto… Será un buen material para mi investigación”. —Pensaba para sí mismo. —Entiendo, y desde entonces has estado viviendo solo con tu novio.

—Después que mi padre me echó de la casa, me fui a vivir con mi pareja, pero solamente duré con él, dos años. 

— ¿Qué pasó?

—Me engañó con otro hombre, dijo que yo era muy niño para él.

— ¿Tu novio era mayor que tú?

—Sí, me llevaba por 5 años. 

—Entiendo, una última pregunta… ¿Eres virgen?

—OIGA, Y A USTED QUE LE IMPORTA, YA SE HA METIDO MUCHO EN MI VIDA. —Gritó muy enfadado, y debido a su reacción recibió un fuerte golpe en la cara, tanto sus labios como su nariz sangraban debido al impacto que había recibido. 

—Que no se te olvide, aquí quien manda soy yo y puedo hacerte las preguntas que quiera y tú lo único que tienes que hacer es respondérmelas sin rechistar. —El hombre lo miraba muy intimidante, haciendo que el joven le tuviera miedo. — ¿Te ha quedado claro?

Snif, snif, snif, snif, snif… Si. —Respondió con un gran nudo en su garganta.

—Te haré la pregunta de nuevo… ¿Eres virgen?

Snif, snif, snif, snif, snif… No. —Hacía lo posible para no llorar. 

—Ya veo, lograste tener sexo con tu novio, no es así.

—No, el hombre con quien me engañó mi novio fue el que me violó… Snif, snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif, snif, snif… —Cuando terminó de hablar, no pudo evitar llorar de nueva cuenta, dejando al otro boquiabierto por lo que le había sucedido a ese joven. 

—Hasta aquí llega mi interrogatorio, ya no te haré más preguntas por ahora. Déjame revisarte el golpe que te di. —Mientras lo revisaba, la otra persona no dejaba de llorar y su cuerpo temblaba. —Tranquilo, trata de no moverte mucho, menos mal, tu nariz no está rota, tardarás un par de días para que sane al igual que tus labios. Te aplicaré este espray en los labios, te dolerá un poco pero evitará que sigas sangrando. —El otro no dijo nada y solamente asintió con la cabeza.

Después de varios minutos, el joven se había logrado tranquilizar un poco, el hombre le indicó que pusiera el brazo extendido sobre una mesa que había en el lugar, y antes de inyectarlo le dijo que cerrara el puño de su mano con fuerza, una vez que lo hizo el médico lo inyectó para poderle sacar sangre. Posteriormente, comenzó a explicarle algunas cosas como por ejemplo él porque estaba en ese lugar y para que necesitaba su sangre, creyó conveniente que lo mejor sería que el supiera parte del proceso de la investigación, de igual manera, tarde o temprano lo iba a saber.

—Empezaré a explicarte algunos procesos que tendrás que pasar. Al principio tú mismo verás que no son cosas de otro mundo, pero a medida que vayas avanzando… —Se quedó callado por un momento, buscaba la forma correcta de cómo decírselo. —A medida que vayas avanzando, el proceso será más difícil y doloroso a la vez.

El espécimen estaba callado y atento a todo lo que ese sujeto estaba por decirle, pero algo le decía que nada bueno iba a resultar de todo esto, algo en su interior le decía que su vida había llegado hasta ahí, que no volvería a ser la misma.

—La sangre que te acabo de sacar, me servirá para analizarla en mi laboratorio, le haré un pequeño estudio para ver si eres o no compatible.

—Compatible, ¿para qué?

—Para la investigación por supuesto.

— ¿En qué consiste?

—Mi proyecto, ayudará a muchas personas, sobre todo a las mujeres. Así como la tecnología va avanzando, también la ciencia va evolucionando a pasos agigantados, vivimos en un mundo en donde el hombre nunca está conforme con lo que es, lo que tiene o lo que hace y mientras más tiene, más quiere. Es decir, que si una persona nace varón, quiere ser mujer, y viceversa. Al paso de los años, descubrí que los gays tienen mayor resistencia. Tal es el caso de Lili Elbe. Tú te convertirás en una mujer. 

— ¿QUÉ? —Gritó más que exaltado. —Me niego a vestirme como mujer, el hecho de que me gusten los hombres, no signifique que me quiera vestir como una mujer.

El hombre medio sonrió, no supo porque la ignorancia de ese joven le había hecho tanta gracia.

—Los que se visten de mujer, se les llama travestis y sobre lo que yo te estoy hablando se le llama transgénero o transexual, es decir que el hombre cambia de sexo.

