CAPÍTULO 2: EXPERIMENTOS… II PARTE.
AUTORA: KATSUYA
PAREJAS
PRINCIPALES: Fernando/Raúl,
Frederick/Miguel
OTRAS
PAREJAS: Adrián/Julio,
Oscar/Alejandro, Rubén/Cecilio, entre otras.
CATEGORÍA:
Originales.
GÉNEROS:
Ciencia
ficción, angustia, drama, tragedia.
ADVERTENCIAS:
Mpreg,
muerte de un personaje, lemon, tortura, orgias, violación.
Los
personajes de esta historia son de mi propiedad, así como la trama.
Al
día siguiente.
—Baia, finalmente has
despertado.
— ¡Ay! Que dolor de
cabeza.
—Debe tranquilizarse,
tal parece que los efectos del sedante no han pasado del todo.
— ¿Qué demonios
quieres? ¿Por qué no se larga?
— ¡Uy! No deberías
hablarle así a la única persona que ha estado pendiente de ti. —Comentó con
sarcasmo.
— ¿A qué se refiere?
—Trataba de levantarse de la cama, pero se sentía muy débil.
—No se esfuerce en
levantarse, no está en condiciones de hacerlo ya que los días que ha estado
aquí, usted se ha negado en comer. Y eso, créame que no es muy bueno que
digamos. Y con respecto a sobre que me refiero, pues le diré que fui yo quien
lo soltó de sus cadenas y curé sus heridas.
—De una vez le digo, si
espera que se lo agradezca está muy equivocado, no quiero favores de usted, no
quiero nada que provenga de este horrible lugar. —Lo miraba muy enojado.
— Uuuuhhhhhhh… Pero qué
carácter número 19,990. Si yo fuera usted, no diría esas cosas, le aconsejo que
antes de desafiar, debe primero conocer a su enemigo.
—Es usted un maldito
miserable, yo lo único que quiero es irme de aquí.
—Eso es algo imposible.
— ¿Con qué derecho me
trajeron aquí? Yo no pedí que me trajeran a este lugar.
—Lo hemos traído aquí,
porque usted va a ayudar a la humanidad, siéntase alagado que formará parte de
nuestro equipo de investigación. —Manifestaba hipócritamente.
—Porque no mejor se va
al diablo y se muere de una vez… Yo no quiero ser parte de su estúpido equipo
de investigación, no dejaré que malditos como usted me toquen.
—Mmm… Cuanto lo siento,
pero déjeme decirle que usted ya es parte de nuestro equipo, le guste o no le
guste. Se lo pondré de la siguiente forma: Aquí solamente tenemos dos métodos,
el primero le llamo el método sencillo que es por las buenas y el segundo pues
será por las malas. Yo que usted, escogería el primero, no querrá saber cómo
funciona el segundo método.
—ERES UN MALDITO.
—Gritó furioso.
—Bueno, ya basta de
charlas, ahora te explicaré lo que tienes que hacer… Primero, allá al fondo de
la habitación encontrarás una puerta, ahí podrás bañarte y en ese mueble. —Le
señala con el dedo. —Hay ropa limpia para que te cambies. Luego, tendrás que
desayunar, deberás de comerte toda la comida que te traigan. Por el agua no
debes de preocuparte, ya que hay personas que se encargan de revisar esa jarra
que vez en esa mesa, todos los días tendrás agua limpia. Y por último, bajo
ninguna circunstancia debes salir de esta habitación sin mi permiso o sin el
permiso de las personas autorizadas, ya que si lo haces, tendrás un castigo muy
severo. A partir de ahora ya no serás tratado como un ser humano, sino que
serás tratado como un prisionero, un recluso, esta será tu celda, por así
decirlo, vivirás aquí y cumplirás todas nuestras órdenes, si no cooperas
sufrirás fuertes castigos, debes entender desde ya que aquí no vales nada como
persona, no nos interesa ni tu sufrimiento, tu dolor, tus gritos o tu rebeldía,
ya que mi único interés es poderte llevar a la fase final de mi investigación.
El hombre estaba estupefacto a todo lo
que ese médico le decía, no podía creer todo lo que escuchaba, eso tenía que
ser una broma pero de muy mal gusto. Se maldijo así mismo por creerle en todas
las palabras que le dijo aquel sujeto, todo se lo había planteado de color de
rosas, se había ilusionado con la idea de que por fin iba a tener un empleo
para comenzar con sus estudios en la universidad. Jamás se imaginó, que todo
era mentira, que todo lo que querían era llevarlo a ese terrible lugar. Había
logrado escuchar en las noticias que muchas personas estaban desapareciendo,
que nadie sabía dónde encontrarlas o peor aún, donde buscarlas y ni en su peor
pesadilla se imaginó que el sería una víctima más. Tenía que buscar la forma de
salir de ahí, la pregunta del millón era: ¿Cómo?
—Me niego. —Expresó
finalmente. —Me rehúso a hacerle caso a un loco desquiciado como usted. Al
diablo con sus estúpidas reglas, por mí se pueden ir todos al infierno. No voy
a seguirles el juego, podrán ponerme toda la comida que quieran y ni aun así
comeré.
—Por lo visto, has
decidido el método difícil. Bien, si es lo que quieres. —Habló muy intimidante,
y luego dio tres pasos hacia atrás, en cuanto abrió la puerta de la habitación,
entraron tres hombres muy fuertes.
—Que… ¿Qué piensan
hacer conmigo? —Tartamudeó un poco al hablar.
Los tres hombres lo agarraron con fuerza
para tirarlo a la cama, el joven peleaba con todas sus fuerzas para podérselos
quitar de encima, uno de los hombre logró sujetarle una mano y rápidamente se
la encadenó al respaldo de la cama, los otros dos hombres se estaban encargando
de sus piernas, mientras que el muchacho gritaba y seguía luchando para
podérselos quitar de encima.
—No, suéltenme,
suéltenme malditos, no me toquen.
—Quédate quieto
experimento 19,990. —Decía uno de los hombres que lo sujetaba con fuerza a la
cama.
—Noooooooooooooooo,
déjenme, que alguien me ayude, por favor… AUXILIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. —Gritaba
con todas sus fuerzas, los tres hombres no hicieron otra cosa más que reírse de
ese pobre diablo, uno de ellos no tenía mucha paciencia y al ver que mucho se
resistía, le dio un fuerte golpe en la boca del estómago.
—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH. —Empezaba a toser, tratando de
normalizar la respiración.
Finalmente, lograron encadenarlo a la
cama, tanto sus pies y sus manos estaban atadas, el joven lloraba, pero a pesar
de estar inmovilizado seguía luchando por tratar de liberarse.
—Es inútil, es mejor
que no te resistas, sabes muy bien que nunca podrás romper esas cadenas.
—Eres un ser
despreciable.
—Te lo preguntaré una
vez más… ¿Vas a cooperar?
—Primero muerto, antes
que obedecerles.
La otra persona medio sonrió, le fascinaba ver ese espíritu de lucha que
tenía ese experimento, pero lo que más le gustaba era quebrantar esa fuerza de
voluntad, doblegarla a tal extremo que ya no quedara nada de ese espíritu de
lucha, que no quedara ni una mísera gota de rebeldía, y en su lugar que
gobernara la total y absoluta sumisión. Ahora, faltaba ver por cuanto tiempo
iba a resistir ese espécimen.
—Bien, en ese caso,
estos caballeros que vez aquí. —Señalaba a cada uno de ellos. —Van a hacer que
tú comas y créeme que ellos son expertos en eso. Te obligaran a comer hasta que
en el plato no quede ni una sola migaja.
Los verdugos sonreían con maldad,
mirando a su víctima como indicándole que le iban a dar un trato muy especial.
Por otro lado, el joven al ver la mirada tan aterradora que tenían, sintió un
gran escalofrío recorrerle por todo su cuerpo y un leve temblor empezó a
aparecer.
—Caballeros, hay se los
encargo mucho, más tarde vendré a verlo.