—No, no puede ser cierto, dígame que eso no es cierto. —Estaba estupefacto, no podía creer lo que ese hombre le explicaba y lo peor del caso es que se lo decía de una manera tan natural.

—Lamentablemente, es verdad, el destino te ha hecho una mala jugada. 

— ¿Qué pasará conmigo? —Nuevas lágrimas comenzaron a salir de sus hermosos ojos verdes.

—Tendré que hacerte varios estudios, como te dije anteriormente, iremos paso a paso… Te prepararé tanto física como psicológicamente para que vayas aceptando el proceso de tu transformación. Luego comenzaré con hacerte un examen de resistencia y a continuación veré que tanto dolor físico puedes aguantar. —En cuanto vio la cara de terror que tenía su experimento, continúo hablando. —Tranquilo, no pienso maltratarte, al menos que des motivos muy serios para hacerlo. Lo que quiero decir respecto al dolor físico, es que te pondré un aparato alrededor de tu cintura, este enviará pulsaciones eléctricas, te harán sentir un pequeño dolor, el mismo dolor que sienten las mujeres antes de que les venga la regla, estas contracciones irán creciendo cada día, se irán haciendo más fuertes y dolorosas hasta que finalmente te venga el periodo por así decirlo. Cuando yo crea conveniente que estás listo para la fase dos, conectaré el mismo aparato para que el dolor te dure antes del periodo y cuando ya estés menstruando. Pasarás por el mismo proceso que sufren todas las mujeres cuando menstrúan. Por último, te conectaré a otro aparato en donde este te dará descargas eléctricas, vas a tener contracciones y sentirás el dolor de un verdadero parto. Muchos mueren al llegar a esta etapa, y otra cosa que debes de saber, vas a pasar por muchas pruebas muy difíciles y dolorosas, cuando te mencioné a los transgéneros, me refería a que te haré una cirugía, en el cual consiste en un trasplante del órgano reproductor de la mujer. A partir de ese momento, tendrás cuidados muy especiales, te estaré examinando todos los días, será el mismo proceso como cuando una persona recibe un trasplante de riñón, te suministraré medicamentos que serán necesarios para que tu cuerpo no rechace el órgano femenino, tendrás que seguir mis indicaciones al pie de la letra, los primeros meses te iré cambiando las dosis de los medicamentos, yo te avisaré cuando te haga dicho cambios.   
Si todo sale bien y logras soportar todo el tratamiento, traerás al mundo un hijo. Si esa criatura nace como mujer, no tendrá mayor problema, pero… Por sus venas, correrá el nacimiento de su procedencia y al quedar embarazada puede traer otro hijo al mundo. Si esta criatura, nace varón, habrá que definirlo si es realmente un hombre o si es un doncello. —El médico miró como el joven lloraba y a la vez se dio cuenta que no le entendía casi nada de lo que le estaba diciendo. —Te lo explicaré un poco más sencillo para que me entiendas. En el tiempo de antes, a las mujeres se les llamaba doncellas a las que eran princesas, hermosas, vírgenes y jóvenes. En este caso, el niño que nazca como doncello, tendrá ciertas características que lo diferenciarán del hombre común al que conocemos. Y estas características serán muy notorias, se reflejaran en su cuerpo, sus rasgos físicos, su cuerpo será parecido al de una mujer, su piel será más suave como el de una mujer y el doncello nacerá fértil, es decir que podrá traer hijos al mundo. Hoy en día, la mujer se queja todo el tiempo del por qué solamente ellas paren y no los hombres, se quejan de que los hombres no las comprenden, aparte de lidiar con los quehaceres de la casa, también se tienen que hacer cargos de sus hijos. Y el hombre en vez de ayudar, le exige a la mujer que tenga más hijos. Con mi investigación, todo eso cambiará, ahora, tanto la mujer como el hombre podrán engendrar hijos, las parejas se deberán de turnar si quieren tener más hijos. Una vez la mujer, una vez el hombre, para que el también experimente todo el dolor y sufrimiento por lo que tiene que pasar la mujer y llegar a comprenderla un poco más, en vez de exigirle que tenga más hijos, le ayude a criarlos y a estar con ella en todo momento. Es por esa razón, que mi investigación la llamé con el nombre de: Doncellos.

De repente se había escuchado un ruido muy fuerte, en cuanto el hombre volteó a ver, miró que su experimento se había desmayado y el ruido provocado fue cuando cayó al suelo.


Continuará…




N/A: Espero que les haya gustado la continuación de esta historia, muchas gracias por leerme.

Atte.:

               KAT.



  

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