—No se preocupe Doctor,
váyase sin pendiente.
—Así es Doctor, usted
deje todo en nuestras manos y en poco tiempo querrá comer por su cuenta.
—De acuerdo, eso era
todo lo que quería escuchar. —Al dar la media vuelta, se escuchó una voz
temblorosa.
—Espe… Espere... Por… Favor.
— ¿Me hablas a mí?
—Preguntó fingiendo como que no era con él.
—Si. —Seguía llorando y
a la vez trataba de liberarse pero esta vez no con mayor fuerza.
— ¿Qué es lo que
quieres?
—Seguiré sus reglas… Snif, snif, snif, snif, snif… Pero por favor… Snif,
snif, snif, snif, snif… No me deje con ellos… Snif, snif, snif, snif, snif…
Por… Favor.
—No crees que ya es muy
tarde para decirme eso.
—Snif, snif, snif, snif, snif… Por favor... Snif, snif,
snif, snif, snif… Por favor… Snif, snif, snif, snif, snif… Haré cualquier cosa
que usted diga.
— ¿En serio? ¿Harás
todo lo que yo te diga? —La mirada del médico cambió radicalmente a una mirada
lasciva, llena de deseos, pasión y lujuria. Haciendo que la pobre víctima se
estremeciera y que le tuviera miedo.
—Si. —Respondió
finalmente de tanto pensarlo.
—Espero y no vayas a
olvidar tu promesa. —Manifestó seriamente.
—No. —Contestó con un
gran nudo en la garganta.
—Lo siento tanto, sé
que ustedes querían divertirse con él, pero por ahora yo me ocuparé de este espécimen.
— ¿Está seguro de lo
que dice Doctor?
—Claro que sí.
—En ese caso, nos
vamos, pero si necesita ayuda, no dude en llamarnos de nuevo.
—Por supuesto.
En cuanto los hombres se fueron, el médico
se quedó solo con su víctima.
— ¿No piensa liberarme?
—Por el momento no,
pienso mantenerte en esas condiciones como castigo a la desobediencia.
—No podré desayunar
estando amarrado a la cama.
—No te preocupes por
eso, yo te daré de comer en la boca.
— ¿Qué? —Preguntó
iracundo.
—Ya me oíste, ahora
quiero que seas bueno y abre tu boquita. —Lo trataba como si fuera un bebé.
—Creí que me iba a
soltar, que… —No terminó de hablar ya que fue callado debido a una bofetada que
el viejo le había dado, haciendo que nuevas lágrimas comenzara a salir de sus
ojos. — ¿Por qué me golpea? — ¡Paf! Recibió otra bofetada más fuerte en su otra
mejilla.
— ¡Cállate! De ahora en
adelante sólo hablarás cuando yo te lo ordene. En estos momentos quiero que te
dediques a comer y que ya no sigas haciendo preguntas estúpidas. ¿Haz entendido?
—Inquirió seriamente.
—Si.
—Bien, ahora abre la
boca.
El joven no tuvo más opción que
obedecerle a ese viejo, no quería recibir más golpes en su rostro y poco a poco
fue comiendo muy despacio ya que le dolía la quijada al abrir la boca y
masticar la comida. Cuando finalmente terminó de comer, el hombre le dijo:
—Por ahora eso es todo,
vendré a verte de nuevo dentro de una hora.
El joven no dijo nada, solamente se
dedicaba a verlo con odio y repulsión, en cambio la otra persona le fascinaba
como lo miraba su víctima.
—No me mires con tanto
rencor, date cuenta que lo único que quiero es que cooperes conmigo.
—Vete al diablo.
—Claro que me iré al
diablo, pero no me iré solo. —Intentó besarlo en la boca, el otro movió su
rostro a un lado para impedir que lo hiciera. —Me encanta tu rebeldía, podría
obligarte ahora si quisiera, pero he decidido que me divertiré un poco contigo.
Ahora procura descansar, sé que en ese estado se te será incomodo hacerlo, pero
no importa, ya te irás acostumbrado poco a poco.
El hombre salió del cuarto dejando a su
espécimen mucho en que pensar. Siguió con su rutina de siempre, pero antes de
ir a ver a los otros experimentos, decidió en ir a mirar uno en especial,
necesitaba saber en qué condiciones se encontraba.
— ¿Cómo se encuentra el
número 15,532?
—Bastante deplorable Doctor,
hemos hecho hasta lo imposible para mantenerlo estable.
—
¡Sigh! ¡Ains!... “Que desgracia, otro experimento que se echa a perder por
culpa de ese estúpido sádico”. — Pensó para sí mismo. —No se
desanimen, tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se
recupere. Ayúdenme a cambiarle las vendas y de una vez lo voy a revisar.
—Sí, Doctor.
El hombre caminó hacia donde se
encontraba el número 15,532, éste estaba acostado en una cama de hospital, su
cuerpo estaba conectado a un montón de aparatos, en uno de sus brazos le habían
puesto suero intravenoso, todo el cuerpo estaba tapado por una sábana blanca,
el médico, hizo a un lado la sabana y comenzó a quitarle las vendas con la
ayuda de los otros doctores y a la vez examinarlo, frunció el ceño al ver ese
cuerpo todo malherido, tenía chupetones y mordidas por todos lados, su pecho
mostraba marcas de haber sido torturado con algún objeto metálico
incandescente, sus piernas y muslos habían sido flageladas sin ninguna
compasión, pidió ayuda a los hombres que estaban en ese momento con él para
moverlo un poco y acostarlo de lado, viendo con horror como estaba su espalda
de marcada con tanto azotes que había recibido, luego lo volvieron a acostar y
el médico se fue a la parte de sus genitales, tanto el pene como los testículos
estaban muy maltratados, levantó un poco sus genitales y vio una gran mordida
en la entrepierna, pidió ayuda de nuevo para que lo levantaran un poco y poder
revisar su ano, todo su esfínter estaban totalmente desgarrados, tanto el
esfínter externo como el interno, si ese experimento lograra sobrevivir,
tardaría meses en recuperarse.
—Bien, he terminado de
revisarlo, tal parece que han hecho un buen trabajo. Pero necesito saber cómo
se encuentran sus órganos internos.
—Doctor Fernando,
debido a las múltiples torturas que ha recibido, debe saber que uno de sus
riñones ha empezado a fallar.
—Tal parece que el
Doctor Gonzalo, le metió una sonda por la uretra haciéndolo llegar hasta la
vejiga, impidiendo así el paso para que el experimento 15,532 no pudiera orinar
durante bastante tiempo.
—Entiendo, necesito que
le den la mayor atención posible y lo estén chequeando cada media hora. Confío
en que ustedes podrán hacer un buen trabajo.
—Si Doctor, haremos
todo lo necesario para salvarle la vida.
—Bien, debo irme y
cualquier cosa que surja avísenme inmediatamente.
—A la orden.
El hombre se fue muy molesto, decidió en
ir a buscar a ese sádico malnacido y ponerlo en su lugar, esta vez estaba dispuesto
a decirle su par de verdades en la cara. En lo que caminaba miró su reloj que
tenía en la muñeca de su mano, al saber la hora fue a buscarlo directamente a
su oficina. En cuanto llegó al lugar, entró sin previo aviso.
—Es usted un maldito
enfermo.
—Buenos días, amigo
Fernando. —Expresó con sarcasmo.
—Bien sabe que ni usted
ni yo somos amigos.
— ¿Por qué viene tan
molesto a mi oficina?
—Acabo de revisar al
paciente número 15,532, y me encuentro con un cuerpo magullado, golpeado, con
lesiones muy severas, torturado y casi muerto.
—No me diga que por esa
razón ha venido hasta aquí para verme.
El hombre apretaba con fuerza sus manos
haciéndolas puño, temblaba del coraje que tenía.
—Claramente le advertí
que ese experimento acababa de cumplir un año desde que le hice esa cirugía.
—Mi querido colega, no
debería de estar tan molesto, en todo caso, quien debe de estar enfadado soy
yo.
— ¿Cómo dice?
—Tal como lo oye,
agradezca que fui bondadoso en dejarlo vivo. —Todo lo manifestaba
hipócritamente. —Acaso creyó que yo no me iba a dar cuenta.
— ¿De qué demonios está
hablando?
—Antes de mandármelo,
usted le inyectó una droga para que su cuerpo se pudiera estimular con
facilidad.
La otra persona abrió los ojos a más no
poder, nunca se imaginó que ese infeliz se fuera a dar cuenta.
—Pero por qué pone esa
cara, yo estaba dispuesto a ser amable con el número 15,532 pero en vista de
que usted intervino en mi diversión, no me quedó otro remedio que divertirme un
poco más con esa escoria.
—Es usted un monstruo,
un maldito sádico que lo único que le interesa es ver y gozar con el
sufrimiento de los demás.
—Por favor, no me venga
con estupideces, además, usted no es ningún santo que digamos. Le recuerdo que
también ha disfrutado de esos pobres infelices, los ha gozado hasta el
cansancio y ha hecho con ellos todo lo que usted ha querido.
—Maldito, no me
compares contigo, no soy como tú. Es cierto que yo mismo he disfrutado de cada
uno de ellos, pero tú te pasas, tú disfrutas en torturarlos, en hacerlos gritar
hasta que se queden sin voz y dejarlos tirados en su propio charco de sangre.
—Da igual, qué más da,
si no sirven para el propósito principal, pues que al menos sirvan como objetos
sexuales.
—Grrr… Es usted un…
— ¡SUFICIENTE! —Gritó
furioso. —En vez de venirme a reclamar, le sugiero que piense mejor las cosas
antes de arruinar mi diversión.
—Bien, si es lo que
quiere, entonces le digo lo mismo. No intervenga en mis investigaciones.
—Creo que por esta
ocasión, estamos a mano. —Extendió su mano en señal de terminar con aquella
discusión.
—Ya veremos. —Contestó
sin estrecharle la mano y simplemente salió del lugar.
Tres
días después…
—Hola, ¿cómo estamos
esta mañana? —No obtuvo respuesta. —Sigues sin hablarme, por mi está bien, así
podré trabajar a gusto.
El hombre abrió su maletín y empezó a
sacar un bote de alcohol, algodón, un compresor, una jeringa y unos tubos de
vidrio. Todo lo que el hombre sacaba, la otra persona se limitaba en observar,
se movió de un lado a otro sobre la cama, todavía seguía atado a ella, y por
más que lo intentaba no lograba nada y lo único que hacía era lastimarse sus
muñecas y sus tobillos.
—Sí que eres
persistente, y yo pensaba en soltarte. Bueno, no importa, de todas maneras
obtendré la muestra de sangre que necesito.
—Si… Si coopero con usted,
¿me soltará?
—Tal parece que has
decidido en hablarme.
—Responda mi pregunta. —Se
alteró un poco, realmente deseaba que ese viejo lo soltara, ya no soportaba
estar atado tanto tiempo a la cama, le dolían las articulaciones de los brazos
y piernas, estaba verdaderamente incómodo y ya no quería que lo bañaran porque
cada vez que lo hacían, manoseaban todo su cuerpo.
—Por esta ocasión, te
responderé, pero si me vuelves a exigir no me quedará de otra que castigarte.
—Por favor, suélteme.
—Mucho mejor. —El
hombre se acercó a donde estaban sus manos y empezó a abrir las esposas, luego
se dirigió a sus tobillos e hizo lo mismo.
El joven trataba de sentarse en la cama,
se sentía todo adolorido y podía sentir como su sangre volvía a circular
nuevamente por todos sus brazos y piernas. El hombre al verlo un poco débil,
decidió en ofrecerle un vaso con agua.
—Ten, bebe un poco de
agua, te ayudará a calmarte.
—Gracias. —Cuando
intentó agarrar el vaso, su mano temblaba y se le hizo algo difícil en
sostenerlo.
—Tranquilo, te ayudaré.
—Le llevó el vaso hasta la boca para que pudiera beber un poco. —Listo ya está.
En lo que tu cuerpo se relaja, aprovecharé para leerte tu expediente. Y al
mismo tiempo me irás respondiendo algunas preguntas que te vaya haciendo, ¿estás
de acuerdo?
—Si.
—Bien, entonces
empecemos… Según este informe, aquí dice que tu nombre es Raúl Armando Moreira
Hernández, tienes la edad de 19 años, vienes de una familia de clase media, tus
abuelos paternos murieron entre la edad de 90 a 85 años, tus abuelos maternos
murieron entre la edad de 80 a 75 años, eres hijo único, tu madre falleció en
un accidente de auto cuando apenas tenías seis.
—Siete. —Corrigió el
joven.
—Está bien, a la edad
de siete, no has padecido de ninguna enfermedad crónica, no has estado
ingresado en hospitales, salvo en una ocasión cuando te fracturaste la pierna.
Siempre tuviste problemas de adaptación en la escuela, eras muy rebelde y
sufrías de bullying en la escuela.
— ¿Es necesario todo
esto? —Preguntó un poco molesto.
—Sí, ahora no me
interrumpas… Siempre te ha gustado hacer ejercicio, sobre todo correr, no
confías en nadie, tienes pocos amigos. —El hombre se detuvo por un momento, en
cuanto vio algo de puro interés para él. —Tu tipo de sangre es AB positivo, que
interesante, no tienes antecedentes de que hayas ingerido drogas, consumido
alcohol y no presentas ninguna enfermedad en tu sangre. Te fuiste de la casa
casi a los dieciséis años y desde entonces has vivido solo y con esfuerzos
lograste sacar el bachillerato… “Bien, vamos bien, hasta ahora”. —Eso último lo
había pensado para sí mismo. —Escúchame con cuidado con lo que te voy a decir,
no suelo llamar a mis pacientes por sus verdaderos nombres, son tantos que se
me olvidan, o no me interesa recordar sus patéticos nombres. Por esa razón es
que suelo llamarlos por el número correlativo al que fueron asignados. Es más
fácil y no hay necesidad de tener relaciones interpersonales y así evitar tener
un vínculo con esa persona. ¿Entiendes lo que te digo?
—Si.
—Dime una cosa, ¿por
qué te fuiste de la casa a los dieciséis años?
—Mi padre me encontró
besándome con mi pareja.
—No creo que por esa
razón te haya echado de la casa. Besar a tu novia no le veo lo…
El hombre no terminó de hablar ya que
fue interrumpido por el joven.
—Me besaba con mi novio
y mi padre es homofóbico. —Comentó con vergüenza.
La otra persona se quedó en shock al
escuchar lo que su experimento le decía.
—“Esto es todavía mucho
mejor, este chico es perfecto… Será un buen material para mi investigación”. —Pensaba
para sí mismo. —Entiendo, y desde entonces has estado viviendo solo con tu
novio.
—Después que mi padre
me echó de la casa, me fui a vivir con mi pareja, pero solamente duré con él,
dos años.
— ¿Qué pasó?
—Me engañó con otro
hombre, dijo que yo era muy niño para él.
— ¿Tu novio era mayor
que tú?
—Sí, me llevaba por 5
años.
—Entiendo, una última
pregunta… ¿Eres virgen?
—OIGA, Y A USTED QUE LE
IMPORTA, YA SE HA METIDO MUCHO EN MI VIDA. —Gritó muy enfadado, y debido a su
reacción recibió un fuerte golpe en la cara, tanto sus labios como su nariz
sangraban debido al impacto que había recibido.
—Que no se te olvide,
aquí quien manda soy yo y puedo hacerte las preguntas que quiera y tú lo único
que tienes que hacer es respondérmelas sin rechistar. —El hombre lo miraba muy
intimidante, haciendo que el joven le tuviera miedo. — ¿Te ha quedado claro?
— Snif, snif, snif, snif, snif… Si. —Respondió
con un gran nudo en su garganta.
—Te haré la pregunta de
nuevo… ¿Eres virgen?
— Snif, snif, snif, snif, snif… No. —Hacía lo
posible para no llorar.
—Ya veo, lograste tener
sexo con tu novio, no es así.
—No, el hombre con
quien me engañó mi novio fue el que me violó… Snif,
snif, snif, snif, snif… Snif, snif, snif, snif, snif… —Cuando terminó de
hablar, no pudo evitar llorar de nueva cuenta, dejando al otro boquiabierto por
lo que le había sucedido a ese joven.
—Hasta aquí llega mi
interrogatorio, ya no te haré más preguntas por ahora. Déjame revisarte el
golpe que te di. —Mientras lo revisaba, la otra persona no dejaba de llorar y
su cuerpo temblaba. —Tranquilo, trata de no moverte mucho, menos mal, tu nariz
no está rota, tardarás un par de días para que sane al igual que tus labios. Te
aplicaré este espray en los labios, te dolerá un poco pero evitará que sigas
sangrando. —El otro no dijo nada y solamente asintió con la cabeza.
Después de varios minutos, el joven se
había logrado tranquilizar un poco, el hombre le indicó que pusiera el brazo
extendido sobre una mesa que había en el lugar, y antes de inyectarlo le dijo
que cerrara el puño de su mano con fuerza, una vez que lo hizo el médico lo
inyectó para poderle sacar sangre. Posteriormente, comenzó a explicarle algunas
cosas como por ejemplo él porque estaba en ese lugar y para que necesitaba su
sangre, creyó conveniente que lo mejor sería que el supiera parte del proceso
de la investigación, de igual manera, tarde o temprano lo iba a saber.
—Empezaré a explicarte
algunos procesos que tendrás que pasar. Al principio tú mismo verás que no son
cosas de otro mundo, pero a medida que vayas avanzando… —Se quedó callado por
un momento, buscaba la forma correcta de cómo decírselo. —A medida que vayas
avanzando, el proceso será más difícil y doloroso a la vez.
El espécimen estaba callado y atento a
todo lo que ese sujeto estaba por decirle, pero algo le decía que nada bueno
iba a resultar de todo esto, algo en su interior le decía que su vida había
llegado hasta ahí, que no volvería a ser la misma.
—La sangre que te acabo
de sacar, me servirá para analizarla en mi laboratorio, le haré un pequeño
estudio para ver si eres o no compatible.
—Compatible, ¿para qué?
—Para la investigación
por supuesto.
— ¿En qué consiste?
—Mi proyecto, ayudará a
muchas personas, sobre todo a las mujeres. Así como la tecnología va avanzando,
también la ciencia va evolucionando a pasos agigantados, vivimos en un mundo en
donde el hombre nunca está conforme con lo que es, lo que tiene o lo que hace y
mientras más tiene, más quiere. Es decir, que si una persona nace varón, quiere
ser mujer, y viceversa. Al paso de los años, descubrí que los gays tienen mayor
resistencia. Tal es el caso de Lili Elbe. Tú te convertirás en una mujer.
— ¿QUÉ? —Gritó más que
exaltado. —Me niego a vestirme como mujer, el hecho de que me gusten los
hombres, no signifique que me quiera vestir como una mujer.
El hombre medio sonrió, no supo porque
la ignorancia de ese joven le había hecho tanta gracia.
—Los que se visten de
mujer, se les llama travestis y sobre lo que yo te estoy hablando se le llama
transgénero o transexual, es decir que el hombre cambia de sexo.
—No, no puede ser
cierto, dígame que eso no es cierto. —Estaba estupefacto, no podía creer lo que
ese hombre le explicaba y lo peor del caso es que se lo decía de una manera tan
natural.
—Lamentablemente, es
verdad, el destino te ha hecho una mala jugada.
— ¿Qué pasará conmigo? —Nuevas
lágrimas comenzaron a salir de sus hermosos ojos verdes.
—Tendré que hacerte
varios estudios, como te dije anteriormente, iremos paso a paso… Te prepararé
tanto física como psicológicamente para que vayas aceptando el proceso de tu
transformación. Luego comenzaré con hacerte un examen de resistencia y a
continuación veré que tanto dolor físico puedes aguantar. —En cuanto vio la
cara de terror que tenía su experimento, continúo hablando. —Tranquilo, no
pienso maltratarte, al menos que des motivos muy serios para hacerlo. Lo que
quiero decir respecto al dolor físico, es que te pondré un aparato alrededor de
tu cintura, este enviará pulsaciones eléctricas, te harán sentir un pequeño
dolor, el mismo dolor que sienten las mujeres antes de que les venga la regla,
estas contracciones irán creciendo cada día, se irán haciendo más fuertes y
dolorosas hasta que finalmente te venga el periodo por así decirlo. Cuando yo
crea conveniente que estás listo para la fase dos, conectaré el mismo aparato
para que el dolor te dure antes del periodo y cuando ya estés menstruando.
Pasarás por el mismo proceso que sufren todas las mujeres cuando menstrúan. Por
último, te conectaré a otro aparato en donde este te dará descargas eléctricas,
vas a tener contracciones y sentirás el dolor de un verdadero parto. Muchos
mueren al llegar a esta etapa, y otra cosa que debes de saber, vas a pasar por
muchas pruebas muy difíciles y dolorosas, cuando te mencioné a los
transgéneros, me refería a que te haré una cirugía, en el cual consiste en un
trasplante del órgano reproductor de la mujer. A partir de ese momento, tendrás
cuidados muy especiales, te estaré examinando todos los días, será el mismo
proceso como cuando una persona recibe un trasplante de riñón, te suministraré
medicamentos que serán necesarios para que tu cuerpo no rechace el órgano
femenino, tendrás que seguir mis indicaciones al pie de la letra, los primeros
meses te iré cambiando las dosis de los medicamentos, yo te avisaré cuando te
haga dicho cambios.
Si todo sale bien y logras soportar todo
el tratamiento, traerás al mundo un hijo. Si esa criatura nace como mujer, no
tendrá mayor problema, pero… Por sus venas, correrá el nacimiento de su
procedencia y al quedar embarazada puede traer otro hijo al mundo. Si esta
criatura, nace varón, habrá que definirlo si es realmente un hombre o si es un
doncello. —El médico miró como el joven lloraba y a la vez se dio cuenta que no
le entendía casi nada de lo que le estaba diciendo. —Te lo explicaré un poco
más sencillo para que me entiendas. En el tiempo de antes, a las mujeres se les
llamaba doncellas a las que eran princesas, hermosas, vírgenes y jóvenes. En
este caso, el niño que nazca como doncello, tendrá ciertas características que
lo diferenciarán del hombre común al que conocemos. Y estas características
serán muy notorias, se reflejaran en su cuerpo, sus rasgos físicos, su cuerpo
será parecido al de una mujer, su piel será más suave como el de una mujer y el
doncello nacerá fértil, es decir que podrá traer hijos al mundo. Hoy en día, la
mujer se queja todo el tiempo del por qué solamente ellas paren y no los
hombres, se quejan de que los hombres no las comprenden, aparte de lidiar con
los quehaceres de la casa, también se tienen que hacer cargos de sus hijos. Y
el hombre en vez de ayudar, le exige a la mujer que tenga más hijos. Con mi
investigación, todo eso cambiará, ahora, tanto la mujer como el hombre podrán
engendrar hijos, las parejas se deberán de turnar si quieren tener más hijos.
Una vez la mujer, una vez el hombre, para que el también experimente todo el
dolor y sufrimiento por lo que tiene que pasar la mujer y llegar a comprenderla
un poco más, en vez de exigirle que tenga más hijos, le ayude a criarlos y a estar
con ella en todo momento. Es por esa razón, que mi investigación la llamé con
el nombre de: Doncellos.
De repente se había escuchado un ruido
muy fuerte, en cuanto el hombre volteó a ver, miró que su experimento se había
desmayado y el ruido provocado fue cuando cayó al suelo.
Continuará…
N/A:
Espero que les haya gustado la continuación de esta historia, muchas gracias
por leerme.
Atte.:
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